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La frutera de mi barrio tiene un culo potente

La frutera de mi barrio tiene un culo potente 2

Hola a todos, mi nombre es Luis, tengo 33 años y soy el típico vividor-follador a quién no le amarga un dulce y si son dos mejor, jeje.

La vida son dos días…

Trabajo en un polígono de mi ciudad desde hace años y vivo sólo en mi piso desde que me independicé hace ya tres años y pico.

Soy un chico bastante metódico y de costumbres sencillas y rutinarias.

Cuando acabo mi horario laboral suelo ir al gimnasio que tengo cerca de mi casa y allí suelo permanecer aproximadamente un par de horas, después me dirijo a casa directamente si no tengo que comprar nada.

Soy una persona extrovertida, afable y me suelo llevar bien con todos.

En mi barrio por otra parte, al ser céntrico es el típico lugar donde todos nos conocemos, saludamos y tenemos buen rollo en general.

Desde siempre he sido partidario del pequeño comercio, lo he defendido a muerte frente a las grandes superficies donde sólo voy para cosas puntuales.

En mi barrio hay todo tipo de tiendas, desde carnicería, estanco, licorería, bares, panaderías, etc, etc, y por supuesto una frutería que es donde me ocurrió el acontecimiento que os voy a contar ahora.

Resulta que hay una frutería en mi calle que lleva más de 30 años de existencia, es decir el típico negocio que pasa de padres a hijos, y actualmente lo regenta una de las hijas del fundador.

Ella se llama Clara y tiene 50 años aproximadamente, es una mujer simpática, extrovertida, amiga de sus amigos y muy coqueta.

Le gusta ir normalmente con ropa muy provocativa y sexy, aparte de ir lanzando piropos a diestro y siniestro, no se corta un pelo.

Mujeres insatisfechas

Su marido se llama Jesús y es diez años mayor que ella según dicen los vecinos y es el típico hombre de campo que no le presta la atención que se merece su mujer, casi siempre está en el campo trabajando o en tareas de la tienda pero no se le ve muy acaramelado con Clara.

A decir verdad Clara por las cosas que suele decir y leyendo entre líneas, debe ser la típica mujer insatisfecha con su marido en todos los terrenos y que sigue con él por la edad y por comodidad.

Desde que me independicé hace tres años he ido a esa frutería, no sólo por la calidad de sus productos y el trato de sus dueños, si no también porque esa mujer me ha atraído desde que la conocí, ya que es una mujerona en todos los sentidos, con un soberbio culo, unas tetazas que parecen que van a explotar y una cara que es muy fina y cuidada.

Desde hace unos meses no se si es por el calor del verano o porque realmente está necesitada de sexo, Clara no para de sonreírme cada vez que me ve y de tirarme indirectas de todo tipo, a lo que yo respondo sin más con cierta ironía y esperando algo a cambio.

Pues resulta que un día que estaba Clara a punto de cerrar la frutería, casualmente pasaba por allí que venía del gym dirección a mi casa y al verme salió deprisa de la tienda y me pidió por favor si podía ayudarla a apilar unas cajas que pesaban mucho y al no estar su marido ella no podía.

Por supuesto le dije y pasamos dentro de la frutería, Clara enseguida cerró la persiana hasta casi abajo del todo y me llevó al almacén. Una vez allí se quitó la bata blanca de trabajo y se quedó sólo con una falda fina ajustada y una camiseta blanca estrecha que le marcaban todas las tetas.

Yo ya estaba poniéndome caliente pero aún quedaba lo mejor por venir.

Me comentó que había que subir unas cajas pesadas en una estantería que estaba en alto y así lo hice me subí a una pequeña escalera y poco a poco las iba subiendo a donde me indicó.

Conforme iba colocando las cajas, ella no paraba de mirarme el culo y el paquete que ya estaba bastante grande.

¡Qué fuerte estás Luis!

¡El gimnasio Clara!

Entre risas y cajas hicimos algunas tareas más y en una de esas tareas me dijo que iba a colocar unas bolsas de material encima de un mueble y quería que me pusiera detrás de ella y aguantara también por si se le caían al suelo.

Comenzó a colocar las bolsas y yo detrás de ella me estiraba al mismo tiempo para hacer más fuerza con ella, con tanto subir y bajar porque eran bastantes bolsas, no parábamos de rozarnos su culo y mi polla que cada vez estaba más gorda y aparte sus tetas no paraban de bailar al son del movimiento, parecían que iban a salirse de la camiseta.

Ella disfrutaba con tanto friegue y notaba mi polla como se restregaba en su culo potente.

En un traspié que tuvo se resbaló y calló hacia atrás con la suerte que estaba yo detrás de ella y la pude coger al vuelo.

En ese momento que la agarré noté muy cerca todos sus pechos y ese culazo que me estaba volviendo loco y se me fue la cabeza…

Rodeé con mis brazos a Clara y con mis manos agarré sus enormes pechos mientras la besé en un impulsó juvenil.

Sexo fugaz…

Ella ni se inmutó parecía esperarlo y agradeció mi besó dándome toda su lengua y acercando aún más si cabe su culo a mi pantalón.

Le levanté ligeramente su camiseta y sobé sus tetas por debajo del sujetador, notando sus prominentes pezones mientras mordisqueaba su cuello.

Tenía sometida a Clara como una yegüa salvaje, ya era mía…

Como tenía muchas ganas de follar y ella también, la apoyé contra una mesa que había en el almacén y le levanté la falda para bajarle las bragas y meterle mis dedos en su coño mojado hasta que me suplicó que la penetrara.

Se la metí de golpe sin miramientos en aquel culazo que me volvía loco del todo, le daba palmadas en su trasero y ella me pedía más, agarraba sus tetas con mis manos mientras la embestía, gritábamos, jadeábamos, sudábamos y en definitiva, disfrutábamos el momento como si se fuera a acabar la vida.

Después de 20 minutos aproximadamente de follarla en aquella postura porque no quería cambiar de posición, conseguí que se corriera un par de veces y yo al segundo orgasmo de oírla no aguanté más y le di la vuelta para correrme en aquellos melones que tantos años había deseado, por fin eran míos…

Nos vestimos y salí deprisa hacia mi casa para evitar que nos pillara alguien y evitar comentarios de los vecinos.

By: Luis 😁

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