La esposa de Santiago

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Como describirme, por cierto no soy un tipo pintón, ni el gran galán, pero me las arreglo bastante bien con lo que son mi perdición, las mujeres

Tuve muchas, y dos veces intenté formar una familia, pero en las dos ocasiones fallé y solo me dejaron por cansancio, se hastiaron de que una y otra vez fuera infiel y de mis falsas promesas por un nunca más
Me encontré promediando la tercera década en soledad, no me interesaba volver a intentarlo, prefería seguir con mi deporte favorito, seducir inocentes palomitas y amarlas por una noche

En esos días cambiaría mi situación laboral, yo era muy bueno con las manos y hacía algún tiempo que trabajaba en el taller de don Mario, una empresita familiar que en los mejores días había tenido diez empleados, la paga era buena pero hasta ahí nomás

Siempre mandaba solicitudes de empleo a todos sitios posibles, que superaran las expectativas del tallercito de don Mario, hasta que tendría mi oportunidad, una multinacional reconocida en todo el globo, de productos masivos, de alguna manera, eran las grandes ligas

Me despedí del viejo y mis compañeros, recuerdo que me hicieron una asado de despedida y me jugaron muchas bromas sobre lo mujeriego que era, y me dijeron que me portara bien, porque pronto estaría golpeando nuevamente la puerta del taller

Descubriría un nuevo mundo, de cinco compañeros que tenía ahora pasaba a tener quinientos, tenía transporte pago, juegos de prendas de trabajo, refrigerios incluidos, una buen obra social, capacitación permanente, un buen lugar de trabajo, excelente paga y posibilidad de muchas horas extras

La empresa en sí era enorme, en medio de un predio industrial, trabajaba en cuatro turnos rotativos y a demanda completa, incluidos sábados y domingos

Fiel a mis antecedentes del tallercito de don Mario, ingresaría el área de mantenimiento, en guardias que podían ser aburridas cuando todo andaba bien, y tediosa cuando se paraban varias líneas y todos se volvían locos, es que las máquinas, las malditas máquinas parecen complotarse para romperse todas ala mismo tiempo

Y me crucé con muchos compañeros, y lo mejor, muchas compañeras…

Santiago era mi superior inmediato, uno de los tantos supervisores, que a su vez reportaba a un grupo que se llamaba jefatura, y ellos a su vez a gerencia directa. Santiago no era mi único jefe, porque rotábamos en turnos diferentes, adrede, para evitar complicidades por acostumbramientos entre distintas líneas de empleo y además, para no fomentar una despiadada competencia entre turnos

El era un tipo que era amable cuando todo andaba bien, pero de perder los estribos con facilidad cuando las cosas andaban mal

Lo llamaban ‘el pelado’, obviamente porque se rapaba por completo la cabellera y dejaba crecer una barba entre rojiza y castaña, tipo de gimnasio en sus tiempos libres, se antojaba un tipo marcado y de buenos músculos, calculo pesaba unos cien kilos de pura fibra a pesar de ser de estatura media

Santiago era casado, y justamente su esposa, era empleada, una de las mujeres de línea, Carolina, o simplemente Caro. Siempre trabajaban en distintos turnos para que la relación de pareja no interfiriera en la relación laboral, además, tenían un pequeño de cinco años que cuidaban en forma alterna según disponibilidad horaria de cada uno. Caro era una mujer demasiado llamativa, de grandes pechos, de cola respingona y cintura escueta, más alta que la mayoría, incluso era más alta que él, de rostro bonito y unos cabellos que se antojaban demasiados seductores. Caro era de esas mujeres que un escote, o un jean ajustado le quedaba insinuante, mejor que a cualquiera, incluso con su uniforme de trabajo, donde todas se veían iguales, ella, resaltaba

Pero además Caro tenía actitud, iba al frente y no arrugaba ante los hombres, las palabras provocación, insinuación parecían tatuadas en su piel, y obviamente fue la primera mujer que se posó en mi mente

En mi primera semana se trabajo me enteraría por los rumores de pasillo de una historia que era por todos sabida, tiempo atrás Santiago era solo un empleado raso como yo, pero ya postulaba para una vacante de supervisión que se aproximaba, y en esos días Carolina ingresaba al equipo

Resultaría que Carolina, en esos días no dejaría títere con cabeza, había cogido con al menos seis compañeros de trabajo, amantes casuales que parecían pasársela de brazos en brazos, la putita del turno, como la llamaban los varones, quienes contaban cada uno su aventura, y claro, el pela, era uno de los tantos

Todo se sabía en forma un poco clandestina, porque no hubiera sido bueno que un ese puterío llegara a los niveles superiores de planta, porque de inmediato hubieran hecho limpieza

Dicen que en el justo momento en que Santiago iba a ser promovido, un inoportuno embarazo de Carolina llegó como una bomba que haría estallar todo por los aires, aparentemente ella estaba dispuesta a armar tremendo lío, porque claro, todos se la habían cogido pero ahora, todos miraban para otro lado

También dicen, que Santiago le puso el pecho y aceptó su paternidad, pero en verdad hoy nadie cree que el hijo que crían en verdad sea su hijo, y que fue como un pacto secreto entre ellos, el tendría ese puesto que añoraba, ella tendría un padre para el pequeño y ambos conservarían el empleo y que aunque nadie daba dos pesos por esa relación arreglada, lo cierto es que la llevaban cinco años de convivencia, donde parte del pacto era que ella, se mostrara como una mujer seria

A todo esto, mi interés en toda esa historia? solamente saber que Caro era el tipo de mujer que me volaba la cabeza, la que quería conquistar, la que llevaría a la cama

Y aproveché cada oportunidad que tuve para hacerlo, era la esposa de mi jefe y eso era un plus adicional, cogerme a la mujer del hombre que me daba órdenes

Cada vez que tenía que ir a reparar la máquina en la que ella estaba, solo le hablaba, la envolvía con palabras, era bueno para eso y ella respondía en consecuencia, recuerdo la vez que tuve que echarme bajo la máquina, y desde ahí pasé la mano por una de sus pantorrillas, subí hasta la rodilla e intenté ir más lejos, ella solo dejó la flojedad justa para permitirme avanzar en forma discreta y jamás tuve un freno a mis locuras

Una vez la crucé en el sitio destinado a fumadores, yo no fumo, pero ella si, y la venía siguiendo con la vista, calculando sus movimientos, y mientras daba una pitada me dijo,

Fabio, la semana que viene nos toca turno tarde, cierto? a Santiago de mañana, y Nacho (su hijo) está en el colegio de mañana, no se, estaré sola en casa, si quieres…

Y así sería, en unos días me cogería a esa terrible mujer, me la chuparía, me comería sus tetas, su concha, me lamería la pija hasta hastiarse, se la daría por todos los agujeros y me enseñaría a Peter y a Michael, dos enormes vibradores con los cuales hacía maravillas, consoladores con nombres, Dios…
Es fin, hasta acá es una historia común y corriente, de cuernos, de engaños, de secretos, nada que llame la atención, pero algo cambiaría en breve, algo que no estaba en mis planes…

Cuando el turno de Santiago coincidió con el mío, me llamó a la oficina, no sabía que pensar, era habitual por temas de trabajo, pero esta vez había algo mas que seguramente él no sabia
Entré, lo saludé y me percaté que estaba con Marcos y Elías, dos chicos del sector viendo unos planos, por lo que asumí que por ahí venía el tema, pero cuando el me vio dijo

Chicos, me dejan a solas con Fabio por favor, tengo que hablar algo personal, y cierren la puerta al salir, gracias

Ahora sabía que él sabía, pero no me incomodaba, no era la primera vez que como corneador me enfrentaba a mi cornudo, solo que era la primera vez que el tipo era mi jefe

Sentate Fabio por favor – dijo amablemente –

Está bien, Santiago, así está bien… – respondí –

Insisto, sentate Fabio – repitió y ya no sonó a invitación sino a orden –

Le hice caso, pero no por el tema de los cuernos, sino por el tema del empleo

Se puso de lado, mirando fijamente por el ventanal que daba al piso de planta y monologó

Mira, te voy a pedir que no me interrumpas y me evites la doble humillación de negar lo que vas a escuchas porque no hace fata que lo niegues
Se que te cogiste a mi mujer, sos un desgraciado…

Yo solo apretaba los apoya brazos de la silla para descargar tensiones, pero él ya lo sabía

…  y no eres el primero, y seguro no serás el último, ella es una potra indomable, no le basta un solo jinete, ya lo habrás notado, eso nunca cambiará
Y admiro tus agallas, cogerte a la mujer de tu jefe, así como así, y estar acá sentado como si nada pasara, como si fuera lo más natural del mundo, soy un típico pacífico, pero y si fuera un loco? podría tener un arma acá, ahora mismo

Una gota de fría transpiración rodó por mi mente, creo que él notó mi estado y dijo

Tranquilo, tranquilo, nunca me respetó y es parte del juego que alguna vez acepté jugar, solo por tener este puesto, y en el fondo, seguro ella algo vio en vos, porque se ha acostado como muchos, pero no se acuesta con cualquiera

Yo seguía sin responder asumiendo que el silencio era mi mejor respuesta

Te preguntarás como lo se, es fácil, porque la conozco, porque también conozco al personal que tengo a cargo y porque ella me lo dijo, y mira, todo bien, puedes relajarte, y es más…

Hizo una pausa y largó

El sábado, te esperamos a cenar en casa, ya se que estás en turno tarde, pero mira – dijo dejando un escrito sobre el escritorio – ya tienes un permiso concedido, acá esta mi firma, así que no tendrás problemas

Cual es la trampa? – pregunté receloso de tanta amabilidad –

Trampa? no hay trampa, en verdad le gustaste a Caro, le gustó como la cogiste y yo solo quisiera ver eso…

Ahí terminaría la conversación, dejando varias puertas abiertas a mi imaginación, porque no alcanzaba a creer que todo lo que yo pensaba era realmente lo que el me había querido decir, porque sonaba encantador, pero al vez fuera una trampa, un esposo cornudo y molesto, intentando poner a cara a cara a la esposa infiel con el tipo que le había puesto esos cuernos, muchas historias se sabían con finales dramáticos, y ciertamente no me caían en gracia
Sería la misma Caro la que arrojaría un manto de claridad sobre toda la historia, la cruzaría en la empresa y discretamente tocaría el tema, donde ella misma, con rostro de puta me dejaría saber que estaba invitado a un futuro trío que se estaba armando

Ese sábado acudí a la cita, en mi mente estaba mi jefe y su bella esposa, una cena entre tres, pero claro, olvidaría que ellos eran familia, y el pequeño Nacho, de cinco añitos, compartiría esa velada con papá, mamá, y el ‘tío Fabio’
Y no sería una cena tranquila como había imaginado, el pequeño Nacho era un terremoto, y realmente era centro de atención, caprichoso y gritón
Caro parecía una madre desesperada y lejos estaba de ponerse en la piel de una mujer sexi, como esa que había conocido días atrás en la cama, y Santiago, parecía disfrutar todo ese caos, con una sonrisa en los labios, disfrutando bocado a bocado la cena entre copa y copa de vino
Pasó el tiempo, y ya a la hora del postre y de la sobremesa, el pequeño empezó con esos cuadros típicos de los chicos en que el sueño comienza a vencerlos pero no quieren dormirse
Santiago, lo levantó en brazos, dijo

Un beso a mamá y un beso al tío Fabio, nos vamos a dormir

Mi jefe se encargó del pequeño que ya parecía desfallecer entre sus brazos por el sueño acumulado, lo llevó al baño y luego lo vi perderse en el pasillo que lo llevaba al cuarto, por lo que Caro y yo nos quedaríamos a solas
Me sentí un esposo de reserva por unos minutos, ella estaba en la cocina, refregando los restos de la cena, así que le acerqué las cosas que estaban sobre la mesa, tomé un repasador y solo empecé a secar lo que ella dejaba de lado
La miraba con ganas, de eso se trataba cierto? ella lucía un jean un tanto degastado, que le dibujaba su lindo culo en forma de pera, que se movía naturalmente en forma muy llamativa, también miraba el contorno de sus pechos que se marcaban bajo la remera amarilla que tenía

Cómo sigue esto? – pregunté, necesitaba saber si lo que mi cabecita me decía era lo correcto –

Ahora vamos a la cama, tranquilo, no desesperas – respondió ella como si fuera lo más natural de mundo

Pasé por el baño y luego fui directamente al dormitorio, ya lo conocía, ella hizo lo propio y vino directamente al cuarto, dejando los cortinados abiertos por donde ingresaba la luz de luna, dejando además una pequeña luz encendida para escapar de la oscuridad absoluta
Se quitó la remera, el sostén, luego el jean que parecía atorarse en sus caderas, para dejar para último momento una tanga negra que se perdía en su intimidad, se quedó desnuda y al ver mi pasividad reclamó en consecuencia
Me quité la remera mientras ella fue directamente sobre mi pantalón, no perdería tiempo para empezarme a chupar la pija muy rico, para luego ponerse invertida sobre mi, para que le devolviera con mis labios el juego sobre su sexo

En posición inferior me llené las manos con sus nalgas, besándole la conchita, notando que tenía escondido un plug anal que no había advertido anteriormente

Hija de puta! y esto? – pregunté excitado ante la sorpresa

Te gusta? me lo puse para vos…

Jugué con mi regalo, moviéndolo da lado a lado, notando que si tiraba para sacarlo, su esfínter empezaba a dilatarse y parecía estar naturalmente incrustado en su trasero, su concha chorreaba jugos y me enloquecía con la chupada que me estaba pegando
Rodamos de lado, y en ese momento me percaté que Santiago, mi jefe, su marido, estaba desnudo a un lado, masturbándose con lo que veía, no lo había sentido llegar, en medio del fragor del sexo y del silencio de la noche
Inconscientemente tomé el control, me arrodillé sobre la cama y se la metí una y otra vez en la boca a Caro mientras le dije a él

Te gusta ver que rico me la chupa la puta de tu mujer?

Luego se la saqué y se la empecé a refregar por las tetas, por sus ricos pezones, como dominando el juego, porque lo miraba a él mientras jugaba con ella, y sería el momento que Santiago vendría a unirse con nosotros, para hacer que ella ahora de la chupe a él

Solo bajé un poco, y empecé a cogerla muy rico, Caro parecía perdida en gemidos de placer, en cada embate, con sus piernas abiertas, tratando de seguir mamando, como jugando a dos puntas, acariciando su clítoris muy rico
Santiago le dijo entonces que era una perra, y en medio de la calentura pareció arrebatármela, la puso en cuatro y fue su turno de cogerla, ella bramaba y yo intenté sin éxito que me la volviera a chupar, estaba demasiado concentrada en la cogida que le pegaba su esposo

Ellos cambiaron, Caro fue a montarlo a Santiago, moviendo sus caderas, muy rico, con el juguete enterrado en su culo y me quedé con la impresión que había quedado como observador, fuera del juego, con mi pija dura y caliente, observando como ellos cogían

Tomé la decisión, me acomodé entre las piernas de ambos, por detrás, apunté mi verga y empecé a forzar su conchita, ella empezó a bramar porque ya tenía la de su esposo, y por el culo el plug, por lo que se fue adaptando para tener amabas dentro, conseguí entrar, todo se sentía muy apretadito ahí dentro, muy rico, tome el control del juego, él por debajo no podía moverse mucho, pero se sentía muy rico, mi verga rozaba directamente sobre la de mi jefe y estaba contenida por la rica conchita de Caro

Me moví lentamente y me sentí venir, se la empecé a llenar de semen y esos movimientos se hicieron muy calientes, mi leche llenó todos los espacios vacíos y empezó a chorrear hacia a afuera, sobre la pija y las bolas de Santiago que permanecía inmóvil, seguí un poco más y volví a retirarme, para observar a mi jefe y a su esposa cogiendo en medio de un mar de jugos que yo les había regalado

La historia tiene un final abierto, porque después de esa noche, las cosas seguirían adelante como si nada ocurriera, es raro, Santiago sigue siendo mi jefe, compartimos muchas horas de trabajo, lo mismo con Caro, sigo revisando las máquinas que ella descompone, y sigo tocándole las piernas cada vez que puedo.

Mantenemos un status quo y convivimos con la situación, es raro juntarnos cada tanto a coger, a hacer locuras, a inventar tríos, no se, siento que tarde o temprano todo volará por los aires, pero mientras eso no suceda, solo disfruto el momento

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