Hola me llamo María, les voy a contar sobre mi primera cogida

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Hola me llamo María, les voy a contar sobre mi primera cogida.

Soy de estatura media, unos senos grandes que hacen juego con mis a anchas caderas y mi bien redondito culo, de piel morena ojos cafés y labios carnosos.

Cuando fue mi primera vez tenía 18. Yo no pensaba mucho en sexo, simplemente me gustaba fajarme con mi novio. Y aveces con uno que otro “amigo”. El es 2 años mayor que yo, y siempre que teníamos la oportunidad de estar solos le encantaba tocarme los senos mientras besaba mi cuello o detrás de mi oído, he de decir que me excitaba que hiciera eso, me daba la vuelta y lo dejaba restregarme su pene contra mi culo, eso si que lo calentaba. En una de esas me propuso tener relaciones, que siempre lo dejaba con las ganas, pero no era algo que quisiera aún, de todas formas no dejaba de insistir.

Tiempo después, sin olvidar el tema me invito a una tocada en casa de un amigo suyo, sin pensarlo acepte, me cambie de ropa poniéndome una blusa de tirantes muy delgada que dejaba ver la forma de mis senos y una faldita negra que me llegaba a la mitad del muslo; cuando salí, inmediatamente nos dirigimos al lugar, era algo lejos de mi casa y ciertamente desconocía el rumbo, pero confié en el y entramos. La música era muy buena, me puse a brincar como loca, y el solo se quedaba sentado mirándome, como desvistiendo me con la mirada, así que me fui acercando a el dirigiendo sus manos a mi cintura para que bailara conmigo, no puso resistencia y comenzamos a bailar muy lento, eso junto con los besos que nos dábamos nos pusieron muy cachondos, por lo que comencé a sentir como un bulto crecía en su pantalón, por lo que ya en el ambiente le restregaba el culo más de lo habitual, así que me dijo con una voz entre cortada – ven conmigo- sin decir nada lo seguí entre la gente. En el fondo sabía a lo que iría.

Subimos por las escaleras hasta llegar a uno de los cuartos de la casa. Al cerrar la puerta comenzó a besarme y sus manos bajaban hasta mi culo y poco a poco comenzaron a internarse en mi rajita, estaba húmeda, la podía sentir encima de las pantaletas que traía. De a poco me quito la blusa, y bajando dándome besos por todo el abdomen comenzó a quitarme la falda, hasta llegar al piso.

Me dirigió hasta la cama donde me recostaos de espaldas sin parar de besarme, yo estaba cada vez más caliente, por lo que me gire quedando encima de el. Su cara de sorpresa cambiaba poco a poco por una de placer. Comencé besándolo en la boca, nuestras lenguas estaban a mil, baje a su cuello mientras lo tomaba de los hombros, así hasta bajar a su pecho, desabroche su camisa, se levantó un poco para podérsela safar, y regreso a estar recostado. Me di a la tarea de besarlo todo, mordisqueando sus pezones, sólo escuchaba sus gemidos. Ya estaba muy muy exitada.

Baje mi mano para tocar su pene por encima del pantalón, con su voz burlona me decía, bien que quieres, que esperas. Comencé a desabrochar su pantalón, baje el cierre y lo fui jalando hasta que quedase en el piso. Mi vista no se apartaba de su entrepierna, se veía bien rica, ya no podía resistirme más.

Le saque lo último que le quedaba de ropa, apoyo sus manos en la cama y se sentó lo más a la orilla que podía. Su pene ya estaba erecto, por lo que me decía, andale yo se que quieres una probadita. Apoye una mano en la base de su falo y empece a darle unos lengüetazos a la punta, a besarlo, mmm, realmente me gustaba. Con la otra mano comencé a agarrarle los testículos, sólo gemía y me decía, anda sigue no pares.

Tomo mi cabeza y comenzó a hundir su pene en mi boca, al principio pensé que me iba a ahogar, pero de apoco me acostumbre a su falo. El marcaba el ritmo mientras yo le propinaba aquella mamada.

Cuando comencé a sentir su verga cada vez más grande y dura me la saco de la boca, me levanto y me recostó en la cama. Con sus dientes me quito la pantaleta, y arrancándome el brasier, comenzó a besar mis senos, pellizcaba y mordía mis pezones, pasaba su lengua por en medio de mis pechos hasta llegar al ombligo, de ahí tomo mis caderas y bajo su cara hasta llegar a mis vellitos, paro derrepente y me miraba finamente y sonriendo bajo hasta la vulva, sentía su lengua pasando por los labios, me besaba la parte interna del muslo, yo solo gemía y sentía como el cuerpo entero se me erizaba, como unos espasmos.

Con uno de sus dedos comenzó a masajear el clítoris, sentía que mi corazón iba a estallar, lo tomaba de su cabello y se lo jalaba, cuando alcanzaba sus hombros solo podía rasguñarlos, enterrar mis uñas, nunca creí el placer que me podía dar, y lo estaba recibiendo todo en esa cama.

Subió de apoco y comenzó a besarme de nuevo, me pidió que lamiera uno de sus dedos, muy obediente lo hice y lo recorrió por todo mi cuerpo hasta llegar a la vagina donde lo introdujo de a poco y sin dejar de tocar uno de mis pechos comencé a sentirme aún más caliente, así estuvo un bien rato hasta que lo saco y lo chupe todo, puso en mi boca un dedo más y repitió esa operación, sólo que ahora los introdujo de un solo golpe, dolió un poco al principio, y empezó con un mete saca, comenzaba a mover mis caderas en círculos.

Saco sus dedos y se puso totalmente encima de mi, con sus manos sujeto mis muñecas hasta extenderlas a los costados, las soltó y tomo mis piernas acomodando las en forma de que estuvieran bien abiertas. Me susurro al oído, te va a doler pero créeme te va gustar, no era eso lo que querías, ahora si ya eres mía. Sus palabras me editaron que sólo le decía anda has me tuya, vamos métemelo todo.

Paso la punta de su pene por toda mi vulva,sentía aquel trozo de carne caliente pasar y quedarse en la entrada de la vagina, fue metiendo se de apoco hasta qué sintió mi himen, en ese momento la metió toda de una vez, gemía de dolor, se quedo ahí y comenzó a presionar más de forma que llegara hasta el fondo.

Ese dolor se convirtió en placer, sacaba su pito y lo volvía a meter eran unas estocadas tremendas las que me daba, sólo pedía que nunca terminara.

Tomo uno de mis pies y lo recargo es su abdomen, las penetraciones las sentía más profundas cada vez, estaba caliente, me pellizcaba los pezones, lo besaba, tomaba su culo y lo jalaba hacia mi.

Cuando ya sentía que el alma se me iba comenzó a sentir un líquido caliente que salía de entré mis piernas, eran mis propios jugos que salían de mi excitación. Al poco rato sentí unos chorros dentro de mi, que rico se sentía que eyaculara en mi.

Saco su miembro ya flácido y comenzó a salir todo su semen, que com mi mano extendía por toda la vulva, saca aún poco y lo pasaba por mis senos, por mi boca, nunca podría olvidar esa noche.

Los dos nos tiramos un rato a descansar y al ver la hora, 12:15 era muy tarde, me iban a matar en mi casa, nos apuramos a vestir y tomamos un taxi. Mis piernas me temblaban aún, y estaba segura que mi vagina me dolería unos días después de aquella desvirgada que me había puesto.

Al llegar nos despedimos con un beso muy discreto, para que nadie nos viera, y prometimos repetirlo… Pero eso se los contare en otra ocasión…

                                

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