Soy casada tengo 44 años y 11 de casada, mi marido es 6 años mayor que yo., el es ingeniero y por su trabajo viaja mucho, yo me dedico a mi hogar. Mi marido tiene un buen empleo y la verdad siempre hemos tenido una vida holgada sin preocupaciones económicas, vivimos en un suburbio de clase alta. Pues bien un día acompañando a mi marido al aeropuerto y una vez que tomó su vuelo, me disponía a regresar a casa y mi camioneta se descompuso, resulta que se había descargado la batería y no podía arrancar, por lo que me quede varada en el estacionamiento del aeropuerto, de repente un joven taxista al darse cuenta se detuvo para ayudarme, era bien parecido cálculo unos 25 o 26 años, para ese entonces ya estaba entrada en mis 35,se dispuso a revisar la camioneta y logró que arrancara, me pregunto mi nombre y le dije soy Laura y tu? Alberto me dijo, pues mucho gusto me has salvado el día, como te lo puedo agradecer le pregunte, y el sin pena me dijo, dándome tu teléfono jaja, la verdad es que era muy atractivo y se lo di, apenas llegue a mi casa y me mando un mensaje con una flor, me sentí halagada pero a la vez muy atraída, eran cerca de las 10 de la noche y seguíamos platicando por whatsap, se desvivía en halagos hacía mi, y pues he de confesar que me mantengo en forma, pues hago aerobics todos los días, en fin sin darnos cuenta eran las dos de la mañana seguíamos platicando, le dije que era casada, pero no le importaba, me dijo que estaba dispuesto a todo con tal de que le permitiera mostrar su deseo por mi, con la platica mis bragas estaban humedecidas, estaba realmente caliente como nunca, le empecé hablar dulcemente para excitarlo, haciendo mención de lo atractivo que era con un tono de voz más sensual, le pregunté que por que se había fijado en mi, y el sin pena me contesto que por mis caderas bien formadas y el tamaño e mis tetas, yo ya estaba completamente mojada, y le dije:”Me encanta que me lo digas Alberto”, y el sin ningún pudor me mandó una foto de su vergota, era enorme y cabezona, sin más le dije que viniera a mi casa, como era de madrugada no tardó ni 20 minutos en llegar, antes de eso me puse tacones altos y un sostén transparente, al abrir la puerta llevaba una bata, pero una vez que entró, deje caer la bata y mi culo quedo al aire, con los tacones estaban mis nalgas bien paradas, él sin perder tiempo se quitó los pantalones y sacó esa verga gruesa y grande, yo de inmediato me arrodille frente a él y comencé a mamar como puta en celo, era enorme me llenaba la boca hasta el fondo, podía sentir como su cabezón golpeaba mi garganta, el extasiado, con los ojos en blanco disfrutaba cada mamada que le daba a esa hermosa verga, lo tomé de la mano y lo llevé hasta mi cuarto, dispuesta a romper mis votos matrimoniales con aquel chico, me abrí de piernas para él, le puse un condón y comenzamos la jodienda, sentí hasta el fondo aquella vergota, me embestía una y otra vez como un toro en celo, podía escuchar y sentir como sus huevotes cacheteaban mis nalgas, entrelace mis piernas a su cintura, mientras mamaba mis tetas, y seguía empujando sus 20 cms hasta el fondo de mi panocha, era delicioso sentirlo, tenía el rostro colorado por la excitación, de pronto cambiamos de posición, me puso en cuatro patas sobre la orilla de la cama, me tomó por la cintura y comenzó a bombearme la panocha con ganas, aquella verga entraba y salía con desesperación, yo esta feliz por la metida de verga que Alberto me estaba dando, sentía sus bolas golpear mis nalgas, de pronto me anuncio su venida, estábamos frente a un espejo, y con un brazo me sujeto fuerte por la cintura, y con el otro se sacó el condón, yo trate de zafarme pero ya me la había metido de nuevo, solamente vi su cara de excitación aventando su leche hasta el fondo de mi panocha, fue una venida enorme, tanto así que me llenó la panocha y se escurrió bastante por mi entrepierna, cayendo varias gotas al suelo, que como perra en celo me dispuse a lamer del mismo suelo, el estaba feliz, me dijo que nunca se había cogido a una casada y millonaria, y yo le dije que nunca me había cogido un taxista, pero que me había encantado, así me dispuse a mamárselo de nuevo, en segundos su verga ya estaba dura como roca, esta vez me incline en el lavabo del baño, mis tacones me pusieron a la altura perfecta para que Alberto me la metiera, así se acerco y deslizo toda su macana en mi panocha, comenzó a meterlo y sacarlo despacio, podía sentir aquella cabezota abriendo los pliegues de mi vagina, comenzó a bombear mi panocha con más fuerza tomándome de los hombros, me estaba dando una rica cogida, 5, 6 7 10 minutos y Alberto no paraba!!! De pronto yo me safe y me puse de rodillas frente a él y comencé a mamar aquella vergota, diciéndole que me encantaba y dándole lenguetazos a su cabezota, de pronto Alberto no aguanto más y comenzó a disparar sus chorros de leche caliente dentro de mi boca, sabía deliciosa esa leche la trague toda sin dejar ni una gota, cerca de las 5 de la mañana seguiamos cogiendo, me tenía bien ensartada en la posición de misionero, Alberto me decía que me quería preñar, y yo loca por la idea le dije que se vaciara completamente en mi panocha, y así lo hizo dándome unas buenas estocadas y aventando su leche en mi panocha, fue delicioso, al cabo de unos meses de seguirnos viendo, quede embarazada de Alberto y ahora tengo un hermoso bebé y mi marido no sabe que fue un taxista el que me lo hizo…