Hermana dormida, hermana follada
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Por aquel entonces, yo tenía 21 años y mi hermana 30 años. Era verano y ella trabajaba en una residencia de ancianos, supliendo vacaciones, en el mismo pueblo donde tenía el piso que había comprado, junto con su novio, para casarse. Mi cuñado trabajaba de guarda de seguridad, y ese día entraba de noche, por lo que no podía recoger a mi hermana del trabajo. Entonces me llamó a mi, por si podía ir yo a buscarla. A la hora convenida, estaba en la puerta de su trabajo esperándola.
.- Hola… Me saludó dándome un beso en la mejilla… Gracias por venir.
.- Hola hermanita… Saludé devolviéndole el beso… No hay que darlas.
.- Vamos a mi casa… Empezó a explicar… Ya he llamado a mamá y le he dicho que esta noche no vamos a casa. Me han cambiado el horario, por una baja y mañana entro de día, así que le he dicho que nos quedaremos aquí esta noche.
.- Ah, vale… Contesté, intentando evitar una sonrisa picarona en mis labios… ¿Tienes prisa?
.- ¿Por qué lo preguntas?… Dijo mi hermana.
.- Por tomar algo antes de subir… Contesté.
.- No, mejor vamos a casa… Comentó mi hermana… Estoy muy cansada. Hoy ha habido una entrada masiva de pacientes y no hemos dado a basto. Y con la baja de la compañera, más aun. Mientras yo subo a casa, compra tu en la tienda lo que quieras y lo tomamos en casa.
.- Vale… Contesté… Compraré la bebida y algo de comer.
.- Un bocadillo de lo que sea… Expresó mi hermana… Al menos para mi.
Llegamos casa, aparqué y fui por la compra, mientras ella subía. Tardé más o menos unos 30 minutos, entre comprar y tomarme algo en un bar. Llamé al porterillo y me abrió la cancela. Cuando subí, la puerta del piso estaba entreabierta, al entrar la cerré y mi hermana salió del baño, secándose el pelo con la toalla y solo llevaba la ropa interior. Una lencería blanca, que se le notaba el triangulo negro de su entrepierna y las aureolas de los pechos, coronadas por dos deliciosos pezones. Entré deprisa en la cocina para soltar la compra y salí al rato con dos vasos de cerveza. Me senté en el sofá y esperé que mi hermana saliera de la habitación. Salió y se sentó a mi lado, con la misma lencería, pues no se había vestido. Yo intentaba disimular la erección de mi polla.
.- Ummm, que bien sienta una ducha… Comentó mi hermana mientras daba un largo trago al vaso… Que fresquita está. Necesitaba relajarme.
.- Pues relájate Comenté, mientras hacia zapping, evitando mirar sus tetas… Te he traído un bocata de Salami, es lo que le quedaba, yo tengo lo mismo.
.- Estupendo… Comentó, mientras se levantaba e iba a la cocina… Vamos a comer.
Yo no dejaba de mirar su culo, mientras iba a la cocina. Regresó con los bocatas y la botella de cerveza. Nos pusimos a comer y terminamos la cerveza, levantandome y trayendo otra. Mientras me acercaba al sofá, miraba las tetas de mi hermana que se les insinuaban por el escote del sujetador. Mi polla estaba intentando salir del pantalón.
Terminamos de comer y de tomarnos la segunda litrona. Recogí los vasos y las botellas y los llevé a la cocina. Cuando regresé al salón, mi hermana estaba tumbada en el sofá. Se veía deliciosa, en ropa interior, allí tumbada.
.- ¿Por qué no te acuestas?… Le propuse… Estarás mejor que aquí en el sofá.
.- No te preocupes… Comentó… Me voy a relajar un poco aquí, y luego me acostaré. He cogido del botiquín de la residencia una pastilla para dormir.
.- Como quieras… Contesté… Yo veré un rato la tele antes de acostarme.
Yo tengo ropa en casa de mi hermana, porque no es la primera vez que he tenido que quedarme en su casa a dormir. Fui a la habitación a cambiarme. Al regresar al salón, mi hermana se había quedado dormida. Estaba boca abajo en el sofá. Su delicioso culo se le transparentaba a través de la tela de sus braguitas. Me quedé un rato observándola y notando como mi polla se endurecía por momentos. Era una delicia observar ese cuerpo, del que tantas veces había abusado. Me senté en el otro sofá, sin quitar la vista de su culo. Después de un buen rato observándola, con el pie, comencé a pasarlo por sus piernas, hasta llegar a su culo y acariciarlo con él. Al no obtener reacción, me levanté y lo acaricié con mis manos, colocándolas en sus nalgas. Le bajé las braguitas y volviendo a acariciar su culo desnudo, sentí la suavidad de sus nalgas entre mis manos. Estuve como dos minutos acariciándola y la volví a vestir y me senté de nuevo en el sofá. Pasadas las 12:00 de la noche, la desperté.
.- Hermanita… La zarandeé… Vete a la cama y descansas mejor.
.- Si… Contestó con un bostezo… Voy a acostarme. Hasta mañana.
.- Hasta mañana… Respondí… Que descanses.
Fue a la cocina por un vaso de agua y cogió una pastilla de su bolso, se la metió en la boca y dio un largo trago de agua. Luego, lo dejó en la mesa y se dirigió a su habitación, mientras yo seguía mirando su culo. En mi mente se mezclaba el deseo de desnudarla con el recuerdo de que se había tomado una pastilla para dormir. Esperé un buen rato, hasta que terminó la peli. Serian las 2:15 de la madrugada, cuando me dirigí al servicio. Cuando salí, al estar frente a la habitación de mi hermana, observé que la luz de la mesita estaba encendida, Me acerqué a la puerta y allí estaba ella, tumbada sobre la cama, profundamente dormida y en ropa interior. Estaba boca arriba. Me acerqué y vi que tenía su móvil en la mano. Había estado hablando con mi cuñado, pues en la pantalla aparecía como ultima llamada. Se lo quité y lo coloqué en la mesilla. La observé durante unos segundos y puse una mano sobre uno de sus pechos, acariciándolo suavemente, sin notar reacción, por lo que seguí acariciándola con las dos manos, una en cada teta. Poco a poco tiré del sujetador para subirlo y dejar sus pechos desnudos. Se veían deliciosos con las dos aureolas rosadas, coronadas por dos erectos pezones. Volví a acariciarlas, sintiendo su suavidad entre mis manos y la dureza de sus pezones en mis dedos. Me incliné y acercando mi boca se los empecé a besar y a lamer, haciendo círculos en sus aureolas y al rededor de los pezones, que metí entre mis labios, mamando de ellos. Seguí besándola bajando por su vientre, hasta llegar al elástico de las braguitas, del cual comencé a tirar despacio y bajándolas mientras besaba cada centímetro que iba descubriendo. Saqué las braguitas, desnudándola, y como pude separé sus piernas. Conforme las separaba iba apareciendo su coño entre sus muslos. Subí besándola por las piernas y cuando llegué a su coño, separé los labios vaginales para meter mi lengua entre ellos e introducirla en su cueva del placer, fallándola con mi lengua y lamiendo su clítoris mientras metía dos dedos en su coño. Mi polla casi reventaba mi bóxer, por lo queme lo quité. Me coloqué encima de ella y empecé a rozarla por su coño, hasta que apunté y la inserté despacio, hasta el fondo, chocando nuestros vello púbico. Estuve unos segundos sintiendo el calorcito de su coño en mi polla, y comencé el mete y saca jugando con mi lengua en sus tetas y mamando sus pezones. Cuando sentí que iba a correrme, la saqué y solté toda mi descarga en su vientre. Esperé un poco para recuperarme y fui por unas toallitas húmedas para limpiarla.
Me quedé un buen rato observándola, tumbada totalmente desnuda. La vestí de nuevo y me senté al lado de la cama. Se giró y se colocó boca abajo, aun con su culo desnudo, pues no pude colocar bien las braguitas en esa parte, esperé un buen rato y coloque mis manos en sus nalgas, acariciándolas y separándolas para, subiéndome sobre ella, comenzar a rozarle mi polla entre ellas. Aunque acababa de correrme hacia casi una hora, al sentir el roce de su culo, mi polla se puso de nuevo dura. Cogí una de las almohadas y como pude se la coloqué debajo, subiendo así su culo, apuntando a su ojete, no sin antes haberlo lubricado bien con mi saliva, e introduciendo poco mi polla, despacio, sin pausa pero sin prisas, hasta que mis huevos chocaron con su piel. Me quedé unos segundos quieto, sintiendo como me apretaba la polla y comencé un suave mete y saca, un poco más rápido cada vez, hasta que le inunde el culo con mi lechada. Me quedé dentro de su culo, hasta que salió por si sola debido a la flaccidez, seguido de restos de lefa. La limpié, la vestí, saqué la almohada de debajo, le bese el culo mientras pasaba mi dedo por su coño y me fui a dormir.
A la mañana siguiente, me desperté y mi hermana ya se había ido a trabajar. En la mesa del salón me dejó una nota.
RECOGEME EN EL TRABAJO A LAS DOS Y NOS VAMOS A CASA. NO QUISE DESPERTARTE TAN TEMPRANO. UN BESO, TU HERMANA.
A la hora convenida, la recogí y volvimos a casa de nuestros padres. Hablamos como si no hubiera pasado nada la noche anterior. Yo con el recuerdo en mi mente de haber disfrutado de los encantos de mi hermana.