Follada por tres desconocidos en la piscina
📋 Lecturas: ️
⏰ Tiempo estimado de lectura: min.
Era tarde, ese día en la piscina quedábamos ya pocos nadadores. Me acompañaban tres jóvenes que ya había visto en otras ocasiones. Pero hoy me fijé en ellos porque llevaban 10 minutos sentados en el borde observando mi ejercicio. Entre comentarios y risas nos habíamos quedado solos. En ese momento, se zambulleron y comenzaron a nadar. Dos de ellos ocuparon las calles adyacentes a la mía y el tercero iba unos metros por detrás en mi calle. Al llegar al borde de la piscina e intentar hacer el giro, noté que tiraban de mí hacia abajo como si me estuvieran haciendo una aguadilla. Sentí varias manos sujetándome y me vi alzada con una fuerza increíble fuera del agua.
Uno de los muchachos que ya estaba fuera me recogió y me hizo una llave inglesa para encontrarme súbitamente tendida en el borde de la piscina, totalmente inmovilizada y bastante asustada. Mientras el primero de los chicos sentado sobre mi tripa me sujetaba las manos por encima de la cabeza, los otros dos ya habían salido del agua y me observaban comiéndome con los ojos. Uno de ellos dijo: no te preocupes. No vamos a hacerte daño. Vamos a divertirnos un rato contigo y luego te iras sin ningún problema. El vigilante es amigo nuestro y luego va a cobrarse su silencio así que gritar solo va a servir para enfadarnos. Cuanto antes nos satisfagas antes terminará todo.
Dicho esto, el tercer chico se arrodilló junto a mi cabeza y sujetó mis brazos para que el que estaba sobre mi tripa se arrodillara entre mis piernas que abrió lo que pudo. El que había hablado que era obviamente el cabecilla se colocó sobre mi tripa de rodillas, metió sus manos por detrás de mi espalda y me desabrochó el bikini. Me lo quitó y después de olerlo y pegarle una erótica lengüetada, se lo pasó a sus amigos. Comenzó a chuparme la cara, la frente, los ojos, la nariz, y al llegar a la boca me obligó a abrirla y me metió la lengua hasta donde pudo. Mientras me comía la boca, noté como una mano comenzaba a masajearme las tetas, deteniéndose a jugar con los pezones que involuntariamente se estaban empezando a poner duros. Mi ombligo notaba la presión del juguetito que reprimía el ajustado bañador que llevaba. Estaba ya un poco duro e iba en aumento. Escuché que el que me estaba sujetando las manos le pedía a su jefe que le sustituyera un momentín.
Cuando su jefe volvió a ocuparse de mis tetas, que ahora lamía y chupaba como un loco, su amigo llevó una de mis manos a su verga que estaba ya sorprendentemente tiesa y lista para actuar. Me guiaba con su mano para hacerle una paja y oía sus gemidos y sus suplicas para que le dejaran un hueco. El jefe se levantó de encima de mí e intercambió el puesto con su amigo que con alivio se colocó de rodillas sobre mi tripa. Me sujetó la nariz, hasta que asfixiada, abrí todo lo que pude la boca y sin tiempo a cerrar me encontré toda su verga dentro de mi boca… me la metía y sacaba insistentemente; la sacaba muy lento hasta dejar dentro solo la punta para volver a meterla con un fuerte empujón. El tercer chico que me sujetaba las piernas decidió tomar su parte del botín. Noté unos dientes que tiraban del bikini hasta dejarme desnuda e indefensa. Me cogió un tobillo y lo ató a la barandilla de una de las escalerillas. Yo no podía ver nada con una polla en mi boca y un tío sentado en mi tripa, pero presentía que aún no había comenzado lo peor.
Sentí algo húmedo recorriendo mi pierna desde el pie, subiendo por la rodilla. Lo hacia lentamente. Dejándome tiempo para imaginar el siguiente movimiento. A un ritmo que me pareció una tortura, la lengua llegó a la entrada de mi vagina, que ya estaba comenzando a humedecerse. En ese momento, aceleró sus lametadas y comenzó a comerme los labios y a buscar con la lengua el preciado botón. Supongo que querían oírme gemir para limpiar sus conciencias justificándose en mi “placer”. Y lo logró. Tras unos minutos jugando con mi clítoris yo no podía reprimir el placer con la humillación de estar siendo violada por tres desconocidos. Sacó la lengua y metió dos dedos haciéndolos girar dentro de mi y provocándome un orgasmo que coincidió en el tiempo con la lluvia de leche que me propinó el que me estaba follando la boca, al sacarla y regarme con su semen la cara y las tetas.
El jefe que observaba con atención todo lo ocurrido, dirigió las operaciones para colocarme mirando hacia la piscina con las manos atadas a la escalerilla. El chico que me había comido el coño tenia la verga totalmente tiesa y se sentó de espalda a la piscina en la escalerilla para quedar debajo de mí. Me obligaron a bajar poco a poco, abriendo las piernas, hasta encontrarme a medio dedo de la enorme polla, y cuando la tuvo bien dirigida, mientras él me agarraba de la cintura y pegaba un terrible empujón hacia arriba, sus compañeros me dieron sendas patadas en las piernas para abrirlas más y perdiendo el apoyo, caí de golpe, metiéndome la verga con una fuerza que me hizo pegar un grito aunque estaba ya húmeda del orgasmo anterior. Me empujaron hacia delante de manera que mientras me follaba me comía las tetas y de repente sentí un dedo mojado haciéndose sitio en mi culo. El que me estaba follando aceleró el ritmo mientras los dos compañeros hacían bromas sobre la suerte de pillar un culo virgen.
Pasó un rato mientras los dos amigos se turnaban para meterme uno, dos y tres dedos en el culo, provocándome un intenso dolor que transmití en protestas e insultos varios. Cansados de mis protestas, uno de los muchachos se situó de pie detrás del que seguía follándome sin piedad, me agarró la cabeza, me tapó la nariz y al abrir la boca me metió la polla de golpe. No estaba dura del todo y noté como comenzaba a crecer y endurecerse con las embestidas. El que ocupaba mi coño se animó con la compañía y los dos competían en follarme con más ritmo y con los gemidos más descomunales. En ese momento, en la entrada de mi culo ya no había dedos. Estaba la polla del jefe, avisando de su ataque. Un fuerte empujón que hizo que la polla de la boca me llegará hasta la garganta, solo logró introducir el principio de la verga. Necesitó tres empujones más para notar sus huevos contra mi culo.
El que llevaba un rato follándome no aguantó más y se vino dentro de mí lanzando un larguísimo gemido de placer. Se quedó dentro con la polla floja, sintiendo las embestidas de los dos amigos que se turnaban para empujar cada vez con un ritmo más bestial. Oí alguien que se acercaba. Era el vigilante de la piscina. No me acordaba que el hombre era un negro joven de unos 25 años, con músculos de gimnasio, y según pude observar al bajarse el pantalón con una verga enorme. Mientras los chicos acababan de correrse en mi boca y en mi culo, el negro se meneaba la verga que aumentaba aún más de tamaño y se ponía dura al instante. En ese momento se lanzó al agua y yo vi como me desataban de mis ataduras y volaba por los aires cayendo estrepitosamente al agua. El negro me cogió, me llevó hacia el borde de la piscina, y agarrando las piernas y poniéndolas alrededor de su cintura, de un fuerte empujón me metió su descomunal polla hasta las entrañas. Comenzó un mete saca bestial y cuando se cansó de la postura me alzó otra vez fuera de la piscina y me tumbó sobre la polla de uno de sus amigos que me la clavó en el culo, donde me folló sin descanso mientras sus amigos se dedicaban a follarme las tetas y la boca. Uno a uno fueron terminando y corriéndose con interminables orgasmos y gritos de placer. Después se fueron a los vestuarios, avisándome que si lo ocurrido salía de allí me buscarían y tendríamos una sesión de sado-maso con algunos amigos más.
No me atreví a contarlo, pero a partir de ese día mi horario de piscina fue más diurno y no tuve otro problema como ese, aunque el negro de la entrada me pilló otro par de veces para probar mi boca y mi culo y cogerme con algunos amigos. Pero esa es otra historia.
Tendencia ahora