Flaca, regálame tus calzones
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Este es uno de una serie capítulos donde iré relatando mis momentos y encuentros calientes con quién fue mi mejor amiga. Estos relatos no llevarán un orden cronológico, los iré contando según recuerde.
Les escribo este relato teniendo por un lado sobre mi escritorio, unos hermosos calzoncitos negros de malla transparente, que hoy quedan como un gran recuerdo de quien fuera mi mejor amiga. A continuación les relato como fue que me los regaló.
Por culpa de un primo me hice amante de los calzones femeninos, ya que en pleno crecimiento me sonsacó a brincarnos a la casa del vecino y “tomar prestadas” un par de pantys de su esposa. Nos encerramos en un cuarto y me dijo:
- “Ve bien los calzones, revísalos, admíralos, siente su textura, su suavidad, su color, todo, ¿si los sientes?, ¿ves que suaves y frescos están?, ahora imagina a la vecina con ellos puestos, ¿se ve bien no?, ¿te imaginas cómo se le ve la panochita?, imagínate como se le ven las nalgas, como los moja cuando está caliente. Ahora enróllate la panty en la verga y comienza a masturbarte con ellos, así ve, ve como yo lo hago”.
Me calenté de inmediato imaginando con ellos a la vecina, en verdad se sentían muy suaves pasándolos por mi verga, y me puse a masturbárme con ellos. Mi primo llegó al orgasmo manchando de semen los que el había escogido, después fue mi turno, la nueva experiencia para mí fue fabulosa, estaba extasiado.
Ese día nacía un fetichista por los calzones de las mujeres, yo.
Muchos años después, cuando me andaba cogiendo a mi mejor amiga, algún día de esos, mientras le tomaba fotos modelándome, traía puestos unos calzoncitos color guinda que me encantaban, le dije que me los regalara para tenerlos como recuerdo, además de masturbarme y fantasear con ellos viendo las fotos que le acababa de tomar y… me los negó, dijo que mejor otros que porque esos eran de sus favoritos. Recordé unos calzones color negro tipo bikini de malla que hacía que se le transparentaran las nalgas, y que traía puestos en las primeras fotografías cachondas que me envió. Le dije que entonces me diera esos, que si aún existían me los regalara. Aceptó que porque esos ya ni los usaba.
Esa primera sesión fotográfica (ahora llamada “pack”) que me mandó. Eran varias fotos de frente y detrás reflejada en el espejo de su baño, otro solo de sus nalgas y otras acostada en su cama dándose dedo, todas las fotos fueron con las braguitas puestas.
Sabiendo que podía olvidarse de llevarlos puestos el día que cogiéramos, quedamos que me los entregaría un día normal en la calle, con la condición que ya teniéndolos yo se los llevaría en la siguiente sesión de sexo para que se los pusiera, me los modelara mientras le tomaba video y fotografías, y también se impregnaran con los jugos de su vagina.
Así, un día me mandó mensaje diciéndome que estaría cerca de mi trabajo, que iría a pagar el impuesto predial, que nos viéramos ahí, así que estando ella formada en la fila de pago, fingimos encontrarnos casualmente ya que la gente a nuestro alrededor veía y escuchaba nuestra plática, reíamos y dialogábamos temas “random” mientras metió la mano a su bolsa de mano y discretamente guardó los calzoncitos en una bolsa de plástico, me entrego el paquetito, y seguimos platicando un poco más hasta que nos despedimos. Me llenó de morbo y excitación la entrega rodeados de oídos y miradas a unos escasos metros.
Llegó el día que nos vimos en su casa, se desnudó por completo, le di los calzoncitos negros y se los puso. Si años atrás estando flaquita le quedaban bien, está vez embarnecida con las nalgas y caderas más grandes se le veían espectaculares. La tomé de la mano y bajamos a la planta baja de su casa y le dije ya con mi teléfono celular encendido:
- “Sube por las escaleras despacio, iré detrás tuyo grabando como se te mueven las nalgas… siéntete sexy y muy puta porque así te ves”.
Frente a las escaleras hay un ventanal grande, por lo que la iluminación era perfecta. Y ahí la tienen, comenzando a subir despacio contoneando sus caderas, yo con mi teléfono celular grabando en modo cámara lenta, el espectáculo era magnifico, tras los calzoncitos negros de malla se transparentaban sus súper nalgas blancas que abarcaban casi toda la pantalla, yo traía una erección impresionante. Al llegar al último escalón le dije:
- “Espérate ahí, híncate poniéndote de perrito, como tus calzones son transparentes se te va a ver todo, te ves riquísima”.
Y así fue, se empinó y yo no dejaba de grabar, pero yo quería más fotos y videos, le comenté:
- “Ahora camina despacio por todo el pasillo, yo te iré grabando por atrás”.
Terminada la sesión, y ya hirviendo por el espectáculo, nos pusimos a coger como lo hacíamos siempre, sexo oral, dos o tres posiciones, terminamos y faltaba lo último, tomé los calzoncitos, y con la parte donde va la vagina, le comencé a limpiar todos los jugos que le escurrían de su sexo, se la pase bien para que se impregnaran con su aroma que a mí me encantaba. Mi regalo estaba listo para disfrutarlo fantaseando cuando ella no estuviera disponible para coger.
Mujer: Si sabes que tu mejor amigo te desea, y tengas o no tengas sexo con el, dale unos calzones tuyos, hazle ese regalo especial que te prometo jamás olvidará en toda su vida.