Finalmente decidí cumplir mis fantasías
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Un sueño hecho realidad
Han pasado medio año desde que conocí a Esteban y no podría estar más feliz.
El es el amor de mi vida, lo amo y siempre quiero estar junto a él.
La gente no lo ve bien porque Esteban tiene 65 años.
Desde pequeña me han llamado la atención los hombre mayores. No solo mayores a mi, sino los realmente mayores.😂❤️
Es un sentimiento que no me puedo explicar, pero el morbo me gana; y aunque intenté reprimir cualquier contacto sexual por miedo al que dirán, finalmente decidí cumplir mis fantasías.
A mis 21 años tomé esa decisión y di riendas al asunto. Me puse muy en forma, y use ropa más provocativa que aunque antes me quedaba bien, y llamaba mucho la atención, ahora había un perfil al que quería atraer.
Salí varias veces con el fin de encontrar un buen hombre que me desvirgue.
Pero no tuve mucha suerte, las primeras veces me coqueteaban hombres jóvenes o no lo suficientemente maduros.
Entonces cambié de estrategia.
Fui a lugares donde los hombres mayores acostumbran reunirse y me vestí de forma más “inocente”, sin olvidar mostrar algo más.
Ahí pude hablar con varios hombres, que me traban con tanto cariño. Estaba tan exilada que en mi mente solo pasaba la idea de tener una orgia ahí mismo, y que el olor de esos hombres se impregnen en mi.
Hice varias amistades ahí, que ya les contaré que hice con ellos en otros relatos.
El hombre que más llamó mi atención fue Esteban. Era huraño y hacía bromas bastante groseras a todos sus “amigos”. Esa es otra cosa que me excita, las personalidades fuertes y vulgares.
Él notó mi interés y quizá también mi exitación, así que cambió sus chistes a algo más sexual.
La conversación se hizo muy amena, y poco a poco nos fuimos acercando y el nivel de la conversación subió a algo más ardiente.
Le dije que me llevase a un lugar más privado, así que me llevó a su casa.
En el camino yo era cada vez mas insinuante, me saque mi abrigo y ventilaba mi falda con la escusa de que hacía calor.
Cómo les dije, yo era virgen pero no tonta. Le dije que pararamos en la farmacia para comprar unos dulces, aunque claramente él sabía que fui por condones, además compre lubricante y la pastillita mágica, por si acaso. ( aunque no la necesito).
Aproveche al bajarme y subirme del auto para alzar mi faldita y mostrarle mi duro y carnoso trasero.
El ya no daba más de si, lo noté en su pantalones y en las frases más pícaras que me lanzaba.
Llegamos pronto a su casa, yo me imaginaba la típica casa de jubilado, pero no. Era un departamento bastante moderno y bien ubicado.
Eso me decepciono un poco, hubiese querido que Esteban me haga suya en la misma cama donde una vez durmió su difunta esposa( ya se, es muy fetichista pero es lo qué hay)
Supe después que Esteban era abogado y vive ahí porque es más fácil llegar al centro para realizar algún trámite.
El camino por el ascensor fue el mejor. Un portero nos recibió en el ascensor y yo aproveché para provocar a Esteban abrazándolo y poniendo su mano en mi trasero mientras el pobre chico de ascensor no sabía a dónde mirar. Con un gesto le señale que se baje del ascensor. Así nos quedamos solos.
Yo aproveché para darle un beso en la mejilla y poner mi mano bajo su barriga.
Una cosa que aprendí a cerca de los viejos es que les gusta que las mujeres sean seductoras e inocentes al mismo tiempo. Eso lo he aprovechado muy bien.
Él empezó a masajear mi trasero suavemente y pellizcarlo.
Yo estaba encantada, entramos a su departamento y antes de soltarlo él pasó su mano rápidamente por mi rajita. Eso me calentó mucho más.
Al llegar entramos a su sala, así que tire todas mis cosa en su sillón y regresé a abrazarlo. El es más alto que yo, soy muy bajita así que él era capaz de dominarme, me besó con pasión y yo se lo devolví con la fuerza de todos mis años reprimidos.
Me besó fuerte y logró soltar mi peinado en el forcejeo.
Las ondas de mi cabello cayeron sobre mis hombros igual que sus manos bajando por mi cuerpo.
Me bajo poco a poco las hombreras del vestido y se detuvo cuando mis pechos brotaron de el.
No habíamos cortado el beso hasta que él empezó a pellizcar mía pezones. Solté gemidos, así que Esteban dejó mis labios y empezó a lamer mi rostro y cuello hasta llegar a mis pezones.
Yo lo gozaba bastante, acaricie y daba tirones a su cabello. Cuando mordió mis pezones explote en gozo y me llené de pasión. Tiré de él y tuvimos un beso profundo.
Tome su mano y le dije que vayamos al cuarto.
– Tenemos toda la noche, mi amor. No tengas apuro.- me respondió mientras tiraba mi cabello y pasaba su lengua por mi cara mientras tiraba de mi pezon izquierdo.
Igualmente Lo empuje con mi cuerpo hasta alguna habitación.
Me las arreglé para tomar l bolsa de la farmacia, aunque la pastilla ya mágica la escondí en mi abrigo. No quería que mi desconfianza arruinara el buen humor.
En nuestro camino entramos a la primera habitación que encontré por el pasillo. Estábamos ensimismado en el beso así que no noté que era una habitación de una adolescente. Los colores y cosas que aún estaba ahí daban ese ambiente. Así fue mi cuarto hace un tiempo.
– Salgamos de aquí, princesa.- dijo ya mirando donde estábamos, pero sin dejar de besarme. – Este cuarto lo cuidaba mi esposa hace años, me molesta estar aquí.
Por alguna razón ver este cuarto me exitó aún más. Estoy en descontrol y el solo pensar que este cuarto podría ser de mi yo de hace 5 años me volvió loca.
Solté su agarre y saque el lubricante de la bolsa.
Si dejar de mirarlo me recosté en la cama. Por su expresión atónita supe que lo había sorprendido.
Puse un poco de lubricante en mis pechos y empecé a masajearlos.
– Entonces vamos a crear buenos recuerdos aquí- Le dije con la mirada llena de lujuria mientras mordisqueaba mis labios.
Lentamente Esteban se acercó a mientras dejaba su pantalón atrás y para cuando llego frente a mi su verga erecta chocó contra mi cara.
Tomé su pene con el librcante restante en mis manos lo masajé.
Supe que la sensación viscosa le encantó porque lanzó su cabeza hacia atrás y siguió despeinando mi cabello.
Tome su pene y lo puse sobre mi nariz. Me acerqué a probar sus bolas. El vello púdico no me detuvo, más bien todo en él me excitaba más y más.
Sorprendido, tiro de mi cabello hacia si para que profundizará más en el recorrido por sus testiculos. Yo los saboreaba con gusto. Con mi lengua succione ambas bolas y mís manos no dejaron de atender su pene.
De repente él me empujó hasta recostarme en la cama.
Tomó una par de almohadas y las acomodó bajo mi cabeza.
Esteban se incó tras el borde de la cama y dijo- Deja que te pruebe a ti también, esa rajita está mojadita y eso que antes apenas la toque.
Sin que yo lo esperará él metió su rostro entre mis piernas y comenzó a lamer y succionar.
Yo estaba en las nubes, gimí demasiado fuerte y empecé a cubrir mis gritos con mis manos. Pero también quería tomar sus cabellos y dirigirlo a las zonas donde quería que profundizara su toque.
Viendo mi indecisión en que hacer con mi gritos y su cabeza, con la rudeza que me encantó en un inicio de él, tomó la falda de mi vestido y tiro de ella hasta lograr sacármelo y ponérmelo en la boca, y algo que me sorprendió es como cacheteo mi rostro. Suavemente, cómo nalguita de bebe, pero la sensación fue increíble. Vamos a tener que hacerlo de nuevo.
Así mismo volvió a mi vagina y antes de volver a empezar también le dio golpecitos.
Yo lo gozaba increíblemente. Tome su cabeza con mis manos y lo guíe entre mis piernas hasta que explote.
Me encantó esa sensación, en mis sesiones de masturbacion ya lo había sentido, pero con un hombre lo sentí aún mejor.
Esteban era más experimentado e intentó meter su dedos en mi aprovechando la humectación, pero logrando salir de mi extasis me negué.
Quería que la primera cosa que entrara ahí fuese su verga.
-No! – le dije- quiero que me la metas, tú, quiero sentirte aquí, dije señalando mi conchita.
-Pero mi amor, vas a sentir rico así- dijo mientras seguía recorriendo sus dedos a lo largo de mi rajita.- mira cómo te pones.
Sus dedos me electrizaban, pero en verdad quería sentirlo en mi interior, así que tuve que sincerarme con él.
– Está es la primera vez que me la van a meter, y quiero que sea tu pene, no tus dedos- le dije mientras me incorporaba y acercan mi rostro al suyo.
Esteban se encendió mucho, creo que no esperaba que yo sea virgen. Yo he vivido años imaginando este momento por lo que fue pura inercia saber lo que quería y debía hacer. Pero él estaba encantado con lo que le acababa de decir. Me besó con fuerza y hundía su lengua violentamente dentro de mi. Las lágrimas que brotaban de mí era de pura felicidad y extasis.
Esteban terminaba de desvestirse. Lanzó lejos su saco y empezó a desabrochar su camisa.
Yo lo ayudé así que él usó sus manos para acomodar mi cabello y luego seguir tirando de mis pezones.
Cuando termine de desabrochar su camisa pude ver todo su cuerpo; tal y como fantaseaba. El vello corporal abundante y una barriga a la que tenía muchas gana de acariciar.
Yo lo bese con amor y ya lejos su camisa use mis manos para masajear su miembro.
Estuvimos un rato besándonos, abrazándonos y sintiéndonos que no logre salir de mi ensimismamiento hasta que sentí su verga adentrándose entre mis piernas.
Él me recostó ahora suavemente y cortó nuestro beso para acomodarse entre mis piernas.
-Estas lista, amor?- me decía mientras acariciaba los borde de mi vagina con su pene.
Yo solo logre asentir nerviosa. Sabía que la primera vez dolía, y no se equivocaban.
Esteban empezó a meterla lentamente dentro de mí y solté un par de lagrimas de dolor junto a unos pequeños quejidos.
Mientras entraba apoyo sus manos en mis pechos y los manoseaba.
Eso ayudó mucho a disminuir el dolor.
Él dejó su miembro dentro un rato y aprovecho para chupar mis senos y deje chupetones en mi cuello. Todos estos mimos hicieron más ameno mi dolor hasta que en un momento sentí solo el placer cuando Esteban empezó a entrar y salir de mi lentamente.
La sensación fue increíble. Yo empecé a gemir sin preocupación y me acompañaba el ruido de los sonidos brutales y fuertes de mi amante. La fuerza y lo morboso de sus sonidos me excitaba demasiado no podía parar, él tiro de mi para no tener que sacármela y se sentó con la espalda contra la cabecera de la cama. Así cambiamos de posición. El me jaló hacia delante y volvía a hundirme aún más profundo.
Yo continuaba con el vaivén, me presioné contra el para que me tocase los pechos y aproveché para besarlo más profundo.
Él se abalanzó sobre mí y caí de espaldas. Sus ruidos y embestidas se hicieron rápidas y errática. En un momento volvió a cachetear mi rostro y lamerlo con su lengua gruesa y rugosa. Definitivamente le gusta saborearme y a mi me encanta su lengua.
Seguimos así unos momentos hasta que se presionó muy fuerte y profundo para descargar todo su semen acumulado en mi interior.
Esa fue una sensación única.
Quería que no parara y volví a venirme de nuevo.
Cuando alce la vista lo vi sonreír, estaba tan contento como yo de haber hecho esto.
Me dio un último beso tiernamente y saco lentamente su miembro de mi. Al salir de mi el líquido blanco sé desparramó y Esteban toco mi vagina que aún estaba sensible y lo esparció en mi rajita, un poco quedo manchado en sus dedos y los metió en mi boca para que probara su sabor.
– Prueba esto, princesa. Este es el sabor del hombre que te hizo mujer.
Yo lo sabore gustosa. Estaba muy feliz y le dije- estuvo muy rico, gracias mi amor. – le respondí y chupe el ultimo dedo que salía de mi boca.
En ese momento caí en cuenta que si era muy tonta, NO USAMOS CONDÓN y yo le di las gracias. Maldita sea soy estupida, no quiero quedar embarazada tan jovencita. Tengo que terminar la universidad, trabajar y seguir siendo libre. No quiero un bebé!
Sin pensarlo me tapé la cara y empecé a sollozar. Mi futuro está arruinado. Yo era inexperta pero no creí que también tonta.
Esteba me miró desconcertado, seguramente creyó que estaba arrependida de hacer el amor con él y ese era el motivo de mis lagrimas.
Me abrazó dulcemente y acariciar mi espalda. Yo respondí a su toque y lo abracé.
– Mi nena, no llores por lo qué pasó. Quizá no soy el hombre joven con el que querías pasar tu primera vez, pero lo disfrutaste mucho, yo lo sentí. Lo hice con tanto cariño que me duele que ahora no te guste y te arrepientes. No me rompas el corazón.
En ese momento supe que mis lágrimas habían sido malinterpretadas. No quería que el pensara que no lo disfrute. Al contrario, fue increíble!
Él era el hombre de mi sueño y no quería que piense que no lo era.
Limpié mis lágrimas y le di un beso casto y puro.
– Nunca me arrepentiré de lo que hicimos, eres el hombre de mis sueños y créeme que amé cada vez que me tocaste.- y lo volví a besar.
Él respondió el beso y acunó mi rostro afligido. – ¿Entonces?
¿Que te preocupa? Dime que provoca esas lagrimas.- dijo besando mis mejillas.
– Es que te viniste dentro, y eso no debe pasar, ahora voy a tener un bebé y yo no quiero.
Esteban me miró con una expresión que no comprendí, y entonces empezó a reír bajito.
– No te burles, por eso compré condones para evitar un embarazo- chillé. – Apenas soy una universitaria, no puedo ser madre ahora.
Él siguió riendo cada vez más fuerte y yo quería volver a llorar.
Después de un rato de desconcierto Esteban me dio un beso en la frente y me miró con ternura.
– Se nota que eres joven, tienes mucho que aprender de la vida aún- dijo mientras me miraba.
Se levanto para traerme una manta y me dijo- no siempre que un hombre se venga dentro de ti vas a quedar embarazada, aunque suben las probabilidades tienes muchas cosas más que aprender del sexo.
Me besó en la boca y me susurró- yo te voy a enseñar.
Finalmente pude estar más tranquila, ya que me contó que hace años para no tener más hijos con su difunta esposa se había hecho la vasectomía.
Yo estaba la mar de contenta oyendo esa noticia y nos besamos tanto hasta quedarnos dormidos.
Ahora vamos 6 meses de novios y cada vez que nos encontramos tenemos nuevas experiencias y aprendo más para ponerlo en práctica en un futuro.
Esa es mi historia.
By: Bárbara 💕😂