Fin de semana con la chica de internet. Que experiencia

📋 Lecturas: ️
⏰ Tiempo estimado de lectura: min.

Era viernes por la noche, el viaje había sido muy largo. Más de seis horas de viaje, pero merecía la pena. Me pedí el día libre en el trabajo y me fui para allí.

Me había pasado todo el viaje pensando en si saldría bien. Pensaba que me dejaba cosas en el aire, pero por más vueltas que le daba no encontraba nada que me hubiera dejado.

Estuve mirando por Internet para reservar hotel y encontré uno interesante; Hotel Omeya, sonaba bien, céntrico y con posibilidad de visita turística por el centro ya que aún me quedaban muchas horas.

Dejé mis bártulos en la habitación y me dispuse a recorrer la ciudad. Hacía mucho que no venía a Córdoba, pero seguía manteniendo el mismo encanto y el mismo ambiente que hace años, las cosas buenas no cambian.

Comí en el barrio judío, en una pequeña tasca y continué mi visita.

Cuando empezó a anochecer me dirigí hacia el hotel, ya quedaba menos, estaba impaciente por fin iba a verla. La conocí por Internet, era encantadora, tenía una sonrisa que encandilaba, sus ojos negros demostraban mucha sinceridad y mucha sensualidad, y el cuerpo? era alta 1,72 y delgada 57 Kg., cintura de avispa unas caderas deliciosas y se le adivinaban unos pechos perfectos (con el pezón en medio), era perfecta y para colmo tenía un piercing en el ombligo. Vamos la mujer perfecta.

Habíamos quedado en vernos, pero ¿dónde?, no nos poníamos de acuerdo, ella tenía novio y no quería que se enterara de nada, así que al final le propuse que nos veríamos en el cine. Quedamos que iríamos a los Multicines Guadalquivir y veríamos una película española: Héctor. A mí me gusta el cine español, pero justo esta vez mi intención era no ver la película, aunque me la habían recomendado, había decidido ocuparme de “otras cosas”.

Quedamos en ir a la última sesión y que ella se pondría en la fila derecha en la penúltima fila.

Ya estaba nervioso, me duché, me puse un pantalón de lino beige y mi camisa blanca con cuello mao y mis sandalias y salí hacia el cine.

Por el camino me acordé de que no le había comentado mi nuevo cambio de look, no le dije que ahora llevaba el pelo largo y me había dejado perilla, me asalto la duda? ¿me reconocería? ¿sabría que sería yo?. Mientras iba cavilando llegué al cine, me puse en la cola, había mucha gente, esto no estaba planeado, tendría la esperanza de que no habría mucha, pero bueno pensé; quizás vayan a otras salas.

Me quedé enfrente mirando a ver si la veía aparecer, ya era la hora y no llegaba, mis peores pensamientos me estaban rebotando en la cabeza? y si no viene y si al final se ha echado atrás? cuando de repente la vi. aparecer ? vestía igual que la última vez que la vi en la cam; un suéter sin mangas y una faldita corta, parecía una diosa con el pelo suelto, sacó su entrada y entró corriendo, ya estaba dentro ahora me tocaba a mí. Respiré hondo y me encaminé hacia la puerta. Entre a la sala la película ya había empezado, tardé unos segundos en poder ver y cuando por fin lo hice la vi. La sala estaba casi vacía, había un grupito de gente, pero más adelante y un par de tíos en butacas separadas detrás de estos.

Me encamine hacia mi sitio, me iba a poner detrás de ella, justo detrás. Me acerqué sigilosamente para que no notara mi presencia y me senté en mi sitio. Se la veía inquieta mirando hacia todos los lados, esto empezaba bien, me buscaba.

Me incorporé en mi asiento y me acerqué, la olí, llevaba una colonia muy suave muy fresca (como ella) pero no sabía que marca era, ¡que rabia!

Estuve un rato oliéndola, desprendía un olor natural, salvaje, pero a la vez dulce.

Ya era hora tenía que empezar, me decidí y empecé a acariciarle el pelo. Cuando ella se dio cuenta, se giró bruscamente, tenía el rostro de enfado, pero cuando me vio se le iluminó la cara y sacó una de sus mejores sonrisas. Nos miramos durante unos segundos y ella se giró nuevamente hacia la pantalla. Yo empecé a acariciarle el pelo, luego la nuca, ella se retiró el pelo hacia un lado y luego fui bajando por sus brazos desnudos, que piel tan suave tenía parecía un bebe. Se le notaba nerviosa, tenía la respiración acelerada y de vez en cuando movía su cabello hacia un lado. De pronto me acerqué más a su asiento y empecé a subir las manos hacia su pecho, lo empecé a rozar suavemente por encima del suéter, primero por los laterales y luego yéndome hacia el centro, parece que le gustaba por que aparecieron unos bultos en sus pechos, eran sus pezones que estaban despertando de un largo letargo…

Empecé a estremecerme, él, lo que durante tanto tiempo había anhelado se había escapado de las manos de su “amiga con derecho a roce” y había venido a por mí…. Dios, me gustaba tanto como me acariciaba…

Y ahí estaba, detrás mía, tocándome, comenzó a besarme el cuello mientras seguía llevándome al cielo con sus suaves manos… No podía aguantar más, -Ven aquí-, le dije. El, sin hacer apenas ruido, se levantó y bajo las escaleras, se coló en mi fila y se sentó a mi derecha, perdimos el control. Empecé a besarle el cuello, subí hacia el lóbulo de su oreja, suave, tierno, me deslicé sigilosamente hasta sus labios, esponjosos, húmedos, como una gota de caramelo derretido entre los míos. Nuestra respiración se aceleró de tal manera que parecía que íbamos a explotar. -Solo nos besamos y ya estamos así…, no quiero pensar que vendrá luego,- pensé mientras el subía su mano, posada entre mis piernas, por la minifalda que yo llevaba…..

Decidimos, tras un gran esfuerzo por dejar de besarnos, que lo mejor sería irnos, porque, aunque aún nadie nos había visto, podría pasar, así que nos levantamos, me peine y puse la falda en su sitio, él también se recoloco y bajamos hasta la puerta, en silencio, a oscuras, mientras yo buscaba su mano por detrás mía.

Al salir del cine, montamos en su coche y dejamos el mío en el aparcamiento del cine. Alfonso me pregunto a donde quería ir, ya que yo conocía mejor Córdoba que él, pero mi respuesta le sorprendió bastante: – a la playa-

Me quedé bastante sorprendido, pero la idea me pareció genial. En seguida me acordé de una playita de Málaga, Playa Alfayate, una playa naturista de arena negra solitaria y preciosa como ella. Estaba un poco lejos, pero la ocasión merecía la pena. Pero antes de arrancar el coche me incliné hacia ella y le di un suave pero intenso beso. Estuvimos cinco minutos besándonos, algo en mi pantalón estaba que reventaba, teníamos que llegar enseguida.

Arranque el coche y nos pusimos en camino. El viaje se hizo corto Sonia no paraba de contarme cosas y yo cada vez que la miraba me quedaba abobado con sus ojos, con su boca, con sus labios, tenía ganas de pegar un frenazo y abalanzarme sobre ella, pero no, me apetecía algo más dulce, así que aceleré y me dispuse a realizar una carrera contra el reloj y los kilómetros.

Llegamos casi sin darnos cuenta. Nada más llegar y parar el coche ella salió corriendo hacia la orilla

Los focos del coche iluminaban la orilla y allí estaba ella desnudándose y haciéndome un striptease personal sólo para mí. Empezó dándose la vuelta mostrándome su culo y empezó a quitarse el suéter mientras se movía lenta y cadenciosamente. Dejo caer el suéter a la arena negra, pero seguía sin darse la vuelta. Algo en mi pantalón estaba a punto de reventar, necesitaba salir de su prisión. Pero ella seguía con su baile y ahora le tocaba a la falda que se deslizó sobre sus piernas muy suavemente hasta llegar a sus tobillos. Estaba de espaldas y podía apreciar su tanga blanco que le quedaba de maravilla y confirmaba mis sospechas; tenía un culo divino. Pero de repente el baile cesó y acabó de quitarse el tanga y el sujetador y se metió corriendo en el agua.

Yo ya no podía más, creo que en mi vida me he desnudado tan rápidamente, por fin estaba liberado, salí corriendo hacia la orilla y me dispuse a entrar en el agua (joe que fría estaba) daba igual. Empecé a buscarla, pero no la veía, la llame, pero no me contestaba, la busqué por todos los lados y con la oscuridad de la noche no veía nada, estaba empezando a preocuparme cuando de repente surgió ella desde mis pies. Entre el susto y lo fría que estaba el agua a mí se me había bajado todo. Nos abrazamos y empezamos a besarnos apasionadamente, mis manos iban locas acariciándola por todos los poros de su piel tan suave. Me entretuve un rato en su culo, duro, redondito y muy bien formado. Luego pasé a sus pechos los acaricié primero suavemente y luego más apasionadamente reteniendo sus pezones duros entre mis dedos mientras que con la palma acariciaba sus tetas. Me estaba poniendo en forma otra vez. Ella disfrutaba del momento me acariciaba y gemía disfrutando del momento. Me agarraba el culo con fuerza y me abrazaba fuertemente, mi poya estaba apoyada sobre su vientre, creo que nunca había tenido una erección tan fuerte. Ella la agarró y empezó a masajearla suavemente y con la otra mano me acariciaba los huevos. Aquello era demasiado, pero sólo acababa de empezar

Mientras el me tocaba y yo a él, notaba el agua helada en mi piel, y un ardiente fuego dentro de mi? Me encantaba su polla, ummmm… tan dura, tan grande, tan? apetitosa, que decidí comenzar mi descenso desde su boca hasta ella. Y empecé a chupársela suavemente mientras, al mismo tiempo, se la masturbaba… con mi otra mano le acariciaba los testículos, uffffffff…. nunca había estado tan caliente, continuaba chupándosela, primero la polla, luego más abajo… me encantaba aquello, y me encantaba oírle respirar de aquella manera, y las cosas que me decía. Así estuvimos casi media hora, hasta que él me dijo, de una manera que me encanto: -necesito follarte-, así que yo lo agarre de la cadena que llevaba en el cuello (regalo de su novia) y lo arrastre hasta la orilla, donde los dos caímos en la arena… pasión, locura, desenfreno…. entonces vi una barquita, cubierta con una tabla… y aunque él no quería, lo convencí para destaparla. Y allí, dentro extendimos nuestra propia ropa para tumbarnos, y?

La tumbé en la barca de cara a mí, me dije ahora sí que sí, la empecé a besar primero en su boca, luego en su cuello, fui bajando con mis besos hasta llegar a sus pechos, Dioss que pechos, suaves y con un rico sabor a salado.

Ella gemía y resoplaba y yo continuaba jugando con sus pezones y mi lengua, ella se estremecía y retorcía y yo no podía parar de darle placer. Continué bajando hasta su ombligo estuve jugando con su piercing mientras que, con mis manos le acaricia su pubis. Lo tenía húmedo, está a punto, pero yo continué con mis besos hasta llegar a su clítoris. Lo acaricié con mi lengua apartando sus labios y empecé a disfrutar de la “comidita” que tenía preparada, ella mientras me agarraba de la cabeza y me oprimía contra ella y yo seguía con mi trabajito mientras ella se retorcía, gemía y no paraba de oprimir mi cabeza contra ella, si no llegó al orgasmo poco le falto…

Yo solo pensaba en el momento en que me clavase su polla, y cada vez tenía más deseos de tenerla dentro de mí, estaba extasiada, nunca había sentido tanto placer, y por la cara que Alfonso tenia creo que él tampoco.

Lo aparté de mi para poder incorporarme, me giré y me apoyé en mis brazos y piernas de manera que mi culo y mi coño quedaban a la altura de su poya, y en ese momento yo le dije -acariciame el coño con tu polla-; -me tienes loca- ; y mientras él me rozaba la puntita de arriba a abajo me di cuenta de que teníamos mirones…generalmente yo les hubiera mandado a sus casas con un buen puñetazo donde más duele, pero? no sé qué me paso, aquello me excitaba aún más… -me encanta como lo haces-, le dije a Alfonso, – aún queda más – me contesto.

Mis últimas palabras antes de correrme la primera de muchas veces que aún me quedaban fueron: -Metemelaaaaa- a lo que él contesto: ?

Empujando con mí poya poco a poco. Primero la puntita, metiéndola y sacándola repetidamente. Ella se retorcía y gemía, pero aún le quedaba lo mejor. De repente y sin previo aviso se la metí de golpe hasta el fondo y aguanté así unos segundos, mientras ella, se retorcía de placer.

En ese momento me di cuenta que teníamos visita. A nuestra derecha podía distinguir dos bultos medio escondidos detrás de unas dunas. Estaba oscuro y no sabía quiénes eran los que estaban mirando, pero si pensaban que me iba a inmutar la verdad es que se equivocaron, yo seguía a lo mío.

A la vez que se la metía, ella se acariciaba las tetas, mientras que yo le agarraba bien de la cintura para poder hacer movimientos más fuertes. Se la metía hasta el fondo, nunca había disfrutado tanto, y parecía que el hecho de que nos estuvieran mirando me excitaba aún más, estaba que explotaba.

Mis manos se posaron en su culo, era terso y suave, empecé a masajearlo, quería darle placer, mucho placer, me incliné sobre ella y empecé a tocarle las tetas a jugar con sus pezones mientras seguía con mis movimientos de entrada y salida en su conejo cada vez más húmedo y lubricado. Ella empezó a chuparme los dedos mientras gemía, se le veía fuera de sí, yo ya estaba fuera de mí desde que llegué a la playa.

La volví a agarrar de su culo, pero esta vez, desplacé mi dedo, húmedo por su saliva, hacia la entrada de su culo y empecé a acariciarlo suavemente, parecía que le gustaba. Poco a poco fui introduciéndoselo suavemente. Le gustaba no había duda y a mí me encantaba. Estaba disfrutando y haciéndola disfrutar y eso me excitaba aún más…

No sabía que me pasaba, estaba tan excitada que el solo hecho de tener su poya dentro me embriagaba, pero yo quería más, no solo eso, mas, mucho más…

Me desenganché de él como pude, y no muy decidida a hacerlo, ya que lo que hacía me encantaba, pero al final lo hice porque sabía que lo que venía sería mejor….

Me giré, y me senté, él estaba de rodillas y erguido, así que me encontré su poya a la altura de mi boca y no pude resistirme, empecé a chupársela de nuevo…. me encantaba saber que había estado en mi conejito… y ahora me la estaba comiendo hasta el final…. ummmm, me encantaba… entonces él me dijo: -para, para, para…. para que no quiero correrme aun…. -yo le hice caso, así que para que su…. se calmara un poquito, me tendí hacia atrás y empecé a acariciarme entre las piernas, subiendo y subiendo, mientras me tocaba las tetas y chupaba los dedos….

Aquella escena me estaba volviendo loco. La estaba viendo en su máximo esplendor. Allí estaba ella tumbada delante de mí, acariciándose, dándose placer. Veía su boca y me estaba volviendo loco. Desde aquella primera vez que la vi por la cam fue lo que más me gusto, era tan sensual.

Me abalancé sobre sus labios y los empecé a besar como nunca mientras se la volvía a meter, esta vez con mucha más fuerza, ella agarrándome del culo hacia presión para que no me saliera de ella, yo ya estaba que explotaba, no podía más. La saqué y le dije que se levantará, me tumbé y le dije que se sentará encima de mi poya. Quería verla disfrutar, que ella marcara el ritmo, verle las tetas como subían y bajaban al ritmo de sus sacudidas hundiéndose cada vez más en mí.

Ella se acariciaba por todos los lados, no paraba. Estaba deseando que se corriera yo ya no podía aguantar mucho más. Verla así me producía un placer enorme…

Me incorporé para satisfacer sus deseos, mientras él se tumbaba yo iba recogiendo mi pelo hacia un lado, y finalmente abrí las piernas y me fui metiendo suave y despacio su poya, que se deslizaba hacia dentro de mi como nunca me había pasado. me la metí hasta el fondo, y al llegar a rozar mi punto g, gemí de tal forma que todos los mirones se fueron acercando poco a poco hasta rodear la barca. Empecé a cabalgar sobre su poya, mientras a Alfonso se le nublaba la vista… mi sudor resbalaba por mis pezones y goteaba sobre su estómago, estaba empapada de una mezcla de su sudor y el mío? cada vez botaba más fuerte, y más y más hasta que una sensación de placer inundo mi cuerpo, estaba allí con él, en la playa, pero yo creí estar en el infinito, mi corazón bombeaba a no sé cuántas pulsaciones, el vello se me puso de punta y mi cuerpo se contrajo, pero aun así nunca pare de segur subiendo y bajando sobre su miembro…. grite de manera más sexy que jamás hubiera soñado… esa sensación comenzó a desaparecer hasta que no dejo más que un pequeño rastro de satisfacción…. creí que nunca me volvería a pasar algo así hasta que comencé a notar que otra nueva contracción nacía de ahí abajo y que iba extendiéndose por mi cuerpo. me daba la sensación de que se traspasaba a él también por la cara de incredulidad y satisfacción que tenía. Aquello comenzó a disminuir de nuevo, pero el recuerdo aun me duraba y me hacía estremecer…. no me lo creía, dos seguido y de tal intensidad… ahora solo quedaba el… me encantaba ese hombre… era como un imán para mí…

Ella se estremecía y yo allí estaba viéndola y disfrutando de verla así. En mi vida había visto un orgasmo así, con ese grito tan profundo y sensual, era demasiado.

Le dejé que disfrutará del momento y que se recuperara, se le veía tan bonita? Pero uno no era de piedra y ya estaba a punto.

No me quería correr dentro de ella, hoy no, lo dejaba para otra ocasión.

Le dije que se levantará, ella se arrodilló y yo me puse de pie. Empezó a chupármela suavemente. En ese momento me di cuenta, que los bultos que veía antes detrás de las dunas eran dos hombres, supongo que eran pescadores. Tenían sus miembros fuera y se estaban pajeando viéndonos, eran mayores yo creo que pasaban de 50. Seguro que en su vida habían tenido un espectáculo tan interesante. Yo sonreí y pensé que estos no habían visto esto en su vida, que en su vida habían follado así.

Yo estaba viéndola como me la chupaba, uhmmmm esos labios me ponían a cien no podía más. Le dije que me pajeara fuerte sobre su pecho y así lo hizo? diosssssss? de repente algo dentro desde dentro de mi clamaba por salir, por liberarse? y al fin estallé? diosssssss? que corrida ? que grito de placer? que orgasmo? no podía más. Caí de rodillas y nos fundimos en un suave beso.

Estuvimos un rato así hasta que decidimos darnos un chapuzón para refrescarnos. Los mirones ya se habían ido, supongo que habían acabado su paja, y se fueron para casa más calientes que una moto.

Ya en el agua no nos parecía tan fría como antes, incluso yo la encontré caliente. Estuvimos bañándonos un rato riéndonos y disfrutando del momento.

Salimos y nos tumbamos un rato en la arena, viendo las estrellas y la poca luna que había. Era una noche mágica, pero sólo acababa de empezar el fin de semana. Quedaba mucho, mucho, pero había un problema, su novio. Teníamos que quedar, vernos, rozarnos, tocarnos sin que su novio se enterara. Pero me daba igual estaba dispuesto a aprovechar cualquier rato en que no sé diera cuenta para estar con ella, para sentirla, para saborearla?

Pero aún quedaba mucha noche por delante para los dos solos, total sólo eran las 3.

Compartir en tus redes!!