Festejos de Primavera con un final de sexo caliente
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En mi país, Argentina, la celebración del día de la Primavera (21 de Septiembre) es coincidente con la celebración del día del Estudiante. Ese día es feriado para las escuelas y se acostumbra a realizar pic-nic o reuniones bailables o el tradicional asado para festejarlo. Y es cuando las hormonas afloran y se tejen las mejores historias.
Por circunstancias de la vida que no vienen a cuento, yo termine mi secundaria teniendo ya 26 años en una escuela para adulto, nocturna. Mi curso estaba integrado por 23 personas: 14 mujeres y 9 varones. El curso con mayor cantidad de varones. De mas esta decir que nuestras compañeras nos celaban como si fuéramos sus novios, aunque en el curso solo había dos parejas: un chico de 23 y una chica de 20 y dos chicas de 25 y 23 años, que habían descubierto sus tendencias lésbicas. El menor del curso era Javier, de 18 años y la mayor Sandra de 33. Con esto quiero mostrar la variedad de edades de sus integrantes, pero entre todos había muy buena onda de compañerismo.
Al llegar la fecha del festejo de ese ultimo año que cursábamos, decidimos organizar un asado en la casa de una de las chicas que vivía con su tía en una finca algo alejada de la ciudad. Los organizadores habían pensado en cualquier cosa menos en morir de sed: el bar estaba atiborrado de cerveza, vino y algunas bebidas blancas. El festejo comenzó a la mañana temprano, cuando disfrutamos de un partido de fútbol mixto y luego todos jugando al carnaval: no mojábamos al principio con agua y luego con cerveza. El asado estuvo listo a tiempo. Nos sentamos a almorzar y “regamos” la comida con abundante vino y cerveza. Luego del almuerzo algunos agarraron la guitarra y formaron una rueda cantando; otros aprovecharon una piletita familiar para refrescarse; otros jugaban a las cartas (el popular juego del Truco).
A la media tarde nos reunimos nuevamente todos en torno al consabido mate (aunque el nivel de alcohol era ya importante) y allí la conversación recorrió temas muy diversos y llegamos, por supuesto, al sexo. Lentamente fuimos profundizando en el tema: alguno contó alguna historia de “gente conocida” (las historias, al principio, nunca le pasan a uno mismo); luego, con mas confianza, comenzamos a reconocer algunos papelones propios, historias cómicas, amores desencontrados, hasta que llegamos a las preferencias sexuales de cada uno.
El morbo general apuntaba a la pareja de chicas: Ana y Lorena. Casi nunca habíamos tocado este tema, y menos en forma grupal. Ana era la más desinhibida así que abrió el fuego contándonos porque le gustaba estar con Lorena: Nos contó que ella había tenido novios toda su vida, lo mismo que Lorena, pero que nunca habían sido satisfechas realmente. La proximidad que les dio el estudiar juntas hizo que intimaran cada vez mas: primero contándose sus historias; luego, ante la circunstancia de quedarse a dormir una en casa de la otra, la proximidad física se hizo mas fuerte, hasta que una noche un roce llevo a otro, de allí a una caricia, un beso y por fin a la exploración del cuerpo de la otra. Nos confesaron que se habían satisfecho mutuamente como antes nunca les había pasado. Una de las chicas mayores ( Anahí, de 30 años), dijo no entenderlo: ella no conocía mayor sensación que sentir una buena pija dentro de ella, a lo que Ana le respondió: “Es que nunca te cogió una mujer!!!” No – dijo Anahí – pero no me desagradaría comprobar mi teoría. El tema quedo allí. Seguimos con otros.
Al finalizar la reunión eran como las 10 de la noche y de a poco se fueron despidiendo todos. Anahí me pidió que la dejara en su casa ya que me quedaba de paso y se colaron Ana y Lorena. En el camino cruzamos un albergue transitorio y Ana y Lorena venían matándose a franelas y besos. Ana, sabiendo que yo las venia mirando por el espejo retrovisor, me desafío: “¿Quieres ver como me la cojo?”. Realmente me sorprendió y maldije por dentro la idea de haberme comprometido con Anahí para llevarla a su casa. No sé porque, pero las escenas de lesbianismo a los hombres nos calienta muchísimo y nunca había despreciado la oportunidad de ver una. Anahí vio mi duda y redoblo la apuesta: “Dale, entra al hotel que yo también tengo curiosidad” me dijo. No me hice de rogar. Clave los frenos. Di la vuelta en U y encare decididamente hacia el hotel. Entramos a la pieza tratando de hacer el menor ruido ya que en estos hoteles no te permiten entrar mas de dos personas, pero una vez adentro me iban a tener que sacar con la policía.
Pedí dos botellas de cerveza como para seguir con la línea alcohólica y me despatarre en la cama predispuesto a ver el espectáculo prometido. Anahí se sentó a un lado de la cama mientras Ana y Lorena bailaban delante de nosotros. Ambas abrazadas y besándose cada vez mas apasionadamente. Ana llevaba la batuta de todo: la acariciaba a lo largo del cuerpo, besándole el cuello. Luego la dio vuelta y Lorena quedo mirando hacia la cama pero como en trance. Le empezó a desprender la camisa que llevaba muy consciente que era un espectáculo para mí, cosa que agradecí con una sonrisa que ella correspondió, cómplice. Al abrir la camisa dejo ver un par de pechos hermosos que muchas veces había yo adivinado bajo las ropas de Lorena. Le saco el corpiño y retuvo entre sus manos los pecho, comenzando a jugar con sus pezones. Los gemidos de Lorena eran de éxtasis total: había subido sus brazos y restregaba su culo con fuerza en el cuerpo de Ana, que termino de sacarle la camisa. Vi que apretaba sus tetas mientras le mordía la nuca y los hombros, jugando con el fino limite entre el gozo y el dolor.
Luego de un rato largo, comenzó a acariciarle el vientre y bajaba lentamente sus manos hasta el cierre del pantalón. Lo desprendió y comenzó a bajárselo obligándola a levantar las piernas para sacárselo totalmente. Tenia puesta una bombachita chiquita de color blanco que dejaba salir hacia los costados una mata de pelos renegridos. Aun con la bombacha puesta, Ana metió su mano hacia la concha de Lorena y comenzó a acariciarla. Luego saco su mano y me la mostró para hacerme ver como estaba de mojada. A todo esto yo me había olvidado de Anahí. Recordé que estaba allí cuando Ana le mostró también su mano llena del flujo de Lorena. Ahí fue cuando la mire: estaba como hipnotizada, boquiabierta. Yo ya tenia una erección importante a estas alturas y no era un lugar ni las circunstancias daban para ocultarla, así es que seguí de piernas abierta, tirado en la cama, haciendo gala de mi verga en erección. Ana terminó por sacar totalmente la bombacha de Lorena y la hizo inclinarse en la cama mientras ella bajaba por su espalda besándosela, hasta llegar a sus nalgas. La hizo abrir de pierna, le separo las nalgas y comenzó a chuparle el culo muy suavemente. Lorena apretaba las sabanas y le clavaba las uñas. De repente siento que le pega un chirlo a las nalgas y el gritito de Lorena fue seguido por una sonrisa de placer que pocas veces le había visto.
Paso seguido Ana se desvistió sin muchas ceremonias, puso un pie en la cama y agarro del cabello a Lorena y le empujo la cabeza contra su concha totalmente depilada. Sentía los chupetazos de Lorena, como sedienta, mientras Ana tiraba su cabeza hacia atrás y se dedicaba a gozar. Fue en ese momento cuando me sobresalto sentir la mano de Anahí que se apoyaba en mi pija ya durísima. Sin decir palabras, me desprendió el cinturón y dejo libre mi pedazo y comenzó a chapármelo con esmero, sin dejar de mirar a las chicas que seguían allí, como si nosotros no existiéramos. Le desprendí el corpiño a Anahí y comencé a jugar con sus tetas. En eso estaba cuando escucho que Ana le dice a Lorena: “Ahora vamos a jugar con el Bebe”. Veo que va hasta su mochila y saca un consolador de doble cabeza y nos pide a Anahí y a mí que le hagamos lugar en la cama. Luego acuesta a Lorena boca abajo, saca también un lubricante y le lubrica bien el culo, Lorena mientras tanto estaba chupando el consolador y luego se lo pasa a Ana que lentamente se lo va metiendo en el culo, mientras que la otra parte se lo mete ella en la concha y se le sube a la espalda y se empiezan a coger literalmente; los gemidos iban en aumento lo mismo que sus movimientos hasta que ambas explotaron en un orgasmo simultaneo y allí quedo Ana tendida sobre Lorena.
Anahí y yo habíamos quedado a un costado mirando el espectáculo: yo con la pija al aire y ella en tetas.
“Ahora nos toca a nosotros” dijo Anahí y acto seguido se volvió a abocar a chupar con entusiasmo mi pija.
Yo estaba muy caliente luego del show así es que al poco tiempo le estaba acabando en la boca, sin poder contenerme. Luego de limpiarse la boca nos dijo: “Bueno: todos acabaron menos yo”. Yo le pedí unos minutos para recuperarme y le prometí cumplir con ella como corresponde. Ana la beso a Lorena y le dijo: “¿Me dejas?” Lorena le dijo que sí (sin mucho convencimiento, debo decir). Luego Ana miró a Anahí y le dijo: “¿Te animas a entregarte?” Anahí no estaba muy convencida de que la idea le gustara, pero se aflojo lentamente mientras Ana le chupaba las tetas. Mientras hacia esto, le desprendió la falda que llevaba y le saco la bombacha celeste que traía puesta. Fue bajando con sus besos por el vientre de Anahí y al llegar a su concha levantó sus piernas hasta ponérselas en sus hombros y metió su cabeza entre ambas, besándole toda la concha. La cara de Anahí era espectacular. Vi que Lorena se empezaba a pajear con el consolador mientras la miraba. Yo (que sabia que con Lorena no podía pasar nada porque era solo de Ana) recupere mi erección y me puse a la cabeza de Anahí he hice que me la chupara nuevamente. Ana le pidió a Anahí que se diera vuelta, cosa que ésta hizo, tras lo cual le comenzó a chuparle el culo con fuerza, mientras le metía por debajo dos dedos en la concha, hasta hacerle tener un orgasmo largo y duradero. Ana se tiró al lado de ella y nos dijo a Lorena y a mí: “Ahora cojannos por el culo a ambas” Anahí estaba tan relajada que casi no opuso resistencia cuando sintió que la cabeza de mi pija se abría paso por su culo muy lubricado por la saliva de Ana. Lorena ya había metido el consolador en el culo de Ana y lo movía con claro conocimiento de cómo le gustaba a ella. Anahi se movía con violencia y me pedía que por favor le acabara toda la leche en el culo. Vi que Ana también estaba en éxtasis preorgásmico y eso me hizo acelerar el movimiento y acabarle toda mi leche en el culo de Anahí. Luego quedamos los cuatro tendidos en la cama recuperándonos. Fue el mejor día de la Primavera que pase en mi vida.
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