Era una noche de invierno bastante fría, yo ya estaba muy enamorado de esa chica trans llamada Fernanda, por ese motivo buscaba detalles para complacerla. En esta ocasión le había comprado un celular, ya que el de ella funcionaba mal.
Le envíe un mensaje para contarle y decirle que al otro día lo viniera a buscar por mi casa. Ella me agradeció e inmediatamente me escribió: “¿por qué no me lo traes, bebé y así conoces mi departamento y de paso nos vemos un ratito?” “pero está tu amigo”. Fue mi respuesta. “está dormido y no escucha nada, vení bebe, dale” aseguro Fernanda.😘
Caminé esas casi 15 cuadras pensando en que el amigo iba a escuchar todo el encuentro, yo trataba de mantener una imagen de hetero, pero por la chica que me había desvirgado analmente me arriesgaba a todo y esta vez no sería la excepción.
Llegué, me hizo pasar a la cocina donde charlamos unos minutos, yo estaba nervioso por la presencia de su amigo, pero esa calza blanca y su voz, me tranquilizaban, pasamos a la habitación, su compañero al parecer dormía en la cama de dos plazas, Fernanda tiró un colchón a los pies de la cama y enseguida nos acostamos.
Empecé a acariciar sus hermosas piernas, abrazado a ella casi con devoción, mi mano llegó a su entrepierna y se encontró con ese bulto duro bajo la calza, suavemente se la bajó un poquito y su pene erguido apareció frente a mis ojos, la mano de Fernanda acariciaba mi nuca y con esa voz que me encantaba me susurró: “chúpala un poco, bebé” mientras guiaba mi cara hacia el paraíso.
Se estiró en la cama y bajo su calza y su bombachita un poco más, mi boca saboreaba ese pedazo de carne caliente que seguía creciendo en mi boca, ese gusto y ese aroma, delicado y excitante me rompía la cabeza, tanto que no noté que Fernanda se había acomodado para tomarme de la cabeza con ambas manos, metérmela hasta la garganta con fuerza y dejarla ahí varios segundos para luego cogerme la boca por un buen tiempo, hasta que decidió salir.
Se sacó toda la ropa y me preguntó: “¿la querés en la colita, bebé?” ni espero mi respuesta cuando ya me tenía con las piernas en sus hombros, mi ano ensalivado y su punta humedecida entrando suavemente, hasta que entró en su totalidad, jugó un rato con mi ano, sacándola despacio para luego meter la puntita apenas, hasta que me la metió con fuerza hasta el fondo.
Mis quejidos eran imposibles de no escuchar, repitió varias veces esto con una sonrisa y diciéndome: “relájate bebé” mientras empezaba a cogerme con más velocidad, luego me hizo montarla, sentarme en su pija y clavarla hasta que sus testículos golpeaban mi cola. “¿te gusta, bebé?” me susurraba “ahora ponete en cuatro” obedecí y ella me cabalgó enloquecidamente por varios minutos.
¿Querés la leche en la colita? – apenas pude decir si, me cabalgó un poco mas, la sacó, me acomodó, se tocó un poco, y me la metió, sentí su leche caliente, en cantidad, llenando todo mi interior, y sentí sus gemidos en mi oído.
Fui al baño, me vestí, me despedí y caminé hasta mi casa, pensando en el amigo de Fernanda escuchando todo desde la cama, y sintiendo la leche cayendo por mis piernas.
By: Daniychani 😍