El primer anal de Ximena

📋 Lecturas: ️13089
⏰ Tiempo estimado de lectura: 9 min.

Aquí la historia de cuando di mi primer anal a una novia que tuve y que par este relato llamaremos “Ximena”.

Ximena era una chica gordita de pelo negro lacio pero con unos risos sutiles, algo bajita, por ahí de 1.56 metros, y piel morena. Aunque lo que más destacaba de ella eran sus no enormes pero si de un tamaño considerable par de tetas.

Lo recuerdo bien, tenía unos 19 cuando Ximena, mi novia de ese entonces (ella un año menor que yo) me invitó a la boda de su tía, llevábamos poco tiempo de novios y no conocía más que a su hermana y su papá, así que me sentí un poco raro de estar en la boda de una desconocida.

Todo iba normal, me presento con un par de personas, cenamos algo que nos ofrecieron en la boda, pero dos jóvenes como nosotros no se quedarían sentados horas hablando , así que salimos un momento, frente al salón de fiestas había una cancha de fútbol pequeña y junto a esta, una tribuna de metal la cuál estaba sola, aunque con algunos niños y jóvenes alrededor. 

Entre los besos y caricias lleve mis manos a su pecho y comenzamos a acercarnos  más y más, todo iba bien cuando vi la hora y me percate de que era bastante tarde, las 12:30 si no mal recuerdo, ella no tenía mucho problema, al final la reunión era de su familia, pero yo debía volver a casa. Ella decidió acompañarme, no vivía muy lejos (de hecho, ella vive a un par de cuadras incluso en la actualidad), pero por mi parte, solo debía caminar unos 10 minutos hasta casa y pasar una pequeña franja boscosa.

Ximena me hizo compañía hasta la franja boscosa y tras una casa algo vieja de una conocida nos despedimos con un apasionado beso. Podría apostar a qué la situación de besos y caricias de hace un rato en las tribunas de la cancha no fueron suficientes para ninguno de los dos, y aunque se suponía que sería un beso de despedida, las cosas se pusieron más intensas, empezando por una erección en mis pantalones, cosa que ella notó, tocaba mi verga por encima de mis pantalones mientras que yo su trasero, incluso metiendo mis manos en su pantalón. 

No recuerdo quién tomó la iniciativa, pero antes de darme cuenta ya había tomado sus tetas y las había sacado de su camiseta y la chaqueta que llevaba puesta Ximena, a la par de esto, ella ya me había desabrochado el pantalón y masajeaba mi verga, haciéndome  una paja de pie, mientras me abrazaba y me besaba el cuello.

Las cosas escalaron al meter mis dedos por dentro de su pantalón y comenzar con mi trabajo, estaba implícito, debía darle placer con mis dedos mientras le seguía el juego de lenguas, así que eso hice, comencé a mover mis dedos en sus labios de abajo y tras un par de minutos los metí para hacer algunos movimientos, Ximena comenzó a hacer algunos jadeos y aún así ella no se quedó atrás, sentí como aumentaba la velocidad de su mano en mi pene, ya con los pantalones en los muslos usando una mano para masturbarme mientras que la otra se recargaba en mi hombro.

Nos detuvimos un segundo y casi como un acuerdo mutuo nos miramos a los ojos. Ximena se agachó y me empezó a dar una mamada. Si bien  ya habíamos cogido antes, ambos aún éramos novatos, y aquí estábamos, en un descampado tras una casa cerca de la 1:00 de la mañana, yo con los pantalones abajo y ella de rodillas frente a mí lamiendo mi verga.

Son este tipo de situaciones las que me animan a seguir vivo, carajo.

Una idea pasó por mi mente…

  • Yo: Oye… ¿Recuerdas lo que me habías propuesto el otro día?.
  • Ximena: ¿De qué?.

Dijo mientras dejaba de lamer un momento mi pene y mirándome. 

Con algo de vergüenza, atine a decir.

Yo: bueno, no traigo condones, podríamos probar a hacerlo por atrás.

Ximena se detuvo de lamer un momento y me miró algo nerviosa para levantarse y verme  a la cara.

  • Ximena: bueno, pero con cuidado.

No pude contener la emoción, pero debía esforzarme en complacerla, ella bajó sus pantalones lo suficiente para descubrir su trasero y se recargó sobre la pared de aquella casa solitaria con sus manos. Por mi parte, pude ver su linda ropa interior negra, no podría asegurarlo, pero supongo que ella ya tenía planeado que pasará algo más en esta “cita”.

Mi tarea era prepararla así que acaricie sus nalgas un poco y baje sus panties, la poca luz que había me impedía ver con claridad, así que atine a usar mis manos, la abracé desde atrás, con una mano le daba placer a su vagina y con la otra acariciaba sus pechos, los cuales colgaban libremente por la posición que había tomado Ximena.

Tras un par de minutos, decidí pasar a lo que estaba esperando, puse un dedo en la entrada de su ano y comencé a hacer presión con el mismo poco a poco para que pudiera entrar. Ximena soltó un par de gemidos yo movía mi dedo solo un poco, lo suficiente para que se acostumbrara a la sensación de tenerlo dentro, me animé y use mi pulgar, ella soltaba cortos gemidos, quizás entre el placer y el dolor de ser su primera vez experimentando el anal.

  • Yo: ¿ya estás lista?
  • Ximena: si…si, creo que ya. 

Dijo en voz baja.

Trate de encaminar mi verga a su ano, pero la poca luz me jugaba en contra y hacía un recorrido con la punta entre las nalgas de Ximena, debió pensar que era un juego sádico mío, por qué se desesperó un poco y solo atino a decir:

  • Ximena: métela ya, no juegues con mi culo
  • Yo: eso trato, pero no veo casi nada, ponla en la entrada.

Ximena tomo mi pene y la puso en su ano, en ese momento los nervios me invadieron, pude sentir la entrada de su culo con la punta de mi verga y dude un segundo, pero ya era demasiado avance para dar marcha atrás, además de que me moría por probar esa sensación, así que comencé a empujar.

  • Ximena: ahhh… más despacio, más despacio.
  • Yo: perdón, intentaré no moverme.
  • Ximena: si, está bien, deja que me acostumbre, duele.

Me quedé quieto un rato mientras jugaba con mis dedos en su vagina y ella gemía viendo hacia la pared, se sentía increíble, su apretado y caliente culo era similar a recibir una mamada mientras hacía succión, además de la saliva que había dejado el oral que me había hecho hace un momento ayudaba a qué se sintiera más húmedo.

Comencé a hacer un ligero movimiento pélvico y Ximena se dio cuenta, así que puso su mano en mi muslo para controlar un poco el movimiento. Por alguna razón esto me éxito un montón, pasó por mi mente la idea de tener el control, no me resistí y tomé la muñeca de la mano que uso para frenarme, mientras aumentaba la velocidad de mis movimientos.

  • Ximena: no, no, no, espera, hazlo lento, por favor, esperaré.

Ante su súplica baje la velocidad, la tomé por la cintura y la recargue contra mi pecho, tomándola desde atrás acariciaba sus tetas mientras le daba un beso.

  • Yo: ¿te gusta por el culo?
  • Ximena: si, me gusta, pero se siente raro
  • Yo: ¿Quieres que te la saqué?
  • Ximena: todavía no, aún aguantó.

Eso para mí fue un reto, así que en esa posición de pie y yo sosteniéndola volví a hacer mi movimiento pélvico, ella gemía y o cada vez le daba con más ganas, supongo que ya se había acostumbrado pues me pedía que le dirá más rápido y más fuerte. 

Pasaron unos 10 minutos cogiendo su culo cuando me preguntó

  • Ximena: ¿te falta mucho para acabar?
  • Yo: estoy cerca, pero aún puedo seguir un rato más.
  • Ximena: yo ya casi… ahhhh.

Algo de líquido se callo por el muslo de Ximena mientras soltaba un largo jadeo. Eso me prendió muchísimo al punto de estar por terminar yo también.

  • Yo: ¿puedo acabar dentro de ti?
  • Ximena: No, no puedo irme con el culo lleno de semen, además aún debo regresar a la fiesta.
  • Yo: No me falta mucho para acabar, ¿Entonces? 
  • Ximena: te puedo hacer una rusa, ya estoy sensible de mi culo, llevas un buen rato cogiéndome.
  • Yo: Está bien.

Ximena paso hacia atrás su mano, usando sus dedos para tomar mi pene por la base y sacarlo lentamente de su ano, un pequeño sonido hueco se hizo presente, como si destapara una botella de vino, rápidamente puse un par de dedos en la entrada de su ano, la curiosidad me ganó y si bien no pude ver, respondí la pregunta que me había surgido en ese momento.

  • Yo: Se siente el hueco que deje en ti, bien abierto.
  • Ximena: no digas eso, que me da pena, menso.

Saco mi verga de su culo y se puso de rodillas enfrente de mí, usando su mano para masturbarme, en un momento y aún con su camiseta subida, puso mi miembro entre sus pechos.

  • Ximena: te voy a hacer una rusa.

Tras un par de minutos ya estaba listo para dejar salir mi semen.

  • Yo: abre la boca

Ximena abrió la boca y mi leche salió, 3 chorros calientes fueron a parar a su lengua y uno más dio contra su mejilla y al parecer de descontroló el último pues Ximena se levantó para decirme

  • Ximena: creo que tengo un poco de semen en el cabello.

Así terminó ese día para mí, conmigo en mi habitación masturbándome mientras recordaba la tremenda experiencia que había tenido.

Este es mi primer relato, una historia real. Espero les haya gustado y les traeré más en el futuro.

Máster fuera.

Compartir en tus redes!!