El diario de Marta la cachonda (III)

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No estamos para perder el tiempo, y menos entre semana, que luego llega el fin de semana y entre trabajo y todo eso no damos abasto. Lo digo porque ahora nos estamos viendo Carlitos y yo en el pisito de su querida tía, pasamos ahí el poco rato que podemos coincidir a lo largo del día. Tenemos horarios incompatibles, ya que Carlitos estudia y tiene horario sobre todo de tarde, con lo que con mi horario de mañanas y medios dias lo que podemos vernos es más bien poquito.

Pero algo es algo, la verdad es que no podemos quejarnos, el pisito nos viene de miedo, no solo para follar, no seáis mal pensados. Esta tarde que ha estado lloviendo, a ver donde te metes (verdad Xiquitin?). Nosotros lo tenemos bastante fácil. Bueno vale, podéis pensar mal.

Una vez allí lo que hacemos es acomodarnos y ya sabéis, lo típico. Empezamos a besarnos, los besos cada vez pasan a ser más largos y las lenguas juegan entre ellas hasta que, sin darnos cuenta, nuestras manos van poniéndose poco a poco cariñosas y empiezan a deslizarse por el cuello, por la espalda, el pecho. Con estas caricias, los cuerpos comienzan a acomodarse en el sofá, que es donde estábamos esta tarde.

Las manos empiezan a jugar un papel más importante, ya no se mueven tan lentas, van buscando la manera de quitar de en medio los obstáculos que suponen para ellas la ropa que tienen por delante hasta llegar a su objetivo…alcanzar la piel. Con más o menos torpeza o agilidad se desprenden de suéter, camiseta, sujetador. Él comienza a jugar con mis tetas, las soba, las aprieta, les pasa la lengua…mientras tanto ya me he deshecho de su pantalón y me dispongo a saludar a su juguetito que me espera impacientemente tieso.

Lo toco, lo agarro y le doy caña, cuanta más mejor. Él se pone inquieto y busca lo más rápido posible mi entrepierna, cuando accede a ella ya está algo húmeda y lista para ser acariciada. Su pene sigue en forma, me agacho un poco y le doy unos lengüetazas que lo ponen bien cachondo, él responde de la misma manera paseando su lengua por mis labios, los prepara para el momento más pornográfico de todos.

Se incorpora, se sienta y me pone encima de él, el siguiente paso me toca darlo a mi. Le pongo el condón, que se desliza casi el solito hasta el final. Me abro hasta que podemos acoplarnos. Poco a poco, con suavidad su aparato va entrando en mi, me da placer. Empiezo a moverme encima de él, cada vez más, me agarra las tetas y las aprieta, se las pone en la boca. Mientras mis movimientos son más intensos, la tengo casi toda dentro.

Él continua con la boca intentando alcanzar mis tetas, juega con ellas ya muy excitado. Me aprieta el culo con las manos. Se mueve, me mueve arriba y abajo. Me da mordisquitos en los pezones, que se convierten en chupetones bien fuertes en mis pechos, eso me excita. Yo no paro, el ritmo es muy intenso, noto como entra y sale cada vez, a veces, la deja fuera y le mete de golpe. Le pido más!!!.

Me quita de encima y me tumba, me abre las piernas y casi de lado empieza a darle otra vez, pim pam pim pam! Le digo que estoy a punto de correrme, el orgasmo está muy cerca, él me dice que está apunto…sigue metiéndomela cada vez más deprisa. Le sigo pidiendo más. Al final, me vuelve a sentar encima de él y… diossssss. El máximo placer, apuramos los últimos movimientos ya casi sin fuerzas. Acabamos tumbados sin decir nada, los dos tirados disfrutando del momento. Le digo que echaría otro polvo, pero creo que no da tiempo. Nos limpiamos bien, nos ponemos la ropa y hasta la próxima. El piso se queda esperando nuestra siguiente visita, que me da a mi que no tardará mucho. Espero que sea igual o más excitante que hoy, vaya forma de follar en el sofá. Asi da gusto!.

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