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El consultorio de mi vecino ginecólogo

Cuando quise visitar a un ginecólogo por primera vez, y aproveché que un vecino de mi edificio me comentó que él ejercía esa profesión.

Cuando tenia 18 años estaba recién instalada en un departamento, que mis padres habían alquilado en la capital donde vine a estudiar. Vivía sola y conocía a algunos de los inquilinos del edificio. Un día leyendo una revista, me enteré que las mujeres deben hacerse un chequeo periódico en el ginecólogo.

En algunas oportunidades me había cruzado con un vecino del edificio, el cuál siempre vestía una especie de camisa como la que usan los médicos, y pensé que le podría preguntar si él conocía a alguien para poderme hacer estos chequeos. Un día lo encontré en el pasillo, y le dije que vivía también ahí, y él me contestó que me había visto en algunas oportunidades.

Le dije lo que había leído y que deseaba saber si conocía a alguien para ir a su consulta. Se quedó pensando un rato mientras me miraba, y me dijo que casualmente él era Ginecólogo. Para mis adentros pensé que suerte tenía, y le pedí la dirección de su consultorio para ir a que me atienda.

Él mencionó que si yo deseaba, podría hacerlo en su departamento así que me dijo que si yo gustaba podría subir en una hora. Le dije que ahí estaría y nos despedimos. Él era un hombre como de unos 40 años y se veía siempre bien vestido. Me preguntaba si seria casado, y si ahí era estaría su mujer. Mejor le hubiese preguntado, pensé.

Fui a mi departamento y en ese momento me puse a pensar como seria el examen que me haría, ya que nunca había ido a un medico de este tipo. Me di una ducha y elegí mejor ir con vestido que con pantalón, así que me puse mis braguitas, el sujetador y el vestido.

Había llegado la hora, y subí dos pisos hasta llegar donde vivía. Toque la puerta y salió a atender, y me invito a pasar. Me dijo que me sentase un momento en la sala y que después pasaríamos a su consultorio. Volvió en un instante, y me hizo pasar a una habitación donde había una vitrina con libros, un escritorio y una especie de diván. No parecía un consultorio, pero no se lo mencioné. El se sentó en la silla del escritorio, y me preguntó en que me podía atender. Le dije que era la primera vez que iba a hacerme un examen.

Muy bien, quítate la ropa por favor, me dijo. Y yo me quedé en una pieza. No había biombo para quitármela y tímidamente le pregunté si debía hacerlo delante de él. Me dijo que tuviera confianza ya que era un profesional, y no era la primera vez que veía a una mujer desnuda. Con ese argumento empecé a desvestirme, y aunque estaba avergonzada baje el cierre de mi vestido y me lo quite. El no me sacaba la vista de encima, y seguidamente desabroche mi sujetador dejando mis senos al aire. Le pregunté si debía quitarme las braguitas también, y me contestó que eso era lo principal.

Estaba con la cara colorada por la vergüenza, y seguidamente me pidió que me eche en el diván. Una vez acostada se acercó hacia donde yo estaba y me preguntó si estaba embarazada, a lo cual respondí que no. Luego me preguntó si había tenido relaciones sexuales y le dije que solo una vez cuando vivía en la provincia.

Primero puso sus manos sobre mis senos y los masajeaba apretándolos. Para que es eso doctor? le pregunté. Y me respondió que era para ver si tenia quistes en las mamas. Se notaba que hacía a fondo los chequeos, ya que me estuvo agarrando los senos durante un buen rato.

Ahora vamos a revisar la vagina me dijo, pero cuando iba hacia la parte de adelante, me pareció que se le había abultado la parte delantera de su pantalón, pero no le tomé mucha importancia al hecho. Una vez delante de mi, abrió mis piernas y sin ningún instrumento comenzó a palpar en el interior de mi vagina. Metía sus dedos y en algunos momentos, tocaba algo ahí dentro que me hacían sentir excitada.

Luego de revisarme ahí, me dijo que físicamente estaba bien, pero que le preocupaba algo. Un poco asustada le pregunté que cosa era, y me dijo que él, además de Ginecólogo era terapeuta sexual, y que en los casos en donde había tratado chicas como yo, a pesar que se encontraban fisiológicamente bien, fracasaban en las relaciones sexuales.

Así desnuda como estaba, me seguía diciendo que sería conveniente que yo supiera si conseguía una satisfacción en una relación sexual, ya que la mayoría de las mujeres se daban cuenta de ese problema, cuando se casaban, y que lo mejor era averiguarlo a una edad temprana como la mía.

Le pedí que me aconsejara que podía hacer, y me dijo que el podía intentar excitarme, para ver como respondía. Pero que para eso comenzaría tocándome y que debería tener una penetración para ver como respondía. Le mencioné que yo no tenia enamorado, y él me dijo que si yo deseaba, él podría penetrarme para obtener un resultado inmediato del examen.

No estaba segura que esto estuviera correcto, pero le dije que deseaba someterme a los exámenes. Entonces me mencionó que iba a chequear primeramente mis zonas erógenas y que luego haría los demás exámenes. Se acercó a mi y me empezó a besar en la boca, metiendo su lengua y luego bajó a mi cuello, mientras que con sus manos masajeaba mis tetas. Con ese toqueteo comencé a sentir que me excitaba, y le dije lo que sentía en ese momento, pero el replicó que había que hacer el examen completo.

Luego de eso, puso su cabeza entre mis piernas y me empezó a lamer mi chochito. El contacto con su lengua me provocó una electricidad, que me hacia jadear. El por su parte seguía besándome las piernas y sentía que metía un dedo en mi concha y otro por mi ano.

Cuando yo empecé a sudar, me dijo que ahora venia la penetración, pero que deseaba que le chupe la verga para que entre sin dolor y como yo no quería que me duela, se la empecé a mamar. El se puso a jadear y me agarraba de la cabeza para que no la saque de mi boca.

Luego de eso se quito la ropa, y se quedo desnudo como yo estaba. Se puso encima mío y me metió la verga en la chucha, y empezó a moverse como loco. Me bombeaba con fuerza y me preguntaba si me gustaba. Yo le respondía que sí, y en verdad me gustaba sentir su verga dentro de mi. Luego sentí que un liquido caliente me inundaba, y el resoplaba. Se había vaceado dentro de mi. Luego me dijo que no había aguantado mas, pero que aún faltaba la prueba final, que era meterla por mi ano.

Yo le pregunté si eso era necesario, y el muy seriamente me contestó que era imprescindible, pero que debía chuparsela nuevamente para lograr otra erección. Nuevamente me puso su verga en mi boca y tomó una de mis manos para que a la vez que se la chupaba, se la corriera. No me costo mucho trabajo lograr que se le parara, y luego me hizo ponerme en cuatro patas en el diván. Lo vi colocarse detrás mío y primero sentí la cabeza de su verga en la entrada de mi ano, y luego empezó a empujar, hasta que la metió hasta la base.

Así me estuvo culeando un rato, hasta que lanzo un aullido en el momento que eyaculaba en mi recto. Se echó a mi lado, y yo sentía que me chorreaba la chucha y el ano. Luego me preguntó si me había excitado, y le dije que si, ya que la culeada que me dio fue muy placentera y me dio la seguridad que funcionaba todo bien en mi.

Luego de eso le pregunté cuanto le debía, pero él me dijo que como era su vecina no me cobraría nada, pero que deseaba pedirme un favor. Lo menos que yo podía hacer era aceptar y le dije en que lo podía servir, y el me comentó que esos exámenes lo habían excitado mucho. Y me pedía que le permitiera hacerme el amor, pero esta vez ya no sería en su consultorio, sino en su dormitorio.

No me quedo mas que aceptar su pedido, y me condujo a su habitación donde me dijo que quería que le chupe la verga, mientras el me chupaba la chucha. Nos acostamos en su cama y así aprendí la pose del 69.

Luego me acosté boca arriba y empezó nuevamente a penetrarme. Me culeaba como una bestia y agarraba con fuerza mis nalgas, al mismo tiempo que chupaba mis tetas. Nuevamente me llenó la concha con su leche y esta vez quedo exhausto. Me despedí de él, y le prometí que volvería en otra oportunidad para otro examen.

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