El coño de mi amiga para desayunar
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A ojos de todo el mundo que nos conoce somos simplemente unas buenas amigas, inseparables. Realmente, a parte de eso también somos amantes desde unos meses. Que vayamos siempre juntas no es nada extraño y eso es una gran ventaja a la hora de dormir juntas y en consecuencia, disfrutar del sexo entre nosotras. Estudiamos en la misma clase, y ahora estamos de exámenes por lo que quedamos mucho para estudiar juntas. Esto que voy a contar ocurrió hace tan solo una semana.
Era domingo y teníamos examen el lunes, por lo que me desplace hasta su casa para dar un repaso a los temas. En su casa no había nadie puesto que habían salido todos de fin de semana. Llegué un poco antes de la hora prevista (ya que habíamos quedado con más gente) solo para despertarla en persona. Así que le llame al timbre y subí hasta su casa. Tenia cara de dormida, pues era relativamente pronto. Por supuesto me recibió en pijama y cuando abrió la puerta se fue directa a tumbarse otra vez a la cama, pero eso si, con una amplia sonrisa en la boca al ver que era yo y que había ido a despertarla.
Al verla así, acostada sobre la cama y prácticamente indefensa debido al sueño, no pude resistirme y la empecé a besar. Llevaba un pijama que solamente constaba de unos pantalones muy cortos y una camiseta de tirantes que dejaba entrever todo, ya que no llevaba ropa interior. Con los besos ya no pude parar, necesitaba seguir puesto que tenia ganas de ella. Así que le subí la camiseta y admirar sus maravillosas tetas. Tenia una talla 100 de pecho, claramente eran grandes. Sus pezones son redondos, rosados y muy proporcionados. Chupar esas maravillas es algo que me tiene enganchada. Es verlos y no poder aguantar el cojerlas con las dos manos, manosearlas, lamerlas, besarlas, comérmelas enteras y pellizcar sus pezones.
El ambiente iba subiendo de temperatura y ya no había marcha atrás. Ella sabia que cuando yo empezaba así no tenia ninguna intención de parar para nada, simplemente se limitaba a estar tumbada en la cama disfrutando de la situación. Le quite la camiseta y seguí ocupándome de su boca y su pecho. Pero al momento le quite también los pantalones, quedado desnuda ante mí. Era una imagen espectacular. Cada vez que veía a mi amiga así es que me volvía loca. Solo con eso yo ya me llegaba a poner pero que muy cachonda.
Empecé a jugar con su clítoris con un dedo, a repasar los labios y a enredarme por su escaso bello púbico. Mi boca estaba con la suya pero rápidamente empecé a bajar de forma que le lamí y bese todo el cuerpo, empezando del cuello y acabando en los pies. Su cara ya era de desespero, estaba haciéndome de rogar demasiado y me amenazaba con su mirada para que me centrase ya en su humedad vaginal. Por ello no lo dudé y puse mi cara entre sus piernas. Primero empecé con la lengua a acariciar suavemente la zona y con los dedos a jugar un poco. Me encanta el sabor que tiene en esos momentos, dulzon, muy suyo; y también verlo, pues lo lleva depilado como a mí me gusta, solo un poquitín de pelo que hace que sea una vista muy erótica.
A los pocos segundos yo tampoco podía aguantarme mas, así que metí toda mi lengua en su húmeda cuevecita y a lamer como una loca para quedarme con todos sus jugos. Con las manos le tocaba las tetas y los pezones totalmente duros por la situación. No pensaba despegar mi cara de ahí hasta que no se corriese.
Se la lamí toda entera, jugué con mis dientes con su clítoris, me recorrí cada centímetro de su concha a lengüetazos.
Hubo momentos donde mi lengua se perdía dentro de ella y era justo entonces cuando no podía reprimir los gemidos ni los espasmos, pues no paraba de mover las caderas. Me gustaba oír cada sonido que hacia en nuestros encuentros sexuales. Durante unos minutos estuve comiéndome todos sus jugos y saboreándolos, mis manos no paraban y mi lengua cada vez se movía más rápidamente. Iba a acabar con ella sin usar ningún dedo, solo con mi boca y mi lengua. Y ese momento no tardó en llegar. Su respiración se acelero mucho, sus gritos aumentaron su frecuencia aunque tuvieron que disminuir su intensidad por los vecinos. Sus caderas subían y bajaban de manera frenética. Yo tenia que hacer verdaderos esfuerzos por que mi boca no se despegase de su coñito en ese momento que tanto me gusta y con tantas ansias esperaba, el momento de correrse. Fue como una explosión, sus jugos aumentaron considerablemente. Yo no daba para tragármelo todo. Duró unos segundos, puso los ojos en blanco y se quedo como exhausta en la cama. Yo seguía lamiendo para limpiarlo todo bien. Me encantaba que se corriese en mi boca pero me rogó como pudo que parara.
Me situé a su lado en la cama y empecé a besarla con la pasión propia del momento. La pobre no podía ni moverse, su respiración seguía agitada, ese tipo de orgasmos la dejaban sin fuerzas. Cuando pudo me sonrió y me recordó lo mala que era cuando tenia un momento con ella, pero era algo que le gustaba. Otra ventaja de mi amiga es que es multiorgásmica, por lo que mis “buenos días” no habían acabado ahí. Cuando se recuperó y se iba a levantar a la ducha, yo no la dejé y la volví a tumbar en la cama de un solo movimiento. Me miró con cara de ruego para que no siguiese por donde iba, pero pensaba seguir de igual forma. Seguía bastante mojadita así que empecé a jugar con un dedo, que pronto tuvieron que ser dos porque uno solo apenas notaba nada. Después pasaron a ser tres. Los metía y sacaba de forma regular. Iba cambiando de ritmo, primero lento, después más rápido y luego lento otra vez. Por supuesto volvió a lubricar. Me gustaba porque lo hacia tan en exceso que sus jugos chorreaban por sus muslos y su culo y yo disfrutaba mucho pasando mis manos y mi lengua por esas partes.
Con lo mojada que estaba aproveche para meter uno de mis dedos por su culo y así estimular también esa parte. Era algo que si se le hacia bien hecho, le encantaba y yo lo sabia. Su cara era un reflejo claro de su excitación, así que comencé a un ritmo mas o menos rápido a meter y sacar todos los dedos. Un movimiento intenso y seguido. Yo mientras la besaba pero cuando sabia que no le quedaba mucho para volver a acabar, dirigí mi boca a su clítoris con el que jugué y lamí hasta que volvió a tener otro orgasmo. Ahora si que la dejé descansar un poco. No quería ser más mala, por ahora.
Ahora si que quería ducharse antes de que llegase la gente. Yo me levanté de la cama para que ella pudiese hacerlo, pero me cogió de los brazos y me dijo que quería saber como estaba yo después de cómo me había comportado con ella. Me metió la mano por debajo de la falda y aparto mi tanga. No le hizo falta buscar mucho porque rápidamente notó con los dedos lo mojadita que estaba yo, tanto que me chorreaba por las piernas.
Me dijo que no pensaba dejarme así, que sería muy mala amiga si lo hiciese. Me tiró sobre la cama y me subió la falda, me quito el tanga y hundió su boca en mi entrepierna. Jugó un poco con su lengua y empezó a meter dedos en mi raja completamente húmeda. Yo quería morir del gusto. Había aguantado de forma heroica mientras acaba con ella, pero era mi turno y agradecía la dedicación que mostraba conmigo.
No tarde mucho en alcanzar el orgasmo. Notar su lengua y sus dedos como recorrían mi coño era una experiencia inigualable. Yo no paraba de gemir y cuanto mas rápido lo hacia, mas aumentaba ella el ritmo del metesaca de sus dedos en mi interior (a estas alturas ya eran 4 los dedos que tenia en mi interior). Me corrí al momento, en su mano y su boca, de forma incontrolada. Pronuncié un grito ahogado de puro placer. Adoraba aquel momento. Le supliqué que parara y se sentó a mi lado al borde de la cama. Me dio un apasionado beso y se levantó camino a la ducha. Como pude me recuperé. Ahora mismo yo también necesitaba una ducha y me dirigí al cuarto de baño. La pillé regulando el agua para meterse dentro y por supuesto, yo pensaba meterme a ducharme también, así que…
Lo que paso en esa ducha será mi próximo relato. Espero que les haya gustado.
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