Disfruto ver desnudas a mis hijastras
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*Les lavo y huelo sus calzoncitos sucios.
Cuando conocí a mi actual esposa, tenía tres hijas pequeñas con las que empecé a convivir y que fueron creciendo bajo mi tutela, porque el padre era un desobligado y pues a mí no me importó sacarlas adelante, porque amaba y amo a mi esposa.
Ellas se llaman Sofía, Paulina y Paola, actualmente son unas lindas jovencitas de 18, 19 y 20 añitos. Son estudiantes de universidad, tienen cuerpo espectacular, con curvas, senos hermosos, piernas torneadas y unas nalgas de infarto.
Mi esposa las acostumbró a que nos bañáramos los cinco, porque ella siempre dijo y dice que en casa se debe de enseñar la educación sexual, para que los hijos empiecen a conocer su cuerpo para que nadie los engañe.
Así fueron creciendo, viendo desnuda a su madre y a mí. Había ocasiones que mi esposa estaba cachonda y me abrazaba, me rozaba sus senos en la espalda, su vagina sin pelos la tallaba en mi pierna y eso obviamente provocaba que tuviera erección. Eso era normal.
Mi esposa es doctora y un día les dijo: lo que tienen entre las piernas se llama vagina, tiene labios, además les sale pelo. Conforme crecieron, les daba explicaciones, consejos, les ponía ejemplo. También les dijo que tendrían menstruación, así como ella sangraba mes con mes y que ellas veían como escurría la sangre cuando nos bañábamos. Les dijo donde se ubica el clítoris y la ubicación.
Agarrándome el pene, les dijo cuál era su nombre, que eso lo tenían todos los hombres, que cuando se estaba excitado o se tenían relaciones sexuales le sale un líquido blanco que, al entrar en la vagina, si la mujer no toma medicamento o el hombre no está usando preservativo, queda embarazada y así es como nacen los hijos.
Otra recomendación fue que no permitieran que nadie las tocara y que tampoco era normal que alguien intentara meterles un pene, sin su consentimiento, porque todo tiene su etapa, hasta que fueran mayores de edad. Le dijo que podían tocarme el pene y los huevos, para que sintieran como era, que además le sale pelos, pero que yo me los cortaba al igual que ella.
Para que comprobaran en la práctica lo que les dijo, me comenzó a masturbar, mi pene se puso como una roca, hasta que me hizo venir. Pusieron sus manos para que sintieran como era, que lo olieran, además les dijo que se puede tragar, que es normal en una pareja. Las cuatro se tragaron lo que les quedó en la mano. Acto seguido se metió mi pene en la boca. Esto también se hace, les dijo.
De igual manera comenzó a tallarse el clítoris con la punta de mi pene, gemía, ´me jaló hacia ella y se le fue todo el pene. Gritaba de placer, Sofía, Paulina y Paola nos quedaban viendo sorprendidas y con temor de ver que mi tranca entraba toda en la vagina de su mamá, que tuvo tres orgasmos antes que me viniera dentro de ella. Les dijo que se acercaran para que vieran el semen que le había quedado adentro y que comenzaba a escurrir. Explicó que eso provocaba embarazo. Para evitarlo había que tomar un medicamento o que el hombre estuviera usando condón, pero que eso se los explicaría más adelante.
También era normal ir ligeros de ropa y en ocasiones totalmente desnudos si se nos apetecía. Lo que mi esposa siempre quiso es que no crecieran “ciegas” en ese y otros temas de la vida diaria, para que no cualquiera las embaucara y estaba totalmente de acuerdo con ella.
Como les comenté, mi esposa es doctora y se la pasaba trabajando tanto en un hospital como dando consultas en un centro de salud alejado de la ciudad, que había una señora que se encargaba de la casa. No está demás decir que Rocío que así se llama la señora, se había adaptado a nuestra forma de convivir en la casa, porque hasta ella en algunas ocasiones andaba ligera de ropa o en topless.
Como en mi trabajo tenía más tiempo libre y hasta podía trabajar desde casa, desde siempre ayudé en las labores de la casa. A pesar de contar con la ayuda de Rocío, que por cierto tiene un hermoso cuerpo y eso será terma de otra historia, en muchas ocasiones hacía la comida, además de lavar la ropa, principalmente la interior. De las chicas lavé calzones hasta llegar a los actuales, que son hilo dental, cachetero, tangas y unos que son una tirita que me imagino que por lo pequeño se les mete entre la vagina y entre las nalgas. Muchas veces sus prendas interiores tienen mocos donde va la vagina, lo que significa que es cuando están calientes o algún novio las deja a medias.
Lavo los calzones de mi esposa que, igual, muchas veces los he encontrado llenos de mocos, quiere decir que anduvo excitada. Cuando lavo los calzones es cuando más tardo, porque ensucian muchos y me gusta oler uno a uno, incluidos los de mi esposa. Tan es así que Rocío varias veces me ha sorprendido y solo me dice: “Patrón, dichoso usted que disfruta del olor de tres panochitas”.
Un día le respondí que podrían ser cuatro con la suya. Sin decir nada, comenzó a quitarse el hilo dental y me lo entregó. Desde luego que comencé a olerlo e inmediatamente se me paró la verga, lo cual no pasó desapercibido para ella.
Ahora que ya están grandes, a pesar que mi esposa es de mente abierta, no sé si me deje que me las coja, es un deseo que tengo desde hace muchos años. No sé cómo abordar ese tema con ella, no se cual vaya a ser su reacción, pero es una fantasía que tengo.
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