Despedida de soltera
Estaban varias amigas y familiares de Irene en una despedida de soltera que le organizaron por sus próxima boda con Juan Manuel, era una celebración muy alegre con muchos regalos y se practicaron muchos juegos picantes y bromas subidas de color y Alejandra fue invitada por su amiga la festejada, ella participaba de muy buena gana y con entusiasmo, poniendo de su parte los juegos que conocía, pero en un momento en que estuvieron aparte le dijo a Irene, que ella le estaba organizando una despedida,
Irene y Alejandra eran muy unidas y siempre fueron cómplices en sus aventuras, viajes y parrandas, en las que se divertían mucho y sin respetar barreras ni tabús de ninguna clase.
Actualmente Alejandra que era una mujer no muy joven de unos 28 años, morena de melena larga, muy guapa y elegante, de posición social más bien alta, e independiente económicamente, pues había puesto un bar y le iba bastante bien, hacia bastante tiempo que no se frecuentaba con Irene, por lo que no se había enterado de que tuviera una relación formal que la llevaría al matrimonio, pero al enterarse se alegró y cuando la invitó a su despedida, ella inmediatamente empezó con los preparativos para organizarle ella otra despedida de soltera.
Cuando se despidió de Irene, le dijo:
— Dame una fecha para que yo te organice una despedida, de preferencia que sea en fin de semana.
— E Irene le dijo, no sé, porque no me hablas al celular y nos ponemos de acuerdo.
Así quedaron y unos días después Alejandra le marcó para ponerse de acuerdo y verse para acordar la fecha.
Cuando se encontraron en un café en donde acostumbraban reunirse se abrazaron efusivamente, saludándose de beso en la mejilla y empezaron a conversar:
— Dime Irene, platícamelo todo, como es que te encontraste a este galán y como estuvo que te amarró las alas, todavía me acuerdo de nuestras últimas aventuras, yo nunca me imaginé que tu quisieras sentar cabeza.
— Pues mira, la verdad es que como tu y yo ya hacía tiempo que no nos frecuentábamos, porque tu estabas muy ocupada instalando tu negocio, yo me reunía, con un grupo de amigos en el cual él (Ernesto), era el alma del grupo y ya sabes como siempre ahí va la res a ser la número uno y nos enganchamos a tal grado que ya ves a donde hemos llegado.
— Muy bien amiga le dijo Alejandra, ¿y tu estas bien segura de lo que vas a hacer?, ya pensaste que es un paso muy drástico que te va a quitar la libertad y si todo va bien que bueno, pero y si no, pero bueno ya tu lo decidiste y yo te voy a apoyar en todo lo que sea necesario, por lo pronto te estoy organizando la despedida, que no vas a olvidar en toda tu vida créeme.
— Muy bien, gracias dijo Irene, dime ¿quieres que invite a alguien?, ¿que lleve a algunas amigas o compañeras de trabajo?, tu sabes para hacer montón.
— No amiga para nada, madamas nos estorbarían, yo ya tengo todo organizado, tú ni te preocupes le dijo Alejandra, nada mas quiero que vengas tú muy guapa, ¿te parece bien el viernes?
Y de esta manera, se quedaron de ver en el negocio de Alejandra.
Para esto Alejandra se esmeró en los preparativos de la celebración y ese día no hubo servicio en el bar, todo fue preparado para recibir a la festejada.
Al llegar Irene a la celebración, fue recibida por su amiga quien la llevó a un saloncito con una mesa y un escenario expresamente preparado para ellas, todo decorado con esmero y alumbrado con una media luz muy romántica, le sirvieron los cocteles de champan que a ella siempre le habían gustado y de repente se encendieron unos reflectores y en el escenario apareció un señor con una guitarra y empezó a cantar una canción romántica, pero se interrumpió y después de felicitar a la agasajada, comenzó a decir chistes, los cuales poco a poco fueron subiendo de color, después alrededor de él empezaron a bailar una pareja de bailarines y se retiró el cantante y apareció un cheslón, donde los bailarines con una música de fondo empezaron a abrazarse y besarse apasionadamente y él la fue desvistiendo poco a poco y con mucho arte, hasta dejarla completamente desnuda, ella entonces procedió a desnudarlo a él, y cogiendo con sus manos el parado miembro, se lo empezó a besar y a chupar, terminando los dos haciendo el amor en el cheslón.
Para este momento Irene ya estaba completamente encendida y apretándole la mano a su amiga le dijo entre risitas nerviosas:
— Oye Alejandra, no seas cabrona, de que se trata.
— y Alejandra le dijo, no te preocupes ahora viene lo bueno y llevándola de la mano la guio a un cuarto adjunto que estaba amueblado con unas sillas una mesita y una cama.
Irene sorprendida no sabía que iba a suceder, entonces de varias partes del cuarto salieron cuatro musculosos jóvenes con antifaz y vestimentas de cuero negro, los cuales las fueron rodeando y acariciando sus cuerpos, las fueron desvistiendo, Irene quiso resistirse, pero Alejandra le dijo, vamos amiga disfrútalo, de esto no vas a volver a tener.
Entonces Irene se dejó llevar por el sopor del alcohol y los actos previos que había presenciado y empezó a disfrutar de los jóvenes que la acariciaban y la desnudaban, haciendo ellos lo mismo y cuando estuvieron completamente desnudos se prendieron en sus senos, succionándolos suavemente y uno de ellos se fue bajando por su vientre hasta sus ingles las cuales recorrió con la lengua, procediendo a besarle la vagina y lengüetearle el hinchado clítoris e introduciéndole los dedos se la empezó a masajear y al mismo tiempo seguirle lamiendo el clítoris, Irene con un gemido de placer se vino sin poderse contener y entonces uno de los jóvenes la llevó hasta una silla y sentándola en sus piernas de frente a él, le metió la parada verga, penetrándola sin prisas, ella ya sin freno, se empezó a mover para disfrutarlo y pasados unos minutos y después de que se vino copiosamente, sintió como la levantaban de los brazos y abriéndole las piernas la ensartaban en otro de los jóvenes que estaba en otra silla, ella, ya loca de deseo se movía sin cesar para disfrutar al otro joven, viniéndose nuevamente, al terminar de venirse la volvieron a levantar y la arrojaron en la cama donde otro de los jóvenes la recibió y se la acomodó de piernas al hombro y le sumió la verga con un vigoroso empujón y ella sintió que le llegaba hasta el fondo de su vagina y después de unas vigorosas metidas y sacadas se vino nuevamente, entonces el otro de los jóvenes la ensartó y dándose la vuelta se la puso encima para que ella lo cabalgara, y ella ya sin muchas fuerzas, le dijo que ya no podía, el joven la recostó y poniéndola de a perrito la hizo venirse después de varias metidas.
Irene buscó a su amiga, viendo como uno de los jóvenes se la estaba cogiendo, sosteniéndole las piernas y ella con la espalda arqueada ondulaba su cuerpo en una impresionante venida.
Después de esto, los jóvenes se retiraron a una seña de Alejandra y después de descansar un rato sin decir nada, Alejandra pulsó un timbre y unas empleadas les trajeron agua y varias bebidas, y les dijo que prepararan el yacusi.
Ya en el yacusi Alejandra le dijo:
— Que te pareció la despedida que te tenía preparada amiga, te faltó algo, dime que más quieres tu nada más pide.
— E Irene lánguidamente y todavía sintiendo la verguiza que había recibido le dijo a su amiga, créeme que nunca en todo el tiempo que tengo de conocerte llegué a pensar que me hicieras un regalo como este, creo que, si esto se repite, ya no voy a querer casarme.
— E Irene le dijo, no amiga continua con tus planes y si en algún momento quieres relajarte, y olvidar tus cuitas o el tedio, llámame y yo con todo gusto te programo otra sesión como esta o mejor.
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