Desde el apartamento del frente

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Ese lluvioso día regresaba de mi trabajo y de repente reconozco el vehiculo de mi vecina que estaba parado en medio de la lluvia. Tenía una llanta desinflada y Meli, mi vecina, esperaba impacientemente la llegada de ayuda. Me baje de inmediato y ella me reconoció al momento (a pesar que nunca hemos intercambiado palabras, solo miradas). Rápidamente repare su llanta y al terminar ella me ofreció un poco de dinero a cambio. Le dije que no podía aceptar su dinero, pero que, como estábamos empapados por la lluvia, le aceptaría una taza de te caliente. Ella me dijo que la siguiera en mi vehiculo y al llegar a nuestro edificio, me invito a pasar a su apartamento.

Al llegar, me dijo que podía sentarme y esperar un poco a que hirviera el agua para tomar un te. Como estábamos aun mojados ella me ofreció una toalla y me dijo que podía secar mi ropa en su secadora eléctrica. Al principio me tomo por sorpresa, pero la verdad es que estaba súper incomodo con tanta agua encima. Acepte su petición y le pedí que me permitiera tomar una rápida ducha con agua caliente, para evitar coger un resfriado. Ella me mostró el baño, tomo mi ropa mojada (yo estaba tapado por una toalla) y me dejo allí mientras regresaba a la cocina.

El interior del baño estaba ya totalmente cubierto por el vapor de agua cuando aparece Meli con una hirviente taza de te y vistiendo una hermosa bata de seda negra. Me comento que había aprovechado también la ocasión para secar su ropa mojada por la lluvia. Se sentó en el retrete y comenzó a buscarme conversación. Me comento que era divorciada, que tenia 45 años y que vivía sola desde hace 4 años. De repente se abre la puerta de la ducha y aparece esta mujer completamente desnuda, diciéndome que si necesitaba que a alguien que me enjabonara la espalda. Cerré la puerta de inmediato y pude ver el extraordinario cuerpo que esta preciosa dama me ofrecía. Sus tetas eran bellísimas, casi perfectas y su chocha estaba totalmente depilada. Le eche un poco de agua en su cara y le di la vuelta a su bello cuerpo.

Comencé a frotar su espalda e inmediatamente mi pedazo de carne se transformo en una erecta verga de 20 centímetros. Mientras apretaba su cuerpo con el mió, metí varias veces mi palo entre la raja de sus nalgas. Tenía un culo espectacular que nunca había tenido ninguna de mis jóvenes novias. Comencé a bajar hasta sus imponentes nalgas y las bese hasta el cansancio. Meli comenzó a gemir indicándome que le gustaba el roce de mi lengua. Nuevamente le di vuelta a su cuerpo y en frente de mis ojos quedo el paisaje de su chocha depilada. Metí mi lengua entre sus labios y al encontrar su clítoris comencé a darle la mamada de su vida. Se estremeció varias veces y por su catarata de jugos me di cuenta que había llegado a 2 o 3 orgasmos. Yo me levante extasiado y ella aprovecho para arrodillarse entre mis piernas. Se metió mi verga hasta la garganta y con delicados lengüetazos me hizo ver el cielo. La hacia como toda una experta. Tenía muchos kilómetros recorridos. Se comió mi palo y se trago mi leche hasta dejarme sin piernas.

Luego de esto nos secamos un poco y la lleve cargada hasta su cuarto. La tire de espaldas a su amplia cama, abrí sus piernas y comencé de nuevo a mamar su jugosa concha. Esta mujer estaba extremadamente caliente y ansiosa de placer. Después de unos minutos tomo mi cabeza y la empujo fuertemente contra su raja, gritando de placer como una gata en celo.

Continué en mi labor hasta dejarle su coño totalmente seco e hinchado. Subí por su cuerpo y mi lengua siguió besando su ombligo, pezones y cuello. Me pidió que hiciéramos un 69 y se pego a mi palo como una garrapata hambrienta. Sabia muy bien lo que hacia. Yo continuaba en su coño y pude admirar entonces su gran tamaño, extensa lubricación y rosado color. Luego de algunos minutos me dijo que no aguantaba más y que necesitaba que metiera mi pieza de carne en su tembloroso bizcocho. Primero coloque la cabeza en su entrada, jugué con su clítoris que se hincho mas de tanta estimulación y luego se la introduje completo hasta la base de mis bolas. Meli comenzó a moverse como una fiera y los músculos internos de su concha le daban un erótico masaje a mi vara de carne. Esta mujer era multiorgasmica y se vino unas 3 o 4 veces de tanto placer. Ante tantos gritos de lujuria yo no aguante más y vacié toda mi leche en su interior. Nuestros líquidos se unieron para hacer un lubricante natural que le permitió a mi verga estar totalmente adaptada al próximo paso. La saque de su coño y por instinto busque el anillo de carne de su rico culo. Ella me dijo que lo hiciera con cuidado porque nunca había tenido algo metido por allí. Todo el caldo de su chocha seguía chorreando sus nalgas y le metí un dedo para que se acostumbrara al placer.

Luego puse mi cabeza morada en la entrada de su culo y con mucho cuidado lo hundí hasta la empuñadura. Meli se estremeció de dolor pero comenzó a culear como un animal poseído. Con mis manos busque su clítoris y lo estimule por unos minutos hasta que acabo unas 2 o 3 veces más. El constante golpeteo de sus nalgas contra mis bolas me puso a mil y vacié todo mi caliente líquido en sus intestinos. Meli alucinaba de tanto placer. Al sacar mi verga de su culo quedo un hueco tremendo que comenzó a gotear un blando liquido de su interior. Ella tomo un poco con sus dedos y se lo llevo a la boca como una golosina. Luego de recuperar el aliento fuimos nuevamente a la ducha y allí me dio la mamada de mis sueños. Se metió hasta mis bolas en su boca y sentí como la cabeza de mi verga tocaba su traquea. Entre succión, lamidas y besos me hizo acabar nuevamente y se trago hasta la ultima gota de mi.

Nos terminamos de bañar y ya nuestras ropas estaban secas. Me vestí rápidamente y nos tumbamos en su cama nuevamente a tomar la famosa taza de te que comenzó todo esto. El te ya estaba frió por supuesto, pero al recalentarlo nos quedamos un rato charlando y acariciando nuestros cuerpos. Meli me confeso que varias veces me había visto por su ventana mientras yo me clavaba a mis compañeras de la universidad y que mas de una vez se había masturbado con esas imágenes. Yo le dije que siempre la había visto como inalcanzable, que siempre la había deseado pero que nunca se habían cruzado nuestros caminos, hasta el día de hoy.

Ahora somos amantes ocasionales y ninguna otra mujer me ha demostrado tanta pasión como esta cuarentona caliente. Desde ese día somos unos animales del placer.

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