El morbo me viene desde los 18 años más o menos, yo no tenia ni idea de que existiera, pero todo surgió a raíz de un constipado fuerte que tuve, ya sabes hace unos años mandaban antibióticos para todo, y daba la casualidad de que había ido al médico con un primo mío de 27 que estaba estudiando para ATS, ya sabes aquí en España es enfermero, y le convenció al médico para que me mandasen los antibióticos en inyección, yo me puse muy nervioso y dije que no pero el venga a insistir que así me curaba mas rápido y me podía ir de vacaciones, era ya verano, también dijo que él me las pondría y que no me iba a doler nada, y que si era un cagueta y toda la retahíla.
Nada mas salir del medico, nos pasamos por una farmacia y se hizo con toda la parafernalia, los antibióticos, las jeringuillas y agujas desechables y demás. Me convenció para que pasara por su casa, el tío vivía todavía con sus padres, y allí me la pondría tranquilamente. Yo iba hacia su casa como un flan ya me dolía solo de pensarlo. Subimos a su casa, en ese momento no había nadie y me invito a tumbarme en la cama.
– Túmbate ahí en la cama y relájate. Me dijo. Solo será un pinchacito
– Bueno José pero no me mola nada, eh. Le dije.
Y me tumbe en la cama boca a bajo mientras el preparaba la inyección. Yo le miraba, cogió una ampolla de cristal y la partió por la cabeza y sacaba el liquido con la jeringuilla y luego como clavaba la aguja en el frasquito de la inyección y lo agitaba, estaba absorto contemplándole, quería salir corriendo del miedo que tenia, sabia que en breve me clavaría esa aguja en el culo y sentiría dolor, me miro y me dijo.
– Anda ve bajándote el bañador que esto hay que ponerlo rápido o se cristaliza.
Yo me baje tímidamente mi bañador enseñando solo un poquito, pero él me dijo:
– Anda no seas ñoño y bájatelo bien.
Hacia tanto tiempo que no me ponían una inyección que no sabia cuanto había que desnudarse así que me deje todo el culo al aire. En ese momento no le di importancia pero mi primo me había echado una miradita al pene mientras ponía el culo en pompa y me bajaba el bañador. Me limpio la zona de la inyección con alcohol, y después me dio tres golpecitos en el culo y me clavo la aguja con un solo movimiento.
– Te ha dolido. Me preguntó.
– No… que va. (Temblaba de miedo)
Luego puso la jeringuilla y fue introduciendo el liquido, en ese momento empecé a notar un dolor intenso, pero se acabó enseguida. Cuando termino me preguntó lo mismo, que si me había dolido y tal. pero yo le dije que no, mientras me subía el bañador, así en la cama no era fácil y no quería levantarme, no quería que me viera el pene, así que puse el culo en pompa y me fui subiendo el bañador. Él me pego un cachete en el culo y me dijo.
– Si que eres vergonzoso, Edu.
Bueno la historia sigue y es lo mejor que me paso pero no sé si te estoy aburriendo.
Al día siguiente, fue él el que vino a mi casa, yo estaba solo, habían salido mis padres a ver a mi abuelo y me encontraba dormido cuando me despertó. (El tenia llave de mi casa).
– Vamos Edu, te toca la segunda inyección, vete despertando.
Y tiró de la sabana para que me diera prisa. yo llevaba unos slips blancos y como todos los muchachos por la mañana me encontraba totalmente empalmado, pero como estaba tan dormido no me di cuenta. Me levante y me puse unos pantalones cortos, y me fui al servicio a asearme. Al rato él me llamo desde el comedor.
– Venga Edu, ven aquí que te pongo la inyección, que ya sabes que esto se cristaliza rápido.
Me sequé enseguida la cara y me fui al comedor, le encontré sentado en una silla, también había colocado otra silla a su izquierda.
– Venga túmbate aquí. Rápido que se cristaliza.
Yo medio dormido como estaba y con la tensión de que me pusiera otra inyección me azore rápidamente y me tumbe sobre sus rodillas. No llevaba camiseta tan solo el slip y el pantaloncito corto que me había puesto, y como no me lo había bajado antes de tumbarme pues tuve que hacer maniobras, ya sabes subiendo un poco el culo para llegar a mi bragueta y bajar la cremallera, bajarme los pantalones y dejar el slip solo.
– Tendrías que habértelo bajado antes Edu, que estas medio dormido.
Y dejando la jeringa en una mesita me bajo el el slip con ambas manos hasta las rodillas. Yo me encontraba cocido pero sobre todo por el miedo, no me daba cuenta de que estaba en pelotas sobre las rodillas de mi primo.
– En que parte toca hoy, aquí ( y me toco la nalga derecha) o aquí ( y puso su mano sobre mi nalga izquierda).
Con un hilillo de voz le dije que en la izquierda y el empezó a limpiarme la zona de la inyección con alcohol. No sé pero el olor del alcohol me relajó, aún hoy me estremezco cuando lo huelo y se que es el preludio de una inyección. Me clavo la aguja y enseguida empezó a introducirme el liquido pero no note casi dolor, solo notaba algo extraño, extraño… pero en ese momento no podía pensar claramente, con el corte de estar en pelotas que ya empezaba a dame cuenta y el miedo a la inyección, era como una presión en mi cadera izquierda, algo duro. Pero mi primo acabo de ponerme la inyección.
– Bueno ya esta, ves como no ha sido nada.
Me incorporé mirando hacia otro lado pues estaba rojo de vergüenza y miedo, pero de reojo le vi como me miraba el pene cuando me levanté, solo fue una mirada furtiva pero me di cuenta. Tampoco le di importancia que enseguida el me ayudara a subirme el slip, con una mano en mi cadera izquierda y la otra rozándome el culo mientras me lo subía. yo hacia todo lo posible por estar de espaldas para que no me viera el pene. En ese momento no se que me paso pero instintivamente mi mirada se fue hacia su pantalón, pero mi di cuenta que no llevaba pantalón como yo había imaginado, sino un bañador muy molón que le llegaba hasta la rodilla. Y… le mercaba todo.
– Que bañador más guay llevas, José.
Y seguí mirándolo, pero en realidad estaba mirando su pene, no me estaba dando cuenta, el estaba empalmado totalmente y parecía que bajo su bañador hubiera un enorme palo, era la primera vez que veía algo así y estaba como hipnotizado mirando aquello. Enseguida desvíe la vista y me fui a mi cuarto todo azorado. Él me dijo:
– Te has duchado ya… es que como hace un calor de muerte me voy a dar una ducha, pero si no te has duchado me espero. O si no… nos podemos duchar juntos y así acabamos antes.
– No… digo si ya me he duchado gracias.
Le respondí desde mi cuarto, estaba temblando como una hoja y su ofrecimiento me hizo ponerme mas tenso.
– Igual te da vergüenza, con lo vergonzoso que eres tu, bueno ya te tocará ir a la mili y ducharte al lado de 20 personas. ja ja…. Bueno mucha gente se empalma la principio y les da corte, pero luego se pasa.
Venia por el pasillo el se quedo en el dintel de la puerta mirándome. En ese momento volvían mis padres y yo trate de que no me vieran pues estaba rojo como un tomate. El también creo que se puso rojo. y se fue a la ducha rápidamente. Al día siguiente mi padre me llamo desde el comedor, yo aun estaba en la cama.
– Al teléfono Edu, es tu primo José.
Yo me levante corriendo, me puse un pantalón y cogí el teléfono.
– Hola José que pasa.
– Oye que hoy no puedo ir a tu casa a ponerte la inyección.
– Bueno…, vale yo… bueno ya me la pondrás mañana. (uf que alivio)
– No, no se pueden saltar esas cosas, los antibióticos hay que ponerlos seguidos, vente por aquí y te la pongo en un momento.
– Vale, si tu lo dices…, cuando voy.
– Vístete, que seguro te he pillado en calzoncillos y nos vemos en una hora, de acuerdo?.
– No me has pillado en calzoncillos, so listo.
– Seguro que te acabas de levantar.
– Bueno ahora nos vemos.
Me duche y me vestí, me puse un bañador fresco y una camiseta, ya empezaba a hacer un calor de muerte. Él me recibió también en bañador con un de esos tipo slips de nadador y con chancletas, no llevaba camiseta y me invito a quitármela.
– Quítate la camisa si quieres… hace un calor insoportable.
El no tenia ni un solo pelo en el cuerpo, pero hasta hace poco yo ni me había fijado, pero no se que me pasaba, el estaba de espaldas a mi preparando la inyección, y yo no podía dejar de mirarle la espalda musculosa y le echaba miradas furtivas a su culito y a sus piernas desnudas, no se que me pasaba era horrible. Pero me estaba poniendo mogollón de nervioso. Me quite la camiseta y me senté en una silla para que no notase mi azoramiento.
– Bueno vamos a ello.
Se dio la vuelta y llevaba la jeringuilla en una mano y en la otra un algodón mojado en alcohol. Me quedé mirando la jeringuilla que tenia la aguja puesta y lo que a mi me parecía una enorme cantidad de liquido que me iba a poner. Se sentó en una silla y me dijo que me tumbase. Me puse a su izquierda frente a sus rodillas.
– Esta vez bájatelo antes de tumbarte. Me dijo.
Me baje el bañador hasta las rodillas y con el mismo movimiento (me daba mucha vergüenza que me viera el pene) me tumbe sobre sus piernas. El advirtió el movimiento y me dijo:
– Que vergonzoso eres Edu, anda relájate que ya veras que esto no duele.
En ese momento me di cuenta de algo que no habia pensado, cuando mi pene hizo contacto con sus piernas desnudas Él tambien notó el contacto de mi pene sobre sus piernas porque note un pequeño estremecimiento en su cuerpo y su pene se hinchaba poco a poco la altura de mi cadera izquierda, y en ese momento comprendí lo que me habia extrañado ayer cuando notaba algo duro, que idiota, era su pene, otra vez tieso duro como una roca. El se entretuvo, también se le veía o intuía que estaba azorado. Volvió a echar alcohol en el algodón. Parecía que quisiese prolongar el tenerme allí en pelotas sobre sus rodillas. Me puso la mano en la nalga derecha y me dijo.
– Hoy toca aquí verdad.
– Si… le dije en un hilillo de voz.
Empezó a masajearme con el algodón, pero muy despacio, yo empecé a notar pequeños espasmos en el bulto duro que tenia cerca de mi cadera, y en ese momento mi pene empezó a hincharse, al principio no me di cuenta de lo concentrado que estaba en el suyo, pero en cuanto empecé a notarme empalmado me puse más nervioso y trate de levantarme un poco para que él no lo notase.
– Oye Edu, relájate, y no te muevas, te he echo daño algún día?
– No, le respondí y volví a poner mi pene sobre sus rodillas.
Hacia esfuerzos sobre humanos para que aquello no se hinchase más, pero no pude evitarlo y a mi también me daban pequeños espasmos, alguna vez coincidían con algún espasmo de su pene y entonces el mío se volvía como acero en un espasmo enorme. Entonces me dio los tres golpecitos que el daba en mi culo antes de clavar la aguja, me di otro espasmo, pues note un dolor en esa zona que ya estaba dolorida por la anterior inyección pero lo más grave es que me estaba haciendo daño en el pene, se había quedado en una postura un poco retorcida y con la hinchazón… era horrible.
-Espera un segundo.
-Que te pasa, estas mal.
-Noooo… es que me he colocado mal.
En un rápido movimiento me gire un poco hacia mi derecha y me coloque el pene con la mano. Volví rápidamente a mi posición.
– Bueno ahora relájate.
Pero no podía relajarme, mi pene era como el mazo de un tambor y no hacia mas que dar espasmos, de repente note un ligero dolor en el culo y comprendí que seria el liquido que empezaba a entrar. Mi culo estaba bastante dolorido como he dicho, por mi anterior inyección y esta vez el liquido me hacia verdadero daño mientras me lo introducía mi primo. Lo más extraño que me pasaba era que el dolor me estaba gustando, me estaba produciendo un placer indescriptible y me estaba olvidando de que estaba empalmado y que mi primo lo estaba notando. Pero la situación era maravillosa y me gire un poco para mirar a mi primo, su cara era un poema, parecía que estuviera gozando inmensamente, nuestras miradas se cruzaron y me sonrío.
En el momento de mas dolor de la inyección, todavía estaba mirando a mi primo, tenia unas ganas inmensas de besarle y darle las gracias por llevarme a ese éxtasis y en ese momento me corrí, me corrí como no me había corrido nunca antes mientras solitario en mi habitación me masturbaba. Mi cuerpo daba convulsiones, note que mi primo había retirado rápidamente la aguja y la jeringuilla para que no me lastimase. ya ahora me encontraba en un gran charco sobre sus rodillas. Le volví a mirar a la cara y tenia la lengua un poco fuera, en ese momento me di cuenta el charco también lo provocaba él, se estaba corriendo yo seguía dando acometidas y parece que nunca dejaría de expulsar semen, pero el charco en el que nos encontrábamos me excitaba mas, me resbalaba y mi pene rozaba sus piernas o era que estaba notando su mano acariciar mi culo, bueno mejor dicho en ese momento pegue un gritito, no solo estaba acariciando mi culito sino que me estaba masajeando el ano, en ese momento sentí enormes deseos de que me introdujera uno de sus dedos, y empecé a mover un poco mi culo, como poniéndolo en pompa y en un momento que el detuvo su dedo sobre mi ano yo mismo me lo introduje levantándome casi de la silla metiéndomelo hasta su mano.
– Suavemente Edu no grites.
No me había dado cuenta pero estaba pegando auténticos gritos de placer, cuando lo escuche así de repente pensé que era otro el que gritaba, pero enseguida me di cuenta de que era yo. Pero mi primo también estaba dando pequeños gritos de placer.
– Ven levántate.
Me ayudo a levantarme, y de un solo movimiento se bajo su bañador y me mostró su pene, era enorme me dio un vuelco el corazón. Y nos fundimos en un abrazo mientras nuestros penes seguían eyaculando y daban enormes espasmos el uno al otro. La sensación de que otro pene te toque cuando esta tan empalmado hace que tu pene se vuelva como el hierro. Ya no podía mas me dolía el pene de tanto espasmo, ya había dejado de eyacular y me pene volvía su posición relajada y el suyo también pero continuábamos abrazados.
Al rato el deslizo su mano por mi espalda bajándola suavemente, yo sabia que se encontraría pronto con mi culo y deseaba que llegase pronto, el recuerdo de antes me hizo dar un pequeño gritito, y el empezó a empalmarse de nuevo. Dios mío otra vez mi cuerpo se volvía loco, me daban sacudidas las manos y las piernas y mi pene volvía a hincharse.
– Ven me dijo todavía te queda mucho por aprender.
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