Mi esposo Carlos y yo Ana somos un matrimonio que rondamos ya los 40 años, nos conservamos bien todavía y tenemos una hija mayor de 18 años. Después de varios años sin poder disfrutar juntos nuestras vacaciones, este año por fin podíamos hacerlo. Con tiempo programamos ir los dos solos a pasar cuatro noches a un lujoso hotel en la playa con todos los servicios incluidos.
El hotel era precioso con piscinas jardines y una playa divina, podíamos comer en varios restaurantes y beber lo que quisieras. En la primera noche aprendimos que los bares cerraban a las doce y el hotel quedaba en calma.
Esa primera noche conocimos a Marta la encargada de uno de los bares del hotel. Marta es Cubana tiene 27 años morena de mediana estatura guapa de ojos grandes y boca sensual y bajo el uniforme de trabajo ya se podía apreciar un bonito cuerpo, con unos pechos más grandes que los míos y una cintura estrecha que resalta sus caderas.
Entablamos una charla interesante sobre varios temas con Marta, al mismo tiempo ella iba realizando sus tareas hasta el cierre del bar. En todo momento fue atendiendo a lo suyo y nuestras copas, cuando quedó libre de obligaciones nos fuimos a sentar a una mesa más cómodos.
Marta se fue a cambiar regresando con un traje largo negro que hacía muy linda su bonita figura. Mi esposo Carlos quedo sorprendido y vi que no quitaba ojos a ella. Nuestra conversación se fue alargando y las copas las terminamos. Entonces yo propuse de buscar un sitio para seguir con nuestra reunión, en la habitación únicamente habían refrescos y salir del hotel era otra posibilidad pero no me apetecía. La solución la propuso Marta;
– ¿Qué número de habitación tenéis?… puedo entrar al bar y llevar una botella, ¿Os parece bien?.
– ¡Perfecto! aceptamos.
Carlos y yo nos fuimos a la habitación a los pocos minutos llegó Marta, nos acomodamos en la terraza centrando nuestra conversación sobre el sexo hablando de experiencias. Carlos nos dejo solas para ir al servicio. Sin mediar palabra Marta vino sobre mí pegando sus carnosos labios en mi boca besándonos, a medida que íbamos compartiendo nuestras bocas fuimos subiendo la intensidad de nuestras caricias. Lamiendo nuestros pezones tocando nuestros coños con los dedos y pegándolos sobre los muslos la una a la otra retirando nuestras ropas como podíamos. Entretenidas en lo que estábamos la llegada de Carlos solamente la sentí por sus caricias y besos, entramos los tres directos hasta la cama.
Me despoje de la poca ropa que tenía fundiéndome a besos con Marta sobando mis pechos con los suyos abriendo con mis dedos sus labios vaginales mientras Carlos con su lengua lamía los míos cambiando a los de Marta a ratos… chupando sus tetas y ella las mías compartiendo nuestras lenguas metiéndonos dedos la una a la otra acompañadas de la lengua de Carlos.
Juntas nos fuimos a por la verga de Carlos, lo acostamos atrapando en nuestras manos su verga devorándola dentro de nuestras bocas como dos posesas, compartida entre besos muy calientes deseando que soltara su caliente leche para compartirlo. En una larga mamada conseguimos nuestro premio, la leche de Carlos salió derramándola en nuestras bocas lamiendo con la lengua toda la que podía compartiendo juntas su calor su sabor.
Luego seguimos pero ya lo cuento en el próximo relato.
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