Con su cuerpo mi esposa pagó el arriendo
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El recorte de personal en la empresa donde trabajaba me agarró de sorpresa y por unos gastos imprevistos no tenía ahorros.
Mi esposa trabaja, y se lo agradezco, pero sus ingresos no son suficientes para pagar el arriendo ni el consumo de los servicios, da para la despensa y la comida del día, y aún no podía encontrar empleo.
Se nos acumularon las facturas, estaba bastante preocupado, mi esposa también estaba desesperada porque no encontrábamos las puertas como se dice en México, sobre todo porque el casero llegaba casi todos los días a cobrar y ya empezaba a amenazar con desalojarnos si no le pagábamos los 4 meses de renta.
Una tarde mi esposa llegó llorando. En su trabajo ya no le querían dar más préstamos porque era mucho lo que debía, además su jefe inmediato ofreció hacer una excepción a cambio de que ella se portara accesible (se la quería coger). Claro que no haré eso, saldremos adelante, que se han creído, nada más ven a una mujer en aprietos y lo primero que piensan es en cogerla para darle unas cuantas monedas.
Estaba terminando esa frase cuando llegó el casero a tocar. Me escondí para que le dijera que precisamente había salido a ver un préstamo. Alcancé a escuchar que le dijo a mi esposa que ya no estaba dispuesto a esperar más, o le pagábamos o le pagaba ella con cuerpo. Mi esposa se enojó y lo echó. Salí bastante preocupado. Nos fuimos a dormir, mañana será otro día.
Esta historia real ocurrió antes de la pandemia, cuando mi esposa apenas había cumplido los 42 años. Tiene senos grandes, nalgas hermosas, vagina depilada y pezones de infarto.
Recuerdo que una tarde llegó mi esposa bastante animada, me llevó de la mano a la recámara y mientras se ponía una blusa de tirantes, sin brasier, se lavó y secó la vagina, me dijo: amor, he decidido poner solución a nuestros problemas, espero que estés de acuerdo, acto seguido se puso un hilo dental y un short que dejaba al descubierto el inicio de sus nalgas.
Regresamos a la sala, cuando tocaron la puerta. Al tiempo que abría dio paso a un hombre bastante conocido, mi esposa me dijo: por cada vez que deje que don Leoncio me coja, nos quitará un mes de deuda. Le debemos 4 meses. Mi amor, si gustas puedes salir a dar un paseo y regresar en 3 horas o quedarte a ver tu programa favorito en el cuarto de visitas.
Solo pude decir que me quedaría en casa. Ellos se fueron a nuestra recámara, al poco rato escuchaba gemir a mi esposa, además don Leoncio, que en ese entonces tendría unos 60 años, le decía que bien coges zorra, que rico mamas perra, te voy a llenar el culo de leche puta y muchas frases más que por supuesto a mi me tenían caliente, haciéndome una paja que terminó con una deslechada que arrojé a un calzón limpio de mi mujer, que le enseñé más tarde.
Cuando se fue Leoncio mi esposa fue a buscarme al cuarto para confirmarme que solamente debíamos tres meses de renta y me enseñó el recibo con el sello de pagado, nada tonta mi mujercita, así no podría ser estafada. Le dije que la había escuchado gemir, se ve que disfrutaste, te gustó, le pregunté, un poco celoso y triste por mis primeros cuernos, según yo. Me respondió que inicialmente la idea era dejarse coger para empezar a pagar la deuda del alquiler, pero cuando le vio la enorme verga se empezó a mojar, además con las mamadas de vagina y de culo la hizo venir varias veces y con solo sentir que le iba entrando el grueso y largo cañón de Leoncio, se volvió a venir. Cree que el cobrador de las rentas tomó alguna pastilla, porque su enorme verga se mantuvo erecta por mucho tiempo.
La verdad es que me empezó a gustar ser cornudo. Para el último pago, le pedí a mi esposa estar presente, no quería perderme como es que se la cogía, mi intención era verla disfrutar y no esperaba que me invitaran a unirme a la fiesta. Vi que mi mujer se la mamaba, le mamaba los huevos, mientras que el le metía los dedos en la vagina y en el culo, ella bramaba como perra en celo y tenía orgasmos. El le clavó su enorme verga en la vagina y tras varios minutos se vino, igual que mi esposa.
Cuando él se la sacó, me dijo, mamale la panocha a tu mujer. Lo dudé porque vi que le escurría el semen, pero pudo más el morbo y me prendí de los labios de mi mujer, le metí la lengua, sentí el sabor a leche y empecé a succionar, estaba tan caliente que me empecé a masturbar, cuando de pronto sentí que alguien me mamaba el culo, era Leoncio, quise levantarme pero me retuvo, diciéndome, tranquilo cornudo que te haré disfrutar y la verdad es que sentía bastante rico. Estaba tan caliente y con el culo dilatado que sentí rico cuando su enorme verga me empezó a perforar mi cuevita virgen.
Disfruté la cogida mientras era observado por mi mujer que se metía un consolador, porque al verme penetrado se volvió a calentar y se acercó a nosotros para mamarme la verga y tragarse mi leche, mientras que yo me tragaba por el culo el semen de mi amante.
Afortunadamente nuestra situación económica empezó a mejorar porque mi esposa también cogía con uno de los gerentes de la empresa donde trabaja y logró que la ascendieran con un buen salario y bonos. También empecé a trabajar, pero seguimos siendo cogidos por Leoncio durante más de dos años ya por placer, porque nos hacía disfrutar, también hacíamos trío con otros amigos, disfrutábamos de nuestra vida sexual.
Finalmente adquirimos nuestra casa en otra parte de la ciudad y dejamos de ver a nuestro amigo y amante que no solo nos ayudó con el arriendo si no que también nos hizo felices con su enorme verga.
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