Complicada relación con una trans muy femenina

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Había nacido en un pequeño pueblo del interior del país, familia típica de clase media, con una hermana mayor que me llevaba un par de años

Siempre había sido muy femenina, desde pequeña y mi mamá siempre se reía a ver esas fotos antiguas donde yo andaba ‘montada’ en sus zapatos de tacos altos, y como mi hermana soñaba con ser pediatra algún día, por mi lado yo solo quería ser modelo, me gustaban las chicas en las pasarelas, todo ese mundo Fashions y lleno de glamour

Creo que tenía doce años cuando hice mi primer desfile, era en el colegio, una fiesta tipo kermese donde se recaudaban fondos para niños carenciados

Yo era inexperta, no sabía nada, solo lo que veía en tv o en revistas, y era solo una pasada risueña de niñas inocentes, pero para mí, serían los minutos más excitantes de mi vida

Y así seguí buscando mi futuro, tomando cada oportunidad que se me presentaba, y de un juego inicial, pasé a tomarlo en forma realmente profesional

Con un metro ochenta, y había visitado un par de sitios que se dedicaban a eso, veían en mi muchas posibilidades, la altura ideal, era delgada, proporcionada y por sobre todo, me sobraba actitud, pero claro, el problema era que apenas tenía quince, y era menor de edad.
Tenía cierto apoyo de mi madre, pero a los ojos de mi padre, quien llevaba las riendas del hogar, todo el tema del modelaje era solo una pantalla a la prostitución, y claro, él no quería tener un hija puta, y todo lo que pudiera decirle solo le entraba por un oído para salirle por el otro

Solo seguiría por esos caminos clandestinos, buscando a sus espaldas un futuro que él no quería para mi, mientras terminaba mis estudios secundarios
Por su culpa me perdí alguna que otra pasarela en algún club, y hasta algo mas osado en un par de boliches, odié un poco a mi padre por toda la situación, pero es justo decir que todo lo que pasaba me estaba templando para un futuro mejor
Así llegaría mi mayoría de edad y con eso, sería dueña de mi propio destino, y en solo un año asumiría lo que ya estaba experimentando en mis años previos, que para ser importante y jugar en las grandes ligas, tendría que dirigirme a la Capital Federal, en mi pequeño pueblo nunca sería nadie, y ya pasados los diecinueve, pues no me quedaría demasiado tiempo para triunfar

Después de contactarme con varias agencias, y enviar miles de fotografías y videos, alguna me ofreció una entrevista, un viaje a Buenos Aires y no mucho más, así que arme mi maleta, flaca de ropas, pero cargada de ilusiones, me despedí de mamá, de mi hermana y de mi padre, que si bien no estaba de acuerdo, no dudó en darme sus bendiciones
Y ahí fui, a un sitio desconocido, donde todo se me hizo nuevo y sorprendente, una tonta pueblerina y la enorme mole de cemento, con edificios que acariciaban las nubes y con autos que se movían como hormigas, donde las personas vivían metidas en su mundo y caminaban demasiado rápido, donde los colores de los distintos negocios improvisaban algún que otro arcoíris, y donde el ruido de esa maquinaria era incesante.

Tuve una semana de entrevistas, pruebas, fotos, firme unos documentos para que la empresa pudiera hacer uso de todo ese material a cambio de una pensión completa en un hotel cercano a la zona céntrica, estaba dando el primer paso, todo parecía ir sobre rieles y estaba entusiasmada, me dieron algunas prendas para modelar y fue muy bueno poder quedármelas luego y creí que el sol empezaba a brillar para mi
Todo empezaría a cambiar llegando el fin de semana, cuando me llamaron para decirme algo así como que ‘todo estaba perfecto, pero que era parte de un proceso y que volverían a llamarme más adelante, después de evaluar otras chicas’ y me di cuenta que no solo no tenía nada entre las manos, sino que tampoco tendría ni hotel, ni comidas, y todo se terminaba
Pero no era una mujer de rendirme fácil, no abandonaría en una semana algo por lo que había luchado toda la juventud, no bajaría la cabeza para volver lloriqueando como niña consentida a mi pueblo natal, no le daría el gusto a la vida de verme de rodillas

Tuve que hacer movimientos rápidos, y no podía andar con exquisiteces, no en esos momentos donde todo me urgía, en la agencia tendría la suerte de haberme cruzado con una chica que ya estaba haciendo carrera, cruzamos unas palabras y ella me advirtió que la carrera de modelo es parecida a la de los futbolistas, solo un puñado triunfan y llegan a la cima mientras millones caen en el intento, y que la vida es muy dura para las perdedoras
No se porqué lo hizo, tal vez porque le cayera en gracia, tal vez porque ella fuera del interior como yo, tal vez por compasión, o tal vez porque solo fuera el destino, pero esa chica me daría un papel con una dirección y un teléfono ‘por si me hiciera falta’ como si adivinara mi futuro, me dijo que era un hostel barato para chicas como yo, que buscaban ser modelos, y que a su vez trabajaban con varias agencias, y lo mas importante – dijo como leyéndome el pensamiento – nada de prostitución, son muy serios, muy discretos

No tenía otra opción, armé nuevamente la valija y me despedí del bonito hotel en el que estaba, tomé un taxi y poco a poco me alejé de la zona céntrica, ni siquiera había llamado por teléfono antes, no tenía otra opción, era eso o la nada misma
El lugar me pareció dentro de todo conformable, fue la primera impresión, un terreno grande con departamentitos en dos plantas, a izquierda y derecha, todos gemelos, como pintados en un cuadro
En la recepción, en el primero de los departamentitos, me atendería Julia, una señora sesentona de blancos cabellos recogidos en rodete, un tanto regordeta, de piel blanca, me recordaba un tanto a Rosa, mi abuela paterna, en especial por unos ojazos celestes, cristalinos y tranquilos como un mar sereno
Noté algunos carteles en las paredes, que hablaban de horarios, respeto, convivencia, cosas queme dieron cierta tranquilidad porque ciertamente si había algo que no quería, eran problemas y malos entendidos

Me presenté, le dije que me llamaba Natalia, de donde venía y un poco mi historia, que no tenía mucho dinero y que necesitaba también algo que hacer para ganarme la vida, ella me escucho con una sonrisa, era obvio que mi historia la escuchaba a diario con otras chicas, pero para mi pesar, me dijo que lamentablemente todo estaba ocupado en ese momento, que los pequeños departamentos eran compartidos en general de a dos chicas que compartían la paga, pero meneando la cabeza volvió a decirme que lo lamentaba, que le dejara mi teléfono y ella me llamaría apenas hubiera algo disponible
Era tarde, no sabía que hacer, saqué el papelito del bolsillo, el que me había dado esa chica y se lo dí, para decirle

Sandra me dió este papel, me hablo del lugar y me dijo que viniera, que acá siempre hay una mano dispuesta…

Ella tomó el papel, mirándolo fijamente, acariciándose el lóbulo de su oreja, meditando, entonces dijo

Ahora que lo pienso, hay una posibilidad, en el octavo B, hay una chica sola, con lo que habría un lugar disponible, pero debes saber algo antes…

La vieja se acercó para hablarme al oído, en voz baja, como si tuviera que contarme algo vergonzante, entonces me susurro

Es una chica que no es chica, me explico? tiene pito!

Me dio un poco de risa que me esforcé en contener, yo cero prejuicios, pero la mujer, evidentemente, por su edad, no pensaba igual, incluso agregó

Vos no te preocupes, apenas se desocupe cualquier sitio, yo te cambio

Arreglamos los papeles y fuimos hacia el departamentito, me dio un juego de llaves pero me dijo que por protocolo debía golpear la puerta y esperar a que ella nos atendiera y así fue, se hacía llamar Penélope, y en mi primer cruce de vista pude adivinar una trans muy femenina, de esas que si no te dicen no te das cuenta, estaba de entre casa, con un short holgado y una remera que le dibujaba unos sugerentes pechos con marcados pezones, éramos bastante parecidas, de cabellos morenos y largos, delgadas, piernas estilizadas, y casi la misma altura, a pesar de nuestras diferencias de nacimiento

La anciana nos presentó, le dijo que sería su compañera por unos días hasta que algo se desocupara, y note en ella un tono despectivo hacia esa chica por solo ser lo que era

Luego me mostró el lugar, era un lugar cómodo para una persona pero reducido para dos, un monoambiente de lugares compartidos y una pared muy delgada, casi un biombo, a la mitad, dejando una cama a cada lado, me repitió algunas indicaciones y cuando la anciana se retiró, Penélope y yo quedamos a solas, cruzamos algunas palabras, pero no mucho, ella parecía no estar dispuesta a jugar de amigas
Y los primeros días fueron difíciles, ella me ignoraba, casualmente por los prejuicios que tenía sobre mi, por los prejuicios que ella imaginaba que tenía sobre ella y nunca la juzgué por ello, por el contrario, imaginé que su vida nunca había sido fácil
Pero cuando ella bajó la guardia y se dio la oportunidad de conocerme, las cosas cambiaron rotundamente

Y nos dimos la oportunidad de conocernos, en charlas de chicas, le conté todo sobre mi vida, y ella lo que quiso sobre la suya, era evidente que no quería hablar nada de su pasado, apenas sabía de un empresario que le enviaba dinero cada tanto, habían tenido un amorío, el tipo era conocido, tenía esposa e hijos, y con esas monedas trataba de comprar el silencio de Penélope y lavar su conciencia, y Penélope se reía, decía que jamás hubiera querido hacerle daño, y jamás hubiera abierto la boca.
También decía que con veintisiete años el regreso a su ciudad estaba cerca, sus sueños de vedette se habían marchitado con el tiempo, y a su edad, y siendo trans, todo era imposible

Una tarde, Rosa se presentó en el cuarto, me dijo que ya podía mudarme, había otro sitio disponible, Penélope se encogió de hombros y bajó la mirada después de escuchar las palabras de la vieja que ni siquiera la había saludado, dejando notar el asco que le causaba, pero yo ya tenía una amiga y no la dejaría, estaba muy a gusto con ella, y la anciana tomó con sorpresa que le dijera que ‘no’, que le agradecía pero estaba bien donde estaba
También conocí a más chicas del complejo, chicas como yo, que buscaban una oportunidad, y así fui deambulando por distintas agencias buscando mi lugar, también conseguí un empleo a medio día en un mercadito de la zona, que me permitía mantenerme a flote

Y las cosas se fueron dando naturalmente, y aunque Penélope fuera muy femenina, siempre me daba un poco de curiosidad y otro tanto de morbo, saber que tenía una verga entre la piernas
Ella también evadía hablar sobre sexo, pero ese complejo de señoritas en el que vivíamos, la vieja Rosa nos tenía bajo control como si fuera un convento de monjas
Penélope solía salir alguna que otra noche, siempre bien producida, para volver a altas horas de la madrugada, yo sabía que ella hacía algún tipo de prostitución VIP, era natural, no podría mantenerse con el dinero que le enviaba ese supuesto viejo amante
A mi no me molestaba, es más, aprovechaba esos momentos de soledad para hurguetear entre sus cosas, ver las delicadas tangas que usaba, los corpiños de encaje, y el variado menú de vestimentas que guardaba en su pequeño placar
Así, también encontraría un enorme consolador trasparente, una verga hermosa, con un vibrador interno muy sugestivo, me excité con ese secreto, porque mi compañera era muy reservada, y esa dualidad entre hombre y mujer me tenía fuera de eje

Una noche, como cualquiera, Penélope no estaba, y yo tenía muchas locuras con ella dando vueltas en mi cabeza, fui a la cama después de cenar, y empecé a acariciarme los pezones, mi compañera estaba en mis pensamientos, en la intriga y ambigüedad que ella me despertaba, y solo me masturbé muy rico, me recosté boca abajo y llevando mi mano entre mis piernas me toqué hasta llegar a un enorme orgasmo y quedarme dormida
A la mañana siguiente, me desperté aun recordando lo que había disfrutado en soledad y fui de fisgona al otro lado, no recordaba si ella había regresado o aun no, y en ese nuevo día que estaba naciendo, ella parecía dormir plácidamente, estaba con una pequeña remerita al ombligo y por debajo una tanga de encaje en color blanco, muy rica, pero mi sorpresa fue ver que su verga estaba enorme y había escapado por un lado, con un glande desnudo entre rosa y rojo
De pronto ella abrió los ojos y reculé avergonzada, con la percepción de que me había visto, tragué saliva y volví en puntas de pies a mi cama

Minutos después, ella apareció de mi lado, había cambiado su top por una larga remera que iba mas abajo de sus caderas, un tanto mas discreta, se sentó en la cama a mi lado y dijo

Está bien, no te preocupes, cosas que suceden…

Yo, yo… – no sabía que decir – lo siento… es que…

No te preocupes Nati, se que te llamo la atención, de alguna manera… es evidente, tus actos te delatan…

No… no es eso… – titubee sintiéndome acorralada –

Ella tomó una de mis manos y la llevó sobre sus pechos, por sobre la remera

Que te parecen? te saben atractivas? se sienten duritas cierto?

Inconscientemente me dejé llevar, y sentí mojarme en esos segundos, hasta que solo la saqué con premura al verme sorprendida

Ella volvió a tomar mi mano, pero ahora la llevó con discreción entre sus piernas para agregar

O tal vez te guste esto…

Sobé su verga dura que se escondía bajo la remera, y estaba muy dura, me mordí los labios, pero volví a sacar la mano casi con espanto de no querer asumir lo que estaba sucediendo

Penélope se acercó otro poco, me acarició los cabellos y sentenció con una sonrisa

No seas tonta, que pasa? tenés miedo?

Acercó su boca a la mía e intentó besarme, y me volví a tirar hacia a atrás, solo volvió a acercarse, acorralándome y ya, sus labios se fundieron con los míos y sentí su respiración entrecortada al tiempo que su lengua se metía en mi boca, una mano suya llevó otra vez la mía sobre sus pechos mientras ya bajaba con sus besos por mi cuello causándome alguna cosquilla.
Siguió un poco y casi como pidiendo permiso dejó mis tetas desnudas, me las llenó de besos una y mil veces, me gustaba lo suave que era, mis pezones estaban sensibles al juego de su lengua
Volvió a subir un poco, denudando ahora los suyos y en un rico juego comenzamos acariciar pechos contra pechos, como campanas de iglesia, yendo de lado a lado, al tiempo que nos cruzábamos en interminables besos
Penélope subió otro poco, ahora sus tetas estaban en mi boca y sentí un excitante deseo de devolverle los besos en sus pezones, era loco, en mi cabeza todo estaba patas para arriba y peor aun cuando llevé una mano por debajo del vestido para palpar una rica dureza entre sus piernas

Mi naturaleza de mujer pudo más, solo me acomodé para chupársela muy rico, sus bolas, su tronco, su glande, era todo distinto, una rica pija, pero tenía curvas de mujer, tenía rostro de mujer, tenía esencia de mujer
Penélope reordenó el juego, me hizo recostar, se terminó de desnudar y luego se acomodó invertida sobre mi, solo abrió mis piernas y enterró su cabeza entre ellas, sentí su lengua, sus labios y sus besos en mi húmeda y caliente conchita mientras un par de dedos se colaron en mi jugosa intimidad
Mis ojos se llenaron nuevamente de esa excitante dualidad, su verga estaba en mi boca, sus testículos, pero ante mis ojos se dibujaba unas hermosas y torneadas nalgas de mujer con un esfínter depilado y estirado
Recordé ese juguete que había visto guardado entre sus cosas y tuve el deseo incontenible de meterle una falange por detrás, pero que diablos, entre la delgadez de mis manos y su agujero vicioso, casi sin querer le había colado tres dedos hasta el fondo, jugando un mete y saca mientras le chupaba la pija y ella me chupaba la concha

Penélope volvería a cambiar, solo se dio vueltas y empezó a cogerme, toda hasta el fondo, entre mis piernas, rico, muy rico, con sus pechos acariciando los míos, llenando mi boca con su boca y lo que más me gustaba, tenía entre sus piernas una buena herramienta masculina, pero sabía tratarme con toda la suavidad y romanticismo que a una chica enloquece
Cambiamos de formas, de lado, una vez y otra más, al final me puso en cuatro y ella solo vino por detrás, me decía que sacara culo, que le gustaban mis caderas, y en esa palabras salían su lado masculino oculto, y una vez más, esa ambigüedad me mataba…
La sentí colar su pulgar por mi culo, con frenesí acariciaba mi clítoris entre mis piernas, incluso llegaba a acariciar sus bolas que repiqueteaban una y otra vez en las puertas de mi sexo, y cuando lo sentí venir, solo estallé en un enorme orgasmo mientras sentía sus jugos calientes rebalsar mi sexo
Nos quedamos de lado, en silencio, ella me acariciaba los cabellos, sentía su leche empezar a chorrear entre mis piernas, y solo fue un final perfecto

De esa primera vez, siguieron muchas veces, hicimos muchas locuras juntas, era nuestro secreto, jugamos todos los juegos de roles que imaginen que pudimos jugar, ella me cotaba historias de sus hombres y yo de los míos, pero claro, mis historias eran historias normales, pero las suyas… bueno, un repertorio único como inimaginable
Y pasaron los días, y esa amistad dio lugar a algo más, no era amor, pero era algo sexual muy fuerte y muy marcado
Pero desde el día en que la había conocido y como ella misma me había dicho, era trans, y ya estaba muy grande para ser una chica top, ese empresario de su pueblo natal con quien seguía escribiéndose y del que recibía dinero, se había divorciado y le proponía una rara historia de empleo digno y un amor clandestino
Nos despedimos una mañana de Julio, en un frío sin precedentes en la ciudad, tan frío como el que hubo su partida
Pero había algo en esa mañana que ninguna de las dos sabíamos, es que estaba embarazada, fue un descuido, como suele suceder…

En poco tiempo las vida también daría un vuelco para mi, era un laberinto con muchas salidas, pero ninguna de ellas parecía ser lógica
Nunca le dije a Penélope la verdad, a pesar de que hoy en día seguimos en contacto, porque seguramente ella no querría ser padre, tal vez un error de mi parte, pero siento que las cosas están bien como están
También terminarían mis días en el monoambiente de la anciana Rosa, ahí no había lugar para chicas embarazadas, y las chicas embarazadas nunca llegarían a ser modelo
Tampoco volvería a mi pueblo, a casa de mis padres, era como un doble fracaso, no solo volvería con las manos vacías, sino también con un crío en la panza, una boca mas para alimentar, y así, le daría la razón a mi padre, quien ya sabemos lo que pensaba del mundo del modelaje, y ni pensar en decirle quien era el padre
Me las arreglé para salir adelante, con algún apoyo del estado y algunos pesos que había juntado pude ponerme un emprendimiento e incluso alquilar un modestito departamento
Hoy mi niño ya ha empezado el jardín para niños de tres años, y conocí a Franco, un muchacho pintón que tiene una rotisería a media cuadra del colegio, cada tanto paso a comprarle alguna que otra cosita, nos hablamos, creo que nos gustamos, veremos que pasa…

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dulces.placeres
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