Cogiendo en el río con 3 tipos desconocidos

Hola, amigos lectores:
Voy directo al grano. Hace apenas un mes estuve de vacaciones en Río de Córdoba con mi mujer. Somos de unos 59 y 61 años, y tenemos mucha fantasía sexual. A mi mujer le gusta llevar ropa muy ajustada y a mí me gusta llevar shorts cortos y ajustados.

En el camping había… Había dos carpas, pero al atardecer, cuando ya era de noche, llegaron seis carpas al lado nuestro: una pareja de jóvenes y, del otro lado, tres tipos de aproximadamente 35 o 45 años. La verdad es que tenían unos cuerpos preciosos. Hacía mucho calor, pero yo llevaba shorts y estaba musculoso. Mientras yo prendía fuego para hacer algo a la parrilla, ellos… De repente, observo a la chica, que llevaba un bañador de dos piezas muy diminuto, se le veía casi todo y, la verdad, me estaba calentando.

Cuando se puso la carne al asador, me senté al lado de mi mujer y me susurró al oído: «¿Ves eso? ¿Será real?». Y le contesté: «Para mí, sí». Pero me dijo: «En cualquier momento se le va a salir».
La chica no me dijo nada, pero me fijé en que los tres del lado llevaban armamento pesado; parecía que llevaban un pepino.

—¡Juro que nunca había visto semejantes vergas dormidas! —le dije. Se le caía la baba, me estoy mojando y a mí se me está parando. Cenamos y, con esas vistas, se fue llendo la noche. Me voy a dar una ducha. Yo, en cambio, decidí ir al río. Fui, me metí y, al rato, tenía a los tipos cerca de mí. Solo la luz de la luna. Yo, acostado sobre la arena, observando. Nunca me había pasado de ver. Se me estaba parando. Parecía que iba a estallar. Uno de los tipos me mira y me dice:
—Esta bien, sí, sí.
—¿Porque le pregunto?
—Es que está dura la suya.
—La verdad es que ustedes lo que se ve es natural.
—Si me contestan, le gusta.

Quiere probar, se acercó uno y la sacó. No quiero mentir, fácil, medía 18 cm dormida, pero enseguida se levantó. Creo que llegué a 23 cm o más.

Toque, toque, me anime. Quiere probar, total, nadie lo va a saber. Por un momento dudé, pero se me puso la cola dura, hasta que decidí hacerlo primero. Se la chupé un buen rato con mi saliva, me unté en mi cola y fue entrando. De a poco, sentía cómo entraba mi culo hasta que entró toda la leche. Otro tipo vino y se puso a chupar mi verga, y el otro me peló. Yo se la chupaba. Era una orgía en el río hasta que yo acabé, mientras me estaba cogiendo y seguía chupando hasta que me llenó la boca de leche dulce y caliente. Sabía hacerlo con un primo, pero esta vez me gustó.

De repente, sentí algo en mi boca. Sentí que entraba un líquido caliente en mi culo hasta la última gota y así estuvimos hasta que los tres me cogieron. Quedé tan sorprendido que salí del río y fui directo a la ducha. Sentía ese olor a leche en mi boca y en mi culo, y caía leche mientras me duchaba. Uno de ellos entró, me puso de nuevo contra la pared, me chupó el coño hasta que le dije que parara. Dije basta, ponemela.

Esta vez fui yo quien lo cogió, me movía como una víbora, más 20 minutos cogiendo hasta que me llené de leche.

Terminamos, yo salí y me fui a la carpa. Saqué una cerveza.
En eso salió mi mujer y me dijo:
—Está linda el agua, hermosa.
Nunca se enteró de lo que había hecho.
Eso sí, tenía tanta calentura que la cogí tres veces esa misma noche.