Casada detalla maravilloso encuentro
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Aunque ha sido una aventura muy reciente, en realidad comenzó el conocimiento con este hombre y el inicio de cómo se fue gestando hasta culminar en esta extraordinaria sesión de sexo y placer, hace bastante tiempo, quizás unos seis meses. El encuentro ha sido tan emocionante y de resultados tan maravillosos, que he pensado en compartirla segura de que les gustará leerla y tal vez suscite algún comentario por su parte.
Yo soy muy reservada con mis experiencias y aventuras, de manera que nunca las comento en mi entorno, tal vez por eso, cuando tengo oportunidad las cuento así, a gente que no me conoce y que por tanto no me puede hacer daño. Así y por adentrarme en lo que es esta aventura empezaré diciendo que tengo una gran amiga, desde que iniciamos el bachiller que es con la que más afinidad tengo y hemos compartido juntas en muchas ocasiones, cuando las dos éramos solteras. Después nos casamos y nos seguimos frecuentando, incluso a veces con nuestros esposos. Ella se divorció después de seis años de matrimonio y después de superada la separación comenzó una vida un poco alegre y de tener aventuras, cosas que me parece lógico pues siendo libre, yo veo muy bien que se aprovechen todas las oportunidades que la vid nos brinda y muy especialmente aquellas que tienen que ver con el sexo y la diversión sana. Así las cosas mi amiga me cuenta siempre de sus experiencias, especialmente cuando son significativas. Hago hincapié en que yo por ese carácter de extremadamente reservada y discreta, no le cuento aquello que tiene que ver con mis infidelidades. Por no abundar más y no hacer este escrito tedioso, resultó que hace como un año me contó de un hombre especialmente atractivo, tanto como persona, como en sus facetas de hombre y amante. Un hombre casado, con el que no le unía más compromiso que el de pasarla bien cuando se juntaban. Ella lo había conocido en el gimnasio, pero con el tiempo me dijo que era estilista y peluquero de mujeres y que tenía un pequeño salón de belleza en un barrio y calle de la periferia de la ciudad, bastante alejado de por donde nosotras vivíamos. Cada vez que estaba con él me lo describía como algo increíble, por lo rico de su pene, lo buen amante que era, lo mucho que aguantaba hasta orgasmar, la variedad que ofrecía, pero además lo divertido que era, su simpatía, atrevido pero respetuoso, creatividad, etc. en fin que tánto me habñó de él y de las maravillas que hacían en la cama que yo misma me excitaba cuando me lo contaba con todo lujo de detalles.
Como toda aventura que no tiene compromisos, ellos dejaron de verse, estuvieron teniendo sexo como seis meses y después se ve que se fueron aburriendo o que otras nuevas posibilidades con otras personas, les fue mermando el interés y poco a poco distanciaron sus entrevistas hasta que parece que se olvidaron del tema.
De alguna manera, cuando me enteré que ya no se veían pensé en lo bueno que sería conocer a una persona así con la que poder gozar ocasionalmente sin ningún tipo de atadura o compromiso. Y esa idea fue creciendo en mi hasta llegar a pensar que aunque sería algo intrépido , sabiendo yo donde estaba el salón, podría acercarme un día como clienta y conocer a este personaje de forma real. Era una mezcla de curiosidad morbosa y excitación la que me producía el hacer eso. Yo sabía que a nada me comprometía pues iba a aparentar una situación completamente normal y que seguramente no tendría ninguna consecuencia y quedaría en eso, en verle y analizar de cerca cómo era ese hombre en base a lo que amiga me había comentado sobe él. Por otro lado a nada me comprometía pues él ignoraba totalmente quien era yo y la relación amistosa que tenía con la que hasta hace poco había sido su amante.
Pero pasó un tiempo, siempre estaba en mi mente pero por unas cosas u otras lo iba dejando pasar. No sé porqué una noche, lo pensé más decididamente y por fin resolví hacerlo, siempre pensando que iba a ser divertido y que a lo más que me arriesgaba era a que me hiciera un mal peinado o me estropeara un poco el cabello. Así que al día siguiente que era viernes, después de la comida, había pedido permiso en mi trabajo , y me fui para el salón de belleza a conocer al tal Enrique y ver si quizás yo le causaba buena impresión también. Por supuesto que no tenía en mente ni insinuarme, ni hacer nada con él, sencillamente y como decía antes, era una curiosidad muy morbosa que me producía sensaciones muy excitantes y agradables. Eso si, yo de por si soy bastante coqueta vistiendo, no me gusta ir llamando la atención de forma escandalosa, nada de eso, pero si me complace sentirme sensual, un poco sexy y me hace feliz que los hombres me miren y me deseen, es algo innato en mi personalidad, por tanto me puse un vestidito escotado y cortito, que no pude lucir en mi trabajo pues hay un protocolo de vestimenta, pero que tenía en el vehículo y que al salir allí mismo en la universidad entre en el baño del aparcamiento y me cambié. Quiero hacer un inciso para explicar que yo soy profesora de universidad y que siempre uso los viernes por la tarde para mis cosas personales, es mi mejor día pues tengo una sola clase por la tarde que un compañero profesor normalmente me sustituye y yo luego le correspondo dando por él alguna de sus clases. Dicho sea de paso es este día el que normalmente uso cuando tengo alguna posibilidad de encuentro, pues me da la oportunidad de disponer desde las 12:30 hasta las 19:30 a mi antojo.
A pesar de mi resolución cuando llegué al negocio, estuve tentada de volverme para atrás y abandonar esa estúpida idea, pero luego me convencí a mi misma de que nada podía pasar y que seguramente si no lo hacía luego me iba a arrepentir, sentía los deseos, era sólo conocer en vivo a esa persona y ver como era, comprobar si resultaba tan atractivo y varonil como mi amiga decía. Era sólo eso. Así que por fin crucé la puerta, Era un establecimiento pequeño, con sólo tres sillones para lavado y los tres estaban ocuapados. Enseguida me percaté de quien era Enrique y a primera vista tuve que aceptar que mi amiga tenía razón, era un tipo muy atractivo y también muy varonil. Se le veía en buena forma, con facciones serías pero muy agradables, una sonrisa un tanto pícara. En el análisis no se pasó de largo los comentarios que me hiciera ella sobre la hermosa herramienta que tenía entre las piernas, pero claro, eso no lo podía comprobar, porque aparte de que no estaba desnudo, jajaja, ni siquiera se le podía notar ningún bulto al llevar una bata holgada sobe su pantalón.
Me dio la impresión de que yo había llamado la atención, su mirada a mi figura que recorrió de arriba abajo, prudentemente, con cortesía, si, pero con interés y descubriendo cierta aprobación en su gesto, me decían que era una mirada de agrado y hasta de cierta admiración. Eso me ayudó a tranquilizarme un poco, siempre me pasa así, cuando descubro que gusto y me desean, generalmente la situación se revierte, yo me quedo tranquila y dominando el escenario y el hombre pasa, a veces, a cierto nerviosismo. Se acercó sonriendo amablemente hasta el recibidor, donde yo estaba esperando y hablamos. Como el lugar no era muy íntimo, es decir, que tampoco se podía hablar si no fuera de generalidades y lo que siempre se dice en estos lugares, y además había más clientas, pensé que lo mejor sería no durar demasiado, así que le dije que lo que quería era solo lavarme, recortar las puntas y peinado. Me dijo que tendría que esperar como media hora y que si quería un café, o agua, o un refresco con gusto me lo encargaba para mientras esperaba. Todo muy amablemente y lanzando miradas furtivas a mis piernas cuando ya estaba acomodada sentada. Cada vez estaba más contenta de haber ido a esa peluquería, soy mujer de intuiciones y en esos momentos tenía cierta seguridad de que Enrique y yo terminaríamos en la cama.
Como no pretendo hacer de esto un escrito interminable, iré resumiendo destacando los puntos más interesantes, hasta llegar al día que hemos tenido ese feliz y placentro encuentro.
Ese primer día todo transcurrió con normalidad, yo creo que ambos tratamos de ser muy ambles el uno con el otro, como demostrando que nos agradábamos, que sentíamos simpatía y que nos habíamos sentido cómodos. Al despedirnos me pidió por favor que volviera, yo le dije que había quedado satisfecha y que volvería otra vez.
En visitas sucesivas al salón, la tercera vez cuando tenía ocasión y siempre de forma moderada me dirigía piropos y se fue haciendo un poco más atrevido. La verdad es que yo con actitud le fui animando a ello, pues sonreía o reía abiertamente sus ocurrencias. No permitía que otra persona me atendiera y ya, en los lavados sobre todo, sus manos eran muy acariciadoras, masajeándome suave y tiernamente sobre todo la parte de las orejas hasta el cuello, me preguntaba si me gustaba y yo le aparentando un poco de timidez le decía eu si, que era muy relajante y que lo hacía muy bien. Fue en la tercera vez que me dio una tarjeta y me pidió que nos agregáramos al whatsapp, justificando esa petición en que así estaríamos mucho mejor comunicados y me podría reservar una cita con tiempo y así cuando fuera no tendría que esperar. Yo no doy jamás whatsapp a los hombres cuando hay un objetivo sexual entre nosotros, sé que eso puede traer malas consecuencias, pues aunque una puede bloquear a la persona, lo que no cabe duda es que ya tienen tu número de teléfono y te peuden molestar y crear un problema. Así que le dije que ok, pero que de momento no le iba a agregar al whatsapp pero que si le llamaría por teléfono a esos fines.
La siguiente vez le llamé desde un locutorio para reservar hora, me dijo que tenía comprometidas todas las las horas, pero que podía ir después del cierre, cuando acabara con toda la clientela y así me dedicaría ?toda su aención? para mi sola. No conseguimos ponernos de acuerdo pues la hora en que cerraban era demasiado tarde y a mi esposo no lo iba a parecer nada bien que yo llegara tan tarde a casa justificándolo por un arreglo de los cabellos, más que nada porque yo he sido siempre muy organizada y nunca había teniado ese desajuste de horas. Además era comprensible que lo de citarme para ya estar solos en la peluquería tenía su segunda y clara intención, que yo no rechazaba `pues a esa altura de las cosas cada vez sentía más deseo por acostarme con Enrique y estoy segura que así mismo le sucedía él. Pero la conversación fui muy amena, algo más atrevida, me insinuó que lo deseaba mucho haberlo podido hacer así, pues ya si ninguno de los dos teníamos obligaciones laborales, podríamos haber ido a tomar algo por ahí, o allí mismo en el salón y hablar tranquilamente. Yo sin comprometerme demasiado le vine a responder que todo eso me parecía bien y podría aceptar esa proposición pero que era mejor contar con tiempo suficiente, como dándole a entender que si íbamos a hacer algo, lo hiciéramos con disponibilidad horaria y que a mi no me comprometiera con mi esposo. Volvió a sugerirme lo de estar comunicados por whatsapp y fue aquí que yo le ofrecí hacerlo por skype, que al fin y al cabo podría venir a ser lo mismo. Me justifiqué diciendo que mi esposo en ocasiones usa mi móvil y no quería que viera que tenía agregados a hombres que no eran de nuestro entorno.
Y así fue que comenzamos una comunicación, que nos hablábamos cada dos o tres días y cada vez los temas de conversación subían de tono, hasta que reconocimos que ambos nos sentíamos atraídos físicamente, él propuso un encuentro para compartir gratos momentos y yo, que jugaba el papel de mujer open mind pero sin experiencia, fue gradualmente admitiendo esa posibilidad. Generalmente hablábamos estando yo conectada desde el trabajo, donde el uso de cam, micro y esas cosas está vedado, pero en dos ocasiones, que mi esposo no estaba en casa pudimos conectar la cam, un día por la noche que mi esposo estaba reunido con un vecino y otro día durante un fin de semana, que había ido a llevar a un paisano al aeropuerto. Este último día, que yo estaba en casa con ropa muy ligera, fue cuando ya detonó la necesidad de una cita. Yo estaba ya muy necesitada de una buena sesión de sexo y loca por estar desnuda en una cama con este hombe, así cedí a sus peticiones de verme un poco mas sexy y llegué a mostrarme completamente desnuda pero con la tanguita. El hombre se me volvió medio loco, naturalmente él se mostró desnudo y pude comprobar que aquellos iniciales comentarios de mi amiga acerca de su virilidad y físico eran fundadas, pues el hombre aparte de tener un cuerpo muy trabajado y en forma, tenía un pene riquísimo, no tampoco de esos enormes, pero muy bien dotado, alrededor de los 20 cm y muy apetecible, recto y con una cabezota muy prominente que invitaba al deseo de chuparlo ávidamente. Ni que decir que quedamos para el siguiente viernes. No era el mejor día para él pero, no había de otra. Ël quería que nos viésemos lo más pronto posible, y yo estaba ansiosa por ello, así que quedamos a las mismas 13:00 horas, debatimos el lugar y finalmente me ofreció la cafetería de un hotel muy discreto y alejado de la zona donde yo vivo. Perfecto!
Desde el primero momento estuvo muy cariñoso conmigo y yo me mostré un tanto nerviosa pero correspondiendo a todos sus gestos amables y de proximidad, sé que le gustaba el papel que yo jugaba, se sentía bien ?seduciéndome?, aumentaba su ego y su autoestima, se sentía conquistador y era absolutamente maravilloso dejarse llevar por ese juego de experto/inexperta, pero que seducida respondía a sus deseos en todo momento. Es verdad que yo me pongo siempre nerviosa cuando estoy en esta situación, y es por la propia excitación que me produce el momento, sabiendo todo lo maravilloso que se viene encima ya de forma inmediata. Bueno bien pues a sus preguntas le respondí que sí, que me sentía muy bien a su lado pero que me comprendiese que para una mujer casada es un paso difícil de dar y que además el hecho de estar ahí en un sitio público, recibiendo sus caricias y sin saber si alguien que me pudiera conocer podría estar viéndome?? Él aprovecho muy bien lo planteado y me dijo que se había tomado la libertad ?por si acaso se producía? de reservar una habitación en ese mismo hotel, así sería todo muy discreto y no tendríamos que exponernos a andar por ahí. De nuevo hice como que vacilaba y sopesaba la invitación, pero en breves minutos acepté el que subiéramos a esa habitación.
Todo fue lento pero sin pausa. Nada más cerrar la puerta del cuarto y todavía parados me hizo ponerme de frente hacia él, me miró la boca con deseo, cedí muy fácilmente al impulso de sus brazos de atraerme hacia él y me apreté con firmeza contra su cuerpo al tiempo que le entreabría mis labios para recibir su lengua juguetona dentro de mi boca. Así mismo le metí mi lengua en su boca y en contacto con la suya jugamos un beso muy profundo, muy jugoso y muy largo, mientras nuestros cuerpos se afirmaban buscando la posición donde mejor y más excitados nos sintiésemos. Podía sentir claramente su pene durísimo contra mi vientre y yo con mi suaves empujes y deslizamiento le daba claramente a notar cuánto me gustaba esa sensación y cómo lo deseaba . Sus manos recorrían mi cuerpo en caricias muy agradables, con firmeza pero sin torpeza, todo muy apropiado, todo increíblemente inusitado por lo extraordinario y gozoso.
-Mira Felisa cómo me tienes cariño, no sabes cuánto te deseo amor!- me dijo habiendo cogido una de mis manos y llevándola a su bragueta para que comprobase como estaba su bulto.
-Si Enrique, me he dado cuenta, Dios mío!-exclamé- cómo lo tienes de grande cielo, aún me parece más grande ahora que cuando me lo mostraste por cam.
Así transcurría nuestra conversación, ya desde el inicio. Mi vestido era abotonado de por el frente y él se encargó de desabrocharlo y sacármelo. Acto seguido me quitó el sujetador.
-Por fin puedo cumplir este deseo que tengo tan fuerte Felisa, desde que te vi estos hermosos pechos he estado pensando en lo rico de mamar tus pezones.
-TE gustan tanto?- le pregunté acariciando su cabeza cuando ya chupaba uno de mis pezones.
Como podía yo le iba acariciando por todo el cuerpo también sin dejar de tocar su verga, que ya estaba loca por sentir dentro de mí. Cuando pensaba en ello se me producían unos escalofríos en la zona vaginal muy especiales, es como una excitación que recuerda el gusto del propio orgasmo, es difícil de explicar y quizás más difícil de entender para los hombres, pero si alguna mujer me lee, sabrá a que me refiero.
Ya él se había quedado solamente con el bóxer y yo en hilo dental, estábamos sentados en el borde de la cama, siguiendo con nuestros juegos de caricias, abrazos y besos. Sus chupadas en mis pezones habían acrecentado aún más mi excitación. Notaba que su pene estaba muy duro, muy caliente, segregaba una sustancia resbalosa que lo hacía aún más deseable, sin duda signos todos ellos de su gran entusiasmo y ardor. Pensaba que si seguía acariciándole terminaría por venirse así con la mano y si me lo metía duraría poco. Así que pensé que lo mejor sería relajarle y suponía que con la boca le sería mucho gustoso. Yo misma comencé a besarle por el cuello, bajando a su pecho y fue ahí que él agarrándome tiernamente la cabeza ejerció cierta presión suave como para que siguiera bajando, con la clara intención de que hiciera lo mismo que yo había pensado. Llegado un punto le di un beso en la cabeza de su verga, pero como la postura era un tanto incómoda para chupársela bien, me arrodillé frente a él y ahí fue que me la metí en la boca, dedicando todo mi mejor entender y saber para que sintiera el mayor placer posible, probé diferentes formas, es decir, con presión, mas suave, rápido o lento hasta que descubrí cómo más le gustaba. Ocasionalmente levantaba la vista para ver su cara y las reacciones que le producía. Estaba muy emocionado y excitado, su gestos eran morbosos e invitándome a seguir, ?así Felisa, así? me decía y seguidamente gemía con entusiasmo. No duró mucho cuando empecé a sentir algunas convulsiones en el pene, como contracciones intermitentes que anuncian ya el orgasmo, le apreté con firmeza para que se contuviese un poco y le pregunté si quería venirse dentro de la boca o de alguna otra forma, echándomelo por el cuerpo, la cara, etc.,
-Como más te guste a ti amor- me respondío.
-No cielo, quiero que lo goces mucho, dime tú como prefieres?- yo soy tu putita en estos momentos mi vida, quiero complacerte.
-Pues déjame vaciarme dentro de ti, si a te gusta corazón, saborea mi semen putita mia!
Casi enseguida que volvía metérmela en la boca, apenas unos segundos, gimió fuertemente, muy fuerte y una gran contracción se produjo en su pene e inmediatamente un chorro denso y abundante comenzó a inundar mi boca. Erá muy fluido y continuo en un primer momento pero enseguida se convirtió en frecuentes borbotones que me sacudían contra el paladar, mientras me apuraba para tragarlo y él se retorcía de placer mientras gemia y decía cortas frases que no entendía. Fue perdiendo presión la lechita y también intensidad, poco a poco se fue agotando, pero sus convulsiones se mantuvieron por unos minutos, cada vez más suaves, la respiración agitada se fue regulando también y así hasta que se iba recuperando del placer inmenso. Ami me provocó mucha excitación y ambién orgullos de mujer capaz de hacer gozar tanto a tu hombre ocasional en la cama.
-Ay Enrique!, qué cantidad de lechita!, estás hecho un muchachito, jajaja, apenas me daba tiempo a poder tragarla- le decía mientras me iba incorporando y le besaba tiernamente en los labios- es que te lo he hecho tan bien, parece que te ha gustado mucho, o es que tenías mucho tiempo que no follabas amor.
-No mi putita hermosa- me acariciaba cariñosamente- es que de verdad, me ha sorprendido tu maestría mamando corazón, no sé si vas a creerme pero nunca me habían hecho una chupada tan maravillosa y de tanto placer como la que tú me has hecho. De verdad que me has dejado impactado, siento escalofríos por todo el cuerpo todavía.
-Bueno amor, yo no soy ninguna experta pero si te lo he hecho con todo mi corazón y la mejor voluntad para que fuera muy rico- le acaricie la verga nuevamente, se la recorrí con la mano y aunque estaba ya algo flácida, todavía no había perdido toda la rigidez- y además es que tienes este pene tan rico! Que sentía muchos deseos de comérmelo enerito, jajaja, no sé como me he podido contener para no mordértelo, jajaja.
Así pasamos un ratito conversando y ponderando el placer que había sentido, también haciéndonos caricias sin parar, besándonos profundamente en la boca, apretándonos mucho con nuestros cuerpos como dando a entender que la entrega era total y sincera, que nos gustábamos, que nos deseábamos, que nos sentíamos ambos felices. Su mano en mi vagina, yo abriéndole las piernas para que pudiera manipular la caricia con su dedos a su entero antojo, me decía lo rica que se notaba y yo le aseguraba que me alegraba mucho y que mientras estuviéramos allí, esa concha era suya, y todo mi cuerpo también, que me usara como quisiera.
-Tengo mucho deseos de metértelo mi cielo, pero todavía no estoy en perfectas condiciones, pero no tengas preocupación que en poco rato se me va a poner muy duro de nuevo amor, ya lo verás y vamos a tener un polvo bien rico, te lo prometo. Mientras tanto ahora me toca a mi hacértelo con la boca, a ver si te doy tánto gusto como tú a mi, y así me excitaré mucho más y verás que se va a poner como a ti te gusta.
-Haz conmigo lo que quieras- le dije- soy tuya mientras estemos aquí, completamente tuya mi hermoso amante, me gustas cada vez más y quiero demostrarte que estoy aquí porque me gustas mucho y te necesito como hombre, quiero que me folles como más e guste a ti y que me pidas todo lo que tú quieras. Me vuelves loca mi vida.
Fue un recorrido de su boca y lengua, lento y pausado, con paradas en determinados lugares donde acusaba más mi sensibilidad, era como un martirio sabiendo que el final iba a ser mi vagina húmeda y que él lo demoraba intencionadamente para excitarme y que lo deseara más y más, sin embargo al mismo tiempo que era un suplicio, también era sumamente excitable y gozoso, las emociones eran continuadas, ?? ya al final, cuando estaba besándome el ombligo le forcé con firmeza a bajar hasta mi entrepierna, le abrí los muslos lo más que pude para que se sintiera lo más cómodo posible. Tampoco duré mucho en venirme pues era mucha la calentura que acumulaba. Yo creo que estuve al ahogarle pues cuando ya no pude contener más el orgasmo, trataba de hacerlo para que durara más el placer se sentir su boca, su lengua y sus dedos por ahí, pero ya me vino como una emoción que subía desde mi loca concha hasta la garganta, que me ahogaba, que me invadía dejándome sin respiración, era increíble aquellos, hasta que por fin lancé un grito que hasta yo misma me sorprendí, inmenso, fuerte, exagerado, pero que es que el placer casi se puede decir que me dolía. Fue maravilloso. Me sentí ealizada. Me sentí suya. En esos momentos le amaba, sexualmente hablando. Ël también formaba parte de mi, era mío. No podía hablar, el jadeo de la espiración no me dejaba articular palabra. Me puse literalmene loca y hasta le arañé la espalda.
Estuvimos jugando un buen rato de uy diversas maneras, tan pronto como adolescentes románticos que se aman; luego como maduros expertos en las caricias atrevidas desvergonzadas; o como putita y cliente que han convenido en un trato pornográfico. Siempre dentro de lo natural, sin degeneraciones ni depravados pero ya digo, desde la actitud mas cándida, hasta el entusiasmo atrevido y morboso, pasando por todos los estados. Sinceramente había una gran química entre nosotros, el encaje era perfecto, o tal vez la excitación del momento y el placer que eramos capaz de ofrecernos, nos hacía pensar y actuar así.
Yo estaba muy húmeda, no solo el coñito, toda esa zona, los muslos ambién, incluso la saliva de Enrique mezclada con mis propios jugos vaginales corrian por la raja de mis nalgas, Eso me hacía sentirme sucia, poco cómoda, le dije que me iba a duchar y él quiso hacerlo conmigo. Su maravillosa herramienta ya tenía cierta contundencia. Fue una ducha breve, nos aseamos mutuamente y también nos secamos entre muchas cricias y besos, igualmente nos divertimos con jocosidades oportunas, Enrique era muy ocurrente y chistoso, por momentos daba la impresión de que nos conocíamos de toda la vida y estábamos acostumbrados a hacer todo eso, pues nunca surgió ningún tipo de comentario acerca de como había venido esta situación, de que era nuestra primera vez, nada acerca de mi esposo o su mujer ?.. ya digo como si fueramos pareja de sexo por un largo tiempo. Ambos pensamos que era morboso hacerlo en el baño, pero que iba a ser mucho más gustoso y emotivo tener una rica `penetración en la cama, para poder cambiar de posturas y ofrecernos como más nos gustase y nuestro institnto decidiera. Me preguntó ya en la cama como me gustaría a mi que me penetrara y esa vez si le dije mis preferencias y le hablé clro sobre mis gustos y apetencias, me sentí como un poco egoísta en el sentido de que quería disfrutarle al máximo, sentirme una verdadera puta con él, y por supuesto sabiendo que yo le iba a dar también todo lo que él quisiera, pero sabía perfectamente que mis gustos, a él no le iban a desagradar sino todo lo contrario.
-Enriue mi amor, tal vez no sea muy original y me tomes por ñoña, pero no sé, estás siendo muy especial para mi y quiero tener un recuerdo maravilloso y duradero de esto que hemos decidido hacer, me siento tan feliz que quiero aprovecharte al máximo y darme a ti en mi mejor forma. Sé que no es nada original pero me gustaría comenzar de la forma más clásica, es decir que tú encima de mí, en esa postura que dicen la del misionero. Así me siento poseída y al mismo tiempo cumplo con mi deseo de entregarme a ti. Pero no creas que es así y ya, no, me gusta la variedad cariño, y cuando ya estemos bien acoplados podemos adoptar otras posiciones que a ambos nos gusten, irán surgiendo y yo sé o intuyo que a ti te gustan pues a todos los hombres les fascina hacer la del perrito, a todos los hombres les encanta que la mujer se coloque arriba cabalgando, a mi me enloquecen las dos, también piernas al hombro, sé que ni vamos a tener que hablarlo y el instinto nos va a llevar a ello.
Según le iba contando, él había sacado los preservativos y cuando empezaba a ponerse el primer condón yo amorosamente le ayudé a colocárselo, mientras matizábamos mi conversación y ya con la protección puesta, yo me fui tendiendo en la cama de espaldas y poco a poco le fui abriendo las piernas. El miraba mi concha y yo le abría más los muslos. Tómame amor, le dije, soy tuya, no pienses en nada sólo en tener felicidad, nada más que eso. Fue divino, sin haberlo hablado nunca, lo hizo como me gusta, primero me froto su cabezota a lo largo de mi raja, acentuando el frotamiento en mi clítoris, unos segundos deliciosos. Después me apunto su cabezota, yo ya estaba húmeda de nuevo, bien lubricada, la metió, sólo la cabeza y apenas la movía en un breve recorrido. Yo le levantaba un anto mi pelvis en actitud de querer recibir más su verga dentro de mi, pero ambos teníamos el mismo deseo de irla metiendo muy poco a poco, el placer era otra vez increíble, delicioso, maravilloso, sublime!. Así hasta que entró toda y comenzó el mete/saca característico y cada entrada y salida era un gemido de placer. Me había comentado que aguantaba mucho y fue verdad, yo me vine y él me pregúntó si quería que se viniese conmigo, yo le dije que no, que yo podía seguir y si el podía aguantar, me esperase de nuevo. Solo me distraje para pensar en esos momentos que ahora comprendía por qué mi amiga lo ponderó tanto cuando me hablaba de las gozosas sensaciones experimentadas con Enrique. La verdad es que tenía razón. Pero yo estoy segura de no quedarme atrás en mi desempeño con él, fue dulce y tremendamente gustoso el rato que me puso a cuatro, pero mi empeño fue al cabalgarle, ahí yo ejerzo de dominante y como el hombre no tiene total libertad de movimiento, yo calculo muy bien por sus reacciones como le gusta más, tanto en ritmo como en profundidad, en mi propio contoneo de caderas ?? se retorcia de placer nuevamente y le entre bromas nos desafiábamos quien se vendría antes, el decía que podía aguantar lo que quisiera y yo le dije que sólo hasta que yo quisiera, se reía, teníamos como treinta minutos, no porque llevara el control sino por el cálculo que luego hicimos cuando ya nos vinimos los dos. Le dije que yo le iba a hacer venir en esos momentos pues yo ya me sentía incapaz de aguantar más el gusto, así que le aceleré el ritmo, mis gemidos, mis palabras de gusto hacia él y no pudo más, yo me dejé ir también y al poco de iniciarse su orgasmo terminamos los dos de forma escandalosa y muy prolongada. Pude sentir claramente su estallido de leche dentro d y en lo más profundo de mi vagina, a pesar del condon, sentí su venida claramente, inclusive llegué a pensar que se habría roto el presenrvativo, pero no, sencillamente es que me lo metió muy profundo en el momento del orgasmo y lo sentí perfectamente.
Aádir más sería ocioso. Baste decir que estuvimos seis hora en aquella habitación y que el se vino tres veces y yo alcancé seis orgasmos. Fue una gran sesión de sexo, probablemene irrepetible pues es lo malo de estas cosas, del follar, que una primera vez con alguien es irrepetible. Entiendo que hay algunas personas, tanto hombres como mujeres, que aseguran que una segunda vez, ya conociéndose es mejor, pero no en mi caso, tal vez por el morbo y las emociones tan intensas que a mi me produce LA PRIMERA VEZ
Una cuando se confiesa de forma sincera es como si se descubriese y desnudase ante los demás, tampoco es malo eso, ya que en casos como el mio. Casada en un entorno de buena reputación, donde nadie ni siquiera puede sospechar de estas travesuras mías, créanme que una necesita a veces contar estas cosas, sacarlas de adentro, ya que no hay nadie entre conocidos, amigos, compañeros, vecinos, amigas, etc. a quien se le pueda contar con todo lujo de detalles, no sólo lo que has hecho, sino como en este caso, como has sentido en cada momento, por eso una se anima a explayarse con desconocidos como ustedes que no pueden criticar, ni contar a nadie del mismo círculo y por tanto no hacerme daño.
No obstante, quiero dejar patente que yo soy dominicana, vivo en el nordeste de mi país y si algún dominicano o extranjero que viva acá en mi país me lee y se identiica conmigo, con mis gustos mi manera de ser y mi empeño en el secreto y discreción, puede escribirme a mi correo personal, dándome detalle de su persona y circunstancias, así como fotos que me permitan determinar si me gusta. Advierto que a pesar de todo lo liberal que parezco, yo entre mi trabajo docente y mi esposo, no tengo una gran disponibilidad de tiempo para estas cosas, no puedo salir por las noches ni tampoco en fines de semana. Sólo en días de diario, preferiblemente en viernes por la tarde que puedo pedir permiso en mi trabajo y tengo desde las hora de comer, hasta las 19:30 que debo estar en casa.
[email protected]
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