Candela y el profesor de inglés

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Esta es la historia de Candela, una adolescente que ardía en deseos de tener sexo, pero no con cualquier chico de su edad. Ella deseaba tener su primera relación sexual con un hombre experimentado y mayor. Candela contaba con 18 años de edad recien cumplidos, una linda edad para perder su virginidad. No tenía novio ni le interesaba mucho tener pareja por ahora, solo quería tener sexo con un tipo mayor que ella.

Cande se crió sin su padre, que la abandonó a ella, a su madre y a su pequeño hermano hace varios años. A menudo, ella sentía que le faltaba ese cariño paterno que toda muchacha necesita desde muy pequeña. Seguramente Candela iba en busca de aquel cariño (disfrazado de sexo) con alguien que le enseñe y la haga sentir una mujercita. Ella era flaquita, con un lindo culito parado, como para que algún viejo verde no le quisiera enseñar algunas cosas que a ella le iba a encantar.

Una tarde de otoño, Candela se disponía a ir a clases particulares de inglés, – que daba el profesor del instituto a donde ella asisitía -, a pocas cuadras de donde vivía junto a su madre y hermano. Ese día podía verse su sonrisa y candor, pero esos nervios también le tocaban por dentro. Estaba muy ilusionada porque empezaba clases particulares con un profesor muy querido por todo el instituto. Uno de los profesores con mas años en aquella institución.

Candela se arregló bien para la ocación. Se pusó su faldita azul, (se puso una corta por cierto), se perfumó las bragas y se maquilló para que el profesor Gonazalez no le quitara la mirada de encima. Salió caminando por la vereda y notó como varios hombres la miraban y hasta le decían obsenidades. Cuando pasó por una obra, uno de los albañiles salió a decirle las cosas que haría con esa colita paradita. Ella seguía de largo sin inmutarse, en fin, la alumna iba directo a probar suerte con un profe que le gustaba.

Cuando llegó a la casa del prestigioso profesor Gonzalez, este la recibió con un efusivo beso. Podía verse como Candela tomaba un color rojo en su carita y de eso se percataba el viejo profesor de inglés.

Sin tapujos, el profe le confesó a Vanesa, que ella era hermosa y que estaba seguro que le iría muy bien en los examenes finales de su materia. De repente ella se queda muda y baja la cabeza en señal de tristeza. Hace un pucherito con la boca y suelta unas palabras:

– “Profesor…, me encantaría que me diga que es lo que ve en mi”. (Silencio absoluto),

Él la mira y luego dice: “me pareces una niña muy bella” ¿porqué me lo preguntás?”

Candela: -“¡Porque desde hace tiempo que sufró mucho la incomprensión de los demás! ¡A nadie parece importarle mi vida! ¡Hace años que no tengo cariño! En realidad me hacen falta clases de inglés pero yo quería verlo a usted”.

El profesor hizo un gesto de sorpresa y siguió en silencio, pero soltó una sonrisa y la miró fijamente a sus ojitos pintados. Le contestó:

– “Me parece que tendrías que ir a tu casa, esto va a traernos problemas a los dos”.

Vanesa no se achicó, le acercó sus dulces labios a los del viejo y le soltó un cálido beso en la boca. Gonzalez quedó estupefacto ante semajante osadía de la chiquilla. Él pensó en irse del lugar por lo incomodo de la situación, pero se dió cuenta que no podía dejar su casa, asi que su instinto animal la tomó por la cintura y la besó como loco, así lo quiso ella.

Los labios del geronte y la adolescente se entrelazaron en un beso infernal. Ambas bocas se fusionaron en un solo ser, parecía como si estuvieran haciendo el amor con la boca. Ella se había jurado guardarse para un momento asi, pues había tenido un noviecito que solamente le daba besos y algunos toquetones en sus tetitas y su hermoso culito trigueño. Gonzalez le preguntó:

“¿Lo hicistes alguna vez?”

A lo que la joven le contestó que no, que era virgen. El viejo se puso más verde que de costumbre y se tomó el asunto muy personal. Le bajó la tanguita pasando por sus largas piernas mientras le daba besos en todo el cuerpo. Ella se comenzó a estremecer, como si un terremoto azotara su esplendido cuerpito. Gonzalez le sacó la tanga (enredada en los zapatos de taco alto de su alumna), así se dispusó a chuparle el clitoris con su vieja y avida lengua. Por un buen rato lamió y lamió esa conchita cerrada y con olor a perfume. El viejo la saboreaba como si se tratará del más rico plato de exquisiteses que podría probar alguna vez, pero no era la primera adolescente que desvirgaba, tuvo épocas de juventud donde el profesor era todo un don juan.

Candela se deshacia de placer, gimiendo como una zorra cuando Gonzalez le metía la lengua en lo mas profundo en su concha. Ella se retorcía de placer y quería que él siguiese así todo el día. Cuando el profe se percató de que Candela estaba ardiendo de deseos de ser penetrada (ella empujaba la cabeza de Gonzalez para hacer mas fuerza contra su cálida y ya mojada vagina) El viejo se levantó de su posición y la instó con sus grandes manos a que se agachará para chuparle su verga. Ella no tardó en cumplir con Gonzalez y le sacó la pija del patalón para darle una frenética mamada. Se la pasó por sus labios y luego se la introdujo jugando con su lengua y saboreando todo su glande. Al profesor se le iban los ojos para atrás del placer de aquella chiquilla de 18 recien cumplidos. ¡Parecia toda una zorra experta!

La cuestión es que ella había salivado toda la pija del viejo y una mezcla de semen y baba caían sobre el pecho de Candela.

Ambos se quedaron mirandose. Ella esperando del viejo como una perrita que quiere el hueso. El geronte la insertó como si su pija fuera un arpón y rompiendo la telita de Candela la empezó a coger como loco. Ella estaba loca de placer, su cara primero se deformo del dolor que le causó la primera penetración en su virginal conchita para que finalmente le dieron duro durante un buen rato. Ambos, la joven Candela y el viejo profesor, se miraron mientras ella era penetrada con más fuerza y vigor. Candela parecía muy satisfecha por esta embestida del viejo, tanto así que el viejo verde le metió un dedo en el culito y jugaba con el ano de su alumna. ¡Le dejaba el culo para él! El viejo estaba por acabar y ella dwjó que lo haga dentro de ella. De repente el viejo Gonzalez sacó su pito de la joven vagina se su alumna y empezó a salir chorros de semen a borbotones.

Candela rapidamente buscó su tanguita negra y se la pusó con todo el semen del viejo correandole por la pierna. El viejo le prometió que la proxima vez estudiarían algo y luego le haría sexo anal. A lo que ella lo miró contenta esperando seguramente que ese día llegue mañana mismo. Los dos se despidieron con un efusivo beso y Candela siguió su camino a casa donde la esperaban su madre y su hermanito, pero siendo toda una mujer.

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