Bello incesto muy excitante entre familiares – Primera parte
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A los 18 años comencé segundo de Medicina, una de las asignaturas del curso era Psicología, allí nos hablaron del complejo de Edipo. Yo algo sabía al respecto. Muchos chicos y adolescentes lo sufrían nos explicó el profesor, pero prácticamente lo sufrían todos aquellos adolescentes que tenían el pene pequeño o creían tenerlo. A esas edades a un adolescente le gustaría tener relaciones con todas las mujeres y en teoría las podría tener con cualquier mujer excepto con aquella que la sociedad considera tabú, es decir la propia madre está prohibida como objeto sexual. Pero el adolescente con el pene pequeño siente terror a que una mujer se ría de su pequeño pene y por eso aunque desea estar con una mujer no se atreve por miedo a hacer el ridículo. Pero también sabe que la única mujer que no se reiría de él es su propia madre, pues una madre nunca se ríe de su hijo, ni lo ridiculiza. Y he aquí el conflicto que se produce en la mente del adolescente con el pene pequeño, pues la única mujer que él cree que no se reiría de él al verle desnudo, la única con la que podría hacer el amor sin avergonzarse de su pene es precisamente aquella a la que el tabú del incesto se lo prohíbe. Ahora comprendía mejor lo que me ocurría. Yo deseaba hacer el amor con mi madre, porque aunque deseaba a otras mujeres, tenía miedo de que esas otras mujeres al ver mi pene se burlasen de él, y sabía que ella no lo haría y me aceptaría tal como era. Necesitaba saber si con mi pene de 10,5 cm. en erección podía follar a una mujer y darle placer, estaba más obsesionado en poder dar placer que en tenerlo yo mismo. Y empecé a urdir un plan. Yo pese a este mi problema, que vivía con gran preocupación, era y soy de naturaleza alegre, siempre estaba y estoy de broma. Así que empecé a fingir estar triste y taciturno sobre todo delante de mi madre, apenas comía, de modo que al poco de unos días mi madre que lógicamente se había percatado de mi tristeza me preguntó si me pasaba algo, yo le respondí que no, pues quería cebar más el asunto, así que continué estando triste con la intención de que pasados unos cuantos días más mostrándome taciturno y apenas hablador ante mi madre, esta me volvería a preguntar y yo entonces le revelaría mi problema con la esperanza de que ella fuese comprensiva y se prestase a ayudarme, A los cinco días de su anterior pregunta sobre mi estado de ánimo, ella volvió a insistir diciéndome el otro día dijiste que no te pasaba nada pero sigues igual de triste y apenas hablas, algo te pasa Carlos, cuéntaselo a tu madre. Le dije que no pasaba nada, pero ella insistió en que no se lo creía y me volvió a pedir que me desahogará con ella. Mamá me da mucha vergüenza, son temas íntimos. Mi madre insistió y yo le hice prometer que si se lo contaba no se enfadaría conmigo. Era Miércoles, yo sabía que el fin de semana mis dos hermanos estarían fuera de casa, además estarían hasta el próximo Martes, pues era puente, por lo que tendría yo cuatro días para quedarme sólo con mi madre, de modo que le dije mamá dame unos día y te prometo que te lo contaré. Bueno, hijo pero no olvides que has prometido contárselo a tu madre, así que no esperes muchos días para desahogarte con la mujer que más te quiere, que es tu madre. Esa frase dicha por mi madre, que me decía que era la mujer que más me quería me dio mucho ánimo pues me había sonado a amor no sólo maternal sino también erótico, o por lo menos eso me pareció a mí. Mi madre me había tenido a mí cuando ella tenía veintiún años, tenía ahora por tanto 39 y tenía una cara guapisima, era algo gordita, lo que ahora llaman una gordibuena. Su culito era de ensueño y sus tetas muy bien proporcionadas. Mi padre había muerto cuando yo tenía trece años, Y yo tenía dos hermanos pequeños más
Llegó el Viernes, por la mañana fui a clase, al regresar a casa al mediodía mis hermanos ya no estaban, así que tenía varios días por delante para estar solo con mi madre. Mi madre estaba en la cocina, entré y como estaba cocinando la abordé por detrás y le di un beso en el cuello, ella se giró y me dio a mi otro en la mejilla. Nos sentamos y nos pusimos a comer. Mamá esto está delicioso, lástima que no tenga apetito. Ella me contestó, Carlos, desde que estás triste apenas comes, incluso has perdido peso; he pensado en que para alegrarte un poco nos podíamos ir los dos juntos a pasar dos días fuera, si es que no tienes tú algún plan que yo no sepa. No, mamá no tengo ningún plan, este fin de semana no tenemos partido y casi todos mis amigos se van de puente, y además aunque se quedasen no me apetecería salir con ellos, así que si quieres mamá cogemos el coche y nos vamos donde tú quieras. Era invierno y mi madre me dijo llévame a algún sitio con playa.
Nada más salir a la carretera mi madre me preguntó si quería ya contarle el motivo de mi tristeza. Le respondí que no era el momento adecuado, pues había mucho tráfico y debía estar atento a la carretera. Quizás esta noche mamá. Dos horas después ya estábamos en nuestro destino y empezamos a buscar hotel, pero como era puente todos estaban completos, ya habíamos estados en cinco, y en el sexto que era un hotel de cinco estrellas nos dijeron han tenido ustedes suerte, nos acaban de comunicar una anulación. Mi madre dijo que queríamos una habitación con dos camas separadas pues éramos madre e hijo, pero el recepcionista nos dijo que la habitación disponible tenía una sola cama de matrimonio pero que era de 1,80 m , por lo que prácticamente podíamos dormir totalmente separados , pero si queríamos podían poner una cama supletoria pagando un poco más. Mi madre que era bastante ahorradora dijo que no la pusiesen, que nos las arreglaríamos bien si la cama era de 1,80. Subimos a la habitación, nos cambiamos y salimos a dar una vuelta antes de cenar. Paseando por el paseo marítimo mi madre me dijo hay alguna chica ¿verdad? alguna chica de la que estás enamorado y no te hace caso. No exactamente mamá. Qué quieres decir con no exactamente, ¿no serás homosexual? Pues claro que no , mamá cómo puedes decir eso ¿ has visto alguna vez algo en mí que te pueda hacer pensar eso? Claro que no hijo, perdona ha sido una tontería por mi parte, pero es que me tienes tan preocupada que he llegado a pensar hasta en esa tontería, pero entonces qué has querido decir con eso de no exactamente, no será que estas enamorado de alguna mujer mayor que tú, eso les suele pasar a veces a los chicos de tu edad. Mamá esta noche hablamos, te lo prometo.
Aunque estábamos al nivel del mar se estaba levantando un viento muy frio, así que cenamos en un pequeño restaurante con vistas a la playa y regresamos al hotel pasmados de frio. Al ir a recoger las llaves en recepción nos comunicaron que se había estropeado la calefacción y que lo sentían mucho y que como compensación el hotel nos invitaría mañana a desayunar en la habitación. Les preguntamos si tampoco había agua caliente. Nos dijeron que con el agua caliente no había problema. Así que subimos a la habitación y mi madre me dijo ahora me bañaré yo y luego te bañas tú. Mientras mi madre se bañaba, vi que se había traído uno de sus camisones cortitos, de esos que cuando se llevan sin bragas tapan solo medio culito y dejaban ver por detrás esa parte de la rajita del culito que se curva para ir a hacia el chochín. Yo sabía que mi madre dormía sin bragas, pues es mucho más higiénico y me preguntaba yo si esa noche también lo haría o se las dejaría puestas por dormir conmigo. Salió del baño envuelta en una toalla, se veía preciosa, parecía una estrella del cine y le pregunté sobre la temperatura del agua, me dijo que estaba bien y que cuando yo entrase en el baño ella se metería en la cama y que como esta era muy ancha sería como dormir en camas separadas, con lo cual me estaba queriendo recordar que éramos madre e hijo. Me metí en el baño pensando en decirle todo al meterme en la cama, pero al sentir que mi plan estaba a punto de ser realizado me entró un ataque de pánico, ¿qué pasaría si ella reaccionaba mal, lo cual era lo más probable teniendo en cuenta que ella era mi madre, que había recibido una educación tradicional y que aunque yo mismo últimamente me había dado cuenta de que mi madre había evolucionado con los tiempos y era ahora más liberal, no dejaba de ser mi madre y lo que yo le iba a revelar era algo nada habitual. Allí estaba yo en la bañera pensando en aplazar el plan para el día siguiente ,para prepararlo mejor, para buscar por mi parte salidas a su posible disgusto. Pensé en hacerme una paja que bajase mi libido, pero no lo hice. Por un lado quería que se hubiese dormido ya y por tanto no hubiese lugar a la conversación y por otro deseaba que esa conversación se produjese y pudiese yo liberar por fin toda la tensión que había en mí. Entonces oí que mi madre me decía Carlos ¿te pasa algo , estás bien? Llevas casi cuarenta minutos en el baño. No mamá, ya me estoy secando, ahora mismo salgo. Al bajar del baño, pues este se encontraba no al mismo nivel de la habitación sino un poco más alto por lo cual se accedía a él por una escaleras de seis o siete peldaños, cosa que yo no había visto en ningún hotel pero que al día siguiente resultaría muy útil para una cosa que ya explicaré, bueno como decía al bajar del baño y acceder al dormitorio sentí frio, mucho frio, pues sólo llevaba una pequeña toalla que a modo de taparrabos sólo me cubría mis genitales y el culo. La luz estaba apagada y por eso la habitación estaba en la penumbra que la inundaba procedente de la de la televisión que mi madre estaba viendo, pero se veía lo suficiente como para ver que entre la ropa que mi madre se había quitado y dejado encima de dos sillas estaban sus bragas, o sea, se las había quitado y estaba en la camina sólo con el pequeño camisón y su chochín al aire, bien ventilado como a ella le gustaba. Así que yo cogí de mi maleta sólo una camiseta limpia y dormiría también como yo solía hacer, es decir con mis cojones y lo otro bien ventilado. Con la camiseta en una mano y con la otra sosteniendo la toalla que cubría mi sexo le di un beso a mi madre y me fui hasta el otro lado de la cama, en el que yo iba a dormir, me puse la camiseta, me quité la toalla que hacía de taparrabos y me metí en mi lado de la cama. Le pregunte a mi madre, con voz entrecortada por los nervios que me producía el estar medio desnudo metido en la misma cama con mi madre también medio desnuda, qué que estaba viendo y me dijo que en realidad no estaba viendo nada, que tenía puesta la televisión para no dormirse y esperarme despierta. Carlos te siento nervioso y no olvides que hemos venido aquí para distraernos y relajarnos. Mamá, si hablo así es porque tengo frio y al entrar en la cama aún he tenido más, está helada. Yo que no sabía cómo empezar a explicarme sobre el tema que me obsesionaba pensé en cambiar de tema y sobre la marcha se me ocurrió una cosa, tomé el mando de la TV con la esperanza de que apareciese algún canal porno y tantear así a mi madre sobre temas sexuales. Los canales porno eran una novedad que se podían ver desde hace poco. Mi madre me pregunto si seguía yo teniendo frio pues ella me dijo que tenía mucho, sobre todo en los pies. Si le contesté yo también tengo mucho frio en los pies. Carlos júntalos con los míos, me dijo, vamos a darnos calor. Así que los dos no pusimos en la cama de forma oblicua, con nuestros pies juntos y nuestras cabezas muy separadas, es decir nuestros cuerpos hacían una especie de letra V. Yo empecé a pasar canales y de pronto apareció una pareja jodiendo y mantuve el canal, el era mucho mayor que ella. Mi madre dijo pasa de canal ¡qué asco! el podría ser su padre, que digo su padre, su abuelo. Cambie de canal y le dije sí, es asqueroso pero no por la diferencia de edad sino porque están haciendo el acto sexual sin amor, simplemente de forma mecánica y sin cariño. Carlos,hijo, me gusta que pienses así. Entonces, tú mamá también piensas que la diferencia de edad no es un impedimento para el verdadero amor. Bueno hijo, yo pienso que el hombre sebe ser un poco mayor que la mujer pero no mucho más, tres cuatro años mayor. Estaba diciendo eso cuando apareció otro canal porno y esta vez los protagonistas eran un chico joven, más o menos de mi edad y una mujer de unos cincuenta años, es decir mayor que mi madre y desde luego no tan guapa como ella, aunque tenía su morbo, era una mujer de una belleza de esa que poseen la mujeres ordinarias no como la belleza de mi madre que es una señora. Estaban en una cocina y vestidos por lo que mi madre en principio no se percató de que era un canal porno; hablaban en un idioma que parecía francés y aquello por la situación que describía parecía un película de incesto. Hijo porque no cambias de canal , tú no sabes francés, pero tú si mamá, lo estudiaste en el colegio le dije. Me dijo, ya lo tengo casi olvidado, pero he entendido que son madre e hijo y le está preparando el desayuno, ahora la madre le dice a su hijo que le lleve la mermelada y la mantequilla. Hasta ese momento no había pasado nada raro, pero por el contexto y por el logo del canal se veía perfectamente que era una peli porno, aunque mi madre que seguramente no había visto ninguna, por ahora no advertía nada raro. La madre está de espaldas al hijo, preparando unas tostadas, y el hijo que se ha levantado para llevarle a su madre lo que le ha pedido comienza a acariciarle el cuello y a besarle la espalda. Mi madre me dice, ves Carlos que hijo más cariñoso , tu nunca me haces caricias así. Entonces el hijo unta su dedo gordo en la mermelada y se lo da a su madre a chupar. Y yo viendo que aquello pronto derivará en una relación sexual incestuosa apago a TV antes de que mi madre se dé cuenta. Hijo por qué la quitas, ya sé, no te gusta ponerte en evidencia delante de tu madre viendo que otros hijos son más cariñosos con sus madres que tú con la tuya. Mamá la quito porque no te iba a gustar lo que seguía. Yo la había quitado porque no estaba seguro de que la estrategia de hacerle ver una escena porno y más si era incestuosa fuese buena para mis propósitos. Y mi madre me dice, ves, ese chico de la película, tiene una madre más vieja que la tuya, más fea que yo y sin embargo no tiene reparos en hacerle caricias a su madre. Es verdad mamá, hace mucho que no te hago caricias, desde que era chico y vivía papá, pero besos si te doy todos los días y para picarla le digo, bueno mamá la que hacía de madre tampoco era fea.. Hijo te gustaba esa mujer. Mamá, a mí me gustan todas, unas más que otras , pero me gustan todas. Y me contesta, claro, te gustan todas menos tú madre, además hijo no me ibas a hablar por fin de eso que te tiene triste. Mamá primero promete que no te enfadaras. Te lo prometo hijo. Yo le digo que me da mucha vergüenza . pero como mi madre se muere de curiosidad por saber lo que es me dice te lo ha prometido y ahora para que veas que no me enfadaré te lo juro. Está bien mamá, pero recuerda que lo has jurado. Te acuerdas mamá de aquella vez en que cuando yo tenía doce años la criada que teníamos se río de mi al verme en el baño hacer pis diciéndome ¡ Que polla tan pequeña tiene el señorito!. Tú me encontraste llorando, se lo dijiste a papá, creías que yo tenía fimosis, y me llevó a su amigo el doctor L., que dijo que no era fimosis sino unas adherencias que no la dejaban desarrollar bien y me las quitó ¡Que dolor me produjo! pues no me puso anestesia. Al poco tiempo papá murió, y a mí el pene me creció un poco, pero no mucho más de modo que ahora mismo tengo un pene que me da vergüenza. He sufrido mucho todos estos años. Cuando juego al fútbol, en los vestuarios lo pasó muy mal. Me da miedo salir con chicas, me aterra que una mujer se volviese a reír de mí como lo hizo aquella criada. En ese momento mi madre se vuelve hacia mí y me da un beso tan tierno como inocente en la frente en la frente, y al hacerlo presiona sin querer el mando de la TV , encendiéndose en el mismo canal porno en que yo la había apagado. Mi madre y yo vemos que aquel hijo que a mi madre le había parecido tan cariñoso, está a punto de follarse a su madre por detrás con un cipote descomunal . La madre está apoyada en la mesa y su hijo le unta bien el sexo de mantequilla y se la mete por detrás por la vagina mientras esta jadea como una perra y su hijo untándose los dedos de mermelada se los ofrece a su madre para que se los chupe a la vez que le dice cosas en francés que yo no entiende y no me atrevo a preguntarle a mi madre. Yo cojo el mando que se había caído y voy a desconectar la TV pero mi madre con gran extrañeza para mí me dice que no lo desconecte, Ahora el hijo ,saca su enorme poya del chocho de su madre, la cual toma con una mano la poya de su hijo y con la otra mano la unta toda de mermelada y la engulle en la boca, a continuación el hijo eyacula en el tarro de mermelada y su madre se come la mermelada mezclada con el semen. Veo a mi madre con unos ojos como platos y yo me pregunto, sabría mi madre que eso se podía hacer. En ese momento mi madre me dice pero hijo eso se puede hacer. Yo sacó mi parte bromista y más guasona y le digo por lo visto sí, si eres un hijo muy, muy cariñoso. Soso, me contesta. La verdad es que todo esto ha desbaratado mi plan, cuando había empezado a sincerarme con mi madre va la TV y se e conecta por casualidad y lo que ve en ella mi madre la deja anonadad y ya no sé si puede seguir contando lo mío. Perdona hijo, me estabas contando lo tuyo cuando por mi culpa se encendió el televisor y mi curiosidad hizo que vieras cosas sucias, mamá yo ya sabía lo que iba pasar y por eso apagué la TV. Bueno hijo, volvamos a lo que me estabas contando, dices que tienes miedo de que una chica te vea desnudo porque crees que todas las mujeres se reirían de ti, pero no hijo, no todas se reirían porque yo soy una mujer y nunca me reiré de ti. Y cargándome de valor le dije mamá necesito hacer el amor, pero como tú has dicho sólo hay una mujer…., en ese momento me interrumpió y me dijo no sigas hijo no quiere oír lo que me imagino ibas a decir, si es lo que pienso es algo repugnante. Le contesté, mamá yo nunca te pediría hacer algo repugnante , de hecho lo que te iba a pedir es algo placentero cuando dos personas lo hacen de mutuo acuerdo. Mi madre me dijo ahora me arrepiento de no haber hecho instalar la cama supletoria. No te preocupes mamá dormiré en el suelo. Me levanté de la cama, fui al baño para coger una toalla seca y taparme con ella. Me eché en el suelo y me tapé con la toalla , pero no me podía dormir preso de la tristeza que la respuesta de mi madre me había producido y además tenía mucho frio. Una hora después oí la voz de mi madre. Carlos vuelve a la cama. Yo le dije No. Mi madre volvió a decirme ven hijo, en esta hora he pensado mucho y quiero contártelo, por favor ven conmigo y perdóname, te juré que no me enfadaría contigo me dijeses lo que me dijeses y reaccioné mal. Carlos eres lo que más quiero, ven conmigo y abrázame y si estás enfadado ver por lo menos ven para darme calor que estoy helada. Me trague mi orgullo, además el modo en que mi madre me pedía que le diese calor me excitaba sexualmente, así que me levanté rápidamente y me metí en la cama con madre abrazándola y dándole calor y recibiéndolo de ella , pues yo aún estaba más helado que ella. Me dijo, Carlos lo que me quería decir y yo no te deje es que te gustaría hacer el amor conmigo ¿verdad? Sí, mamá. Hijo lo suponía pero quería oírtelo decir a ti; he pensado más en sexo esta hora que en toda mi vida, soy tu madre y te voy a ayudar pues he llegado a la conclusión de que si nos queremos y estamos de mutuo acuerdo en hacer el amor no hacemos mal a nadie. Este fin de semana nos olvidaremos de que somos madre e hijo y follaremos como dos amantes, o mejor aún no nos olvidaremos sino que follaremos como madre e hijo que además son amantes. Hijo hace más de seis años que no he tenido relaciones, yo no soy una experta en esto, sólo te prometo amor y cariño. Y con ese amor y cariño que me había prometido se puso encima de mí, me abrace a ella, nuestras bocas se buscaron, pronto nuestras lenguas estaban jugueteando la una con la otra, y mi polla ardiendo de lujuria fue a buscar a mi madre, más como era novato no atinaba yo, mi madre me ayudó, tomó la pequeña polla erecta en su mano y se la llevó a su húmedo y caliente chochín, primero la retuvó a las puertas un momento y cuando se aseguró que estaba bien colocada y embocada me dijo Carlos hijo mío , mi amor, empuja tu ariete y hazme mujer . Yo la penetre poco a poco, primero el glande sintiendo un placer en el capullo que no se podía comparar con nada que yo hubiese experimentado antes. Mi madre que se dio cuenta que sólo había introducido el glande me dijo toda, toda, quiero toda y yo inmediatamente toda le metí, o mejor dicho hice que ella bajará empujando hacia bajo su precioso culito que yo tenía en mis manos, de forma que su chochín engulló toda mi polla. ¡Qué gran refugio, el chochín de madre! que húmedo y calentito estaba. Yo en medio de jadeos de placer repetía mamá, mamá, mamá. Mi goce era indescriptible, pero mi madre ¿estaría o no disfrutando como yo? En ese momento y como si me hubiese adivinado el pensamiento me dijo que me bien me estas follando Carlos, nunca había sido follada así con tanto amor y tanta pasión a la vez, fóllame toda la noche. Yo también deseaba follar toda la noche pero ya sentía que me iba a correr y en ese momento oí a mi madre jadear de placer y pronunciando mi nombre Carlos, Carlo, Carlos me corro. Yo no me retuve más y aproveché para correrme yo también. Pero aunque hubiese querido retenerme no hubiese podido porque las convulsiones pélvicas de mi madre debidas a su orgasmo hicieron vibrar mi polla de forma que esta recibió unos estímulos irresistibles que me provocaron el orgasmo, de forma que tuve el orgasmo prácticamente a la vez que mi madre. Mi madre estaba como loca , nunca la había visto así y me dijo ahora voy a hacer algo que nunca hice con tu padre aunque alguna vez me lo pidió. Sacó mi todavía erecta polla de su chochín, se metió baja las sabanas, se colocó de forma que su vulva quedó frente a mi cara y su boca empezó a besar mi ariete, yo hice otro tanto y empecé a lamer su vulva, era yo el primer hombre que lo hacía y eso aún me excitaba más. Volví a correrme, esta vez en la boca de mi madre y mientras notaba como ella engullía con fruición mi liquido seminal, pensaba yo con gran alegría que era capaz de dar placer sexual a una mujer. Mi madre no fingía, estaba experimentando tal vez el mayor placer de su vida, lo cual me corroboraría poco después al sincerarse también ella conmigo y decirme que con mi padre apenas había tenido orgasmos y que desde luego no habían sido tan intensos ni tan fogosos. También me confesó que el primer orgasmo de su vida lo había tenido conmigo, pues cuando yo mamaba de sus tetas a veces lo hacía de tal manera que la excitaba hasta llagar al orgasmo. Naturalmente tal revelación fue para mí un motivo más de orgullo y satisfacción. Esa noche mientras hablábamos de estas cosas con la poya bien metida en su chochín aún tuvimos dos orgasmos más antes de quedarnos dormidos abrazados el uno al otro.
Al día siguiente me desperté temprano, era yo otro hombre. Mi madre aún dormía. Yo me levanté y me fui a dar un baño. Al subir las escaleras hacia el baño di gracias por esas escaleras. Gracia a ellas podría yo realizar una de mis fantasías eróticas que si duda mi madre estaría dispuesta a hacer realidad. Al bajar del baño mi madre ya estaba despierta. Yo llevaba puesta sólo la camiseta, pero era bastante larga, de forma que cubría mis genitales. ¡Buenos días hijo, que feliz soy! Yo también mamá ¡Cuánto te quiero! Me preguntó, hijo has traído tu cuchilla de afeitar y espuma. Sí mamá. Pues déjamelas un momento por favor. Se levantó de la cama. Lucía esplendida con su camisón cortito que por delante le tapaba justo el chochín y pensé que pese a haber follado, ni yo le había visto aún su chochín, ni ella me había vissto a mí, mi polla. Le di la cuchilla y la espuma y se dirigió hacia el baño, yo la seguí y vi como subía las escaleras, me puse en cuclillas para tener mejor ángulo de visión. La visión del bamboleo de su camisón dejando ver un poquito más de su culito cada vez que ascendía un peldaño hizo que tuviese yo una erección inmediata que levantaba la parte baja de mi camiseta. Dije mamá puedes bajar un momento. Si cariño. Bajó y al percatarse de mi camiseta, me dijo Carlos veo que ya estas guerrero. Mira mamá ahora voy a subir estas escaleras y luego quiero que las subas tú como yo voy a hacerlo. Empecé a subir las escaleras pero haciéndolo a gatas, y abriendo bien las piernas para que se me viesen bien los cojones. Al subir a gatas y apoyar las rodillas en los peldaños, me di cuenta de que aquello era un poco doloroso para las rodillas y yo no quería que mi madre sufriese al hacerlo ella, así que cuando llegué arriba le dije esperaba un poco; cogí las toallas del baño y las puse en las escaleras para que el apoyo de las rodillas estuviese amortiguado. Baje y le dije ahora sube tú, quiero disfrutar de la hermosa visión que me deparará tu cuerpo ascendiendo a gatas por las escaleras, he puesto esas toallas para que no se te lastimen las rodillas. Mi madre empezó a ascender contorneando su cuerpo con lascivia; ofrecía toda su hermosa vulva, esa vulva fue un reclamo irresistible para mí de forma que cuando mi madre alcanzó el último peldaño, yo subí rápidamente las escaleras pues mi erectisima polla tiraba con fuerza de todo mi cuerpo hacia donde estaba aquella vulva que pedía ser poseída de inmediato. Mi madre que debía esperar lo que iba a pasar se había quedado en la posición de cuatro patas al llegar al baño, de forma que la cogí por detrás y se la metí hasta dentro de forma bastante violenta. Allí estábamos, follando como dos perros y le dije mamá avanza hasta la bañera y apóyate en su lateral con los brazos, así la folle mientras con la boca le lamia, le mordía y le besaba el cuello y ella me decía así, así, Carlos no pares, fóllame así. Mamá cuando vayas a correrte me avisas. Le dije esto porque estaba yo aprendiendo a sincronizar mis orgasmos con los suyos, cuando me dijo hijo ya me vengo entonces yo simplemente dejaba que sus contracciones pélvicas hicieran el trabajo de estimular mi polla pues lo hacían con tal vibración que mi corrida era inmediata y así yo lograba empezar a tener el orgasmo justo después de que mi madre hubiese empezado a tener el suyo. Después de tener juntos aquella sensacional corrida aún estuve un ratito lamiendo mordisqueando su precioso cuello, Y le dije mamá ahora un baño juntos. Me levante y estando aún ella a cuatro patas le ayude a quitarse el camisón y entonces la contemplé toda su desnudez . Al ver su peludo coño comprendí para que quería la cuchilla. Ella al ver que yo se lo miraba , me dijo ¿te gusta? pues luego aún te gustará más. Ella me quito la camiseta y quede también desnudo ante ella, mi madre no me había visto la polla desde que yo tenía siete años, así que era la primera mujer que me la veía desde aquella vez en que a los doce años me la había visto aquella criada que se mofó de mí. La tenía ya en flacidez y por eso le pregunté a mi madre ¿no es muy grande verdad? . Me respondió no sé si es o no grnade, sólo sé que me da un gran placer. Entonces con su mano izquierda tomó la poya y la desplazó hacia arriba y hacia el abdomen para así poder verme mejor los cojones , los cuales tomó con su otra mano y los sopesó con gran delicadeza haciéndoles vibrar suavemente en la mano y diciéndome mientras eso hacía con ellos, del tamaño de los cojones no te puedes quejar ¡vaya par! ya me llamaron la atención al verte subir a gatas por la escalera, como se iban bamboleando de un lado a otro y chocando contra tus muslos, hijo. Ahora nos bañaremos juntos y luego llamaremos para que nos suban el desayuno. Mi madre me lavó los genitales, primero con su lengua me lamió los restos de semen que aún quedaban y luego con agua y jabón. Luego yo lavé su peludo chocho y le dije te lo vas a rasurar ¿verdad? si me contestó. Mamá, le dije no tires lo pelitos, los guardaré como recuerdo entre las páginas de mis libros. Sí, hijo te los guardaré. En eso sonó el teléfono y yo bajé a descolgarlo. Desde recepción preguntaban que si queríamos ya el desayuno. Súbanlo por favor dentro de veinte minutos, les contesté. Yo soy bastante despistado y hasta ese momento no me había dado cuenta de que en frente de la cama había un armario cuya puerta era un gran espejo y ello me permitiría a mí realizar otra de mis fantasías, ver a mi madre follar conmigo gracias al espejo. (CONTINUARÁ).