En el gimnasio conocí a un maduro (Luis) que trabajaba en deportes. Al poco me enculó en un cuarto de guardar implementos. Solo él tenía acceso. Sucedió una tarde tan lluviosa que nos mojamos en el patio de recreo. Así mojados, y cuando los demás se iban a casa, entramos al cuarto de implementos. Nos desvestimos y me pasó una toalla y él se puso otra.
Me senté frente a él esperando que se secara un poco la ropa. Mientras el veía su móvil su toalla se movió y pude ver su gorda verga. Esto me fue calentando. La mía se puso poco dura. Fui abriendo un poco las piernas descaradamente para mostrar mis bolas. Luis veía de reojo, como indiferente. Pero noté que su pija se ponía dura. Finalmente, mi toalla cayó al suelo. 😍
Me incliné hacia atrás con las piernas abiertas y mi pija algo erecta. Luis ahora si me miró con ojos lujuriosos. Me incliné más y abrí más las piernas. Luis se puso en pie y me besó. Que lengua tan rica. Yo le agarré la pija y comencé a sobarla.
- Ay, papi, que verga tan gruesa! ? Le susurré.
En medio de besos, Luis comenzó a sobarme mis bolas.
- Dale un besito ? – me invitó.
Me arrodillé al frente. Con una mano tomé la pija ya más dura y le di un beso en la punta. Después mi lengua lamió la gorda punta. Aquí abrí la boca y comencé a chupar poco a poco esa gorda verga. Luis lanzó un suspiro. Con una mano la sostenía mientras la iba engullendo, mientras con la otra sobaba sus testículos. No fue problema ir engullendo ese pedazo de carne, el cual ya entraba más en mi boca golosa. Besaba y lamía el tronco, y después volvía a tragar. Cuando casi toda la verga estaba en mi boca el pobre Luis lanzó un gemido de admiración.
Al sacar la pija le dije burlonamente:
- ¿nunca te habían chupado así?
- No, nene … ¡te la metiste toda!
Volví a mi ataque con el cilindro carnoso entrando a mi boca hambrienta. Ahora chupaba con ritmo, desde la punta a la base, sin dejar de sobar sus bolas. Luis gemía. Al poco tomó mi cabeza con sus manos e inició una cópula en la boca. En segundos la punta desaparecía para introducirse en mi boca. Luis ahora gemía más rápidamente.
- Como chupas, nene ? Creo que me vengo ?
En medio de una serie de gemidos, Luis soltó una serie de lechadas calientes y viscosas que me tragué. Casi todo ? Parte de la leche se escurrió de mi boca. Su cilindro seguía escupiendo mientras el pobre entrenador gemía sonoramente. Yo seguí chupando pues la verga seguía tiesa. En poco Luis se desplomó en la silla exhausto. Creí que se iba a desmayar.
- Ayyy, nene?. Que mamada tan tremenda ? Me quedé vacío ?
Curiosamente su verga seguía tiesa, aunque menos. Yo me acerqué y apoyé entre sus piernas besando la disminuida verga. Luis seguía agitado. Me alzó y besó largamente, compartiendo su propia leche. Me puso de espaldas y me acercó a su silla. Me besó las nalgas mientras las sobaba con sus manos.
Ummm, que trasero tan rico ?
Al fin separó las nalgas y lanzó un gemido al ver el ojete. Me inclinó hacia adelante y me separó las piernas. Sentí que lamía cada nalga. Volvió a separar nalgas para exponer el ano. Sentí que lo ensalivaba. Y al poco sentí un sonoro beso. Me estremecí. Ahora el entrenador lanzaba lametazos al ojete.
- Culo sabroso ?
- Si, papi, chúpalo ? Supliqué.
Luis ensalivaba más y besaba y lamía. De vez en cuando sobaba mi verga, otra vez dura, y las bolas. Pero su atención era sobre el ano. Al poco sus dedos se turnaban para entrar y explorar.
- Ayy, que rico, papi ?
Luis se paró y me abrazó.
- ¿vamos a mi casa? Está cerca y allí te puedes cambiar con ropa seca.
- Bueno ? Acepté.
Nos pusimos la ropa aún mojada, pero en menos de 20 minutos entramos a su apartamento. Al parecer vivía solo. Nos quitamos las ropas y me pasó una bata. Al poco llevó vino y tomamos un poco. El ambiente era cálido y esto me animaba. Y el vino hizo lo suyo. Luis me tomó la mano y me llevó a su cuarto. Allí me tumbó en una cama amplia y cómoda. Su bata cayó al suelo. Me puso boca arriba y se me puso encima. Nos besamos largamente, mientras nos manoseábamos las pijas. La suya se estaba endureciendo. Luis tomó un frasco de su nochera, me separó las piernas y me aplicó crema en el ano. Me encantó. Sin dejar de besar y lamerme el cuello, sus dedos entraban sin problema en mi gruta. Yo le sobaba la verga, ya bien tiesa.
- Nene, que culo tan rico ?
Luis hurga mi ojete que le ofrezco bien abierto. Se coloca entre mis piernas abiertas y separa las nalgas.
- Mmm, es un culo sabroso!
Lo besa varias veces, hasta comenzar a chuparlo y lamerlo. Los alrededores, el centro ? Yo me dejo con los ojos cerrados. Hace bien su trabajo. Entre sus dedos y su lengua se turnan para abrirse en el ojete y explorar y lamer. Su tiesa lengua entra y sale arrancando gemidos de parte y parte.
Se aleja y vuelve en un par de minutos. Siento una crema que una en le ojete. Después gimo de placer cuando siento una punta entrando. Abro los ojos y veo un dildo en forma de cono, con punta que se va ensanchando cada vez más y después se vuelve a angostar. Con la labor previa, Luis no tiene problemas en empujar el juguete y al poco todo entra en mi gruta. Yo lanzo un grito de placer. Luis se pasa sus buenos minutos en un mete y saca con ese dildo, de vez en cuando sobando la erecta verga y las bolas. Hasta que quita el dildo y de una me embiste con su tranca la cual entra hasta el fondo sin ningún obstáculo. Sus bolas golpean mis nalgas con cada embatida. Luis bufa de placer con esta cópula, todo el tronco entra en la gruta ansiosa. Al escuchar cada embestida los esfínteres se aprietan lo cual excita aún más a mi fogoso amante.
- Uy, qué rico, se puso apretadito!
- Papi, no pares de culear, come, come ?
Luis coloca sus manos en mis piernas las cuales están a lado y lado de los hombros. El ano está totalmente a su merced y lujuria. Embiste como un macho impetuoso, sin pausa. De vez en cuando soba mi pija y se inclina para besar con lengua. El sofá cruje ante cada embate.
Luis gesticula palabras sobre mi pobre y aporreado agujero, sin dejar de embestirlo. La enorme pija entra y sale ante una generosa gruta que se abre a su camino. Yo extasiado gimo y digo palabrotas calentorras. Mi pija se sacude ante cada invasión de este macho copulador.
Luis aguanta unos 20 minutos de ataque. Cuando siente el fin saca la pija y me atrae hacia ella para que la chupe antes de la descarga. Apenas alcanzo a comer a punta cuando recibo una tremenda lechada, caliente. Luis jadea a mil con cada eyaculada. Es tanto que parte la trago y parte sale de mi boca a montones. Luis toma mi cabeza y copula en mi boca, regalándome los últimos lechazos.
Sigue jadeando y yo sigo chupando, hasta absorber las últimas gotas de su pija. Como sigue dura la sigo mamando un rato. Pobre Luis. Extenuado, exprimido y su polla todavía exigida ?
El entrenador mira mi pija dura y, comprensivo, me besa largamente mientras la soba. Después me pone boca arriba y comienza a chuparla con ganas mientras con sus manos juega con las bolas y con la otra me mete el dildo. No aguanto y le regalo mi lechada. Después de esta faena nos damos un baño de agua caliente y nos dormimos.
Al poco salgo a casa y esa noche, claro, tengo una agitada jornada de pajazos ante los recuerdos de haber sido la putita del entrenador.
Al día siguiente vuelvo a la zona de gimnasio para ayudar a Luis. Ninguno menciona nada del día anterior. Antes de que se vayan los demás estudiantes, Luis me pide que me quede para guardar todos los implementos. Me comienzo a calentar al recordar la faena del día anterior. Cuando terminamos de guardar todos estamos en la bodega ya solos y un poco a oscuras. Nos besamos largamente. Mando la mano a su pija y comienzo a sobarla suavemente.
Me pongo de rodillas y en segundos le saco la pija y la pongo en mi boca. Vuelvo a chupar gustoso. Con una mano sobo el tronco, con la otra las bolas. Me voy desnudando. Mi pija ya está dura. Su pija ya está bien dura y en toda su grandiosidad. Como puedo la domo con mi boca y manos. Luis me toma desde atrás y llena el ano de crema. Sin problemas, su carnosa masa se hunde en la gruta lentamente hasta la base. Ambos suspiramos. Me quedo así un rato, disfrutando esa enormidad invadiendo toda la gruta. La siento latir. Ahora me meneo, cabalgando el tronco. Luis me agarra de las caderas. De vez en cuando me volteo y nos damos un besuqueo. A veces me soba mis nalgas.
Ahora Luis me agarra de las caderas y comienza a bombear con fuerza. Mi pija se bambolea con cada ataque. Luis murmura palabrotas sobre mi rica gruta y sobre su gruesa pija. Así pasamos unos 10 minutos, sin parar. Luis es un toro en acción. Gime y resopla con cada embestida. Su pija late mientras mis esfínteres se contraen, haciendo más excitante la enculada. En medio de un grito Luis inunda mi gruta con una tremenda lechada. Con cada leche Luis gime mientras me agarra fuerte de las caderas.
- Ahh, que culo tan sabroso, nene ? Me lo comería toda a vida!
Le doy un beso y le susurro:
- Puedes hacerlo cuando quieras, donde quieras y como quieras, papi ?
Los siguientes días se repitió la misma escena. Como mi asistencia se tomó como monitoria, nadie objetó que pasara ratos ayudando a organizar lo del día y a alistar lo del día siguiente. Cada tarde llegaba a casa enculado y claro, feliz. Este entrenador era un lujurioso copulador que cada tarde me embestía como si fuera el primer día.
Luis acomodó un sofá y una colchoneta para facilitar nuestras faenas amorosas. Me montaba en cuatro, de pie, acostados y de lado con el encima o yo cabalgando. Perdí la cuenta de cuantas enculadas tuvimos.
Como yo tenía llaves, pasé un sábado en la tarde sin previo aviso al cole y al piso de deportes. Al abrir la puerta todo estaba oscuro. Al poco escuché unos gemidos. Cautelosamente me acerqué al cuarto de implementos. La puerta estaba abierta. Y vaya! Luis estaba enculando a otro. Al principio me sentí molesto y celoso. El chico tenía ligueros, falda corta, peluca y brasier.
La falda estaba cogida hacia arriba y ya no había cucos, dejando expuesto un hermoso trasero. No es que hubiese algo romántico con Luis pero la pasábamos bien. Ver otra sissy me hacía sentir desplazada. Pensé irme, pero al ver como culeaba al muchacho no puede evitar quedarme a ver. Lo tenía de las caderas y lo penetraba como un toro.
Mi pija se puso dura. El muchacho gemía con cada ataque. Luis embestía con ganas. El sonido de la penetración me llegaba lujurioso a mis oídos. Mi pija estaba bien dura y la saqué del pantalón mientras seguía viendo discretamente a los amantes. Ahora Luis puso al joven en la colchoneta piernas arriba. Algo le susurraba, pero no alcanzaba a oir. Como sea, lo penetró otra vez, las piernas de su amante se agitaban arriba con cada entrada. Luis bufaba como toro con el ataque al agujero de su amante.
Al poco aceleró y sentí como gemía mientras lo inundaba de leche. Los amantes se quedaron un rato así, con Luis aún montado. Al poco se echa sobre la colchoneta, con la pija aún tiesa. El muchacho se incorpora y se la chupa como buscando las últimas gotas. No puedo más, salgo presuroso y cómo puedo llego a casa para hacerme un pajazo recordando como Luis se comía a esa sissy.
El nuevo amante de Luis se llama Dave y es un chico precioso, sobre todo cuando se viste de chica. Con él al fin nos hicimos amigos. Luis nos cogía a ambos. Ambos los sabíamos y procurábamos alternarnos para acceder a los deseos del entrenador. Más de una vez los espíe pues me encanaba ver como Luis copulaba con Dave.
Días después trabajamos con Dave hasta esperar que se fuera el último cliente. Fueron pasando las horas hasta que se quedó uno llamado Jairo. Mientras ajustaba unas máquinas no pude evitar darle una ojeada. Su cuerpo sudoroso me atraía, en especial cuando su contoneaba. Tomó una ducha caliente y se puso una pequeña toalla antes de volver al centro de pesas pequeñas.
En un momento se acostó sobre una barra y tomó un par de pesas de brazo y comenzó a hacer movimientos de flexión. Desde donde estaba veía sus piernas un tanto abiertas, y al movimiento continuo su toalla se iba aflojando y moviendo a un lado. Al poco vi una de sus pelotas emerger. Pasé saliva mientras seguía simulando ver una de las máquinas. La toalla siguió moviéndose y al poco pude ver su gloriosa verga que, aunque fláccida, era grande. Con los movimientos ésta se bamboleada un poco. Pasé más saliva mientras sentí mi propia pija endurecerse.
Me pasé a la puerta del otro cuarto y desde allí llamé disimuladamente a Dave. Quien se acercó y le mostré el espectáculo. Estuvimos un rato embelesados viendo esa enorme pija bambolearse. Metí mi mano entre la ropa de Dave y comencé a sobarle la pija, ya dura. Nos besamos, por primera vez, mientras nos sacamos las pijas y las frotamos una con la otra, sin dejar de ver el tronco del moreno.
Cerramos la puerta y nos besuqueamos mientras quedábamos en bolas. Dave tenía bien dura su pija y me arrodillé para mamarla, de punta a las bolas. No era tan grande como la de Jairo, pero era gruesa y me bastaba para chuparla. Al poco nos tumbamos en el sofá, con Dave encima mio y entre mis piernas. Sus dedos hurgaban mi ano, y al poco fue por una crema y lo embardunó.
Con las piernas bien abiertas se me montó encima clavando su gorda pija hasta las bolas. Mi gruta la recibió gozosa y así Dave inició una embestida tremenda, con fuerza. Mezclaba cada empuje con un besuqueo y yo sentía como su tronco entraba y salía sonoramente.
Ambos jadeábamos con cada empuje. Dave colocó mis rodillas casi sobre mis hombros, penetrando hasta que sus bolas daban con mis nalgas. Me montaba con tanta pasión que el sofá crujía ante cada ataque. Entre beso y beso me decía que yo era su putita y que me iba a encular cada vez que quisiera. Yo le decía que sí, que era su zorrita y me la podía meter cuando quisiera.
Hasta que Dave no pudo más y en medio de un gemido me inundó la gruta de su caliente leche en varias escupidas. Ambos gemíamos mientras su verga me inundaba de leche y Dave hacía sus últimas embestidas. Al final quedó encima mío exhausto, sudoroso, aún con la pija adentro.
- Que rico, cariño, me hiciste feliz ?
- ¡nene, que tremenda polla la de Jairo! Me gustaría chuparla ?
- Y además ? ¿te imaginas esa cosa embistiendo nuestros culos? Es más grande qu la del entrenador ?
Fin parte 1
By: Renato 💋