Aquella noche en la discoteca fue el inicio de mejor sexo

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Era viernes noche y salí sólo a pasar el rato pues no había quedado con nadie. A pesar de la soledad los hechos se desarrollaron de manera que me ví muy bien acompañado… Salí sobre las doce como todas las noches de fin de semana pues normalmente era la hora en que podía encontrar algún amigo o amiga en el pub en que nos solemos reunir. Aquella noche no había podido quedar con ninguno de mis amigos pues Juan se había marchado fuera de la ciudad con su novia y Rosa y Miguel habían quedado con gente del trabajo.

Me encontraba solo en el pub tomándome un cubata en la barra esperando que llegase algún conocido con el que poder entablar alguna conversación interesante. Me llamo Alfredo y tengo 27 años. Tengo el cabello moreno, mido 1.74 y la verdad es que no me puedo quejar respecto a las chicas pues no suelo tener problemas para enrollarme con alguna que otra. Así pues estaba sentado en la barra charlando con Nuria y Ángel (son los dueños del pub) cuando ví entrar por la puerta a Alicia acompañada por Andrea, su madre. Alicia es una compañera de facultad que vive en el barrio y con la que vamos en metro todos los días a la Universidad. Alicia y yo habíamos tenido algún desahogo sexual en alguna ocasión pero sin llegar a más. Nos gustaba el sexo y no buscábamos más allá.

Alicia tiene 21 años y estudia 3 cursos menos que yo en la carrera, es pelirroja con el cabello ondulado, tiene los labios bien perfilados y cargados de voluptuosidad cuando habla. Tiene unos senos bastante remarcados y de un tamaño nada pequeño pues usa una talla 100. Lo mejor de todo son sus piernas pues es alta ya que mide 1.70 con lo que sus piernas son bastante largas y delgadas.

Andrea tiene 39 años y me produce un morbo fenomenal. Nunca había podido llegar a estar con ella pero no por falta de ganas. Es una mujer que desprende sexo por todos los poros de su piel. Alguna vez cuando había ido a su casa a ver a su hija la había encontrado con camisetas grandes y cómodas que remarcaban sus formas pues se veía que no usaba sujetador para moverse con más libertad por casa. Andrea es más alta que su hija ya que mide 1.80 así que es un trozo de hembra a la que todos los hombres miran por la calle. Está separada desde hace 5 años lo cual no fue un trauma excesivamente grande para Alicia ya que su padre engañaba a Andrea con una compañera del trabajo. Tiene el cabello rubio y liso que le llega al cuello y que aquella noche había recogido en una bonita cola de caballo que le daba un aspecto más juvenil. Posee unas nalgas espectaculares pues se le levantan hacia arriba haciendo que los hombres se vuelvan a verla al pasar junto a ellos. En cuanto a sus pechos son algo más pequeños que los de su hija pero son redonditos y muy duros tal como descubrí aquella noche.

Al entrar y verme Alicia se acercaron a donde me encontraba y Alicia me dio un beso acercando peligrosamente sus labios a la comisura de los míos. Después besé a Andrea caballerosamente y ambas se sentaron en unos taburetes junto a mí. Pedí una ronda y empezamos a hablar animadamente. Alicia llevaba un vestido de color rojo oscuro que la hacía muy atractiva. Era de tirantes finos y con algo de escote sin ser excesivamente pronunciado. Le llegaba a medio muslo lo cual permitía ver buena parte de sus piernas las cuales me enloquecían. Se había puesto unas medias negras transparentes y zapatos de ante con algo de tacón. Finalmente portaba un abrigo negro de lana que se quitó al entrar al pub.

Por su parte, Andrea iba vestida de manera más deportiva lo cual junto a su cabello la hacía parecer más joven de lo que era. Sus manos eran suaves y de dedos largos los cuales finalizaban en unas uñas largas que llevaba pintadas de color rojo. En la parte superior llevaba un jersey de angora de color celeste que le hacía remarcar sus maravillosos pechos ante los cuales se me iban los ojos aunque de forma disimulada no cosa se diese cuenta. Llevaba unos tejanos desteñidos y bastante ceñidos que hacían que su culo respingón amenazase con romper la tela del pantalón. Por ultimo iba calzada con unas botas negras de caña que le llegaban hasta las rodillas y de tacón alto de aguja.

Tras tomar tres rondas a las que invité yo y estando ya algo alegres decidimos ir a alguna discoteca de la ciudad. Eligió Alicia el lugar sin muchas protestas y nos encaminamos hacia allá en mi coche. Llegamos a la discoteca y entramos tras hacer algo de cola. La discoteca era bastante grande y la pista era enorme. El local no se encontraba muy iluminado y la música era de los ochenta lo cual le encantó a Andrea pues la mayoría de las canciones las conocía.

Empezamos a bailar los tres y a la media hora Andrea dijo que iba a sentarse que deseaba descansar. En ese momento pusieron una canción lenta y romántica y le dije a Alicia si quería bailar esa canción conmigo. Alicia iba un tanto bebida con las copas que llevaba encima y se acercó a mí juntando todo su cuerpo al mío. Ello hizo que nuestros pubis se uniesen y que el movimiento de nuestros cuerpos hiciera que mi pene comenzase a despertar. Alicia se percató de mi estado y unió aún más su cuerpo al mío haciendo rotar su pubis contra el mío.

Por suerte, nos encontrábamos fuera del ángulo de visión de su madre pero creo que eso a Alicia le importaba más bien poco. De pronto nos quedamos mirando fijamente y empezamos a besarnos apasionadamente juntando nuestras lenguas y luchando éstas ferozmente. Al separarnos ví que los ojos de Alicia brillaban de un modo voluptuoso. Mientras tanto seguía haciendo rotar su pelvis sobre mi polla la cual estaba en pie de guerra desde hacía un rato. Alicia me llevó con ella a un lugar más apartado e introdujo una de sus manos dentro de mi pantalón acariciando mi pene por encima del boxer que había elegido aquella noche. De repente acercó sus labios a mi oreja y me dijo:

– Alfredo, ¿Te gustaría follarte a mi madre y a mí?.

Yo tragué saliva ante aquella pregunta tan directa y que jamás pensé que saldría de sus labios.

– Sé que mi madre te gusta horrores, he visto un montón de veces como le miras los pechos y su culo cuando la ves. Hace un rato te la comías con la mirada en el pub. Mi madre lleva un tiempo sin estar con ningún hombre y sé que se masturba por las noches con algún que otro consolador de los que tiene. Me gustaría que nos hicieses felices a las dos esta noche. Tu y yo nos hemos acostado en más de una ocasión y sé que responderás sin problemas con las dos. Por mi madre no te preocupes pues no creo que tenga problema en aceptar tu compañía si te le insinúas.

Fuimos donde se encontraba Andrea y la invité a bailar mientras su hija se quedaba sentada en la mesa degustando su consumición. Al empezar a bailar con ella observé que la bebida también había hecho su efecto en ella. Andrea reía más de la cuenta con las tonterías y los comentarios que le hacía. Empezamos a bailar otra canción lenta y coloqué mis manos en las caderas de Andrea mientras ella las juntaba en mi cuello. Andrea desprendía una fragancia que me gustaba mucho, no sé que perfume se había puesto pero tenía un olor muy fresco y suave.

Andrea apoyó su cabeza en mi hombro y me dijo que se sentía un tanto mareada y que mejor sería que la llevase a la mesa para que descansase ya que con el ruido y el movimiento al bailar se le iba un poco la cabeza. La acompañé a la mesa y le dije a Alicia que su madre se sentía un poco indispuesta ante lo cual Alicia dijo que marcháramos a casa. Ante esto Andrea comentó que no nos quería chafar la noche y que fuéramos a bailar que ella nos esperaría allí tomando alguna botella de agua para conseguir que le bajara un poco el mareo.

Así pues, Alicia no desaprovechó la ocasión que se le presentaba y me cogió de la mano haciéndome seguirla hasta el lavabo de chicas. Noté que se encontraba muy excitada y que deseaba estar conmigo. En el lavabo había unas cuantas chicas que empezaron a chillar cuando entramos pero a las que Alicia con palabras imperativas obligó a salir y a dejarnos solos. Al quedarnos solos los dos, Andrea me llevó a uno de los baños y cerró la puerta.

– Así estaremos más tranquilos y nadie nos molestará. Quiero follarte ahora mismo y que tu me folles a mí.

En ese momento lanzó su mano a mi cinturón y abrió la hebilla y después abrió el botón del pantalón bajándome los pantalones a mis pies. Bajó después mi boxer haciendo saltar mi verga hacia delante buscando sus manos. Alicia se agachó ante mí y sin esperar un solo segundo más abrió su boca y se tragó mi polla por completo hasta atragantarse. Después la sacó de su boca y mirándome me dijo:

– Alfredo, me encanta tu polla, siempre me ha gustado. Tiene el tamaño justo para llenar mi boca y mi coño y además sabe satisfacerme en todos mis deseos.

Debo deciros que la verdad es que estoy bien dotado pues cuando se encuentra erecta mide 21 cms y, por otra parte, es bastante gruesa.

Alicia volvió a tragársela mientras la sujetaba con su mano derecha y yo la tenía sujeta a ella de la cabeza agarrándola con fuerza para que no se escapase cosa que, evidentemente, Alicia no pensaba hacer. De este modo siguió chupándomela hasta hacerme correr dentro de su boca. Alicia tragó toda mi catarata sin dejar escapar nada. Me pareció increíble pues la corrida había sido bastante copiosa. Tras acabar, Alicia me ayudó a subirme los pantalones y me soltó de repente:

– Bien Alfredo, ahora nos iremos a mi casa con mi madre y quiero que nos hagas el amor a las dos. No quiero que me falles, quiero que mamá sea feliz y sé que tu puedes conseguirlo. Yo ya sabré como recompensarte este favor, tu ya lo sabes.

Ante estas palabras asentí con gusto pues no podía negarme a la petición que me hacía Alicia y que prometía tantas cosas con aquellas dos hembras. Salimos del lavabo y fuimos a donde estaba Andrea la cual nos dijo que se encontraba mejor tras haberse bebido dos botellas de agua.

Alicia le dijo a su madre que quería ir a casa y que yo me quedaría a dormir en casa de ellas tal como había hecho otras veces pues Alicia me había invitado a dormir alguna que otra vez en su casa. Andrea asintió alegre sin imaginar lo que ocurriría cuando llegáramos a casa. La verdad es que yo tampoco podía imaginar lo que Alicia tenía en mente.

Al llegar a casa Andrea dijo que se iba a dormir y que nosotros nos quedáramos en el salón viendo la tele si queríamos. Alicia le contestó que se sentara con nosotros un rato antes de acostarse. Al estar sentados en el sofá Alicia se juntó a mí y empezó a acariciarme sin importarle la presencia de su madre la cual se sintió un tanto violenta ante aquella situación. Andrea no sabía que su hija y yo nos acostábamos de vez en cuando. Andrea trató de levantarse pero su hija la sujetó de la mano y le dijo:

– Mamá, Alfredo y yo nos acostamos cuando nos apetece sin buscar más ataduras. Alfredo es un gran amante que me gustaría que estuviese contigo para que te hiciera feliz. Sé que llevas mucho tiempo sin estar con un hombre y me da pena oírte por las noches acariciándote tu sola.

Tras estas palabras me dirigí hacia Andrea y empecé a acariciarle los senos por encima de su jersey notando como empezaban a crecer notando mis manos sobre ellos. Al mismo tiempo acerqué mis labios a su boca y conseguí que abriese sus labios para dejar paso a mi lengua la cual se unió a la suya en un beso apasionado.

Mientras tanto Alicia me abrió los pantalones y dejó en libertad mi polla la cual empezó a masajear con su mano cada vez más deprisa. Mi verga creció de manera escandalosa y cuando dejé de besar a Andrea y esta vió mi tranca en todo su esplendor agachó su cabeza hasta apoderarse de mi polla y acabó comiéndosela en su totalidad. Menuda mamada me pegó aquella mujer, la chupaba aún mejor que su hija!!! Me lamía el glande con su lengua y después la bajaba a lo largo de mi polla hasta llegar a mis huevos los cuales saboreó con auténtico deleite. Tras conseguir ponérmela como un palo me la soltó y me dijo que me juntase con su hija, que le gustaría vernos follar delante de ella.

Me dirigí a Alicia y le comí sus pezones, los cuales sé que se le endurecen enseguida. Además sé que es una de las zonas más erógenas que tiene con lo cual sabía que debía detenerme con más tranquilidad. Alicia empezó a gemir con fuerza y a retorcerse hasta acabar pidiéndome que la follase con ganas. Me llevó a la habitación de su madre y me tumbó encima de la cama. Se colocó a horcajadas encima de mí y se la clavó de golpe sentándose sobre mi polla sin detenerse en ningún momento. El grito que brotó de la boca de Alicia hizo que me volviera loco de pasión. Agarré con mis manos sus caderas haciéndola botar sobre mí. Sus pechos saltaban enloquecidos hasta que los agarré con mis manos para no dejarlos escapar.

– Fóllame así Alfredo, quiero que mi madre vea de lo que eres capaz y que imagine lo que le harás después tras haber acabado conmigo. Joder Alfredo, me encanta como follas cabrón, me encanta tu polla, es fenomenal.

Alicia siguió cabalgando sobre mí, cada vez con más fuerza hasta que acabamos corriéndonos los dos como locos. De mi miembro brotó una cantidad enorme de esperma que Alicia acogió con verdadero frenesí. Tras acabar ambos derrumbados y sin dejarme descansar, Andrea vino hacia mí y dirigió mi polla a su boca limpiándomela de la leche que acababa de escupir dentro de su hija. De este modo logró ponerla como una piedra de nuevo. Había imaginado muchas veces esa escena pero puedo juraros que superaba todo lo que había pensado.

– Alfredo cariño, quiero que me folles el culo, el pobre hace mucho que no es visitado y desea que tu polla entre dentro de él.

Al oír aquellas palabras creí estar soñando pues nunca imaginé que Andrea me diría esas cosas. Andrea se montó sobre mí tal como había hecho su hija pero se introdujo mi falo por su ano de manera lenta pero sin pausa. Lanzó dos o tres gritos hasta que se sintió completamente empalada por mí pero luego empezó a cabalgar sobre mi tranca dándome un placer increíble. Joder como follaba Andrea!!! Lo hacía mucho mejor que su hija seguramente debido a su mayor experiencia.

De repente me incorporé de la cama poniéndome de pie y sin dejar de tener mi polla clavada dentro de su culo y Andrea cruzó sus manos en mi nuca y sus piernas detrás de mis nalgas sujetándose para no caer. Yo la tenía bien agarrada de sus nalgas y no pensaba dejarla caer aunque en ello me fuera la vida. En esa postura Andrea quedaba sentada con mayor comodidad y empezó a cabalgar con mayor fuerza y deseo. Empezó a dar gritos y a aullar pidiéndome que siguiera y que no me corriese aún. Mis huevos golpeaban en sus nalgas de forma violenta. Andrea acercó su boca a mi oreja y me dijo que se iba a correr y que me corriese con ella que no podía aguantar más. La corrida que sobrevino fue la mejor que he tenido en mi vida y no exagero un ápice. Andrea cayó sobre mí en la cama y ambos buscábamos aire por todos los lados de la habitación. Tardamos diez minutos largos en recuperarnos y al abrir los ojos vi a Alicia que me decía:

– Gracias Alfredo, me ha encantado verte follando con mi madre, eres un amante increíble.

Al volver a mirar a Andrea ví como esta asentía ante las palabras de su hija.

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