Amor, te fui infiel, ¿me perdonas?
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* Se sinceró mi esposa y me ganó el morbo.
Justo a unos días de nuestro aniversario de bodas, cuando planeábamos si hacíamos una recepción con nuestros familiares y amigos o nos íbamos de vacaciones, mi esposa me confesó que me había sido infiel.
Al principio sentí y pensé en muchas cosas, mientras mi esposa me decía que solo se había tratado de un momento de debilidad, porque días después, ya relajados, me confirmó que lo había disfrutado al máximo y eso me despertó el morbo y la excitación.
Mira amor, me dijo, cuando te accidentaste y estuviste casi dos meses en recuperación no me quisiste hacer el amor ni un día a pesar que lo único afectado que tenías eran las manos, sabes que soy una mujer bien caliente y que casi todos los días cogemos. Por esos días andaba sensible y muy, pero muy caliente.
Llegó a la oficina un chico que desde el primer día se empezó hacer el gracioso conmigo, pero conforme pasaron los días me gustaron sus atenciones y sus halagos, antes de ponerse a realizar sus actividades me llevaba café y me preguntaba si se me ofrecía algo más.
A la primer semana de estar trabajando se me acercó para decirme que quería ser directo conmigo, que le gustaba y que deseaba hacerme el amor. Me cayó de sorpresa su propuesta, pero no se que me pasó, porque mientras lo rechazaba, diciéndole que tenía esposo y era muy feliz, mi vagina decía otra cosa, porque me mojé de solo escucharlo.
Fui al baño, me dijo mi esposa, y estaba bastante mojada, sumado a la calentura que me andaba por tantos días sin que me cogieras, la propuesta de mi compañero elevó más mi temperatura.
Me acerqué a Jorge, que así se llama el causante de mis ganas de coger y le pedí: acompáñame a la bodega a dejar estos archivos. Cuando le dije, cógeme, titubeó, pero cuando empecé a desabotonar mi blusa, se acercó y nos empezamos a besar, nos desnudamos, me dio unas mamadas bien ricas en mis pezones y vagina, que me hizo venir en menos de un minuto.
Igual le di una mamada bien rica de huevos y de verga. Hicimos el 69 y cuando me metió la lengua en el culito y los dedos, volví a tener varios orgasmos. Le pedí a mi amante que que se viniera en mi panochita.
Desde ese día mi hombre me cogía todos los días y cuando te avisaba de tener trabajo extra, era porque me llevaba a darme unas buenas cogidas, muchas veces no me lavaba para venir a casa, me gustaba traer la vagina llena de leche de mi macho o en cuando manejaba le mamaba la verga, se venía en mi boca y al llegar te besaba los labios con leche.
Esta hermosa relación de buenas cogidas y buenas mamadas que él me daba o que yo le daba duró 6 meses, hasta que fue cambiado a una sucursal en otra ciudad.
Mi respuesta fue: te amo y no me importa que me hayas puesto los cuernos, quiero que me cuentes con detalles todas las veces que cogiste con él, quiero ser tu cornudo.
Solo de pensar que otro se la había cogido me excitaba, se lo hice saber y nuestras relaciones sexuales mejoraron notablemente.
Decidimos irnos una semana de vacaciones por nuestro aniversario de bodas, donde cogimos bastante, gracias a que mi esposa me daba detalles de sus encuentros con su amante, al que tuve la oportunidad de conocer en fotografías.