¿Amor o sexo? definitivamente sexo y salvaje

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Desde ese día, supe que algo cambiaria mi vida… una vida tranquila, serena, a veces divertida a veces no. Descubrí, un mundo que desconocía. Fantasías y sueños, unidos a un mar de surrealismo que, por qué no decirlo, me fascinaba.

Él, tenía todo aquello que cualquier mujer deseaba, todo podría a ver sido perfecto a no ser que para llegar junto a él, primero tendría que dejar mi isla bonita, después cruzar hasta el otro lado del océano… kilómetros y kilómetros de distancia, horas y horas de soledad. Bonitas cartas de amor, palabras con el más puro sentimiento imaginando el tacto de su piel, el sabor de sus besos. Soñaba con sus manos acariciando mi cuerpo, ¿cuando romperíamos esa barrera? poder mirarnos a los ojos sin un monitor y un teclado de por medio.

Paso el tiempo, romper un juramento no le fue difícil, estoy completamente convencida que el amor sin sexo no existe, el contacto físico es totalmente imprescindible para poder consolidar una relación. Tomamos caminos diferentes, sin llegar a perder contacto y reconozco que era mucho mas divertido. ¿A quien le gusta sufrir por amor?.

Ahora nuestras conversaciones eran mucho mas salidas de tono, no había un solo día que conversáramos, en el que, el sexo no saliese a relucir. Me excitaba que hablara de su potencia sexual, del tamaño de su polla, de sus posturas preferidas… me volvía loca solo de pensar si todo eso seria verdad, así que no dude en comprobarlo, en la primera oportunidad que tuve, tome aquel bendito avión.

Antes de bajar la escalinata, acicale mi pelo, retoque mis labios con un carmín suave, perfume mi cuello y coloque mi ropa. Sabía que él me observaba mientras caminaba a su encuentro. Aún no podía verle, pero caminaba lo mas sensual que una mujer puede hacerlo, mi espalda completamente recta, la camiseta, redondeaba mucho mas mis pechos, contoneaba mis caderas, tenia que causar buena impresión, dicen que es lo primero que cuenta ¿no?… Le busqué entre la gente y me quedé paralizada cuando mis ojos se clavaron en los suyos, se acercó a mí y sin decir una palabra posó sus labios en los míos, un escalofrío recorrió todo mi cuerpo.

Subimos al taxi que nos llevaría al hotel, sentados en la parte de atrás, le escuchaba hablar y me excitaba por momentos, intentaba disimular pero mis ojos buscaban lo abultado de su pantalón, sabía que él también estaba excitado, sentía como una de sus manos acariciaba mis piernas, los kilómetros se hacían eternos… pero al fin llegamos al hotel.

Ya, en la habitación no andamos con titubeos, atrapó mi boca con su labios, sus dientes chocaban con los míos, sus manos apretaban mis tetas, sentía la dureza de su polla en mi pelvis.

– Espera un poco, vamos a ponernos cómodos.

Me senté a un lado de la cama, mientras él clavaba sus rodillas en el suelo, me saco la camiseta y el sujetador, lamía mis tetas mordisqueando mis pezones, primero uno, después otro… su polla llegaba a la justa medida de mi coñito y se apretaba contra el, mis braguitas estaban mojadas, muy mojadas. Me quitó el pantalón a la vez que se lo quitaba él, podía ver como su polla era grande, muy grande mucho más de lo que el decía cuando no le veía. Recosté mi espalda sobre la cama y separando mis piernas le invité a probar mi coñito, dudé un poco, sabía que podría rechazarlo, pero no dudó nada, puso su cabeza entre mis piernas lamiéndolas hasta llegar a mi sexo. Por encima de la braguita podía sentir el calor de su boca y su lengua deslizándose de arriba hacia abajo, noté como uno de sus dedos separaba la finísima tela de mis braguitas, rozaba mis labios buscando mi agujerito. Estaba chorreando, así que, sin dejar de lamerme las piernas me quitó la braguita… separé mis piernas dejando ver todos mis fluidos, sentí como su boca se hundió en mi coñito, su lengua lamía mi clítoris, subía y bajaba introduciéndose en mi agujerito, enloquecía de placer y no tarde en llegar a mi primer orgasmo. No dejaba de lamer, chupar, succionar y mordisquear mi clítoris mientras uno de sus dedos se introducía en mí, entraba y salía lentamente, estaba que moría de gozo. Un segundo orgasmo dejó salir un gemido de mi garganta, creí morir de placer. Subía hacia mí, lamiendo mi cuerpo, pasando por mi ombligo y subiendo hacia mis tetas, eso, me dio tiempo a recuperar el aliento. Ahora me tocaba a mí. Quería devolverle la moneda.

Se sentó en la cama, mis rodillas en el suelo con los talones en mi culo, conseguía la postura justa de la sumisión que sabia que le gustaba, cogí con mis manos su polla, era grande y muy dura, estaba también mojadita, lamí su polla de arriba abajo, la introduje en mi boca, sus manos en mi cabeza guiaban los movimientos, sentía la punta en mi garganta, los movimientos se aceleraron cuando de pronto, sentí que quería retirar mi cabeza, pero yo quise llegar hasta el final. Sentí, como un chorro de semen llenaba mi garganta, notaba las palpitaciones en mi boca… tragué todo su liquido y seguí lamiendo hasta no dejar nada. Me levanté, con intención de ir al baño, cuando me agarró y me tumbo en la cama, se echó sobre mí y noté como su polla se posaba en mi pubis. Sabía, que si movía mis caderas no tardaría en reaccionar de nuevo. Se frotaba contra mi vello y el resultado no se hizo esperar, en pocos minutos, su polla, volvía a tener la dureza justa que necesitaba para hundirse en mi coñito, entraba y salía lentamente, notaba, el recorrido de su polla dentro de mi una vez y otra más, muy despacio. Quería que sintiese cada centímetro y la hundía tanto en mí, que podía sentir como sus huevos, acariciaban mi culito. Era tan grande, que apretando con fuerza, podía sentir un leve dolor, que incluso provocaba mucho mas placer. No aguantaría mucho mas, pero quería terminar con el.

Comencé a mover levemente mis caderas, movimientos circulares los cuales aceleraron su ritmo. Ya, no podía más… estaba a punto de llegar al orgasmo cuando… sentí, un chorro de liquido llenándome la cavidad. Grité de placer, mientras juntos, llegamos al éxtasis… jamás había tenido un orgasmo como aquel. Mis piernas temblaban y mi cuerpo se estremecía, uno encima del otro, descansamos y recuperamos el aliento. Aquel fue, el polvo de mi vida.

Estuve nueve días en aquel país, si alguna vez alguien dijese… bonita ciudad! ¿Te gustó?, yo respondería, una habitación preciosa… jejejeje…

Regresé y nunca mas volvimos a encontrarnos, amor sin sexo… imposible, así que simplemente, dejémoslo en SEXO con o sin amor, creo que en esta historia eso, es lo que menos importa.

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