Aida mi sirvienta tiene el mejor culo del mundo
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La historia que ahora voy a contarles, sucedió hará como unos cuatro años, pero es una de las vivencias más excitantes en mi vida; la protagonista fue la empleada domestica; cada vez que llegaba una nueva empleada a la casa, yo me encargaba de seducirla; en este caso (Aida) cumplía con todos los requerimientos; bajita de 1.58 de estatura, pelo castaño oscuro, piel trigueña y un cuerpo de diva; en general estaba muy bien. Mentiría si dijera exactamente sus medidas, pero tenia unos senos enormes, piernas bien torneadas y un culo que se antojaba solo de verlo.
Ese día estaba solo en casa e intentando tener un encuentro del quinto tipo con mi sirvienta, así que como inicio le pedí que me trajera algo para botanear de la tienda, con el objetivo de revisar todo y preparar mi plan, además que serviría de pretexto para invitarle algo y poder platicar; al momento en que ella regreso ya no sabia ni que decirle, aún cuando yo pensaba que tenia todo planeado, un escalofrío corrió por mi cuerpo y lo único que atine a decir fue que me subiera las cosas.
Aída con un carácter bastante alegre y de buena gana hizo lo que le pedí; en cuanto me entrego las cosas le pregunte si quería sentarse conmigo a ver una película, a lo que respondió afirmativamente; ya en la sala le pregunte si tenia novio y por que se había venido de su pueblo; cosas triviales, pero hay que empezar de algún modo; ya iniciada la platica me dijo que no tenia novio por que su papá no las dejaba y cosas por el estilo, así que le pregunte si alguna vez la habían besado; y me respondió que en su pueblo aquello de besar era de lo más común, que no era cosa del otro mundo. Era tiempo de poner manos a la obra. ¿Aída puedo darte un beso? Después de un momento de suspenso me dijo que si; A la vez que preguntaba en donde sería el beso, prontamente le dije que en donde ella quisiera; para este momento ya estábamos en el mismo sillón y prontamente comencé a besarla y acariciar su espalda, su cintura y sus grandiosos senos, fue cuando me dijo que fuéramos a mi recamara, no fuera a llegar alguien y nos viera; Rápidamente nos dirigimos a mi cuarto; para mi sorpresa se acostó en la cama y me permitió besarla profundamente al tiempo que le acariciaba su monte de Venus por encima de su ropa interior, poco a poco fui bajando hasta encontrarme con aquel hermoso culo, lleno de vellos y listo para ser devorado; comencé besando y succionando sus muslos y la parte interna de sus rodillas y tobillos, mientras lentamente subía a mi meta, su deliciosa vulva; comencé con sus labios externos y lentamente me dirige a su clítoris, que chupaba y lamía como si fuera un ultimo deseo cumplido, después de unos minutos de chupar, mordisquear y lamer su panocha, comenzó a escurría un elixir dorado que pareciera era el único liquido capaz de satisfacer mis instintos y ella me pedía que los bebiera todos, mientras empujaba mi cabeza hacia su sexo, y se contorsionaba a la vez que me regalaba unos sutiles gemidos, de modo que me incitaban a mamar como un loco; en ese momento oímos la puerta de entrada, que se abría y cerraba de una sola vez; rápidamente nos incorporamos, mientras le pedía que en cuanto pudiera subiera a su cuarto, que yo estaría esperándola, después de unos minutos baje a ver que era lo que sucedía y oh sorpresa encontrarme con toda la familia que se disponían a comer; Por lo general las muchachas se retiran a su cuarto a la hora de los alimentos, pero en esta ocasión ella quería que yo la llamase; así que a modo desintencionado la llame y pedí que subiera, y ella así lo hizo.
Ya en su habitación la despoje de su uniforme, (que esta de mas decir me enloquecen) para comenzar con lo anterior, a excepción que ahora mi objetivo fueron sus senos y pezones de color marrón, que se fueron endureciendo poco a poco, alcanzando una altura indescriptible; supongo por sus anteriores pasiones, envolviéndome en una lujuria aún mayor; chupaba sus pezones, sus axilas, sus costillas, debajo de su pecho, por todos lados, al tiempo que masajeaba sus piernas, sus nalgas y por supuesto su vulva; suavemente se arqueaba con la intención de ir subiendo mas en la cama de manera que me acercara a su monte Venus, insinuándome que lo devorase, fue cuando comencé a introducir rápida y violentamente dos, tres y hasta cuatro de dedos de manera frenética en su ser, sofocando sus gemidos cada vez mas intensos con mis labios, hasta que de pronto nos fundimos no se de que modo en una doble penetración oral, que parecía no tener fin, de nuevo después de unos segundos me regalo su elixir dorado, que inundo todo su cuerpo brindándome una nueva oportunidad para besar lo ya olvidado, tras unos minutos mas, ¡Ya, hazlo por favor, estoy que no aguanto mas! Me decía, para posteriormente frotar la cabeza de mi pene en su vulva, a la vez que le untaba mis fluidos pre eyaculatorios con un movimiento circular; Ella me tomaba de la cadera intentando que la penetrase mientras gemía suavemente, finalmente comencé a entrar lenta y pausadamente, en un rítmico mete y saca que se facilitaba gracias al momento anterior, para cuando reaccione nos encontrábamos en una intensa lucha de penetración, en donde ella y yo enfrentábamos nuestros cuerpos a modo de batalla gimiendo, insultando, mordiendo y besando lo que en ese momento nos pertenecía del otro; las embestidas eran brutales, sus líquidos parecían no tener fin, sus gemidos me alentaban a seguir cada vez mas fuerte, nuestro sudor facilitaba las caricias, las posiciones parecían naturales, hasta el momento en que en mis brazos tenia sus piernas y ella rodeaba mi cuello, para no caer y poder mantenernos de pie sirviendo las paredes de la habitación como lecho de pasión; ella con el muro en su espalda y con sus piernas abiertas en mis brazos, me permitía penetrarla desde abajo una y otra vez, envistiéndola cada vez mas fuerte; de nuevo en su cama y yo encima de ella continuamos poseyéndonos, arrancando gemidos de placer que se convertían en suplicas ( ya por favor, ya no aguanto mas, siento que me parto, acaba por favor) estas palabras me llevaron al clímax total, y después de tres o cuatro embestidas mas, me salí para obsequiar mi semen que devorara grácil mente con sus labios.
Después nos quedamos tendidos en la cama por unos instantes hasta que sus pezones se dilataron, fue cuando me regalo un enorme y profundo beso, indicio de que habría futuros encuentros.
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