Todo empezó una noche de viernes, mi cuñada y yo empezamos a ser compañeros de trabajo. Yo no la había visto con deseo, si no la llevábamos bien pero no habíamos tenido oportunidad de ser muy buenos amigos.
Un día al salir del trabajo con mi mejor amiga se presentó la oportunidad para salir a bailar los 3 mi amiga, mi cuñada y yo, esa noche bailamos bastante y entrada la noche y con tragos empezamos a bailar música romántica, vallenatos donde el uno se sentía el aliento del otro y la empecé a acariciar en la disco y a arrimármela lo que sentí que a ella le empezó a gustar por lo que cuando estábamos en el apartado empezaba a abrazarme a acostarse en mis piernas incluso a sentarse en ellas yo me calenté muchísimo cuando se sentaba en mis piernas sintiendo ese traserito y acariciando su espalda.
Bueno salimos de la disco cogimos un taxi y nos fuimos a dejar a mi amiga a la casa (a pesar de que vivía más lejos que mi cuñada) y de regreso a casa de mi cuñada la abracé, nos miramos y empezamos a besarnos apasionadamente le propuse que nos fuéramos a otro sitio privado pero no accedió pero sentí que le gustó mucho nuestro beso y sentí que íbamos a seguir con esta aventura.
El lunes siguiente en el trabajo casi no nos hablamos (quizá por la pena) pero al salir me dijo que si cogíamos taxi juntos y accedí. Ahí me preguntó porque la había besado y le dije que me gustaba mucho y le pregunté si lo quería repetir y nuevamente la empecé a besar y empezamos a tener una relación como novios.
Un sábado que tuvimos que quedarnos a trabajar hasta tarde la invité a comer algo y luego a mi apartamento (mi esposa no estaba) a que me ayude con algunas tareas personales y accedió. Una vez allí todo fue risas no hicimos nada y la empecé a besar, esta vez le saqué el suéter, le abrí la blusa y empecé a besar esas lindas tetas que tenía yo me encontraba excitado como nunca y ella se encontraba a reventar de la calentura lo único que hacía era apretar mi cabeza contra sus tetas para que continúe, unos minutos en el uno y luego me movía la cabeza para que le chupe el orto, ¡que delicia!
Le empecé a acariciar su lindo traserito, sus piernas y su cuquita la cargué hasta mi cama y la empecé a desnudar, le empecé a arrimar el pene en su conchita y ya no podía más con mi erección lo único que quería era hacerle el amor pero cuando empecé a quitarle el pantalón no me dejó porque me dijo que no estaba planificando y que le daba mucho miedo así es que no insistí en quitarle el pantalón pero me eyaculé porque ya no podía más con mi calentura, pero me prometió otro día que esté lista lo hacemos.
Los días pasaron esa semana, en el trabajo nos mirábamos y nos buscábamos permanentemente el uno al otro tal vez anhelando que llegue el día propicio para tener otro encuentro como el del sábado anterior.
El viernes en la noche la llevé a tomar algo y nos besamos y la invité a comer el día sábado y me dijo que listo yo me inventaría que tendría un arduo día de trabajo, así fue al otro día salimos a comer a un buen restaurante y lo disfrutamos mucho, yo por lo que había pasado el sábado anterior no le dije nada, pero la besé apasionadamente, sin embargo al salir ella me dijo no vamos a descontar esta rica comida.
Inmediatamente entendí y le dije que claro que me interesaba cobrarle la comida y descontársela así es que fuimos a un Motel, una vez allí nos besamos apasionadamente, con desesperación le quité la blusa y le empecé a besar sus lindas tetas primero una y luego la otra por espacio de unos 20 minutos cada una luego de un buen rato ella se quitó el pantalón y su tanguita quedando totalmente a mi disposición, mi calentura estaba al máximo los dos estábamos en silencio tal vez esperando este momento sublime y empecé a basarle todo su lindo cuerpo, sus piernas, sus tetas, su boquita, su abdomen y su coñito durante un buen rato repetí esta sublime ceremonia, mientras ella me quitaba la ropa muy despacio, luego en voz baja (como para no romper el silencio) le pregunté estás planificando?.
Ella asintió con su cabeza por lo que me acosté y ella se subió encima de mí como cual jinete cabalga y la penetré. ¡Qué momento! ¡Que delicia! ella se quejaba de placer y empezó a moverse de una manera que me hacía vibrar en esta posición duramos un tiempo, eventualmente se me acercaba a decirme en el oído en voz baja que rico, que delicia y se me quejaba y me besaba yo sentía que tocaba el cielo en ese momento.
Luego cambiamos de posición ella abajo y yo arriba la cogí con gran pasión, con fuerza hasta con salvajismo ella se quejaba esta vez de placer pero también un poco de dolor pero aun así me decía hazle duro muy duro que me fascina, luego de un buen rato así ella me decía en voz más alta ya vente necesito tu líquido que me quemo y así fue tuve mi primer orgasmo con ella y ella me decía que rico esto me quema, que delicia y me abrazó con nuestros cuerpos llenos de sudor, ahí permanecimos en esta posición un rato nos besamos y nos abrazamos cobijados en la cama pues hacía algo de frío.
Luego se me subió nuevamente y me dijo quiero seguir y así fue empezamos nuevamente con nuestro rito, esta vez la puse en cuatro y la penetré, nos paramos y la cargué (se me facilitaba pues es libiana y pequeña mide 1.63 m y yo tengo 1.80 m) así lo hicimos ella me decía en voz baja: ¡que delicia!
Esta faena esa tarde la repetimos cinco veces al finalizar estaba satisfecho y ella casi no podía caminar pero me dijo esto es lo más rico que he vivido y quiero que se vuelva a repetir. Lo volvimos a repetir en varios encuentros y cada encuentro siempre tiene su propia historia que iré contando con algo de frecuencia.
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