Irresistible y tentadora despues de un dia dura de trabajo
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Había sido un día aburrido en la oficina, pero por fin estaba en casa. Entró en su habitación para ponerse ropa más cómoda y se echó en la cama. Su plan de la tarde sería ver un par de capítulos de su serie favorita. Ese fue su segundo mejor momento del día, el primero estaba entrando en ese preciso instante por la puerta.
El sonido de sus zapatos golpeando el parqué era inconfundible. Maribel era una persona extremadamente enérgica, muy viva, y Patri bien sabía que en pocos segundos estaría llamando a la puerta de su dormitorio. Cargaba numerosas bolsas en las manos y, efectivamente, entró impaciente a contarle a Patri todo lo que se había comprado. Sabía que se había acabado la tranquilidad de su tarde, pero lo cierto es que Maribel le hacía muy feliz, siempre tan activa y con ganas de hacer cosas.
Desperdigó todos sus modelitos nuevos por la cama, algunos minúsculos para el verano e, incluso, lencería sexy. Patri se imaginaba lo bien que le sentaría y no podía evitar excitarse un poco. Maribel estaba tan emocionada con sus compras que quería enseñarle a su amiga cómo le quedaba todo. ¿Todo, absolutamente todo?
El pase de modelos empezó con un vestido bien escotado que realzaba su espléndida figura y sus pechos tersos y voluminosos. La chica estaba tan contenta con su nueva adquisición que ni se estaba dando cuenta de que se estaba desvistiendo frente a Patri, quien no podía dar crédito a aquello. Además, necesitaba ayuda con la cremallera para poder quitarse aquel vestido. Maribel se colocó de espaldas a su amiga, quien, arrodillada en su cama, comenzó a bajársela despacio aunque con un poco de dificultad. Retiró su cabello para facilitar la tarea, dejando su suave cuello al descubierto. Rozó su espalda sutilmente mientras hacía descender la cremallera y notó cómo un aroma a vainilla emanaba de su piel. Deseaba comérsela enterita.
Ya había bajado la cremallera hasta abajo y Maribel tenía toda la espalda al aire, pero, como si su ayuda no hubiera terminado ahí, Patri continuó quitándole el vestido. Tiró de las mangas hacia adelante y en unos segundos, estaba fuera. Tal y como estaba, la agarró suavemente de la cintura, la sentó en sus piernas y comenzó a besar y acariciar su espalda. Instintivamente, Maribel abrió sus piernas y cogió la mano derecha de Patri, llevándola hacia su sexo. Apartó a un lado aquel tanga y se encontró un coñito bien mojado. Lo tanteó sin prisas, sin detenerse demasiado en su clítoris, hasta que la agitada respiración de Maribel le indicó que quería más y, sobre todo, más fuerte.
Entonces, se dio la vuelta y tumbó a Patri en la cama. La acorraló con sus piernas mientras se quitaba el sujetador. Sus exuberantes senos pronto se toparon con la boca chupona de la primera, quien, totalmente desatada, buscaba el sexo de Maribel para acariciarlo con el suyo. Las chicas se amoldaron la una a la otra en busca del clímax, moviéndose frenéticamente.
Patri ardía en deseos de comprobar si todo en ella sabría a vainilla, así que se adentró en lo más profundo de Maribel con su lengua. Lamió sus labios y succionó su clítoris provocando en ella más que jadeos. Le estaba excitando mucho oírla chillar de ese modo en la cama y, todavía más, sentir cómo se corría en su boca, así que aquel leve pero firme roce de las sábanas en su clítoris, desencadenó que Patri tampoco pudiera aguantar más.
? Acierto total con ese vestido, baby, pues ya has visto que no me he podido controlar. A ver qué ocurre, cuando vea ese conjunto nuevo de lencería- susurró a Maribel, un poco antes de fundirse en un intenso beso con ella.
Andrea B.C.
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