Mi amiga-amante la mas puta como nadie
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La conocí en el trabajo, la verdad en un principio no sentí la menor atracción por ella, soy casado y siempre había sido fiel a mi esposa, así que no imaginaba lo que el destino me deparaba en los brazos de ella. Con el tiempo fuimos haciéndonos amigos, y al poco tiempo confidentes, me contó sobre su novio, una relación muy extraña, porque parecía como si solo fueran amigos, ambos vivían solos y aun así no practicaban el sexo, eso me parecía muy extraño, pero era su vida.
El coche se me descompuso y tuve que meterlo al taller por un mes, así que ella comenzó a acercarme a mi casa, porque el trabajo demandaba demasiada presencia y los horarios eran muy prolongados. En el camino siempre bromeábamos porque hay muchos moteles y siempre le decía que se metiera en el próximo, solo por bromear, en verdad no quería que lo hiciera.
De pronto un día sin más me dice que si en verdad quiero entrar a uno con ella, y yo le digo que si. Entonces detuvo el coche y me pregunto muy seria que si solo estaba cotorreando o si en verdad buscaba algo con ella. Yo le dije que era casado, con poco tiempo y el que tenía lo dedicaba al 100% a mi familia, que me gustaría pasar algún momento de sexo con ella, tener una aventura, pero nada más.
Lo pensó un momento y me dijo “Esta bien”, arranco y se metió en el motel más cercano. Se detuvo un momento y pago, y me dijo que esta vez ella invitaba, eso no me agrado, pero para ese momento lo que quería era cogérmela y no le dije nada.
Ella es delgada, un poco alta para ser mujer quizá 1.70, piernas largas y estilizadas, senos pequeños pero muy firmes, no es muy bonita de su cara. Yo por mi parte soy un chico muy normal, mido 1.75, peso 70 kg.
Entramos y note que estaba muy nerviosa, me preguntaba porque habría aceptado, pero la verdad no me importaba. Me acerque por detrás y la tome de la cintura, pegándola a mi cuerpo para sentir sus glúteos cerca de mi pene, me agrado la sensación y note en ella como su respiración comenzaba a acelerarse.
Le bese el cuello, y comencé a mordisquear sus orejas, ella me dijo que no le marcara el cuello, que se metería en problemas con su novio, yo comencé a presionar fuertemente con mi lengua en su cuello pero sin succionar para no dejar rastro. Acariciaba sus brazos y se sentían más chinitos a cada momento.
La coloque frente al espejo y comencé a quitarle el suéter, después la blusa lentamente botón por botón. Acaricie su abdomen y sus hombros, tocando suavemente el inicio de sus senos. Volví a girarla y acariciaba su espalda, bajando de vez en vez a acariciar sus pompas. Le desabroche el sostén y se lo quite. me acerque y me senté en la cama, finalmente tuve ese par de senos en la altura que deseaba, comencé a besarlos, a recorrerlos con mi lengua, primero muy suavemente haciendo pequeños giros en sus pezones, que se ponían más duros a cada instante, los metí por completo en mi boca, succionaba suavemente, quería comérmelos todos. No dejaba un segundo de acariciar su espalda de arriba a abajo, muy lentamente.
Pasaron algunos minutos y ella me dijo que estaba muy mojada, metí mi mano debajo de su falda y lo comprobé, estaba súper mujada, eso me excito mucho, desabroche su falta y la baje para poder admirarla casi desnuda, solo faltaba su tanga que era muy sexy, pequeña, bien ajustada, nunca me percate, porque siempre usaba ropa muy holgada, pero después supe lo mucho que le gustaba usar ropa interior sexy.
Ella se cubría un poco apenada, lo cual me agrado. La tome en mis brazos y la coloque sobre la cama, le quite esa tanga y quise comenzar a comerme su vulva, pero ella me dijo que eso le daba mucha vergüenza, así que con mis dedos comencé a tocar su clítoris, de arriba a abajo, frotaba y metía un dedo de la otra mano. Así estuvimos unos 5 minutos, hasta que ella me pidió que la penetrara, me pregunto como se decía eso de manera vulgar, le dije que eso se decía Coger, y comenzó a decirme “Cogeme”, “Cogeme por favor”. Eso era más de lo que podía aguantar, me coloque encima de ella y puse mi pene en la entrada de su vulva, frotando como antes lo hacían mis dedos para lubricarlo bien, comencé poco a poco a introducirlo hasta que llegue al fondo, comencé entonces a meterlo y sacarlo, pero coloque sus piernas entre mis manos como doblándola para que la penetración fuera más profunda. Ella gemía y me decía al oído “Que bien coges, sigue, sigue”. Estuvimos así un rato hasta que sentí muchas ganas de venirme, por lo cual me detuve y volví a jugar con mis dedos por un momento, mientras esa necesidad desaparecía, pero ella volvió a decirme “Cogeme por favor, hazlo”. La puse en 4 patas y comencé a penetrarla por detrás, frente al espejo, de vez en cuando le daba una nalgada, al principio muy despacito y después algo fuerte, porque note que eso la excitaba. Le pedía que me dejara cogerla por el culo, pero se negó, la deje en paz, seria en otro momento. Le pregunte si tomaba pastillas y me dijo que no, demonios no traía condón.
Me recosté y ella comenzó a montarme, primero despacio y después muy rápido, de pronto, ella se detuvo y apretó la mandíbula, no me dijo nada, solo me abrazo, yo espere un momento y le pedí que me la chupará que quería venirme, ella se colocó el pene en su boca y comenzó a darme una mamada como nunca me la habían hecho, lo disfrutaba mucho hasta que no pude contenerme y eyacule, no dije que iba a hacerlo y ella siguió más fuerte, no lo podía creer, descargue todo mi semen en su boca y ella se lo trago.
Fue excelente, pero no se lo dije, era solo mi amante un instrumento de placer y no quería que eso cambiara, de cualquier manera yo era lo mismo para ella, así que estábamos a mano.