El aprendizaje de Tania, una chica de 22 años
📋 Lecturas: ️
⏰ Tiempo estimado de lectura: min.
Como muchos jóvenes, Tania, una chica de 22 años, decidió pasar el verano trabajando fuera de casa, para sacarse un dinerillo extra, y de paso, mejorar su nivel de inglés. Había decidido ir a una isla inglesa, donde iba a trabajar en un hotel. La idea le sedujo bastante, viviría en una ciudad pequeña y tranquila, nada que ver con el bullicio y el caos de una metrópolis como Londres, tendría los fines de semana libres, y podría escapar un poco de la rutina que suponían los estudios durante el resto del año. En principio, la única pega que podía ponerse era que tenía que compartir la habitación, quitándole así una pizca de intimidad, pero bueno, tampoco era tan grave.
Por fin, a primeros del mes de julio, Tania llegaba, después de un viaje algo complicado, ya que antes de llegar a su destino, tuvo que volar primero a Londres, luego un autobús hasta Dover, y finalmente desplazarse en un ferry durante tres horas y media. Pero finalmente estaba allí, y su última etapa la realizó en un taxi, hasta el hotel “Chambers”, su lugar de trabajo y residencia durante los próximos tres meses. Subió a su habitación, y allí se encontró con una chica mulata, la que iba a ser su compañera de habitación. Era muy guapa, y llevaba un pantalón tipo short muy corto, y una camiseta blanca, y estaba deshaciendo su equipaje, acababa de llegar poco antes que Tania. Se presentó, y resultó llamarse Kim Wetson, tenía 20 años y era de Leeds, aunque su madre era nigeriana. Empezaron a hablar, e hicieron muy buenas migas desde el principio, convirtiéndose así en dos muy buenas amigas. Procuraban trabajar juntas a todas horas, y en el tiempo libre, se iban de fiesta juntas, o de compras o… de lo que fuese. Lo que Tania nunca esperaba, es que también fuesen a ser compañeras de otro tipo de cosas.
Una noche, después de un día especialmente duro, Tania decidió que en vez de darse una ducha, necesitaba algo más relajante, así que empezó a llenar la bañera. Solo llevaba puesta una bata de verano blanca casi transparente, dejando entrever su silueta, de piel morena, con unos pechos grandes, y un culito firme y redondo. Cuando la bañera estuvo lista, se quitó la bata, y se introdujo en el agua, despacio, y una vez dentro, sumergió unos segundos en el agua, mojando su larga melena de pelo negro azabache. Cerró los ojos y se dejó llevar por el silencio y la tranquilidad, solo rota por el movimiento del agua. De repente, oyó unos pasos que se acercaban Abrió los ojos y allí estaba Kim, desnuda, mostrando un precioso cuerpo, con unas tetas no excesivamente grandes, pero perfectas, firmes, y con unos pezones pequeños, y un culito respingón. Al verla, Kim, dio un saltito de sorpresa, ya que no esperaba verla ahí, pensaba que estaba fuera de la habitación. Tania comentó que no se preocupara, no pasaba nada, y le explicó que se había metido en la bañera porque estaba algo cansada. Kim sonrío y propuso hacerle un masaje en los hombros, por lo visto se le daba bien. Tania aceptó encantada…sin saber lo que le esperaba.
Kim se arrodillo detrás de la cabeza de Tania, y pasando primero sus dedos por su nuca, comenzó a hacerle un masaje lento y suavemente. Era cierto que a Kim se le daba muy bien lo de hacer masajes, hasta el punto que Tania estaba empezando a excitarse. Se sentía extraña, ya que ella hasta ahora nunca había sentido excitación por un masaje aparentemente inocente, pero menos aun teniendo en cuenta que quien se lo hacía era una mujer, y eso era lo que más le extrañaba. Sin embargo, su sorpresa y excitación fue en aumento cuando Kim comenzó a deslizar sus manos desde los hombros hasta los brazos, y separando la melena de Tania, besó tiernamente su nuca. La chica española comenzó a notar como su respiración se entrecortaba por la excitación, mas al notar como las manos de Kim acariciaban sin ninguna discreción sus pechos, cuyos pezones comenzaban a estar muy erectos, mientras notaba la lengua y el aliento de la mulata en su nuca. Tania abrió los ojos y levantó la vista, que se cruzo con los ojos color miel de su amiga, que, tras una bonita sonrisa, agacho su cabeza, y le dio un pico, seguido de un beso apasionado, donde las lenguas de las dos chicas se entrelazaron, dominándose la una a la otra. Aquello era totalmente nuevo para Tania, nunca había besado antes así a una mujer, pero le gustaba y se dejo llevar por la pasión.
Se pusieron las dos de pie dentro de la bañera, y tras quitar el tapón para que se fuese el agua, encendieron la ducha, y comenzaron de nuevo a besarse, con pasión, primero en la boca, y luego en el cuello la una a la otra. Comenzaron a acariciarse los pezones para ponerlos bien duritos, y de las caricias pasaron a los besos y los mordisquitos suaves. Kim parecía tener mucha experiencia con mujeres, encontraba con precisión todos los puntos clave en los pechos de Tania, que había empezado a lanzar pequeños gemidos de placer mientras su amiga le devoraba como nadie se lo había hecho antes, y le pasaba lentamente los dedos por su rajita, que vibraba de excitación. La mulata era una auténtica maestra, logrando que su compañera de juegos estuviese sintiendo el mayor placer de su vida a través de una boca y una lengua que correteaban por el canalillo y unas manos hábiles que acariciaban las nalgas con una suavidad y dulzura increíbles. Estuvieron así un rato, hasta que Tania empezó a entrar en el juego. Comenzó a acariciar con suavidad la rajita de Kim, de arriba abajo, notando como la humedad se deslizaba entre sus dedos.
Salieron de la bañera, y sin secar sus cuerpos aun mojados (en algunos sitios mas que en otros), Kim se dejó caer sobre la cama, y Tania, colocándose en posición de 69, comenzó a lamer todo el coñito, rosado y húmedo de la nigeriana, mientras que esta le daba al suyo tiernos besitos, jugueteando con su vello e introduciendo en él sus dedos delgados y juguetones. Así estuvieron las dos chicas, una sobre la otra, devorándose la una a la otra lo más intimo de su ser, y gozando increíblemente. Sobre todo Tania, nueva en estos asuntos, su coñito estaba totalmente mojado, sucumbiendo ante la comidita que le estaba hacía Kim, besando su rajita de arriba abajo, haciendo círculos en el clítoris e introduciendo rítmicamente su lengua, suspirando ante también la acometida de Tania en su clítoris, que en su primera vez estaba siendo espectacular, Kim no recordaba a nadie que le hiciese gozar tanto como lo estaba haciendo su amiga, que estaba mordisqueando suavemente su clítoris, como un pequeño caramelito, pero que la volvía loca. Siguiendo con este ritmo, no tardaron en correrse, quedando las dos rendidas, Tania sobre Kim, respirando por el esfuerzo, que cariñosamente le pidió que se levantase para sacar algo de su armario… un consolador doble. Tania se asustó al ver aquello, realmente lo estaba pasando bien, pero se había quedado de piedra al ver un consolador enorme, con forma de dos enormes pollas. Pero se tranquilizó al sentir el aliento de Kim, besándole el oído y diciéndole que no se preocupara, que lo iban a pasar genial y así iba a ser.
Comenzaron de nuevo a besarse, pasándose mutuamente el consolador por los pechos, rozando las dos puntas del aparato en los pezones, endureciéndolos de nuevo. Kim se introdujo el consolador en la boca, como si fuese una de verdad, y la sujetó para llevar el otro extremo a la boca de Tania. Empezaron a hacerle al aparato una mamada, primero besando lentamente la punta, y poco a poco introduciéndoselo hasta que casi podían llegar a besarse. Cualquier hombre hubiese deseado estar en el lugar, pero allí había dos mujeres preciosas, acariciándose los pechos mientras sostenían un consolador en la boca. El aparato estaba completamente empapado, así que Kim se lo sacó, y se puso en cuclillas frente a Tania, pidiéndole que se lo metiese… Ella, haciendo caso a lo que su amiga le pedía, y tras lamerle un poco más su rajita, ya muy húmeda, empezó a introducirle uno de los extremos, hasta el tope.
Entre gemidos, Kim le pidió que ahora ella se metiese el otro extremo, y que empujase hacia ella. Tania no lo dudó, y empezó a notar como entraba en ella ese miembro de plástico. Lo introdujo todo lo que pudo, quedándose con las piernas abiertas frente al culito de Kim, y empezó a moverse, con movimientos circulares. La mulatita empezó a moverse también, cogiendo las dos un ritmo que poco a poco iba acelerándose. Las dos no podían controlar sus gemidos, que emitían fuertemente, pellizcándose los pezones. Aquí Tania sorprendió a Kim, agarrándole de las caderas e incorporándose un poco, volvió a moverse, esta vez en cuclillas, pero sin sacarse el consolador de su interior. La presión que ejercía el aparato era mayor, y la velocidad también, por lo que el roce dentro de sus coñitos era más intenso, tanto que finalmente acabaron las dos en un intenso orgasmo que las volvió a dejar a las dos agotadas, con el consolador dentro de sus dos preciosos cuerpos.
Se abrazaron y se quedaron dormidas hasta la mañana siguiente, donde Kim le confesó a Tania que desde el primer día que se encontraron en la habitación, se había sentido atraída por ella, incluso que había llegado a espiarla en la ducha, pero que no le había dicho nada por vergüenza. Tania sonrío, y tras un largo y apasionado beso, le dijo que no pasaba nada, que aunque al principio le hubiese sorprendido, reconocía que le había encantado. Ese fue el principio de una preciosa amistad, de amor, y de sexo placentero y desenfrenado.
Comentarios a: [email protected]
Tendencia ahora