Mi punto G, está en los pies.
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Viajando por Internet he podido observar lo variado y amplio que es el mundo sexual de las personas. En mis momentos de erotismo con mi marido el me pide que le hable, que sea morbosa que le mame el pene, pero no tengo ese arranque especial que se requiere para dejar salir la furia o lujuria de mi persona y hasta me parecía que podía tomarme por aburrida para sus relaciones, sin embargo es un hombre completo, equilibrado y muy sensato y me comentaba que todo no era casi oscuridad, es solo que no he hallado tu punto “G”, me comentaba cuando me callaba o me negaba y me niego a mamarselo.
Tengo 35 años y compartimos vida desde los 21, hace unos nueve años atrás en su exploración descubrió algo extraordinario. Es algo que es capaz de hacerme cambiar mi vida totalmente por el tiempo que lo viva, una experiencia excitante y orgásmica. Todo se inició en una fiesta cuando en los que compartíamos una mesa se inició un comentario por uno de los asistentes de lo erótico de los pies.Yo andaba en sandalias altas mostrando mis pies cosa que me gusta extraordinariamente porque los catalogo como muy bonitos y me encanta mostrarlos, este hombre inició sus comentarios de los pies en forma general sin especificar quien y creo que sólo fue la expresión de su fantasía o experiencia pero dentro de mi cada palabra era como una “pedida de sexo en la oreja”.
Mi marido observo ese cambio y se dejó llevar por lo que veía, noto como me ruboricé ante la conversación y contrario a lo que pudo haber sido otra conversación, aunque no tomé parte activa de la conversación, según mi marido todos los cambios vividos por mí fueron el indicativo de lujuria, erotismo y morbosidad.
Este hombre me saco a bailar y estuve tan nerviosa que de no haber estado este señor tan despistado de lo que había logrado me hubiera dejado seducir por él para conocer los secretos del mundo sexual de los pies. Corría por mi mente el hecho de montarle cacho sólo con el pensamiento a mi pareja. Eso no lo tenía contemplado pero sucedía. Mi pareja dejó que viviera la sensación y luego comenzó a bailar seguidamente conmigo hasta que lo invité a sentarnos y al estar en la mesa comenzó a seducirme como siempre lo hace, sólo que ahora tenía una pista espectacular. Bajo el pretexto de acariciarme los pies cansados me pidió que se los acercara por debajo de a mesa y comenzó a tocarlos haciendo notar el sentido de su toque. La sangre me hervía, mi vágina e intimidad se enjugó de tal manera que no lo creía, le comente lo que me sucedía y decidimos salir de la fiesta, en el carro me quité las sandalias y mi pareja se saco su pene, estaba erecto, durísimo y yo desde mi puesto comencé a acariciarlo pero con los pies…uff.. me vine, ya no necesitaba de otra cosa, me recuperé y seguí tocándole su miembro con los pies y ya estaba lista nuevamente para iniciar nueva actividad sexual.
Nos detuvimos en un hotel y comenzamos ha hacer el amor y a medida que lo hacíamos mi marido me recordaba lo vivido en la fiesta y me excitaba esa situación me decía que fuéramos a buscar al invitado del descubrimiento que él no se molestaba por eso y estoy segura que es así, pero lo que me importaba era disfrutar tenia orgasmos sobre orgasmo en la medida que mas lo pajeaba, luego dejo escapar su semen en mis pies y bueno…. inaguantable, que sensación de mover mis pies llenos de leche. Actualmente nos hemos perfeccionado en el arte de este juego sexual, ahora mientras yo lo pajeo con mis pies él me mama mi vágina y culo aumentando así el nivel de mis sensaciones y creo que ya me suena en los oídos el hacerlo con otro hombre, eso estamos pensando, en contactar con una pareja que esté interesada en este tipo de sexo por lo menos el hombre pero debe ser en pareja para evitar cualquier mal entendido y además estoy ganada para la idea de además de darle sexo con mis pies le daré sexo anal y haremos una doble penetración para terminar de disfrutar el intercambio.