Nuestro secreto con el esposo de mi cuñada
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El esposo de mi cuñada, me caía mal por ser mujeriego, ahora es mi amante y me ha vuelto una cachonda, me dice cuñadita hot. Anteriormente escribí el relato titulado “Mi secreto”, la verdad me excité a leerlo y saber que otros lo hicieran. Ahora les explicare como el esposo de mi cuñadita me hizo su amante.
Mi marido siempre ha sido celoso, además de tomador y a veces ofensivo. La verdad aunque yo ponga de mi parte él siempre me hace menos, pero me cansé. El esposo de mi cuñada, como les dije al principio me caía mal, sabía que era un mujeriego, pero desde la noche en que tuvimos sexo, nada volvió a pasar hasta después de unos 8 años. Por causas de trabajo ellos se fueron de la ciudad, al principio me sentí bien saberlo lejos de mí, aunque no era necesario ya que nunca tocamos el tema y actuaba como si nada hubiera pasado, hasta dudaba que esos momentos fueran un sueño o real, pero recuerdo que al día siguiente había semen en mi entrepierna que salía de mi ano.
Después de un tiempo regresaron, pero el me llamaba por teléfono con el pretexto de saludarme, un fin de semana salió de viaje y cuando llegó me llamó para decirme que quería regalarme algo que según él había comprado para una “amiga”, que como no quería que mi cuñada, o sea su esposa se diera cuenta me lo regalaba ya que sería una lástima tirarlo, no me dijo que era, nos vimos, me lo dio en una caja de regalo, cuando llegué a la casa lo abrí y me sorprendió, era un baby doll, me puse nerviosa, le llamé y le dije que de qué se trataba, me dio la misma explicación y me conformé pensando que no lo había comprado pensando en mí.
Sus llamadas se hicieron mas frecuentes, se auto invitaba a mi casa para tomar un café, esto sin que nadie lo supiera. A veces pasaba a que le lavaran su coche y como está cerca de mi casa aprovechaba y llegaba. Nos tomamos confianza, empezó a regalarme perfumes, joyas, bolsas, cosméticos y hasta más ropa interior, esto me incomodaba un poco pero dentro de mí me agradaba. Una mañana me llamó para traer a casa un regalo por el día de las madres, (tengo 2 hijos), otra vez me regaló un breasier y una pantaleta muy sexys, platicamos y me confesó que se sentía atraído por mí, casi temblaba de miedo, no sé porqué si ya me había hecho el amor. Pero actuábamos como si nunca hubiera pasado. No llegó a mas que la confesión pero en la despedida quiso besarme, me retiré y le dije que nunca volviera a hacer eso, que mejor se fuera y no volviera más.
Se fue, dias después llamó para disculparse, lo creí tan sincero que le dije que lo entendía por sus problemas con su mujer, que igual yo tenía con mi marido pero que no debía ser. El fin de año pasado, nos reunimos como de costumbre en casa de familiares, al dar las doce nos dimos el abrazo de fin de año entre todos, y cuando nos tocó el turno a él y a mi, me abrazó fuerte, me besó en la boca, me puse nerviosa, no dije nada por temor al escándalo ya que mi marido es muy pleitista, y desde hace mucho siente celos de mi concuño, antes no había motivo, ahora sí, pero no sabe.
El día del amor, me llamó para felicitarme, yo estaba sola y triste, mi marido como siempre se fue sin decir nada en ese día, me consoló su llamada, me escuchó triste, colgó y llegó a la casa, me abrazó y me dio un regalo, era un perfume riquísimo, e tomó de los brazos y me acercó a él. Nos miramos, y me besó en la boca, no lo detuve, besó mi cuello, dejé el perfume a un lado y seguimos besándonos como locos. Sus manos recorrían mi espalda, me recordaron esa noche de sexo perdida en mi memoria, levantó mi falda, acarició mis nalgas como solo él sabe, estiró mi calzón quedando entre mis nalgas y acariciaba mi rajita. Me sentó en la mesa, mi blusa estaba en mi cintura mis tetas al aire, las besaba, sin dejar de acariciar mi trasero, me recostó, se agachó e hizo a un lado mi panty, sentí su lengua en mi panocha que estaba inundada de líquidos vaginales de tan caliente que estaba, me hizo ver estrellas, quitó mi panty, se levantó colocó su verga en mi raja sin meterla hasta que me enloqueció y le supliqué que me cogiera, no terminé de decirlo y dejó ir toda su verga hasta mis entrañas, era lo que necesitaba una buena cogida con alguien experto como él, mi cuñado.
No supe cuanto tiempo pero un orgasmo intenso nublaba mi vista, quería gritar pero temía que mis vecinos se dieran cuenta de lo que pasaba en mi casa sin la presencia de mi esposo. Sin venirse sacó su verga me paró en el piso, me besó y me bajaba con sus manos, quería que le mamara la verga, fui bajando besando su pecho lleno de vellosidad, cuando tuve ese enorme palo frente a mis ojos, casi me vengo, mamé, lamí desde los huevos hasta la cabeza de el pene, como nunca lo habia hecho, parecía toda una experta en mamar verga, me tomaba de la nuca dándome una sensación de ser sometida y me gustaba, levantaba su verga para que le chupara los huevos que saben a gloria. De nuevo su verga en mi boca mamándola rico, sentí su agitación sabía que se vendría, quise retirarme pero él sostuvo mi cabeza con sus manos, eso impedía que me quitara, así que se vino en mi boca, uno que otro chorro caía en mis mejillas, pensé en escupir la leche pero el cabrón tapó mi boca obligándome a tragar sus mecos, confieso que me agradó su sabor es sabroso.
Su verga no se bajó, talvez por la excitación, me levantó y me volteó, puso su verga en mi raja por detrás y empezó a cogerme fuerte, tomaba mis tetas que temblaban en cada embestida, el sudor de los dos caía en la mesa, los jadeos eran tan intensos que se confundían, se salió de mí, se agachó y empezó a mamar mi raja y mi ano, metiendo un dedo, luego dos, sabía que me cogería por ahí, y me calentaba mas la idea, se levantó colocó su verga en mi culo, despacio, casi en la mitad le supliqué que la metiera toda, no se hizo de rogar, de pronto estaba con su verga en mi culo por segunda vez, ya que mi esposo jamás lo ha hecho, ni me lo ha pedido. No sabe de lo que se pierde. Cuando acordé mi culo ya estaba amplio, y recibía verga como si nada, sus manos no estaban quietas mientras me cogía por el ano masturbaba mi clítoris, igual que aquella noche, hasta que me vine y como loca, en ese momento se acercó a mi oído y me dijo: “Estas riquísima cuñadita, que caliente eres mami”.
Mas me calenté al escucharlo, y le dije: “Este culo es tuyo papi, tómalo cuando quieras mi rey”. Parecía otra la que hablaba, pero no era yo misma, más bien, era la puta que tengo dentro de mí, que sale sólo cuando me da mi cuñado una buena cogida. Mi culo ya estaba tan abierto, cuando sentí que se inundaba de leche, de nuevo mi cuñado, se vaciaba en mi recto, dejándome una sensación de lo más rico. Cuando se quitó cayó entre mis piernas su líquido seminal, no me limpié, quería sentir esa sensación de sucia, de perra cachonda. Se despidió con un beso tierno, prometiéndome volver un día, cuando yo lo quisiera sin presiones ni nada, sólo cuando yo estuviera disponible. Yo quisiera estar todos los días pero hay que guardar las apariencias y nuestro secreto.
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