El deseo de hacer un trío
📋 Lecturas: ️
⏰ Tiempo estimado de lectura: min.
Todo empezó como empieza en la mayoría de los casos, comentarios en el lecho que provocan excitación, que poco a poco se convierten en deseo e incluso mas tarde en obsesión, llegue a un punto en que no podía pensar otra cosa que hacer un trío con mi mujer y otro hombre. Ella siempre mantenía que una cosa era imaginarlo y excitarse y otra muy diferente llevarlo a la practica, siempre hasta el día en que dejo un resquicio, por el que fui insistiendo hasta conseguir una especie de aceptación.
Acabamos decidiendo poner un anuncio en una web y recibimos respuestas por doquier, como era de esperar, acompañadas de fotos, la mayoría de miembros viriles. Acabamos seleccionando seis, a los cuales solicitamos foto del rostro, ella decía que era muy importante la cara y tres nos contestaron, y de los tres ella selecciono uno, aunque con reticencias. Lo cierto es que contactamos con él por teléfono, estuvimos charlando y acabamos por quedar para conocernos.
Y asi llego el día, una tarde en una cafetería, nosotros lo conocíamos, ya que teníamos la foto, por lo que llegamos 10 minutos después de la hora para identificarlo e ir hacia el. Se dieron un par de besos y nosotros un apretón de manos, pedimos un par de refrescos y comenzamos a charlar de cosas vanales. Era un chico agradable, de unos 35, nosotros tenemos 39 y 42, lo cierto es que a ella le agrado desde el primer momento, bueno esa es la impresión que yo saque al poco de estar hablando. El, Santiago, y yo habíamos convenido que como a la media hora de estar juntos se ausentaría unos cinco minutos, con la excusa de hacer una llamada, para que nosotros pudiéramos hablar a solas y asi lo hizo.
¿Qué tal?, le pregunte, a lo que me contesto que era un chico agradable, no muy guapo pero tampoco feo, pero que era agradable y que parecía buena persona, y yo le argumente que eso era lo más importante. Me siguió diciendo que no estaba segura, que le daba miedo y yo le seguí hablando para tranquilizarla, ardía en deseos de que diera el ok, como he dicho aquello era una obsesión y aquel chico me parecía que podía ser la persona adecuada. Me pregunto que si yo estaba seguro, que si después no me iba a arrepentir, bueno todo eso y yo volví a hablarle para tranquilizarla. Finalmente mi miro y me dijo “venga, vamos, de lo contrario me seguirás dando la paliza”. Yo la bese en los labios y al nada volvió el, que estaba como a cinco metros de nosotros haciendo ver que hablaba por teléfono, mi beso era la señal para su vuelta.
Apenas si hablamos un poco mas, antes de que yo le dijese que habíamos alquilado una habitación y que si nos quería acompañar estaba invitado. Acepto ipsofacto. Y asi no encaminamos a un local de esos en los que alquilan pequeños apartamentos por horas, yo lo habia alquilado con anterioridad, todo lo que podía haber pasado era que hubiésemos acabado ella y yo solos, como la típica pareja de amantes que los suele utilizar. Le dimos la dirección y cada uno fue en su coche. Yo, de camino, le dije a Eva que solo se trataba de sexo, nada mas, que lo que debía hacer era disfrutar de su cuerpo y de los nuestros, sin importarle nada mas, que hiciera todo aquello que le apeteciera, le insistí en que no habría enfados ni numeritos, solo placer de la forma que se le ocurriese, a lo que acabo contestándome que muy bien que asi seria, pero que seguia con su temor de cortarse llegado el momento. Total, llegamos en apenas 15 minutos, dejamos el coche en el parking y en nada llego Santiago, con lo que juntos nos encaminamos al lugar.
Me identifique, nos acompañaron a la habitación y nos trajeron las copas que habíamos pedido, la verdad es que la habitación era muy acogedora, con una cama redonda, televisor y video, que no pensábamos usar, un par de sillones, todo muy bien decorado, mas música sugerente muy suave de aquella para bailar pegado. El cuarto de baño era muy completo con 3 toallas grandes. Una vez nos quedamos los 3 solos dije que iba al baño y le susurre a Eva al oído que esperaba que cuando saliese estuviera bailando con el. Di un margen de cómo cinco minutos antes de aparecer, para darle tiempo y, al abrir la puerta, me los encontré bailando y dándose un apasionado beso. Aquello hizo que me diera un respingo el estomago, era la primera vez que veía a mi mujer besarse con otro mientras bailaba, si bien tambien es cierto que ese respingo me agrado. Me acerque a ella por un lado y empecé a besarle el cuello, mientras a cuatro dedos veía sus lenguas revolotear, uno con la otra, ella separo su lengua de el para dar con la mía, mientras fue el quien paso a buscarle el cuello.
Ninguno de los tres bailaba, las manos de Santiago y las mías coincidían, de vez en cuando, acariciando su culo o su barriga, mientras la lengua de ella seguia buscando cobijo, de forma alternativa en su boca y la mía. Al poco empecé a desabrocharle la blusa, mientras ella hacia lo mismo con nuestras camisas, aunque ambos la ayudamos con ellas, cayendo las tres prendas al suelo en apenas un minuto. La lengua de el ya descendía un poco mas abajo de su cuello, mientras yo la besaba y le iba bajando la cremallera del pantalón, que al nada se deslizo al suelo, ella saco los pies y le dio una ligera patada para apartarlo. Nuestras respiraciones eran un poco agitadas, Santiago pasaba su lengua desde el cuello hasta el ombligo, a lo que yo me situé detrás de Eva y le desabroche el sujetador, dejando libres sus hermosos y grandes pechos, y haciendo que pusiera sus manos en la nuca, le pregunte a Santiago si le gustaban.
El por todo respuesta empezó a lamer la base de ambos, de forma alternativa, mientras yo la acariciaba por todo el cuerpo y ella empezó a despojar a Santiago de su pantalón. Cinco minutos mas tarde, Eva estaba estirada en la cama solo con las braguitas, boca arriba, y nosotros, desnudos, estábamos de rodillas uno a cada lado. Le dije a Santiago que me imitara, que hiciera exactamente lo mismo que yo, pero por el otro lado, y asi lo hacia. Nos dedicamos a recorrer su cuerpo de cintura para arriba, alternando la lengua con pequeños mordisquitos con los labios, eso la volvía loca solo a una boca, asi que con dos estaba fuera de si, gemía y se retorcía como nunca la habia visto y podía ver como sus minúsculas braguitas estaban completamente empapadas, clavaba los talones y arqueaba su cuerpo, estaba claro que estaba disfrutando como nunca.
Aquello duro una eternidad, pero yo sabia muy bien que debía ser asi para que su calentura fuese perfecta, para que pidiese mas y más. Al rato grito que si nadie le iba a quitar las bragas, a lo que yo le conteste al oído que no se lo habia pedido a nadie, “Santiago quítame las bragas” – grito enseguida. El se situó entre sus piernas abiertas y cogió la goma de sus bragas mientras ella le facilitaba el acceso levantando su culo, la cara de el cuando vio su sexo, totalmente depilado, fue todo un espectáculo si estaba casi empalmado del todo aquello fue el remate. Hizo acción de acercar su boca pero no le deje, diciéndole que habia que seguir jugueteando, ahora el recorrido ya iba desde el cuello hasta los pies, pero igual con lengua y mordisquitos con los labios, Eva gritaba cada vez mas, tenia las piernas semilevantadas y muy separadas, los recorridos por la parte interior de los muslos hasta las ingles eran continuos pero, acaban ahí, mientras ella apretaba su pechos.
Yo veía que ya no podía mas, que iba a reventar y reventó, llamo a Santiago, tal como yo le habia pedido que lo hiciese llegado el momento, le dio un largo morreo y mirándolo a los ojos le dijo “Santiago, cómeme el coño”. Si mi polla no estaba del todo tiesa, oír aquello la acabo de poner y ver la lengua de Santiago deslizándose por su coñito me suponía verdaderos esfuerzos para no correrme en aquel mismo momento, decidí pasar a lamer sus pechos pero sin dejar de ver como aquella lengua recorría todo su sexo. Ella seguia disfrutando, señal de que se lo estaba comiendo bien, hasta el punto de que con sus manos se lo abría para que la lengua lo recorriese por todos los rincones, a la vez que gritaba “Santiago que bien me estas comiendo el coño, Santiago no pares de comerme el coño, sigue, sigue asi Santiago”. Yo no podía mas, tambien estaba fuera de mi, solo falto que ella mi mirase y me dijera ” ¿Te gusta cariño ver como me comen el coño?, pues espera que todavía no has visto nada”, me corría, yo me corría, y todavía hoy no entiendo como conseguí frenarme. La que si se corrió fue ella, apenas dos minutos mas tarde en la boca de Santiago y con mas que gemidos auténticos ladridos, mientras apretaba su cabeza en su sexo, fue una corrida brutal la que tuvo.
Estaba claro que habia seguido al pie de la letra mis indicaciones en el coche y estaba disfrutando como nunca, sexo por puro sexo, placer por puro placer. La acariciábamos tiernamente mientras se recuperaba, pero no tardo mucho en hacerlo y poniéndose de rodillas nos pidió que nos tumbáramos los dos, boca arriba y uno a cada lado, para con mirada perversilla decir “uy, que dos pollitas más grandes, ¿qué les apetece una chupadita?”. Nadie contesto, no hizo falta, saco su lengua y empezó a recorrer la polla de Santiago, desde la base hacia arriba, después hizo lo mismo con la mía, volvió a la suya y además de lamerla se metió la puntita en la boca, para repetir lo mismo con la mía. Nosotros la acariciábamos por todo su cuerpo y ella se tragaba aquellas dos pollas de forma alternativa, nuestros gemidos iban increscendo, y los de ella tambien, por nuestras caricias, nos hizo levantar, se sentó en el borde de la cama y empezó a pajearnos con sus manos, alternado su boca de una a la otra, grite que me corría y enfoco mi polla a sus tetas, corriéndome en ellas, un poco mas tarde hizo lo mismo con Santiago.
Derrotados, los tres, acabamos tirados en la cama, Eva en medio, con tímidas caricias de nosotros a ella y ella a nosotros, al rato la bese en los labios apasionadamente, me pregunto si me habia gustado a lo que le conteste que mucho, mientras ella me decía que no se podía imaginar lo que habia pasado pero que habia sido fantástico y me volvió a sentenciar “espérate porque hay mas”. Al poco hicimos uso del cuarto de baño y nos duchamos, casi al unísono, regresando Santiago y yo antes a la cama, ella al poco rato. “No estaréis derrotados, ¿verdad?” – dijo al llegar, “porque espero que la cosa continué”. Y vaya si continuo. Se puso de rodillas junto a Santiago, yo estaba al otro lado y empezó a recorrer su pecho depilado con su lengua, a la vez que sus manos le acariciaban, obviando en todo momento su sexo decaído que, poco a poco volvió a ir tomando forma, la cosa apenas si duro tres o cuatro minutos antes de que la polla de el empezase a despertar del letargo, justo lo que tardo ella en engullirla, mientras acariciaba sus huevos, realmente lo estaba poniendo a cien, mientras yo me limitaba a observar, porque un par de intentos que hice por acercarme a ella, Eva me los detuvo.
La verdad es que lo puso a cien, como vulgarmente se dice, y sus jadeos eran elocuentes, entonces, llegado ese punto, ella se sentó en sus muslos, cogió su empalmada polla con ambas manos y mirándolo le dijo “Javier esta deseando ver como me follas con esta polla, vamos a darle el gusto”, dicho lo cual me pidió un preservativo y se lo puso. Acto seguido se tumbo en la cama, con el culo justo en el filo, y levanto sus piernas, a la vez que Santiago se reincorporaba y tomaba posiciones “Santiago métela despacito, para que lo vea bien” y dirigiéndose a mi me dijo “mira cariño, ven a ver como me folla”. Yo estaba totalmente alucinado se su comportamiento, si bien no puedo negar que estaba súper excitado. El se la fue metiendo poco a poco, en vez en cuando la sacaba y la metía un poquito mas, estaba buscando acomodo, mientras yo me empalmaba por momentos y ella se mordía los labios y repetía “asi, asi, metemela toda, follame”. Los movimientos de Santiago se fueron intensificando a la vez que los jadeos y movimientos de Eva, que estaba con las piernas totalmente verticales y abiertas tambien, al poco me pidió que le lamiera el clítoris y asi lo hice, mientras ella intentaba llegar con su boca a mi polla y los gemidos ya eran a tres bandas, la excitación estaba en su máxima expresión.
Al poco pidió cambiar de postura, se puso a cuatro patas y me pidió que fuese yo quien se la follara, por detrás, mientras ella habia colocado a Santiago de forma que podía comerle el clítoris, Eva se corrió, al poco le seguí yo y solo faltaba Santiago, que estaba como loco. Ella no se habia olvidado de el, lo tumbo y se sentó encima de su miembro, lo cabalgo como una posesa y claro, no tardo nada en dar grandes gritos, señal de que se estaba corriendo. Volvíamos a estar exhaustos, bueno ahora mas todavía y en apenas veinte minutos nos iban a llamar a la puerta, por lo que decidimos compartir nuevamente la ducha.
De regreso a casa, ambos nos sentíamos satisfechos de la experiencia vivida, tanto que al recordarla por la noche, nos volvimos a calentar y esta vez, solo en pareja volvimos a disfrutar el uno del otro. Ambos coincidimos en que aquello no iba a quedar sin continuación.