Mi historia con Lucia fue increíble
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Yo nunca fuí una chica espectacular pero durante un tiempo viví el sexo a tope, hasta que la encontré a ella. Trabajábamos juntas y nos debíamos cambiar todos los días en una diminuto cuarto. Cada día me impresionaba su cuerpo y sin apenas darme cuenta, comencé a imaginar tocándolo. Lucia, que es su nombre, comenzó a tener más confianza conmigo, olvidándose el cargo superior que yo tenía. Y salíamos a tomar algo alguna que otra noche.
Una de esas noches me confesó que entendía y que acababa de terminar una relación corta pero intensa con una chica de su edad, 20 años. Aquello me dio alas para poder intentarlo… tal vez morbo. Cierta noche, en un cumpleaños y tras tomar varias copas, me ví diciéndola que la vería en el after hour al que iríamos después, y la hice un guiñó que ella entendió de inmediato.
En el after y aunque ella iba acompañada de un chico con el que se había liado esa noche, no dejó escapar la ocasión. Me pidió que la acompañará al servicio pero ya por el camino comenzó a besarme como una loca… apoyándome contra una pared mientras pegaba su cuerpo al mío. Pero su acompañante no estaba por la labor de perder el tiempo y poco después se la llevaba… quién sabía donde.
Esa misma tarde, horas después nos volvimos a encontrar en el trabajo y yo apenas era capaz de mirarla a los ojos sin que un cosquilleo naciera en mi estómago. Pero ella me buscaba la mirada, el roce… cualquier cosa para que recordara que estaba allí. Esa noche yo cerraba el local sola y pocas veces alguien más se esperaba, en esta ocasión alguien lo hizo disimulando que fumaba un cigarrillo… Lucia. Entré al vestuario a cambiarme, siempre me gusto lavarme la cara para eliminar la suciedad que sentía. Esta vez hice lo mismo y oí como entraba al vestuario y se pegaba a mi espalda.
– ¿Estás cansada? Hoy ha sido un día duro – masajeaba mi espalda con delicadeza.
– Si ha sido una tarde muy larga – conteste intentando parecer indiferente, pero empezaba a sentir cierto calor en mis partes bajas, que yo conocía muy bien.
Ella me besó el cuello con cuidado mientras su mano derecha bajaba por la parte delantera de mi cuerpo y se introducía bajo mi falda, yo intentaba ahogar el gemido que quería brotar de mí garganta. Su mano experta separó un poco mis piernas para llegar a lo que tanto ansiaba… mi clítoris, mi punto débil, lo que a mí me volvía loca. Yo, ya estaba muy húmeda y no me resistí a disfrutar aunque fuera mi primera vez con una mujer. Me intenté girar para estar frente a ella pero no me lo permitió, me desabrochó la falda y me bajó la ropa, después me apoyó contra el lavabo y me abrió las piernas para llegar mejor todavía a mi clítoris que acariciaba como una experta.
Ella se desnudó y se apoyo contra mí para no dejarme movimiento y noté su cuerpo firme y sus pechos con sus pezones duros rozar mi espalda. No dejo de jugar con mi clítoris haciendo que me excitará más y más, comencé a gemir sin poder remediarlo. Me sentía morir allí de placer. De pronto paró y me dejo girarme hacia ella… era tan hermosa. Pero yo ya sólo quería que terminase lo que había comenzado. Me tumbó en el duro suelo y ella se tumbó sobre mí, frotamos nuestros cuerpos, nuestros clítoris se rozaban el uno contra el otro y nos mojábamos la una a la otra con nuestro gozo… Bajo para lamerlo con fuerza, con destreza hasta que grité de placer corriéndome en su boca. Después me tocó a mí que me deje guiar por mi instinto y la hice gozar como nunca haré gozar a una mujer.
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De eso han pasado 10 años y nos separamos tan sólo hace 3 porque a mí me faltaba algo que ella no me podía dar por mucho que me hiciera gozar… la faltaba una polla, o tal vez el ser yo valiente y aceptar que soy lesbiana y tenia una pareja que donde mejor nos entendimos durante 7 años fue en la cama y el sexo, tan sublime a su lado..
Os narraré más sobre mi historia con Lucia porque ahora sólo me queda el recuerdo. Me voy porque tengo a mi marido esperándome en la cama… algo olvidado porque nunca será lo mismo.
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