Mis amigos, mi mujer y yo en pleno sexo caliente
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Era una tarde de Sábado, lluviosa y oscura, de esas que apetece quedarte en casa, al calor de la chimenea. Sonia mi mujer estaba arreglándose, pues habíamos quedado con unos amigos para salir de copas. Estaba preciosa, falda corta ajustada, blusa blanca transparente y una chaqueta que la hacia más elegante. Para ser mujer, es alta, además de sus tacones que realzan su figura. Posee unos pechos dignos de modelo de cirugía, (en su juventud fue modelo) y un culo que hace suspirar a cualquier tío viviente, unidos por una estrecha cintura. La remata una cara angelical con preciosos ojos verdes, adornada con una rizada melena rubia.
Se me acerco para pedirme que le abrochase una gargantilla que le regale por su cumpleaños, su olor a mujer, unido a su caro perfume, me hizo derretirme. Deslizando mis manos por sus hombros, acerque mis labios a su cuello, humedeciéndolo suavemente con mi lengua… ella se aparto con una adorable sonrisa, realmente me había calentado.
– Vístete nene, pronto llegaran.
Mi nombre es Dani, mido 1.80, moreno cuerpo atlético, curtido con horas de deporte y gimnasio, dicen que atractivo, los dos estamos en los 35, edad donde se mezcla la juventud con la madurez. Nuestros amigos, Susana mujer de Carlos, atractiva, estatura mediana, castaña, media melena lisa, cara muy graciosa, cuerpo macizo, con unos pechos grandes y culo apoteósico. Carlos juega conmigo al squas, cuerpo cuidado, alto y moreno, muy atractivo, simpático y sabe gustar a las mujeres (entre ella mi mujer). Sandra y Andrés, ella morena, cuerpazo, pelo corto, cara morbosa, pechos con pezones que traspasan cualquier prenda. Andrés es rubio, ojos claros, fuerte, siempre bromeamos por que puede coger en peso en cada brazo a dos de nuestras esposas.
Con mi mujer, nuestra relación es buena, tenemos mucha pasión y nuestros cuerpos se compenetran, nos gusta mucho el morbo, nos excita pensar en situaciones eróticas, imaginamos en una disco y mi mujer ser el centro de miradas y roces, una vez se humedeció en la pista con unos latinos, no me dijo nada hasta estar en la cama, eso me excito como nunca, me la folle mientras ellas pensaba en ellos, aunque lo disimulo. En el fondo somos reservados, y exteriorizamos poco nuestros deseos. Respecto a nuestros amigos, son atractivos, pero nunca hemos insinuado nada, siempre le hemos respetado y valoramos su amistad.
Llegada la hora, estábamos arreglados, cuando salimos con ellos, nos vestimos de fiesta, pues vamos a restaurantes caros y salas de lujo, yo llevaba traje sport negro con una chaleco ajustado. Eso no era llover, era diluviar, y los truenos y relámpagos eran continuos. Habíamos quedado en mi casa pues es la más céntrica, a pesar de ser una casa con jardín y piscina, así evitamos desplazarnos en coche. Llegaron Sandra y Andrés, Estaban elegantísimos, el con traje y ella vestido ajustado y corto. Les hice pasar al salón donde se acomodaron en el sofá. Estaba con una temperatura agradable, debido a las brazas de la chimenea. Andrés se quito la chaqueta y Sandra una especie de rebeca.
– ¿Que os apetece tomar? – pregunto Sonia.
– Para mi una cerveza – contesto Andrés.
– Yo… bueno un Martíni, esta noche me apetece – dijo Sandra.
Yo prepare otro Martíni para Sonia y otro para mi. En eso estaba cuando sonó el timbre. Sandra se apresuro a la puerta, llegaron Susana y Carlos, la cual exclamo guau… estaban elegantísimos. El chaleco ajustado y cazadora de aviador, Susana vestido con falda de vuelo, con un gran escote. Sandra les saludo con dos besos, y posteriormente todos nosotros. Estaban un poco mojados por la lluvia, el cual los hacia estar más excitantes y sensuales. Pasamos todos al salón, acomodándonos en unos amplios sofás, al calor de la chimenea, y después de comentar un poco los de los últimos días, nos preguntamos que íbamos hacer, pues no paraba de llover.
– Propongo quedarnos aquí, cenamos una cena fría, tomamos unas copas y jugamos a cualquier juego – propuse yo.
Todos estuvieron de acuerdo
– Preparare la cena, me ayuda alguien – dije.
– Me apunto, que me encanta como preparas los platos – replico Susana.
– Y yo – dijo Sandra.
– Nosotros preparamos la mesa y el…vino – dijo Carlos.
Entre mi mujer y mis dos amigos prepararon la mesa, abrieron dos botellas de vino blanco afrutado y llenaron nuestras copas para el primer brindis. Mientras tanto yo cortaba, fiambre, preparaba unos huevos rellenos, cóctel de mariscos y unos mejillones a la vinagreta. Ellos se divertían, pues jugaban a estar todas las copas iguales, para igualarlas entre risas le pegaban sorbos, nunca la igualaban… Sandra y Susana sacaban un chiste de cada manjar, lo relacionaban con alguna parte del cuerpo, masculino o femenino. E incluso no paraban de darse a probar la una a la otra, e incluso a mi, los manoseos y roces cada vez se acentuaban mas y eran mas constantes. A veces me cruzaba con mi mujer, estaba por momentos cada vez más divertida, sonriente y alegre, se rozaba y sus labios me besaban levemente susurrándome:
– Esta noche te voy a devorar…
Otra vez que yo llevaba unos platos a la mesa, jugueteaba con ambos por darse de beber unos a otros, e incluso derramándose algunas gotas en sus pechos, se me acerco y me beso profundamente, pude comprobar que tenia un botón de la blusa desbrochado, y estaba realmente caliente. Eso me excito de sobremanera, nunca la vi así, delante de amigos. Cuando entre en la cocina estaban mis amigas haciendo dibujitos eróticos con la mayonesa y entre risas me daban a probar, obligándome a cerrar los ojos. Yo me aprovechaba de no ver, para rozarme con ambas.
Ya, todos sentados, entre risa, bromas y vino cenamos… todos estábamos muy alegres, y dentro de mi recorría un morbo especial, al ver a mi mujer, con los pezones desafiantes a pesar del sujetador. Nos sentamos en el sofá alrededor de la chimenea, Susana enfrente, haciéndome ver sus torneados muslos. Sonia entre bromas se rozaba con Carlos, mientras Andrés le hacía cosquillas. Cenamos, rápido no dejando de tomar vino, después de recoger la mesa decidimos jugar al inocente juego del parchis. Sonia se levanto a uno de los dormitorios a buscarlo, yo al minuto fui tras ella, la agarre por la cintura, preguntándole al oído como se encontraba.
– Muy bien, demasiado bien. Dani fóllame aquí mismo.
– Que te pasa, estas caliente.
– No lo sabes bien, esto húmeda.
– ¿Por que?
– No lo sé… bueno si lo sé…Tus amigos no paran de magrearme y yo me estoy dejando.
– Seguro si no estuviese yo delante, te dejarías follar por Carlos?
– Nooo.. me dejaría follar por los dos…
Eso me hizo empalmar, nunca nos habíamos sentido así, estaba caliente.
Comenzamos a jugar, nos divertíamos, y reíamos de Susana, pues era el centro de todos nuestros ataques, y de nuestras miradas, pues sus pechos decían cómeme, y ella lo sabia. Carlos disimulaba, aunque teniendo sentada a mi mujer al lado poco le importaba. Por casualidad nos habíamos sentado mezclando las parejas, yo estaba entre Sandra y Susana y Sonia entre Andrés y Carlos. Susana mosqueada reto a su marido;
– Carlos la ultima vez que me comes una ficha.
– ¿Que apuesta a que te como otra?
– Te dejo… carcajeo, mejor te dejo a elegir a ti.
Todo parecía una broma, pero Carlos en dos tiradas, le comió otra ficha. Se levanto, colocándose detrás de su mujer y mirando fijamente a Sonia le comenzó a tocar los pechos a Susana. Susana cortada, solo le quedo reír, nosotros al principio callamos luego bromeamos con Susana que valla comida de ficha, y Sonia note como apretaba sus muslos y suspiraba, seguro que le sonó a invitación. Yo también me excite, al ver estrujados esos pechos que casi se salen. Continuamos la partida, pero en un ambiente más morboso, mi mujer salto:
– ¿Que me harías a mi si me comes una ficha?.
Me quede sin habla, pero todos me animaron.
– Si te como yo una, tendrás que bailar en medio de todos, y si me comes tu… perderé una prenda.
– Venga juguemos a prenda por ficha, dijo Andrés.
– De acuerdo, contestamos todos, entres risas.
Nos acomodamos en la alfombra entre cojines, al calor de la chimenea. El primero fue Andrés, le quito un zapato a Susana, las chicas enseñaban una buena de ración de muslos, en sus movimientos. Posteriormente a mi Sonia me quito la camisa, Sandra a Carlos los zapatos, etc. Carlos le comió una ficha a mi mujer, la hizo levantar, empezó a desabrocharle lentamente los botones de la blusa, en el cual cada uno era un roce, un magreo, ella me miraba, morbosamente, sonriendo e incluso entre cerrando los ojos, como sintiendo momentos de placer. Todo el ambiente cambio, pues al perder Andrés por Susana le despojo de la camisa magreandolos de lo lindo, cosa que a Carlos no le afecto pues miraba los pechos de Sonia. Sandra los pantalones a Carlos, Susana los míos, Andrea la falda a mi mujer, e incluso, Susana el sujetador a Sandra, fue algo muy morboso.
Estábamos casi desnudos calientes y desando saber quien ganaba o mejor dicho como acababa todo esto. Sonia le tuve que quitar una prenda a Susana, la cual solo le quedaba el tanga, Sonia se tomo su tiempo, la acaricio lentamente y posteriormente se lo quito con la boca. Sandra le quito igualmente a Andrés los boxees, al cual lo magreo, en incluso sacaba la lengua bromeando como si desease chapársela. Cuando descendieron, todos nos sorprendimos, media mas de 20 cm. Sonia les comió las fichas a Carlos y al contarse 20 la de Andrés. Todos reímos, pues llegaba al final, casi no quedaban prendas, a Sonia medias y tanga, Carlos y yo boxers, Susana ensañándonos su depilado coño y Sandra tanga.
Se pusieron de pie los dos, Sonia en medio, reía, se le notaba nerviosa, me miraba, estaba frente a Carlos, Andrés a su espalda, rozando su enorme miembro. Sonia iba cambiando su sonrisa, por suspiros, pues notaba los pollazos de Andrés en su culo y muslo, nosotros mirábamos embobados, y yo particularmente estaba a punto de correrme sin tocarme. Comenzó a tocar a Carlos, su pecho, su mejilla, mientras descendía lentamente, mientras su mirada de niña mala, me hacia temblar. Sacaba su lengua, humedeciéndose los labios, mientras que con sus manos y dientes hacia bajar el ajustado slip, guardaba un bulto considerable, Andrés esperaba ansioso, Cuando los bajo, apareció una buena polla, gorda con marcadas venas, con cabeza roja y grande, que Sonia sin dejar de mirarme no dudo en tocar, e incluso acercar sus labios a escasos cm. Ascendió sin dejar de sentir el caliente cuerpo de Carlos, se dirigió a sus labios en los cuales beso.
Sandra, Susana y yo sabíamos que aquello se nos iba de las manos, yo entre las dos me sentía abrazado, acariciado, mientras yo las agradaba por la cintura, tocándole ligeramente sus respectivos culos. En eso Sonia se giro hacia Andrés, no dejaba de mirarme, recorrió todo tu torso con su lengua mientras, sus manos jugaban en su cintura y culo. Carlos pegado literalmente a mi mujer rozaba su endurecido miembro. Sonia cerraba ligeramente los ojos, conforme descendía… me miraba, humedecía sus labios con su lengua, y cuando tenia ese enorme polla a un cm. de su boca me miro, se mordió el labio superior y espero mi aprobación. Yo con un leve gesto le sonreí, saco la lengua y comenzó a degustar ese manjar. Mientras Sandra y Susana comenzaban a sacarme la mía para mamarmela a dúo. Carlos al ver el apetitoso culo de Sonia, comenzó a comerle el coño desde atrás, el cual la hizo dar un enorme suspiro. Al cabo de uno minutos de muchísimo placer, Carlos se levanto y de un golpe certero, penetro a mi mujer en lo mas profundo de su ser, ella con la polla de Andrés en la boca grito, me miro y continuo follando presa de un inmenso placer. Después de numerosas envestidas, Carlos comenzó a correrse, chorreándole a mi mujer por los muslos, al igual que Andrés en su boca. En esos momentos mi placer al ver a mi mujer con dos hombres era tal, que comencé a correrme en las bocas de mis queridas amigas.
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