La webcam una polla no muy grande pero bien dura

📋 Lecturas: ️
⏰ Tiempo estimado de lectura: min.

No suelo utilizar mi webcam, la tengo porque unos amigos me la regalaron. Pero el otro día le di un uso que, por mí, nunca se me habría pasado por la cabeza darle. Estaba aburrida, no ponían nada en la tele, no me apetecía leer y estaba sola en casa, como casi siempre. Me conecté a Internet un par de minutos para leer el correo y después me iba a dormir. Pero se conectó Sergio, un amigo de hace muchísimos años que ahora ya no veo. Tuvimos una época en la que tonteabamos, y sabíamos que, de haber dado el paso, habríamos acabado follando juntos. Pero las oportunidades son como el metro, coje el que viene ahora porque puede que en el siguiente no tengas sitio para sentarte. Así que se conecta Sergio al messenguer y nos ponemos a hablar de unas cuantas cosas.

– Menos mal que te has conectado, porque estaba aburridísima.

– Ahora ya no, ¿Verdad?.

– No, bueno, ahora estoy hablando contigo.

– ¿Y soy aburrido o divertido?.

– Ja ja ja, sabes que me divierto mucho contigo.

– Si tu hubieras querido hace unos años nos podríamos haber divertido mucho más.

Ahí se me estremeció el cuerpo. No podía creer que Sergio me confesara que él se había sentido atraído hacia mí.

– Porque yo sé que también te ponía, que no soy tonto. Ay! Si alguna de esas noches hubiera subido contigo a casa.

Bueno, no me lo podía creer, es que encima el sabía que me ponía a tope…

– Sergio, tío, esto me da un corte.

– Ja ja ja, corte dices, que fuerte.

– No sé, es que yo no conocía esa faceta tuya.

– Nena, son muchos años sin vernos, hay cosas de mí que te sorprenderían.

– ¿Cómo cuales?.

Sabía que no debía hacer la pregunta, pero ya no podía parar. Quería saber hasta donde estaba dispuesto a llegar él. De repente, me manda una invitación para que lo vea por la webcam.

– Anda, si además de ordenador te has puesto webcam también.

– Si, y no veas lo bien que me lo paso con ella.

Acepté su invitación y lo vi a él, sonriente y chateando, con una cara de pillo que no le había visto nunca. De repente la imagen se movió bruscamente, y estaba un poco desenfocada.

– Sergio, se ha ido la imagen.

– No, cariñete, es que no hay luz aquí abajo, espera.

Cuando volvió la imagen no pude creer lo que veía. Era una polla no muy grande, pero se la veía bien dura. Una mano la frotaba arriba y abajo.

– Sergio! ¿Que haces?.

– ¿Recuerdas cuando salíamos a bailar antes? Pues cuando yo bailaba contigo se me ponía así de dura o más. Y me daba corte que tu me pillaras.

– Dios, Sergio, me da no sé que…

– Va, tonta, que será divertido… Por cierto, tu también tienes webcam, que me dijiste que te la regalaron. ¿Porque no la enciendes?.

Aun sin saber lo que estaba haciendo, la encendí.

– Estás guapísima. Pero llevas mucha ropa, ¿no?.

– Si quieres me quito algo… El sueter, por ejemplo.

Y así, antes de que me diera cuenta, empecé a masturbarme. Me levanté el sueter con cuidado. No llevaba el sujetador puesto (nunca lo llevo dentro de casa). Con mi mano aún temblorosa, recorría mis pechos talla 105, primero el derecho con suavidad, y después pasaba al izquierdo.

– Mmmmmm…

– Sergio, esto es muy raro.

– Calla, mujer, verás que divertido.

Empecé a calentarme de una manera muy tonta. Yo solo podía pensar en ese pollón duro dentro de mí, y cada vez me acariciaba con mas fuerza y más rabia. Tenía todo el coñito mojado, había empezado a mojar todo el tanga y los pantalones me sobraban hacía rato. De repente me acordé de algo que tenía en un cajón del armario.

– Sergio, cariño, dame medio minuto.

– ¿Ya?

– No, vida, es que voy a por algo… ahora vengo.

A los 7 segundos le presenté a Sergio a su doble de látex, un estupendo pollón que guardo en el cajón segundo de la derecha de mi armario, y que saco solo cuando me siento muy solita. Comencé a restregármela por los pechos, como si le estuviera haciendo a Sergio una cubana.

– Oh! Cariño ¿Sabes que nunca me han hecho una cubana? A mi ex no le gustaba, era muy clásica, solo el misionero.

– Pues disfrútala ahora, mi vida, porque es toda para ti.

Yo seguía rozando el consolador por el canalillo, mientras apretaba con fuerza uno de mis pezones con la mano que me quedaba libre. Hasta que ya no aguanté mas y me desabroché los pantalones. Cayeron al suelo, y me levanté para quitarme el tanga. La altura era perfecta, había dejado todo mi coño en primer plano y bien centradito en la pantalla. Vamos, que ni George Lucas.

– Oh! Nena! ¿No me digas que te lo vas a meter?.

– Por supuesto cariño, me vas a hacer el amor por primera vez.

– No pequeña, no te voy a hacer el amor, te voy a follar como un loco.

Ahora su polla si estaba bien grande, y tan dura que yo creía que le iba a explotar en cualquier momento. Yo estaba ardiendo, tenía las mejillas sonrosadas y me quemaba todo. Tuve que apagar la calefacción porque me estaba asando. Cogí mi consolador y comencé a metérmelo. Como estaba tan mojada, no tuve problemas, me entró a la primera. Aquello me estaba gustando más de la cuenta. Tanto que cuando me quise dar cuenta me lo había metido casi hasta el fondo, 28 centímetros de placer extremo. Sergio estaba flipadísimo.

– ¿Todo eso te cabe? .

– Aha…

Sergio ya escribía despacito y mal. Su polla arriba y abajo en la ventana de arriba, y mi coño tragándole semejante pollón de mentiras en la ventana de abajo. Y así estuvimos un buen rato. De vez en cuando yo me la sacaba del coño para metérmela en la boca y mordisquearla. Pero la necesitaba dentro, y enseguida me la volvía a meter. Sergio ya solo escribía algún que otro “mmmmm”.
Pasados 5 minutos, Sergio se corrió como no he visto a nadie en la vida. Aquello era un chorro de pura vida, nada de dos o tres gotazos.

– Nena, voy a lavarme.

– Claro amor.

Pero yo no me había corrido aun aunque no me importaba. Seguía acariciándome con cuidado, pero ya no me metía el consolador.

– Ya he vuelto… Ahora solo faltas tú.

– Ya pero… no se… yo sola… me da corte.

– Tu no te preocupes, yo te diré lo que tienes que ir haciendo. Por le momento, quiero que te la metas otra vez, enterita y hasta el final….. Así… muy bien amor… ¿Porque no te sientas? estarás mucho más cómoda.

Me senté dejando las piernas abiertas encima de la mesa, de cara a la webcam. Ahora Sergio podía verme todo el coño empapado y como me metía el consolador con mucha más claridad.

– Cariño, estás a tope, ¿eh? Venga, mientras te la metes acaríciate con la otra mano… Así mi vida… Oh, cariño, vas a hacer que me corra de nuevo… mmmm… Ahora sácate el consolador y metete un dedito, si… muy bien… eres la mejor, nena. ¿Cuantos deditos te caben?… Así, tres, muy bien, cuatro… Cariño, eres la bomba, te voy a reventar amor. Te voy a poner a cuatro patas, te voy a poner a todas las patas.

Y ahí estaba yo, haciendo equilibrios encima de la silla, de espaldas a la webcam y a cuatro patas mientras intentaba acariciarme, pero claro, la física tiene unos limites y no llegaba tan lejos. Así que, como ya no podía leer lo que Sergio me escribía, tomé yo la iniciativa y agarré de nuevo el consolador. Ya notaba como se aceleraba la respiración, y cada vez que me introducía mi juguetito me acariciaba un poco más arriba, en el clítoris. Así que no tardé ni dos minutos en tener un orgasmo bestial, como pocos en la vida, y desde luego, como ninguno que había tenido solo masturbándome. Cuando me di la vuelta, vi de nuevo el pollón grande de Sergio, y me dio el tiempo justo para verle como se corría de nuevo. Parecía como si no hubiera sacado a pasear a la tropa desde hacía meses, y solo hacía 8 minutos que acababa de correrse. Desde luego, este chico no ganaba para limpiar los pantalones de semen.

Volví del baño y Sergio también. Ahora ya teníamos la webcam enfocándonos las caras.

– Amor, eres la mejor.

– Ja ja ja, tenías razón, esto es divertidísimo. Podíamos hacerlo otro día… ¿Te parece el jueves?.

– Claro, paso a recogerte por tu casa a las 7 y media.

– No, si yo me refería a que…

++ Sergio aparece como desconectado y es posible que no conteste ++

En fin, el jueves he quedado para follar con Sergio. Pero eso ya os lo contaré más adelante.

Compartir en tus redes!!