Viaje con los amigos, necesitaba pasar unos días fuera
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Quería estar tranquila, lejos de todo y de los malos momentos que había pasado este año. Tras la mudanza de mis padres, las crisis de ansiedad y el agobio constante en el trabajo, necesitaba pasar unos días con los amigos.
Víctor y yo tenemos una relación formal, llevamos casi 3 años juntos y nos hemos metido en un piso. Los primeros años de salir juntos, di bastante de lado a mis amigos, pero llego un momento en el que cada vez se me hacia más monótona la vida. Tengo 21 años, y desde que empezamos a salir básicamente parece que estamos casados. El es el primer chico con el que he estado, con el que perdí la virginidad, y aunque nuestra relación es muy buena, en el sexo no sabe complacerme. Es la historia del dolor de cabeza pero al revés, siempre soy yo la que me acuesto excitadísima mientras el ya esta roncando.
Víctor suele viajar bastante por su trabajo, y casualmente me dieron una semana de vacaciones cuando el estaba en Valencia. Una de mis amigas propuso una escapada de 5 días a una casa rural, y con ella y 2 amigos mas nos marchamos. Víctor no lo vio con buenos ojos, puesto que uno de los chicos con los que me iba había sido un rollete mío cuando éramos mas jóvenes. Pase de sus tonterías y me fui decidida a pasármelo genial.
Cuando llegamos allí todo era perfecto. El sitio en cuestión tenia piscina, era al aire libre, se avecinaban las fiestas de algunos pueblos y estábamos muy emocionados. Ya cuando llegamos me di cuenta que Luis miraba a Laura con ojos de devorarla. Diego, mi ex, y yo, pasamos prácticamente la tarde juntos en la piscina mientras los otros 2 hacían sus escarceos. Diego estaba muy cariñoso. En la piscina estuvo todo el rato amarrándome de la cintura y pude sentir su pene duro como me rozaba bajo el agua. El debió darse cuenta pero no se separo de mí. Me dijo que estaba deseando verme desde hacia mucho tiempo, que me había puesto muy guapa y que era una pena que me hubiera “casado” tan pronto. Laura y Luis rompieron el momento. Salimos del agua y nos fuimos al chiringuito de la piscina para empezar con las copas.
A las 9 de la tarde íbamos todos (menos Laura) muy subidos de tono y con demasiado alcohol en la sangre. Nos preparamos para salir de fiesta al pueblo. Mientras Laura se duchaba y Luis se cambiaba, Diego y yo escuchábamos música en su coche. Puso un disco de baladas y me pregunto que como me iban las cosas con Víctor. Le conté que no iba todo tan bien como parecía, que habíamos discutido por venirme al pueblo y que no estaba tan segura de quererle. me pregunto que porque decía eso y le dije:
– Porque si le quisiera tanto no querría enrollarme esta noche contigo.
Diego puso cara de circunstancia, me dijo que se sentía muy halagado y salió del coche. No volvimos a hablar del tema. Pensé que me había precipitado, que por un mal rato no debía destrozar mi relación con Víctor, pero el alcohol seguía haciendo su efecto, y tras varias copas mas, bailes y miradas con Diego, llegamos a casa a las 7 de la mañana. Luis y Laura se perdieron, o más bien, se dejaron perder. Me quede sola con Diego, estaba muy bromista, empezamos a jugar sobre las camas hasta que al final me beso. No pude pararle ni decir que no porque lo deseaba con todas mis fuerzas. Su lengua entraba profundamente en mi boca, el corazón me latía a mil por hora. Sentí como cada vez su pene se hacia más grande, me quito la parte de arriba del pijama y comenzó a tocarme los pechos. Bajo por el cuello con su lengua hasta rozar un pezón, yo estaba desbordada, necesitaba sentirle dentro de mi. Se quito los pantalones mientras yo me quitaba la ropa que me quedaba, y pude ver por fin su enorme pene.
Sin pensarlo, me abalance sobre el y comencé a chuparlo, primero despacio y cada vez más rápido, volvía a bajar el ritmo porque no quería que terminara ya. Solo oía sus jadeos, cuando de repente me quito, se abalanzo sobre mí, abrió mis piernas y bajo su cabeza hasta que empezó a succionar mi clítoris. No tarde ni un minuto en correrme mientras el seguía chupando sin parar. Cuando termine, se coloco encima de mí y me penetro con suavidad. Cada vez empujaba con mas fuerza mientras le clavaba las uñas en la espalda, me pido que me pusiera a cuatro patas y me penetro con una fuerza increíble. Pensé que me iba a morir de placer, le pedí que lo hiciera más rápido, se aparto y se puso un preservativo y me volvió a penetrar. Esta vez la cama no paraba de sonar, sus jadeos se mezclaban con los míos y entonces se fue. Me dio la vuelta y comenzó a comermelo de nuevo, metiendome los dedos por la vagina hasta que estalle de placer. Nos vestimos y cada uno se fue a dormir a su cama.
No hemos vuelto a hablar de aquello, cuando nos vemos cruzamos la mirada con deseo, pero yo tengo a Víctor a mi lado. Después de esta experiencia, que no se la contare nunca, le pedí a Víctor que las cosas cambiaran, y ha aceptado. Nunca mas volveré a serle infiel.