Mi novio es un cornudo y aun no lo sabe
📋 Lecturas: ️
⏰ Tiempo estimado de lectura: min.
¿Hola que tal? Me llamo Lucía, soy una chica de 24 años y desde hace unos cuantos meses suelo conectarme a Internet casi todos los días. Me encantan las páginas de relatos eróticos y las de sexo, es por ello que después de pensármelo bastante, he decidido narrar mis experiencias sexuales.
Lo que os cuento a continuación ocurrió hace un año. Vivo con mi pareja, aunque no estamos casados. Él se llama Ángel, tiene un año menos que yo, o sea 23. Yo físicamente dicen que estoy bien. Mido 1,71, peso 56 kilos, morena con el pelo rizado y ojos verdes. Mi talla de sujetador es la 100 y según mi novio, tengo un culo espectacular.
No olvidaré nunca, era un lunes por la tarde, salí del trabajo temprano (soy secretaria) y me fui directa a casa, tenía ganas de relajarme y tomar algo fresco pues hacía mucho calor. Ángel suele llegar más o menos a la misma hora que yo. Él trabaja de comercial para una empresa de telefonía móvil. Al llegar al portal de casa, me llevé una muy grata sorpresa. Allí estaba Abraham, había venido a vernos. Os cuento: resulta que es un íntimo amigo nuestro que por motivos de trabajo hacía más de cinco meses que no veíamos. Físicamente es bastante atractivo, más que mi novio, para que os voy a engañar. Mide 1,76 más o menos, moreno con el pelo corto, con carita de niño bueno, ojos verdes y un buen culo. De carácter es divertido o sea una persona que siempre está de buen humor y gastando bromas. Por cierto tiene 23 años, como Ángel.
– ¡Abraham! ¡Qué de tiempo sin verte!. ¿Qué tal estas?.
– Bien, ¿Y vosotros? Os llamé esta mañana por teléfono para deciros que había llegado pero no lo cogisteis, supongo que estabais trabajando. Dejé un mensaje en el contestador.
Nos saludamos efusivamente, la alegría al vernos fue mutua. Al darnos dos besos y abrazarnos me entró un agradable cosquilleo que recorrió todo mi cuerpo. Sinceramente, Abraham siempre tuvo algo especial, no solo físicamente, ya sabéis. Este chico me “ponía”, me daba morbo, era verlo y sentir ese cosquilleo y notar como mis pezones se endurecían y mi coño se humedecía. Con Ángel por supuesto también me pasa, pero al ser Abraham un amigo de ambos, o sea algo inalcanzable… pues más morbo me da.
Subimos a casa, resultó que Ángel no estaba y debo confesar que, sin saber exactamente por qué, “me alegré”. Comenzamos a hablar y a contarnos como nos iban las cosas, Abraham era tan amigo mío como de Ángel. A los diez minutos sonó el teléfono:
– Hola cariño soy yo. Resulta que me tengo que quedar aquí un par de horas más porque han surgido unos problemas a última hora y son asuntos que no puedo dejar para mañana.
– No, no te preocupes, qué se le va a hacer. Y cuando salgas no te entretengas mucho.
Colgué y Abraham me preguntó que porqué no le había dicho a Ángel que él estaba aquí. Mi respuesta fue:
– ¡Mejor darle la sorpresa!.
La verdad es que me sentí como una zorra, ya se me había pasado alguna vez por la cabeza montármelo con él, y os prometo que solo de pensarlo se me humedece el coño.
Le expliqué que Ángel tardaría en llegar y le serví una copa. Yo me puse otra. Era whisky con coca-cola, acababa de abrir la botella y entre risas y confidencias nos la bebimos entera. Llegó un punto en el que nos encontrábamos realmente borrachos, había pasado más de una hora y sabíamos que Ángel no podía tardar mucho. Con las risas y las bromas de vez en cuando nos mirábamos y el notó que yo deseaba besarle, tocarle, rozarle… y para qué más tonterías: ¡Follármelo!. De repente, sin darme apenas cuenta, tenía la mano de Abraham sobre mi teta izquierda, acariciándola por encima del top que llevaba puesto. La otra se deslizaba por mis muslos lentamente, hacia mi coño. Lo miré y era la oportunidad de satisfacer todas las fantasías que había tenido con él, y la verdad no me lo pensé dos veces. Le acaricié su bulto por encima del pantalón, la tenía realmente dura el muy cabrón. En unos segundos se la saqué, muy lentamente, y comencé a masturbarlo mientras con la otra mano le magreaba los huevos.
A los tres o cuatro minutos no pude resistirlo más y me puse de rodillas, acerqué mis labios a su polla y me la introduje en la boca… ummm! Por cierto la tenía quizás un poco más grande que Ángel. Me dio muchísimo morbo ver la cara de gusto que ponía mientras yo no paraba de mamársela. Luego se levantó, me tumbó en el sofá, abrió bruscamente mis piernas y metió su cabeza entre ellas. Comenzó a lamer de arriba a abajo mi mojado y caliente chochito. Le pedí con voz de gusto que me metiera su lengua en el culo también, y sin más lo hizo. Me corrí a los pocos segundos. Seguidamente le sugerí que hiciéramos un 69, para seguir dándonos placer. ¡Qué gusto sentir su polla en la boca mientras me comía el coño!. Cada vez chupábamos con más ganas y deseo, hasta que conseguí volver a correrme. A los pocos segundos escuché que decía que estaba a punto de correrse. Le pedí que por favor se corriese sobre mi boca, que quería tragarme su leche. Seguí comiéndomela con tantas ganas que mientras yo seguía corriéndome, él no tardó en hacerlo. Me llenó la boca completamente de leche y a su vez seguía mamándome el coño. Me la tuve que tragar toda sino me hubiese ahogado, además el me lo pidió:
– Hasta la última gota – me decía.
Seguimos tocándonos y besándonos, era obvio que él también me había deseado desde hacía tiempo. Me incorporé, él se sentó y yo me puse encima de su polla que por cierto seguía dura, y que pude meterme en el coño sin problema. Eso me llamó mucho la atención porque con Ángel tenía que esperar siempre un rato a que se recuperase. Sin embargo a Abraham ni siquiera se le bajó después de haberse corrido. Noté como aún se ponía más dura dentro de mi chocho y comenzó a follarme.
Cambiamos de postura, me tumbó y se puso encima. La volvió a introducir y comenzó a decirme al oído que me deseaba desde hacía tiempo, que se había masturbado muchas veces pensando en mí. Me follaba con tantas ganas que lo que yo creía que solo conseguía Ángel lo consiguió también él: que tuviese tantos orgasmos que llegué a perder la cuenta. Me susurró al oído que se iba a correr y sin más la sacó y me llenó la cara de leche. Que bien lo pasé, cuando acabamos nos pusimos a hablar, era estúpido el arrepentirse sobre todo después de lo bien que lo habíamos pasado. Llegamos al acuerdo de que esto quedaría entre nosotros y que nuestra amistad seguiría igual, o sea, esto no influiría negativamente en nosotros. Abraham se vistió y se fue. Al cabo de unos 45 minutos llegó Ángel, menos más que tardó más de la cuenta sino nos hubiera pillado.
He de deciros que le conté lo sucedido a Ángel esa misma noche. Yo sabía que era una persona abierta de mente y que lo entendería, aunque siempre había un posible riesgo a que se enfadara y perderlo. No solo lo entendió, sino que su reacción fue asombrosa, puesto que me pidió detalles de lo sucedido y se mantuvo empalmado durante todo el tiempo que duró mi narración. Ángel no se lo creía, me lo hizo jurar varias veces y cuando lo asimiló y le expliqué que solo fue sexo, hasta le picó la curiosidad y empezó a interrogarme.
– Bueno cielo, sabes que te quiero y por supuesto no estoy enfadado. Cuéntame, ¿Lo pasasteis bien?, ¿Que te hizo?… ¿Disfrutaste?. ¡Cuéntamelo sin tabúes!.
Yo no me lo podía creer, no solo lo había entendido sino que quería saber todos los detalles. Estuvimos hablando durante horas, él se mantuvo empalmado desde el principio. Solo sabía repetir:
– ¡Qué morbo!… ¡Qué zorra eres, me has convertido en un cornudo!.
Cuando acabamos de hablar estaba tan cachondo que me cogió, me puso a cuatro patas y me reventó el coño con su polla. Antes de correrse la sacó para hacerlo sobre mis tetas, que llenó por completo de leche, cayendo algunas gotas sobre mi cuello también. Luego con sus manos restregó la corrida por mis pechos y vientre. Seguimos hablando y me confesó que prefería que me hubiese follado a Abraham antes que a otro, que no me preocupara que la relación entre ambos no cambiaría en absoluto, y que agradecía mi confianza al habérselo contado.
Llegó el sábado por la noche y no teníamos pensado salir de marcha. Nos quedaríamos viendo alguna peli o con Internet, o sea algo tranquilo. Después de cenar sonó el teléfono. Contestó Ángel, habló durante pocos segundos y colgó.
– ¿Quién era cariño?
– Nadie, se han equivocado.
En principio me extrañó un poco, pero ¿Por qué me iba a mentir?. Comenzamos a ver una película y a los quince minutos más o menos sonó el timbre de la puerta.
– ¿Quién será? ¿Esperas a alguien Ángel?.
– Pues no, yo no he quedado con nadie, miraré a ver.
Fue a abrir la puerta y cuando aparté la mirada del televisor… ¡era Abraham!. El gesto de mi cara cambió por completo, me puse pálida, me entró mucho calor… o sea no sabía a donde mirar. Los dos sonrieron y Abraham dirigiéndose a mí me dijo:
– ¿Que te pasa mujer?, ¿Te he asustado?.
– No!, es que no esperábamos a nadie y… (yo realmente no sabía qué decir).
Abraham traía en una bolsa una botella de whisky y unos refrescos. A continuación añadió:
– Espero no molestar, pero no pensaba salir de fiesta aunque sí me apetecía beberme unos cubatas y pensé en venir y charlar un poco con vosotros.
Nos sentamos los tres en el sofá, en ese mismo donde Abraham y yo nos lo habíamos montado, por cierto nada más pensarlo me mojé por completo. Sin poder evitarlo me fijé en el paquete de Abraham y noté un bulto que me hizo ver que estaba empalmado, luego miré a Ángel y… ¡también la tenía dura!. Cada vez hacía más calor, yo además estaba muy excitada por la situación. De repente Ángel se levantó, fue a nuestra habitación y apareció con una bolsa.
– ¿Que traes ahí, Ángel? – le pregunté.
– Pues es un regalo para tí, Lucía, resulta que hoy estuve de compras.
Os tengo que decir que, tanto a Ángel como a mí, nos encanta la lencería. La bolsa en cuestión contenía un tanga, unas medias y un sujetador, todo súper sexy. Ángel le preguntó a nuestro amigo:
– ¿Te gusta la lencería a tí, Abraham?.
– Pues hombre, sinceramente, me pone a tope. Espero que no te moleste pero me estoy imaginando a Lucía con eso puesto y…
La cuestión es que durante unos segundos ambos me miraron de arriba a abajo y acto seguido Ángel me dijo:
– Lucía, ¿Por qué no te desnudas y te pruebas lo que te traído?.
A lo que yo me negué rotundamente y contesté:
– ¿Pero qué dices?, ¿Que me lo pruebe ahora?. Por favor cariño déjate de bromas.
Lo que ocurrió a continuación me dejó helada. Resulta que los dos vinieron hacia mí y, sin mediar palabra, comenzaron a “arrancarme” la ropa que llevaba puesta, o sea a la fuerza, sin que yo pudiese hacer nada para impedirlo. Cuando me encontraba completamente desnuda Ángel se agachó y comenzó a ponerme el tanga. Yo en esos momentos ya no me resistía y me dejé llevar por la situación. Abraham mientras tanto me ponía el sujetador. Ángel sacó las medias de la bolsa y me senté para facilitarles la labor. Era muy excitante sentir cuatro manos tocándome las piernas, jamás me habían tocado dos chicos a la vez y realmente la cosa parecía bastante excitante. Me llevaron a nuestra habitación y me tumbaron en la cama boca arriba, me ataron de pies y manos, me taparon la boca con una especie de bola de goma y empezaron a meterme mano por todo mi cuerpo.
No lo podía creer, ¡se habían puesto de acuerdo!, ¡lo tenían planeado!. Yo estaba que me salía, cuatro manos subiendo y bajando por todo mi cuerpo, dedicándose especialmente a mis tetas y coño. Mientras Ángel me sobaba el coño, Abraham me masajeaba las tetas. Seguidamente mi novio le pidió a Abraham que me comiera el coño, pero que quería que lo hiciese muy lentamente y con dedicación, que me hiciese disfrutar hasta correrme varias veces con su lengua. Ángel aprovechó para sacar la cámara de video y grabar la fabulosa mamada que me hacía nuestro querido amigo. Al cabo de unos minutos colocó la cámara encima de un soporte y decidió participar. Comenzó a besar lentamente mi cuello y fue bajando hacia los pechos. Comenzó a lamerlos, pasaba alternativamente de uno a otro, lo hacía con especial delicadeza y dulzura. Era una sensación fantástica sentir ambas lenguas dándome placer. Estuvieron así durante más de 20 minutos y de repente pararon. No sabía qué tendrían pensado hacer. Comenzaron a desnudarse, yo mientras me acariciaba el coño y las tetas, estaba súper excitada y a la vez tenía delante dos tíos que se estaban quedando en pelotas seguramente para follarme y hacerme de todo.
Por lo visto a ellos les calentó bastante eso de verme a mí masturbándome, y empezaron a pajearse sin parar de mirar con cara de viciosos como yo misma me metía varios dedos en el coño y me tocaba las tetas. Por supuesto el hecho de verlos a los dos pajeándose delante mía me puso aún más cachonda, sinceramente la situación era súper morbosa, de vez en cuando sacaba los deditos de mi coño y yo misma me los introducía en la boca para probar el sabor de mi propio sexo. Acto seguido, cual fue mi sorpresa al ver como Abraham acercaba su mano hacia la polla de Ángel. Era alucinante, Abraham comenzó a masturbar a mi novio y éste le correspondió haciendo lo mismo. No lo podía creer, Ángel y Abraham pajeándose mutuamente, ver eso casi me hace perder el conocimiento, os lo prometo, yo creía que me iba a dar algo de tanta excitación. A esas alturas necesitaba ser follada, así que a gritos les pedí que por favor me la metieran porque no podía aguantar más. Mi novio miró a Abraham y le dijo:
– Bueno, ¿Qué hacemos con esta puta?, ¿Nos la follamos o nos vamos y la dejamos aquí con las ganas?. Dime tío, ¿Te apetece tirártela o nos vamos?.
– No sé, mejor nos vamos a otra habitación y lo hacemos entre nosotros y a ella la dejamos aquí, tu verás. O también podemos llamar a una prostituta y que venga y nos la follamos mientras ella está atada y escucha desde esta habitación como nos follamos a la otra.
Realmente los muy cabrones decían estas cosas para hacerme esperar, querían ver como yo les suplicaba que me follasen. Y lo consiguieron:
– Por favor, os ruego que me folleis, quiero que me reventéis el coño de placer. Os lo pido por favor… ¡folladme, folladme hijos de puta, cabronazos!!!.
Ellos entonces se miraron y luego me miraron a mí, y sonriendo Abraham me dijo:
– Está bien, guarrona, nos vamos a quedar y te vamos a follar entre los dos durante toda la noche.
Ángel se acercó y me cogió fuerte de los pelos y me dijo:
– ¡Cómemela zorra, cómemela guarra!.
Mientras tanto ya sentía la lengua de nuestro amigo en el coño, es una sensación fantástica comerse una polla y a la vez que a tí te lo coman. Abraham de vez en cuando paraba y comenzaba a insultarme, cosa que por cierto me da bastante morbo.
– Hay que ver que zorrita eres, cabronaza te vamos a destrozar el coño de puta que tienes. Venga guarrona cómesela bien a Ángel que luego te va a follar bien mientras tú me la chupas a mí.
Yo me había corrido un montón de veces ya, tenía el coño chorreando, parecía como si me hubiese meado encima. De repente mi novio me la sacó de la boca y Abraham ocupó su lugar. Ángel comenzó a masturbarse viendo como yo se la comía a su mejor amigo, además decía cosas tales como:
– ¡Si…! Chúpasela bien!… Cómele bien la polla putona! Así guarra, métetela hasta el fondo, quiero ver como desaparece su polla en tu boca, vamos!.
A su vez Abraham también le decía a mi novio:
– Joder, que bien la chupa la puta de tu novia, es genial Mira como me la come, Ángel, mira que zorrita es, se la traga entera, mírala, mírala.
Mi novio no pudo aguantar más y comenzó a follarme, además lo hizo de una manera bestial, muy bruscamente, o sea justo lo que yo necesitaba, que me diesen caña. Debo deciros que pocas veces me había follado así, de esa manera, era como si llevase dos o tres meses sin hacerlo. También me di cuenta de como a la vez que me la metía miraba como yo se la mamaba a Abraham, eso por lo visto le daba un morbazo impresionante. Abraham me pidió que le comiese también el culo, cosa que por supuesto hice ya que me encanta muchísimo. A la vez le pajeaba y le magreaba los cojones, y él no paraba de acariciar mis pechos y me pellizcaba los pezones… absolutamente fabuloso, jamás había gozado tanto como lo estaba haciendo ahora. Abraham me avisó de que se iba a correr y que quería hacerlo sobre mis pechos. Ángel también estaba a punto y la sacó para correrse encima de mi coño, curiosamente los dos se corrieron prácticamente a la vez, Abraham lo hizo sobre mis tetas y derramó tanto esperma que la leche se deslizó sobre mi cuerpo y se unió a la que mi novio me había depositado.
Los tres comenzamos a charlar sobre lo que había ocurrido y coincidíamos en nuestra opinión: había sido maravilloso!.
Nos duchamos y nos servimos unos cubatas y a los pocos minutos veo que Ángel saca un bote de nata de la cocina y le pide a Abraham que se desnude. Éste le obedeció y se quedó completamente en pelotas. Mi novio también le dijo que se tumbase en el suelo, y lo hizo a la vez que yo notaba como su polla crecía nuevamente de tamaño. Acto seguido, Ángel se acercó a mí y me pidió que le echara la nata a Abraham por todo el cuerpo. Lo hice, mientras tanto mi novio se quitaba toda la ropa y se quedaba desnudo. Le cubrí de nata toda su polla, sus cojones y también le eché sobre sus piernas, su pecho y su culo. Cuando ya no quedaba más nada en el bote mi novio me dijo que me desnudase y me sentase en el sofá. Lo hice y de repente, veo como Ángel se agacha y comienza a lamer todo el cuerpo de Abraham. Primero recorrió con su lengua desde su polla hasta su boca. Al llegar a esta comenzaron a besarse a la vez que mi novio con una de las manos le acariciaba el cuerpo y extendía la nata por todo su pecho.
Estuvieron varios minutos dándose un morreo de película, yo por supuesto mientras tanto estaba haciendo un pajote y disfrutando de la escena. Me fijé en como Abraham le agarró la polla a Ángel y comenzó a masturbarlo, también le acariciaba los huevos y de vez en cuando pasaba sus dedos sobre su ano. Mas tarde se cambiaron de posición y comenzaron a hacer un 69, era súper excitante ver a mi novio pasándole la lengua por los cojones y la polla y comiéndose toda la nata hasta que le dejó completamente limpia la polla y yo veía perfectamente la gran mamada que le proporcionaba a Abraham… Éste a su vez también se la chupaba a mi novio y, curiosamente, los dos me dejaron sorprendida por lo bien que lo hacían. Yo estaba muerta de gusto y me corrí varias veces viéndolos a los dos así. Al cabo de unos minutos ambos se corrieron llenándose mutuamente las bocas de esperma. Resulta bastante morboso ver a tu propio novio comiéndose una polla y tragándose toda la leche, mientras otro tío le hace lo mismo a él. Se levantaron y fueron a lavarse, yo aún estaba espatarrada en el sofá, tenía todavía las imágenes de Ángel y Abraham en mi cabeza, haciendo ese maravilloso 69.
Cuando regresaron se dirigieron a la cocina, sin decirme nada, y volvieron con una botella de champan en la mano. Ángel se acercó y me puso de pié, me dijo que me quedara allí quieta con los brazos hacia arriba. A los pocos minutos, Abraham descorchó la botella apuntando hacia mi cuerpo… me llenó completamente de champan, era maravilloso sentir ese líquido tan frío sobre mi cuerpo, sentir el chorro que pegaba con fuerza en mi cuerpo y que parecía que nunca se iba a acabar. Me pusieron tumbada en el suelo, mi cuerpo estaba completamente bañado en champan, y a continuación Abraham me metió la polla con fuerza y comenzó a follarme. Mi novio mientras tanto me besaba en la boca y se pajeaba. Con su otra mano me masajeaba las tetas, cosa que también hacia Abraham. Hubo un momento en el cual los tres acercamos nuestras bocas y nos besamos. Esta vez Abraham no duró mucho y se corrió, lo hizo sobre mi coño, y me esparcía la leche por mis ingles y mis muslos. Cuando Ángel estaba a punto de correrse se puso de pié y me echó todo la leche encima de mis tetas y también en mi boca. Luego se agachó y me besó apasionadamente.
Bueno, y prácticamente aquí acabó esta maravillosa experiencia, estuvimos un rato los tres hablando y descansando, luego Abraham se vistió y se marchó.
En fin, os aconsejo que si tenéis una pareja liberal y tenéis posibilidad de hacer un trío que lo hagáis sin pensarlo porque es alucinante, además por probar no pasa nada. Decir que a Ángel y a mí nos ha unido mucho más y seguimos disfrutando del sexo cada día mejor. Hemos estado hablando de volver a repetir y probar con una chica. Cuando esto suceda os lo contaré.
Tendencia ahora