Tío y sobrino: un sensual encuentro
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Álvaro estaba dejando sus 35 años. Era el entrenador de su sobrino Felipe de 18 años a quien había convertido en una estrella del tenis. Toda la vida Felipe despertó en él los mejores sentimientos de ternura. Incluso cuando nacieron sus propios hijos, Álvaro siguió prefiriendo en secreto a Felipe. Hacía unos años que pasaban casi todo el día juntos en la escuela de tenis de Álvaro. Para Felipe, su tío era su mejor amigo. Era objeto de admiración y de respeto, era una autoridad y un confidente también. Muchas veces Álvaro sintió que la ternura que le despertaba Felipe llegaba a las fronteras del deseo de tocar su cuerpo (que bien conocía al verlo desnudo en las duchas) de poder llevar sus manos por los jóvenes músculos de su sobrino, más allá de los simples masajes durante el entreno. De acariciar su cara y tal vez unir sus labios con los del joven. Pero más podía su enorme prudencia. Álvaro controlaba cualquier impulso que pudiera atentar contra la relación tío – sobrino.
Cada vez Felipe le traía más satisfacciones a Álvaro. Ahora viajaban juntos de torneo en torneo. Los padres de Felipe no lo acompañaban a menudo pues quedaban tranquilos al saber que su hijo estaba al cuidado de su tío.
Felipe estaba por cumplir sus 19 años cuando ganó uno de los torneos más importantes de su carrera. La emoción era incontenible para tío y sobrino. Se abrazaron en la cancha de tenis y Álvaro felicitó a Felipe con todo el cariño que sentía por él. Más tarde regresaron al hotel y cada uno se dirigió a su habitación.
Álvaro se sentó en su cama pensado en lo feliz que le hacía ver ganar a su sobrino y en lo mucho que lo quería. También pensó en cuanto había disfrutado su abrazo. Poco a poco empezaron a llegar de nuevo a su cabeza y a su cuerpo las intenciones de explorar más de su sobrino. Ese día el deseo se tornó incontenible. Álvaro necesitaba liberar sus intenciones contenidas por años. Decidió ir a la habitación de Felipe, no sabía si tendría el valor de atreverse a hacer algo pero necesitaba, al menos, estar cerca a Felipe. Tomó la copia de la llave del cuarto del joven y se dirigió hacía este. Sabía que su sobrino estaría duchándose o cambiándose en ese momento.
Álvaro entró a la habitación de Felipe sin hacer ningún ruido. Al abrir la puerta escuchó el agua de la ducha. Cerró la puerta de la habitación y se acercó a la puerta del baño tocando con unos leves golpes.
Felipe: Quien?
Álvaro: Soy yo
Felipe: Sigue tío, no te abro porque estoy en la ducha.
Álvaro sabía que no sería difícil entrar al baño con su sobrino, el joven se había duchado frente a él infinidad de veces y hasta se habían duchado juntos con la mayor naturalidad. El tío abrió la puerta del baño y clavó los ojos en la cortina blanca tras la cual se duchaba Felipe.
Felipe: Cuéntame que pasó tío
Álvaro no sabía que decirle, simplemente no tenía ninguna justificación para su presencia allí. Estaba lleno de temor, pero decidió calmarse y seguir adelante con sus propósitos.
Felipe: Tío que pasó? Por que no respondes?
Álvaro: Bueno Pipe (como le decía por cariño) nada… es que quería darte un abrazo enorme por lo que has logrado hoy… estoy muy feliz.
Felipe: Ah tío muchas gracias, yo también estoy feliz, dame unos segundos ya termino. Álvaro: Para que esperar sobrino, vamos!, dale un abrazo a tu tío.
Y Álvaro fue corriendo la cortina, con temor pero decidido.
Felipe: Oye tío!! Pero me estoy duchando jaja – reaccionó Felipe mientras se escondía tras la cortina.
Álvaro: Bueno pero tranquilo ya te he visto muchas veces Pipe.
Felipe: Pero un abrazo, estoy mojado y…
Álvaro: Vamos hombre, que lo hiciste muy bien hoy – dijo el tío con una gran sonrisa.
Y dejando a su sobrino sin palabras, Álvaro lo atrajo con los brazos y lo apretó firmemente contra si. Felipe no pudo resistirse, nunca se había abrazado desnudo con otro hombre pero que más daba? Era su tío. Poco a poco venció su timidez y respondió el abrazo firme de Álvaro con la mayor naturalidad.
Álvaro: Me has hecho muy feliz hoy Pipe
Felipe: Gracias a ti tío que has sido mi maestro
Álvaro: No es gracias a mi, sino a tu valor como deportista Pipe
Felipe: Jaja, pues creo que heredé el valor tuyo jaja
Todo esto se decían los dos hombres mientras continuaba el abrazo. Álvaro tenía sus ojos bien abiertos pues se asomaba por encima del hombro de su sobrino y veía más abajo su firme culo. Sentía ganas de tocarlo pero no sabía como hacerlo sin hacer notar su deseo. Felipe abrazaba a su tío un poco confundido con esa súbita muestra de afecto, pero sin sospechar absolutamente nada. El abrazo se estaba prolongando un poco más de lo normal.
Álvaro: Perdóname pero no tengo ganas de soltarte, estoy muy orgulloso y hace rato que quería demostrártelo con un abrazo.
Felipe: Gracias tío – decía Felipe mientras seguía abrazado a Álvaro.
Unos momentos después, Álvaro fue soltando sus brazos, dando por terminado el abrazo. Se aventuró un poco y con la mayor naturalidad le dio una leve palmada a su sobrino en sus caderas, casi tocando uno de sus glúteos, al tiempo que se desprendía de él y le decía:
Álvaro: Bueno Pipe, termina de ducharte, yo te espero afuera.
Felipe: Ok tío, ya casi salgo
El muchacho se desprendió de su tío y regresó al agua. Cerró la cortina y continuó lavando su cuerpo. La palmada fue inocente para Felipe, ni siquiera pensó en ello, pero para Álvaro fue algo demasiado erótico y al mismo tiempo peligroso. Se llenó de temor y de dudas, decidió que debería ser un poco más prudente y salió del baño para esperar a su sobrino afuera en la habitación, sentado sobre la cama. Felipe salió a los pocos minutos con la toalla amarrada a su cintura. Álvaro lo había visto sin ropa muchas veces pero, con los pensamientos de ese día, su sobrino se le antojaba demasiado sensual. Su cuerpo marcado, sus piernas fuertes. Todo se notaba mejor ese día en el atlético muchacho. Algo tenía que hacer Álvaro para lograr la atención de su sobrino antes de que este se vistiera. El tío se armó de valor e inició una conversación con Felipe.
Álvaro: Muchacho es increíble todo lo que has trabajado para volver así de fuerte y de ágil tu cuerpo. Mira los brazos que tienes y mira tus piernas.
Felipe: Bueno pues tu eres el que me entrenó para llegar a este punto tío.
Álvaro: Si, puede ser, pero la voluntad ha sido tuya mi muchacho. Y mira los resultados en tu carrera… y en tu físico…
Felipe: Jaja – sonrió Felipe mientras buscaba su ropa en el armario.
Pasaron unos pocos segundos de silencio hasta que Álvaro decidió ir un poco más allá y aprovechando la confianza con su sobrino, habló de un tema nunca antes tocado entre los dos hombres…
Álvaro: Eso debe traerte otras recompensas no?
Felipe: Premios…?
Álvaro: No hombre…vamos, siéntate aquí. Siéntate y cuéntame en confianza, como te ha ido con las mujeres? Me imagino que muy bien.
Felipe se sentó frente a su tío.
Felipe: Bueno pues ya sabes que tengo poco tiempo…pero no me puedo quejar… jeje
Álvaro: Pero dime Pipe, ya has estado con alguna mujer?
Felipe: Te refieres a sexo?
Álvaro: Si a sexo…bueno… si me lo quieres contar, claro está
Felipe: Bueno… pues si, ya tuve mi primera vez hace poco – respondió Felipe con timidez
Álvaro empezó a excitarse un poco con la conversación por la que estaba llevando a su sobrino. El tío estaba perdiendo el temor que le impedía acercársele como quería.
Álvaro: Ese es mi muchacho!! y cuéntame, como te fue? Cuéntame con confianza.
Felipe: Muy bien te lo digo, creo que a ella le gustó mucho y yo me sentí bien
Álvaro: Veo… bien por ti. Y… dime, funcionó bien “El pequeño Pipe”? jaja. – Preguntó Álvaro al tiempo que pasó su mano cerca de su bulto para aclarar que se refería al pene de su sobrino.
Felipe: Jaja Tío… si, si funcionó bien jaja
Álvaro: Bueno es que se nota que tienes con que trabajar bien, ahora pude ver el tamaño de esa polla en la ducha y…
Felipe: Jaja tío me haces dar pena.
Álvaro: Nada sobrino, pena de que? No es la primera vez que te veo desnudo o no?
Felipe: No pero… jaja… es la primera vez que hablamos de mi polla.
Álvaro: No, no te avergüences con tu tío muchacho – y para darle confianza Álvaro agregó – será que tenemos que hablar entonces de la mía para que estemos iguales? jajaja
Felipe: Bueno!! Por ejemplo… jaja, hace rato que no la veo, pero esa si es de grandes ligas…
Álvaro: Jaja sobrino, pues veo que la recuerdas bien, efectivamente, no me quejo de mi tamaño
Felipe: Entonces es de familia.
Álvaro: Yo creo que si, y tu vas por buen camino sobrino por lo que puedo ver.
Felipe: Algún día llegaré a ser como tu.
La verga de Álvaro empezaba a endurecerse con aquella conversación, aunque sus pantalones lo disimulaban bien. Sin embargo, quería llegar más allá en ese diálogo con su sobrino. El tío se estaba armando de valor para lo que seguía.
Álvaro: Jajaja bueno, vamos a ver si en esto de pollas si superas algún día al maestro. En todo caso… me imagino que en el colegio ya debes superar a tus compañeros… Se la has visto a alguno?
Felipe: Bueno si, la verdad si, se la he visto a algunos en las duchas, y en los paseos, y solo hay uno que la tiene más grande que yo – respondió Felipe con cierta timidez.
Álvaro: Bueno pero tu estas entrando a la edad en que debe crecerte más, yo a tu edad la tenía igual a la tuya, luego fue creciendo más, además se me paraba todo el tiempo.
Felipe: Ah que bien, eso quiere decir que con seguridad en unos años la tendré como la tuya.
Álvaro: Claro que si sobrino, la mía es como la tuya solo que más gruesa.
Felipe: Y me imagino que eso le gusta más a las mujeres?
Álvaro: Les encanta, ya verás que no tendrás problemas.
Felipe: Ok, jaja
Álvaro: Pero dime, alguna vez has podido ver una verga dura, para comparar con la tuya?
Felipe: No nunca tío, jajaja, como se te ocurre… bueno a parte de los videos porno, pero allí las mujeres siempre están los tipos que las tienen gigantes, uno se siente humillado jaja
Álvaro: No tienes por que sentirte humillado sobrino, ten paciencia que con el tiempo los vas a superar…
Álvaro dudó por un par de segundos y luego agregó
Álvaro: Te voy a demostrar por qué te lo digo… pero debes guardar un secreto.
Dicho esto, y antes que Felipe respondiera, Álvaro se levantó de la cama y se paró frente a su sobrino. Su bulto quedó a la altura de la cara del muchacho. A pesar de la erección, Álvaro la tenía acomodada hacía un lado, para que no se notara demasiado grande su bulto.
Álvaro: Ahora no la tengo dura Pipe, pero si algo crecida “por estar aquí relajado”… Dale, pasa tu mano por mi bulto para que te des una idea.
Felipe: Jaja, no tío, me da pena contigo, además, luego se enteran y…
Álvaro: Hombre dale, no tienes de que avergonzarte mi muchacho, vamos, yo quiero enseñarte… que sepas que es ser un hombre.
Pipe dudó un momento. Muy dentro de sí se sentía un poco atraído a hacer lo que le proponía Álvaro. Pensó entonces que no habría mayor inconveniente al estar los dos solos y ser iniciativa de su tío. Lentamente levantó su mano hacía el bulto de su tío y la paso suavemente. Prácticamente, rozó solo la tela del pantalón.
Álvaro: Ya tranquilo muchacho, tómala con fuerza, no te preocupes, no voy a pensar mal de ti. Yo también soy hombre y tuve tu edad, la edad de la curiosidad.
Pipe no respondió. Volvió a pasar su mano por el bulto de su tío. Esta vez ejercía más presión para sentir la enorme polla que se escondía bajo los pantalones. La mano de Felipe recorrió la polla de su tío torpemente. Mientras exploraba aquel bulto, Pipe sintió que su propia verga reaccionó un poco bajo la toalla. El temor que su tío fuera a notar su erección hizo que el muchacho retirara su mano del bulto de Álvaro para acabar con el momento. Sin embargo, el tío, pendiente a cualquier reacción del muchacho, alcanzó a ver como el bulto del joven creció. Decidió no comentar nada para no avergonzarlo.
Álvaro: Que pasó Pipe, no te asustes, no pasa nada.
Felipe: No tío, no me asusté, es solo que ya me di una idea y, y… me da pena contigo.
Álvaro: No para nada Pipe, pensé que habías retirado tu mano porque no te gustó nuestra conversación.
Felipe: No, no, no es eso tío.
Álvaro: Bueno muchacho, debo confesarte que, como a cualquier hombre le pasa, cuando me sobaste se me paró un poco más jeje. Me imagino que lo notaste.
Pipe no estaba seguro que debía responder ante eso, solo dibujó una sonrisa en sus labios, evitando mirar los ojos de su tío.
Álvaro: Bueno me imagino que a ti te sucedió algo parecido, no me digas que no, que por muy macho que tu seas, estas cosas nos hacen reaccionar.
Felipe: Jaja no, a mi no me pasó tío. – mentía Felipe
Álvaro: Jaja bueno, en todo caso mira, ahora que tenemos la oportunidad de compartir y me permites enseñarte lo que debes saber como hombre… y aprovechando que está dura… quiero que me la veas.
Pipe miró a su tío a los ojos. El muchacho estaba un poco sorprendido.
Álvaro: No te preocupes Pipe, es cuestión de confianza…quiero que me la veas y te des una idea de lo que será la tuya, que dices?
Pipe no respondió nada, bajó de nuevo su mirada con algo de vergüenza. Su pene, sin embargo, reaccionaba positivamente ante la idea de ver la polla de su tío. Pipe no entendía muy bien sus emociones, pero sabía que el momento le ocasionaba placer.
Felipe: Está bien si te la muestro Pipe?, tu ya eres un hombre, que dices?
Álvaro: Si tío… no hay problema – respondió el muchacho con timidez.
Álvaro tomó sus pantalones y los desabotonó. Posteriormente bajó la bragueta y tomó los bordes de los mismos llevándolos hasta la mitad de sus muslos. Pipe no se perdía ningún movimiento. Posteriormente, Álvaro levantó su camisa hasta la altura del ombligo. Ante los ojos de Pipe quedó expuesto el bulto de su tío. Tenía puestos unos briefs blancos que resaltaban su paquete. Se distinguía perfectamente la silueta formada por sus guevas y el recorrido de su verga dura desde la base, hasta la punta que llegaba cerca a su abdomen, varios centímetros más arriba. Definitivamente era una buena polla, sin llegar a tener un tamaño desproporcionado.
Álvaro: Bueno Pipe, pero no te quedes viéndome el bulto que no somos extraños, bájame los briefs… sácala.
Pipe no pronunciaba palabra alguna. Con ojos de sorpresa, casi sin parpadear, llevó sus manos a los bordes de los briefs en la cintura de su tío y los haló hacia abajo venciendo la resistencia de la firme polla de Álvaro. Lentamente los deslizó por las caderas de su tío hasta llevarlos a sus muslos. Finalmente la polla de Álvaro quedó liberada en su máxima expresión, justo frente a la cara del joven. El tío tomo su polla apenas esta se liberó y, tras un par de caricias para acomodarla, la soltó y la dejó frente a su atónito sobrino.
Pipe sintió en ese momento como su polla creció totalmente bajo la toalla. Pensaba que su tío no lo notaba, pero Álvaro se daba cuenta de cada movimiento de su sobrino. Veía como su joven pecho se dilataba y se contraía ante la respiración algo agitada de Pipe, podía notar como tragaba saliva y sintió sus manos frías cuando le quitó sus briefs. Pipe estaba excitado y algo nervioso al mismo tiempo, eso era algo confirmado para Álvaro.
Álvaro: Vamos muchacho, no sientas pena, si sientes curiosidad por tocarla hazlo.
Pipe se quedó inmóvil por unos instantes. Posteriormente levantó su mano un poco temblorosa hasta entrar en contacto con el pene de su tío. Las manos frías del joven hicieron que Álvaro contrajera sus músculos al contacto. Pipe sostenía la polla de su tío, sentía vergüenza pero placer al mismo tiempo.
Álvaro: Vamos Pipe, puedes mover tu mano por donde quieras, se trata de descubrirnos.
Ante esta autorización, Pipe empezó a mover su mano con caricias leves de masturbación. Posteriormente pasó su mano por las guevas de su tío y después por su pelvis. Pipe estaba entrando un poco en confianza. Álvaro estaba experimentando un gran placer al sentir a su sobrino explorando su cuerpo.
Álvaro: Ven Pipe, ponte de pie, párate frente a mi.
Pipe sintió temor pues su tío notaría su erección. No respondió, solo se quedó inmóvil.
Álvaro: Vamos muchacho, ponte de pie, no importa si tu verga está un poco dura, eso es normal, no te preocupes. Eso nos sirve para compararlas – le dijo Álvaro para tranquilizarlo.
Álvaro tomó el brazo del temeroso joven y lo ayudó a levantarse de la cama. Pipe quedó de pie frente a su tío. Su erección era más que evidente y se notaba sobre la toalla. Álvaro decidió no esperar más para desnudar a su sobrino. Puso su mano en el nudo de la toalla, a la altura de la cintura de su Pipe y, mirando a aquel tímido joven que mantenía su cabeza agachada, le preguntó en voz baja:
Álvaro: Puedo retirarla?
Pipe asintió levemente sin levantar su mirada. Álvaro deshizo el nudo de la toalla, tumbándola al piso. Ahora estaban los dos desnudos frente a frente. Los dos hombres tenían ya la misma estatura, ambos atractivos atletas, separados por unos años que el deseo se encargaban de anular. Álvaro estaba lleno de excitación, pero también de ternura al darse cuenta que, evidentemente, esta era la primera experiencia homosexual de su adorado sobrino.
Álvaro: Ven acá mi Pipe.
Dijo Álvaro en voz baja mientras atrajo a su sobrino con sus brazos. Lo abrazó fuertemente, con pasión y excitación. Pipe respondió el abrazo de su tío aunque se cuidó de no permitir que sus vergas entraran en contacto. Álvaro no lo presionó, sabía que tomaría tiempo vencer la timidez del joven. Durante el abrazo, Álvaro volvió a observar el pequeño culo de su sobrino, sintió ganas de lanzarse a besarlo, pero pensó que debería tener paciencia aquella tarde.
Tío y sobrino terminaron su abrazo y volvieron a encontrarse frente a frente. Álvaro observó entonces el pene de Pipe
Álvaro: Lo tienes grande muchacho, allí está bien duro?
Felipe: Si, lo tengo duro
Álvaro: Que bien…te molesta si te lo toco?
Felipe: No… no creo
Álvaro llevó su mano al pene de su sobrino sintiendo la diferencia en grosor, pero no en dureza, al compararlo con el suyo. Pipe disimuló todo tipo de reacción ante las caricias de su tío, estaba disfrutando en silencio de las sensaciones que este le producía.
Unos segundos después Álvaro soltó el pene del muchacho.
Álvaro: Ven Pipe, acércate más, pongámoslas juntas.
Pipe acercó sus caderas y su verga a las de su tío. Ambas vergas entraron levemente en contacto, los dos hombres sintieron el calor mutuo de sus penes y la sensación de unirlos. Álvaro tomó ambas pollas con su mano y las acomodó para poder comparar el tamaño.
Álvaro: Si mi muchacho, vas a tenerla como yo, tal vez más grande…que opinas ah?
Pipe no tenía palabras, solamente volvió a dibujar una sonrisa con sus labios. Álvaro volvió a llenarse de ternura ante la timidez de su sobrino.
Álvaro: Mírame a los ojos – le dijo.
Pipe levantó la mirada y Álvaro vio algo de temor en sus ojos.
Álvaro: Ciérralos ahora Pipe.
El muchacho obedeció. Álvaro acercó su cara y posó su boca en la del joven. Pipe no reaccionó. Su tío sostuvo sus labios en los de su sobrino por unos segundos sin hacer ningún otro movimiento. Pipe abrió entonces levemente su boca y los dos hombres probaron el sabor de sus labios, encajándolos entre si. El tío sintió el aliento de su joven sobrino. Pipe sintió el sabor de la boca de un hombre. Cuando terminó ese leve beso, ambos abrieron sus ojos, Álvaro noto que el joven estaba ahora más tranquilo y le brindó una sonrisa a su sobrino. Todo esto transcurría mientras seguían unidos por sus vergas, atadas a su vez por la mano de Álvaro.
Álvaro: Ven, abrázame – le pidió Álvaro a Pipe.
Pipe volvió abrazar a su tío liberando un suspiro. Álvaro empezó entonces a mover su mano hacía arriba y hacía abajo, primero suavemente y poco a poco fue aumentando la fuerza de la paja que practicaba sobre ambas vergas. Si bien apretaba con fuerza, no lo hacía rápido. Llevaba su mano firme pero lenta por todo el cuerpo de aquellas dos pollas. Seguían abrazados, ambos respiraban más fuerte ahora. Álvaro no se detenía en su masturbación. A veces sentía que el joven lo abrazaba con más fuerza, eran como impulsos provocados por el placer que sentía Pipe en su verga. Álvaro llevó su otra mano por la espalda de su sobrino y empezó a acariciar su suave piel. Que bien se sentía tocar su espalda partida en dos por el deporte, dura y recia pero cubierta por una piel suave que invitaba a las caricias.
Después de unos momentos, Álvaro bajó su mano por la espalda del joven y la llevó hacia su culo. Dedicó un momento a acariciar cada glúteo con verdadera ternura. Nunca pensó que llegaría el día en que podría tomar con sus manos las zonas intimas del cuerpo de su sobrino. Ese cuerpo que juntos habían trabajado le estaba regalando el mayor placer al poder explorarlo. Se tomó el tiempo de acariciar el culo de su sobrino como tanto deseó hacerlo. Finalmente, llevó su mano por entre los glúteos del joven y al hacerlo pasó rozando su ano. Pipe contrajo un poco su cuerpo ante la sensación. Que placer sentía Álvaro. Pasaron unos instantes y Pipe estuvo a punto de tener un orgasmo provocado por la paja con su tío. Álvaro notó la respiración agitada de su sobrino y se anticipó soltando ambas vergas para no dar fin al momento. Se terminó el abrazo y el tío volvió a mirar a su sobrino a los ojos.
Álvaro: Quiero hacer algo por ti – le dijo el tío en voz baja.
Tomó a Pipe por la cintura y lo empujó hacía atrás indicándole que se acostara sobre la cama. Pipe entendió lo que quería su tío y se acostó en la cama, sobre su espalda mientras Álvaro se liberaba de su ropa. Posteriormente el tío Se subió a la cama, acostándose sobre el joven, apoyando su cuerpo sobre el del muchacho. Los cuerpos, incluidas las vergas, volvieron a quedar en contacto. Álvaro cerró sus ojos y llevó su boca a la de su sobrino. Pipe ya estaba esperando los labios de su tío y, esta vez, los dos hombres se dieron un beso que reflejó la pasión del momento. Por unos segundos estuvieron compartiendo el sabor de sus bocas y el calor de sus lenguas y sus labios. Álvaro sentía como su sobrino, poco a poco, iba tomando más confianza. Posteriormente Álvaro levantó su cuerpo con la ayuda de sus brazos y empezó a besar cada centímetro del cuerpo de Pipe bajando por su cuello, luego su pecho firme. Siguió pasando sus labios y su lengua por su abdomen, cuidando de besar cada una de las divisiones de este. Pasó su boca por la pelvis del muchacho hasta que llegó a su pene.
Levantó su mirada para encontrar la de Pipe, pero este tenía los ojos cerrados y su cabeza recostada sobre la cama. Álvaro no esperó más. Abrió su boca y con su mano dirigió el pene del muchacho hacia sus labios. Pipe lanzó un leve gemido de placer, seguido por un suspiro que ayudó a relajar su cuerpo. Álvaro empezó a mamar suavemente primero. Llevaba su boca hasta casi llegar a la base de la polla de su sobrino y luego regresaba a la punta donde trabajaba con su lengua. Succionaba fuertemente lo cual contribuía al placer de Pipe, quien flexionaba levemente sus piernas y tensionaba su abdomen ante cada movimiento de la tibia boca de su tío. Álvaro saboreó el pene de su sobrino sin dejar un centímetro por explorar. Sintió en su boca la esencia del joven deportista. Pasaron unos minutos y poco a poco Álvaro se encontraba con más del sabor particular del presemen de Pipe, el joven estaba cerca del orgasmo nuevamente, pero Álvaro no quería terminar allí. Su propia verga estaba a punto de estallar pero no era el momento aun.
Liberó el pene de Pipe y llevó su boca más abajo, hacía sus guevas. Pasó primero su lengua por cada una y después las tragó juntas, succionando suavemente. Esos masajes le proporcionaron gran placer a Pipe a juzgar por los leves pero constantes gemidos que lanzaba el muchacho. Álvaro siguió bajando su boca. La llevó más abajo del escroto del muchacho, siguiendo por la línea que lo llevó lentamente a encontrarse entre los glúteos de Pipe. Álvaro llevó su lengua por la zona entre los glúteos del muchacho quien, le dio más espacio a su tío levantando sus piernas. La excitación de Álvaro aumentó al percatarse que su sobrino disfrutaba aquellos juegos cerca a su ano. El tío siguió pasando su lengua cada vez más cerca hasta que llegó el momento en el que hundió su cabeza y su cara y probó con su lengua el virgen ano de Pipe.
El joven estaba transportado. Suspiraba cada vez más fuerte y empezó a masturbarse. Álvaro seguía trabajando en el ano de su sobrino. Su respiración era bastante agitada. Dudó mucho sobre lo que debería hacer en seguida pero se decidió, y empezó a preparar a su sobrino.
Retiró su boca del ano de Pipe y acercó un dedo. Primero le dio caricias circulares con su dedo, después empezó a meterlo lentamente. El muchacho retrajo un poco su cuerpo y lanzó un leve gemido de dolor, pero no se negó a ser penetrado por su tío. Álvaro llevó su dedo hasta que el ano de Pipe lo tragó todo. Posteriormente, acercó otro dedo y lo fue hundiendo lentamente. Todo lo hacía con el mayor cuidado para no causarle dolor a Pipe, quería que su primera vez fuera memorable. El joven aceptó el segundo dedo con más facilidad. Una vez adentro, Álvaro empezó a mover sus dos dedos para masajear y dilatar el ano de Pipe. Pasaron unos segundos hasta que Álvaro decidió que era el momento más esperado de aquella tarde. Volvió a trepar sobre el cuerpo de Pipe, pidiéndole que abriera un poco más sus piernas. Pipe las elevó aun más hasta que sus rodillas casi llegaban a su pecho, y las abrió para facilitar el siguiente movimiento de su tío. El sobrino expuso su culo plenamente para que Álvaro tuviera un mejor acceso.
Arrodillado sobre la cama, frente a Pipe, Álvaro ubicó su gran verga en el ano del joven. Sin dejar de observar su rostro, acomodó su glande en el ano de Pipe y empezó a ejercer presión. Pipe abrió su boca para tomar aire ante el dolor que empezó a sentir, más no le pidió a Álvaro que se detuviera. El tío, lleno de excitación y ternura, hundió su polla muy lentamente. Su penetración era suave pero constante. Quería llegar hasta el fondo del ano de su sobrino antes de buscar el orgasmo. No era fácil, finalmente, era la primera penetración de Pipe. El joven fruncía el seño y mantenía su boca abierta. A veces mostraba gestos de gran esfuerzo. El dolor era enorme pero confiaba plenamente en que su tío sabía lo que hacía. Álvaro trataba de distraer el dolor, dándole suaves caricias en su pecho y en sus piernas. El joven estaba comprometido con permitir que la enorme verga de su tío entrara en su totalidad. Abría sus piernas y trataba de acomodarse para facilitar la labor.
Después de unos momentos, Álvaro logró meter toda su verga en el virgen ano de Pipe. El placer empezó a invadir ambos cuerpos. Pipe fue dejando atrás el dolor y empezó a masturbarse de nuevo. Álvaro nunca había sentido algo igual, su placer era más que físico, era mental por cumplir su fantasía.
El tío empezó a mover sus caderas, primero suavemente mientras el ano del joven lo permitía. Después empezó a acelerar sus movimientos. Cada vez que el tío clavaba de nuevo su verga, Pipe gemía de placer, ya no de dolor, y sentía que su propia verga crecía como nunca antes. Su paja iba demasiado bien, nunca había sentido nada igual. Álvaro y Pipe estaban finalmente unidos por el placer, ambos disfrutaban ese acto físico y su excitación aumentaba al saber que era algo “prohibido”. Después de unos minutos Álvaro fue sintiendo que llegaba el momento del orgasmo, pero quería que su sobrino terminara primero. Retiró la mano de su sobrino y se encargó él mismo de masturbarlo. Pipe sentía su ano penetrado por la enorme verga de su tío y su propia verga apretada por las fuertes y experimentadas manos de Álvaro, que placer vivía el joven.
No pasó mucho tiempo antes de que el muchacho contrajera sus músculos, respirara con mayor dificultad y lanzara sus primeras descargas de semen salpicando su propio pecho. Álvaro sintió las contracciones del ano de Pipe al mismo tiempo que sintió el calor de su semen sobre su mano. Pipe respiraba agitadamente y gemía. Su orgasmo era prolongado y totalmente nuevo por producirse en su ano también. Empezó a sudar un poco. Álvaro no soportó más. La visión de su sobrino en su orgasmo, y su propio placer eran demasiado. Con un profundo gemido liberó su carga de semen en el ano del muchacho. Se vino como nunca antes llenando el cuerpo de su sobrino con su semen, producto del mayor deseo. Pipe sintió el calor de la esencia de su tío en su interior y supo que ambos estaban viviendo el máximo placer posible. Los dos hombres estaban eyaculando inconteniblemente, ambos demostraban así que el placer era más que intenso.
Los segundos fueron pasando, tío y sobrino no se movían, esperaban a que el orgasmo disminuyera su intensidad. Ambos respiraban profundamente, estaban cansados pero satisfechos. Se miraron a los ojos sin pronunciar ninguna palabra. Después de unos momentos, Álvaro empezó a retirar lentamente su verga del ano de su sobrino. El joven extendió nuevamente sus piernas sobre la cama y lanzó un largo suspiro mientras acomodó su cuerpo para descansar un poco. Álvaro miró a Pipe extasiado, no podía creer lo que acababan de hacer, pero había sido lo máximo en placer y ternura. Se acostó al lado de su sobrino y lo abrazó. Los hombres volvieron a mirarse a los ojos y, al tener sus caras cerca, se fundieron en un prologando beso. Sus cuerpos tenían sudor y también el semen de Pipe, pero no importaba, el vínculo que ahora los unía era lo más importante. Descansaron unos minutos, abrazados, cansados. Al cabo de un rato, Álvaro habló:
Álvaro: Vamos a ducharnos Pipe, quiero que te bañes conmigo
Felipe: Ok.
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