Fiesta de fin de año de mi trabajo
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Después de un año complicado, por fin había llegado la fiesta de fin de año de la empresa. Junto a varios compañeros, nos preparamos para ir a la misma, tomamos un taxi y llegamos al salón donde habían organizado todo. Me dispuse a estar lejos de ti durante toda la noche para que nadie pudiera advertir lo mucho que te deseaba. Estuvieron ofreciendo diferentes comidas, diferentes bebidas y me mantuve en el otro extremo del salón, alejada lo mas posible de tu presencia.
Apagaron las luces y comenzó el baile. Estuve bailando con algunos amigos, algunos compañeros, y cuando menos lo advertí estabas a mi lado, habiendo tomado un poco de mas. Nos pusimos a bailar, entre risas y complicidades comenzamos a rozarnos como al descuido… seguimos bailando, cuando me quise acordar estábamos en la cocina besándonos apasionadamente entre las bebidas y rogando que no viniera nadie para que no puedan descubrimos.
Nuestras manos inquietas comenzaron a descubrir lentamente nuestros cuerpos, sentí tus delicados dedos recorriendo mi cuello, mis pechos y ya no pude aguantar mas… te propuse que vayamos a algún lugar donde no pudieran descubrirnos y se nos ocurrió encerrarnos en el baño de damas.
Ni bien entramos me desabrochaste la camisa, yo desabroche locamente la tuya y luego de recorrer detalladamente mis pechos sentí tus manos colándose bajo mi falda para buscar mi sexo… y vaya que lo encontraste.
Comencé a desabrocharte el pantalón y a acariciar tu pene mientras suspirabas ahogadamente, cada vez con mayor intensidad, tus manos seguían bajo mi falda atormentando mi entrepierna de placer, me encontraba completamente mojada y gemía suavemente para que no nos escuchen en el salón de la fiesta. Tome tu sexo entre mis manos y comencé a saborearlo lentamente con mis labios húmedos, con mi lengua, lo recorrí detalladamente hasta que no me quedaran rincones por descubrir, tu solo suspirabas. Llegado este punto ya no podía mas, solo quería sentirte dentro de mi y te rogué que me hicieras tuya en ese momento, me arrancaste la ropa interior y fuiste introduciendo lentamente tu miembro… lo quería sentir todo dentro mió, me movía locamente para ayudarte a meterlo todo dentro de mi ser… mmmmmm… me tome firmemente de tu espalda y presione con fuerza tu sexo con mis músculos para que me sintieras aun mas. Que bien me hacías el amor!.
A los pocos minutos ya no aguantaba mas, sentía que iba a explotar de placer, me agarraba aun mas fuerte de tu espalda y mordía suavemente tus hombros para contener los profundos gemidos que brotaban de mi… te susurre que iba a acabar y eso pareció excitarte mas, unos momentos después acabamos juntos entre gemidos ahogados y golpes en la puerta del baño de alguna dama que quería ingresar. Nos quedamos un rato a esperar que la misma se fuera, nos acomodamos un poco la ropa y salimos hacia la cocina como si nada hubiera pasado, luego regresamos cada uno por su lado a la fiesta.
Aun me encontraba toda mojada de lo vivido unos momentos antes y sin ropa interior, solo quería que vayamos a tu casa y podamos seguir amándonos toda la noche. Me acerque para contarte por lo bajo estos pensamientos y tu mirada me dijo todo, aun me seguías deseando como yo a ti, por lo cual decidimos irnos de la fiesta con unos 15 minutos de diferencia para que nadie notara lo que sucedía. Yo salí en primer lugar, y después de saludar a todos me subí a un taxi y te espere a unas cuadras del salón, 15 minutos después apareciste, agitado, como si hubieras venido con mucha prisa… te subiste al taxi y luego de indicarle tu dirección al taxista, instintivamente me coloque sobre tus piernas para que pudieras acariciarme a tu merced. Aprovechando que yo no tenia ropa interior y que el taxista no parecía prestarnos atención, a los pocos minutos te estaba disfrutando de nuevo, ya sabias como moverte para hacerme volver loca de placer y te aprovechabas de ello.
No podía creer lo que estaba viviendo, solo quería tenerte toda la noche dentro de mi, disfrutarte al máximo hasta el amanecer aunque al día siguiente tengamos que hacer de cuenta que nada paso y que no éramos mas que compañeros. Y así lo hicimos… llegamos a tu casa e hicimos el amor en todos los rincones, en el sillón, la mesada de la cocina, y eventualmente en tu cama. Mientras mas veces lo hacíamos mas te deseaba, mas quería prolongar esa noche, pero indefectiblemente amaneció y cansados de la agitada noche tuvimos que irnos a trabajar y antes de despedirte me diste un mordisco en mi entrepierna y me dijiste que nunca olvidaras este momento salimos para el trabajo con unos minutos de diferencia para no llegar juntos a la oficina y ocultar todo
lo que habíamos vivido.
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