Disfrutando del placer en Mallorca
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Esta historia me ocurrió hace unos días, es totalmente real, ha comenzado el verano y la gente de diferentes países comienzan a venir continuamente. Ella es inglesa, cuando la vi llevaba un tanga color rosa, ojos color cielo, pelo rubio hasta los hombros, piel blanca, unos pechos normales lo que me gustó que estaban paraditos con unos pezones que se notaba sobre la fina y pequeña tela, una cintura delgada, piernas fuertes debido al ejercicio del gym, mide 1.70 m.
Yo estaba sentado tomando el sol por la mañana a pocos metros de ella, frente a mi casa en la Isla de Mallorca, es un lugar de casas juntas, que los propietarios alquilan por unos días o semanas a gente extranjera, dichas casas tienes una vista a un campo de golf.
Regresando a lo de la rubia que se llama Claudia, que luego ella misma me dijo, me saludó con un “hi” y yo hola, se quedó mirando el horizonte y al darse la vuelta no podía creer, tenia un culo de buen tamaño, pero lo sorprendente era que su hijo corría a ella, inocentemente metió la mano de adelante hacia atrás, la pequeña mano se quedó en medio de sus nalgas, fue tanta mi excitación que al mirar el panorama mi corazón se aceleraba, me saqué las gafas de sol, duró muy pocos segundos y aun más cuando ella se arrodilló para abrazar a su pequeño, vi su abultada vagina tapada por esa diminuta tela y luego al levantar en brazos a su pequeño, ya tenía fluidos en mi verga, era un culo como si lo hubiese tallado un escultor y se dirigió a su casa.
Al segundo día la volví a ver sentada en una silla de playa frente a su casa, llevaba una tanga blanca, tenia en la mano un vaso con agua, yo salía con una taza de te en una mano y en la otra un cojín para sentarme en una de las sillas de playa que ya había puesto días antes, dos frente a mi casa, sentado muy cerca a ella, al mirarme saludé alzando mi taza y ella su vaso y me regaló una sonrisa y que en mi contagió. Después de una hora aproximadamente se puso de espaldas al sol, pero de inmediato entró a la casa, salió nuevamente disgustada nadie se encontraba en la casa y sentada a un costado de la silla me miró y dijo: unas palabras en ingles que yo no entendí, le dije: I’m not ingles, Ok contesto con sorpresa, sorpresa la mía cuando ella hablaba español, por favor ayudarme con crema en mi espalda, pues yo de un salto estaba a su lado recibiendo instrucciones de como deseaba que echara la crema.
Me saqué el polo para no mancharme, tenía una espalda preciosa, suave, cola la seda, así suave, así me gusta (tengo las manos muy ágiles ya que me dedico a la pintura plástica) me sentía muy excitado, con una voz muy suave hablaba que le gustaba como mis manos recorría su espalda, gracias por ser yo muy dichoso al estar cerca de una mujer hermosa a la vez cortésmente le pedía permiso para bajar mas abajo y no me negó, puedes pasar toda la crema y sonrió, creo que de gustaba como frotaba su cuerpo con mis manos, llegué cerca a sus nalgas y muy atrevido pasé mas abajo de lo debido, escuché un suave gemido, palpé hasta la planta de sus pies desde ahí tenia una vista fabulosa, me detuve a ver lo que no se ve todos los días, de pronto escuché:
– ¿Has terminado?
– Es imposible terminar en un cuerpo como el suyo, requiere de mas tiempo y cuidado – le conteste.
Ella mirándome me daba las gracias y que estaba en deuda conmigo creo que se dio cuenta del bulto que tenia en el short diciéndome también te a gustado a ti, en ese momento nos interrumpía su hijo, pues tuve que retirarme a mi casa a sacarme la calentura.
Tres días mas tarde la encontré en la piscina del club de dichas casas, con su pequeño hijo bajo una sombrilla, me alzó la mano automáticamente hice lo mismo, cuando estaba muy cerca a ella me dijo en son de broma otra vez hacer lo del otro día, la crema en su espalda, pero en esta ocasión le dije que le cobraría, riendo contestó:
– ¿Cuánto cuesta? – devolviéndole la sonrisa
– Un beso.
Me acerque dando la mejilla y ella cogiéndome de la cara me dio un beso en los labios y dijo:
– Esto es con propina.
Sorprendido y alegre reíamos y que le acompañara ya que su esposo tuvo que regresar a su país por asuntos de trabajo, hablamos muy poco y como tenia sed propuse invitarla a beber algo:
– Gracias pero tengo que marcharme a casa por mi hijo que esta por dormirse.
Como caballero le presté mis brazos para llevar a su hijo. Estando en su casa y por salir después de dejar al pequeño dijo, que cocináramos juntos y luego podríamos tomar el sol. Ya en la cocina me deleitaba de sus hermosas curvas, su espalda, su culo, se dio cuenta y dijo pausadamente:
– ¿Quieres probar la comida?.
Para ello tenia que pasar por su espalda al otro lado de la cocina, rozando mi verga por su culo sentí dura sus nalgas mirando de reojo dijo:
– Creo que es bien para ti lo que vas a probar
Reímos mucho, después de comer algo ligero me tomó de la mano y dijo:
– Ven aquí es privado
En la segunda planta, tenia una terraza cubierta con un muro de 1.20 m de altura nadie podía vernos desde las otras casas, postrados en unas toallas tomando el sol tenia unas ganas de acercarme a ella y hacerla ahí mismo mía, después de 20 minutos notaba que ella me miraba de vez en cuando hacia donde me encontraba, me levanté de mi lugar y me dirigí hacia ella acercándome tímidamente, le comenté que si estaba a gusto y una sonrisa en su boca me contestó que si, me senté a su lado para conversar un poco mientras admiraba una vez mas ese hermoso cuerpo que me tenia loco, platicábamos de trivialidades como de donde éramos, en que trabajamos, edades ella 45 pues yo tengo 36 años pero aparento de menos ya que ella dijo lo mismo que creía que tenia 28, ella muy contenta le gustaba mi edad, mirándome terminó diciendo eres guapo, soy normal 1.68 m. de altura, ojos marrones, delgado, piel de un suave bronceado, pelo castaño, mi novia estaba de viaje, entonces nos han abandonado exclamo ella, lo que más le gustó es que yo era pintor y sonriéndose decía uhhh ahora comprendo sobre tus manos, etc.
Me pedía que fuera a su habitación atraer una toalla, indicándome donde estaban, al buscar con la vista en la habitación encontré un consolador a lado de las toallas, al salir veía como brillaba su hermoso cuerpo con el sol, me quedé a dos metros de ella mirándola, realmente bella, sus pezones izados llamando para ser tocados, saboreados como un manjar, su vulva se notaba abultadita a pesar que creí que tenia poco pello, me interrumpió diciéndome:
– ¿Que haces?
– Contemplando la hermosa incomparable figura que tengo frente a mis ojos.
– ¿Y que te parece? – muy seria me pregunto.
Quedé callado por un momento al no saber que responder
– No hace falta que me lo digas veo que te gusta – mirándome a mi paquete que se notaba a mil bajo mi short.
Ella me indicaba con su mano que me sentara a su lado para seguir conversando, me comentaba:
– Quiero mucho a mi marido, me hace sentir bien, pero siempre esta ocupado con su trabajo, es extraño, pero tu me das con tus miradas lo que necesito, ser deseada, ser tocada con ternura como hace unos días con la crema en mi espalda.
Sin mas palabras tocaba mi pecho con sus dedos bajaba muy lentamente, la excitación era infinita, al llegar al short sacó mi dura verga, me miró un momento, su rostro estaba rosadito y dulce, comenzó a besar primero el glande y con su lengua empezó a recorrer todo mi miembro a la vez que con su mano tocaba mis huevos, que sensación más deliciosa, de pronto sin mas ni menos se lo metió todo a su boca, exclamaba:
– Es rico me gusta
Sentía como sus labios carnosos rodeaban toda mi verga, ella se lo comía como si fuera un chocolate y comenzó con un ritmo sacando y metiendo mi verga en su boca, con pasión pasaba su lengua suave bajando y subiendo ella disfrutaba también, me miró otra vez y dijo:
– Es dulce.
Seguía chupando y tocando, sabia lo que hacia, dándome mucho placer yo apoyaba una mano en su cabeza siguiendo su ritmo y la otra en su pecho, sentía que explotaba, pero la levanté y la abracé, disfrutando de sus leves caricias que en ese momento me daba y me dijo:
– Que hermosa verga tienes, no importa el tamaño si no como lo hagas
Era verdad mi pene es de tamaño normal, mide 15 cm. le dije:
– A las mujeres como tu se como tratarlas al tiempo de darles placer.
Comencé una suave caricia sobre sus pechos, mientras tocaba sus pezones ya para entonces a un más parados mirándome, para ser devorados, nos fundimos en suaves besos con mucha ternura jugando con nuestras lenguas.
– Uuhhh me gusta como lo haces – me susurraba al oído.
Mis manos tocaban su culo pasando mis dedos por su ano y dio un respingo era señal que disfrutábamos mutuamente, besaba su cuello, sus pechos, sus pezones saciando mi sed, que tanto imaginé el día que la vi por primera vez, con las manos apretaba sus pechos, los mordía y ella solo exclamaba gemidos. Mi lengua recorría por su ombligo, su vientre, así iba a la gloria, mordí por encima de su tanga sus labios vaginales, me disponía quitar su tanguita, sorpresa la tenia rasurada, saboreaba milímetro por milímetro de su manantial tomaba sus jugos como un niño que no quiere soltar su helado, pasaba mi lengua de arriba abajo y luego la introducía lo mas que podía dentro de ella, la hice sentar en la silla y seguía con mi deber que tanto me gustaba, ella se retorcía de placer y me tomaba con ambas manos de la cabeza y me decía:
– Así baby, así, aaahhh… mmm…
De pronto siento que empezaba a contraerse su vagina para terminar en un orgasmo. Estaba feliz de tomar lo mas dulce de mi vida el manjar del manantial del placer, ella me tomó de la mano y me llevó a la cama ahí se puso en cuatro patas y dijo:
– Es para ti este culito, métemelo todo hasta el fondo.
La acaricié por la espalda hasta su culo varias veces como si estuviera contorneando una vasija de barro, pasaba mis dedos por su ano, introduje uno, luego dos y con sus propios jugos de su vagina dilataba su ansioso ano, metí mi lengua y daba ritmo como si un perro sediento tomando agua, eso le gustaba y recordé el consolador, mientras mi verga entraba a su culo metía el consolador en su vagina, gritaba de placer mas no de dolor estaba acostumbrada por detrás, pero era una sorpresa meter el consolador y verga juntos, sus gemidos eran tan fuertes gritaba:
– Aaayyy mas dame mas así baby dame tu dulce leche, lléname el culo.
Ella tuvo otro orgasmo, me quedé sin moverme, sus piernas le temblaban, ella me pedía continuar y que no le sacara mi verga de su culo, sentía que la leche calentita venía en sus entrañas, así fue sin decirle nada llené de dulce leche como ella lo llamaba, hasta que terminé agotado encima de ella, comenzó a besarme suavemente, caricias mutuas, le gustaba, me dijo:
– Así me tienes loca todo el tiempo que estaré aquí.
Ahora con mas insistencia tras unos treinta minutos de descanso con caricias volvimos al placer, no ponía resistencia nuestros cuerpos, ella posaba su espalda en la cama, tocaba sus ojos con mis dedos suavemente, sus labios, dos dedos en su boca ella los chupaba y enredaba su lengua en mis dedos, se me ocurrió vendar sus ojos con un pañuelo y le dije:
– Relájate ahora regreso
– Su respuesta era:
– No me dejes así.
Prometí regresar en dos minutos, corrí a la cocina cogí de la nevera, nata y cinco cubitos de hielo, en menos de dos minutos estaba a su lado, me la encontré masturbándose y besando sus pechos:
– Aquí estoy baby ¿Qué me vas hacer?.
– Sorpresa disfrutaras ten por seguro.
Puse la nata en sus pezones sin perder tiempo besaba sus pechos dando pequeños mordiscos, lamía sus pezones ella ya esta gimiendo, mordí y a la vez estiraba con suavidad sus oscuros pezones una y otra vez desde ahí con mi lengua arrastraba nata hasta meter mi lengua en su boca, que rico era entre el frío y lo cálido de su lengua, tomé el hielo y puse unas gotas en sus labios, froté sobre ellos seguía gimiendo, pasé suavemente por su barbilla su cuello, ella gemía de placer, recorrí alrededor de sus senos con el hielo, su voz entrecortada decía:
– ¿Que me haces? sigue así…más mmmm… siiii… aaahhh…
Ella explotó con el contacto de sus pezones y lo frío, derretía el hielo con mi mano, gota a gota caía en sus pezones, otro cubito de milagroso hielo frotaba y bajaba por su sensible estómago, jugaba al rededor de su vagina se escuchaba sus gemidos más fuertes:
– Siiii… aaaahhhh babyyyy…
Cuando el cubito estaba dentro de su vagina creí que su hijo iba a despertar con sus gritos era un orgasmo infinito mientras con una mano me cogía mi verga:
– Dame, dame please baby.
Intercambiamos posiciones yo de espaldas en la cama, ella cogió el spray de nata y rocío en mi verga, ella subía a cabalgar sobre mi verga, con su mano en su clítoris se masturbaba muy rápido, era una sensación indescriptible, gemíamos en coro la canción del placer, mientas metía un dedo en su ano:
– Siiii… baby así más, más mmmmm, yes, yes, yeessssss…
Tenia ella otro orgasmo, ella me abrazó y sacando mi verga y masturbándome sentí que estaba a punto de acabar, ella succionaba mi leche, no dejó rastro de su dulce preferido, quedamos sin fuerzas así nos quedamos dormidos unos 40 minutos su móvil nos despertó eras su esposo, cinco días más disfrutando juntos del sol, agua y del placer de nuestros cuerpos.