Mis hijas y el sexo ? Capitulo 1

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Me casé joven, cuando tenía 26 años, con una hermosa mujer, ella de 20 años, me encantaba mi mujer porque era una adicta al sexo, una ninfómana, quería estar teniendo sexo todo el tiempo y yo porsupuesto no podía negarle sus deseos, de toda esta pasión a los 2 años de casados tuvimos a nuestra primera hija, Daniela, una hermosa niña, desde ahí tuvimos casi una hija por año, así nacieron Alejandra, Yuli y Dulce, en ese momento decidí operarme para ya no tener más hijos. Desde ahí vivimos unos años felices, hasta que 5 años después en un fatídico accidente de auto mi esposa falleció. Fue muy triste pero tenía a mis 4 hijas de nueve, ocho, seis y cinco años y yo con 37. Me entregué totalmente a mis hijas y a mi trabajo, por lo que no volví a tener ninguna relación amorosa con nadie.

Así pasaron los años y mis hijas iban creciendo, de pronto a mis 43 años me encontré con que Daniela estaba a punto de cumplir quince años y estábamos en los preparativos para su fiesta, Alejandra con trece, Yuli doce y Dulce once . Mis hijas son muy apegadas a mí, me adoran y no tenemos secretos entre nosotros, o al menos eso creía. Me tomé unos días libres para organizar la fiesta de mi hija, el ser el dueño de una pequeña empresa me permite estas ventajas. Así que ahí estaba yo acompañando a mi hermosa hija Daniela, es verdad, aún no la he descrito, ella mide 1.65, delgada, con un cuerpo muy bien formado, una cintura pequeña y unas caderas perfectas, que llaman la atención pero no llegan a ser exageradas, sus senos son normales tirando a pequeños pero muy muy apetecibles, cabello castaño claro y una carita de niña buena y traviesa que me mata cada vez que la miro. Íbamos de un lado a otro abrazados, era mi pequeña, mi niña, mi nenita. De ratos mientras caminábamos me tomaba de la mano, como si fuésemos, novios pero a mi me pareció un gesto tierno y sin malicia.

Llegamos a una tienda de vestidos y se metió a probarse algunos modelos para elegir el que usaría en su fiesta, era una tienda muy exclusiva, así que no tenía los típicos probadores donde hay que hacer fila para entrar a probarse la ropa, sino más bien, me pidió que la acompañara la parte de atrás donde están los probadores, era un corredor que tenía unas 8 puertas, 4 de cada lado, abrimos una puerta y entramos a un pequeño cuarto de 4 x 4 mts, que se dividía en 2 espacios separados por una pared y una puerta que no llegaban hasta lo alto del techo.

Entramos y me senté en el sofá mientras mi hija se metió al pequeño probador con los 5 vestidos que había elegido para probarse y alguna otra ropa que había ido tomando en el recorrido por la tienda. Un momento después salió mi hija con un vestido rosa que a mi parecer le quedaba precioso.

Daniela: Papi te gusta?

Yo: Si hija te ves hermosa

Daniela: Mira papi se quita la parte de abajo y se hace vestido pequeño

Mi hija se quitó la parte de abajo y quedó con un vestido que le llegaba justo arriba de las rodillas.

Yo: Te queda muy bien hija, te ves hermosa

Daniela: A mi me parece muy largo papi, deja me pruebo otro

Y entró nuevamente al pequeño probador, yo pensaba que el vestido ya estaba corto, así que me sorprendió que dijera que era muy largo. Minutos después salió con un precioso vestido azul, se veía radiante.

Daniela: te gusta este papi?

Yo: si hija ese me gusta más, te ves como toda una princesa

Daniela: mira papi este también se le quita la parte de abajo

Mi hija se quitó la parte de abajo del vestido y se quedó con un pequeño vestido que apenas le tapaba 5 dedos por debajo de las nalgas. Se giró despacio para que la viera bien.

Yo: Hija no te parece muy corto?

Daniela: no papi está perfecto, así es la moda no seas anticuado. Papito me lo compras?

Miré la etiqueta y casi me caigo del sofá al ver el precio.

Yo: Hija es muy caro, eso está fuera del presupuesto

Daniela: papi porfa comprámelo

Daniela se sentó en mis piernas y la falda del vestido quedó de tal manera que sus piernas y nalgas tenían contacto directo con mis piernas (debajo de mi pantalón) y sentía la redondez de sus nalgas en mis piernas, mi hija me abrazó y se inclinó hacia mi, lo que hizo que levante un poco el culo y su nalga derecha quede más levantada, mi hija había dejado abierta la puerta del probador y se veía el espejo que estaba ahí y en su reflejo veía a mi hija abrazandome y mostrándome parte de su trasero que parecía no llevar ropa interior.

Yo: Si hija está bien lo compraremos (le dije para que ya se bajara de mis piernas)

Se bajó y fue nuevamente al probador pero vio que su blusa estaba en el suelo y se agachó para recogerla, se agachó dándome la espalda y casi sin doblar las rodillas, así que pude ver su hermoso trasero, y me había equivocado, si llevaba ropa interior, pero era tipo tanga, y no le cubría nada de sus nalgas. Inmediatamente me empecé a excitar y me puse nervioso, así que me paré y salí del cuarto.

Yo: Hija te espero aquí afuera, date prisa

Daniela: Si papi me cambio rápido

Salimos de la tienda con su vestido, Daniela estaba feliz y eso me hacía feliz. Yo iba pensando en lo que había pasado y en como me había sentido, me había excitado con mi hija, con mi niña, cómo podía ser posible eso? Tal vez porque llevaba muchos años sin tener sexo, pero era mi hija. La miré y me di cuenta lo hermosa que era.

Llegamos a casa y salieron corriendo Dulce y Yuli, Dulce me abrazó fuertemente cogandose en mi cuello y rodeándome con las iernas y yo abracé a mi pequeña.

Dulce: Papiiii!!!!!!

Yo: Mi niña cómo estás

Dulce: bien papi te extrañaba

Yo: ya estoy aquí mi amor

Yuli: Papito hola yo también te extrañé (mientras me abrazaba)

Yo: mi amor hola

Entramos a la casa y pasamos el día muy normal.

En la noche después de cenar me dispuse a ver televisión, así que me senté en el sofá grande de la sala, con las luces apagadas y el televisor encendido mientras mis hijas estaban en el segundo piso en sus respectivas habitaciones. Veía un programa sin importancia cuando empecé a recordar lo sucedido en la mañana en la tienda de ropa, recordé como mi hija se sentó en mis piernas y lo suave y turgente que se sentía su culo en mis piernas, me excité nuevamente, llevaba shorts y sin ropa interior (así acostumbro a estar en casa) así que solo metí mi mano debajo del short, saqué mi pene y me empecé a masturbar recordando a mi hija cuando se agachó y pude disfrutar viendo ese culo perfecto que tiene. Estaba masturbándome imaginándome que tenía a mi hija ahí conmigo, con ese mismo vestido de la tienda, pero sin ropa interior y sentada en mis piernas dándome la espalda, con las piernas separadas, yo desnudo y mi verga sobresaliéndole entre las piernas, ella moviéndose frotando así su vagina con mi verga. En eso estaba cuando escucho pasos bajando las escaleras, rápidamente metí mi pene en el short.

Daniela: Papí qué ves?

Yo: nada hija, solo cambio canales, no hay nada interesante

Daniela: puedo ver contigo?

Yo: si mi amor claro, siéntate

Daniela se sentó justo a mi lado, llevaba un pijama de vestido corto, sin mangas. Se sentó muy pegada a mi y puso su cabeza en mi hombro, así que la abracé, al inclinarse se le subió un poco el pijama, dejándome ver sus muslos.

Sus piernas rozaban las mías y sentía el calor de ellas. La abracé y le acariciaba el brazo mientras habíamos dejado un canal con una película. Estaba muy excitado al tener a mi hija así tan cerca sintiendo la piel de sus piernas y brazos, la besé en la cabeza y la apreté hacia mi.

Daniela: Papi me gusta que me abraces así, me siento protegida

Yo: a mi me gusta abrazarte mi amor

La beso en la frente con mucha ternura y ahora la abrazo con mis dos brazos, con el brazo derecho acaricio su costado y su cintura, y con mi brazo izquierdo acaricio su brazo desde su hombro bajando hasta su mano, sintiendo su suave piel. Mi hija solo se acercaba a mi y se acomodaba como una niñita buscando protección.

Yo: te quiero mucho hijita

Daniela: y yo a ti papi te quiero mucho

Ahora besaba a mi hija en su mejilla y en su nariz, mi mano izquierda acariciaba su rodilla y mi mano derecha acariciaba su cadera por encima de su vestido de pijama. Seguía dándole besos en su mejilla y acariciaba su pierna subiendo por la parte exterior de su muslo derecho, mi mano ya acariciaba por debajo de su vestido.

Daniela: Papi que lindo eres, me gusta que me engrías así y que me hagas esos cariños me siento bien papi

Yo: que bueno hija, a mi me gusta darte cariño

En mi mente pensaba si mi hija estaba jugando a que no se daba cuenta de lo que pasaba o realmente era tan inocente e ingenua como parecía en ese momento para no saber que le estaba metiendo mano.

Empecé a besarla más cerca de los labios, sin llevar a besarla en la boca, solo cerca y mi mano izquierda ahora estaba entre sus piernas y acariciaba su pierna izquierda, la rodilla y subía por la parte interna de su muslo, subía y bajaba por su muslo sin llegar más allá, no quería asustarla y quería prolongar ese incestuoso momento.

Con las yemas de mis dedos subía desde su rodilla, por su muslo, frotándolo suavemente hasta casi llegar a su vagina y justo antes de llegar regresaba despacio hasta su rodilla. Empezaba a sentir su respiración más agitada y yo estaba muy excitado.

Daniela: Papi me siento rara

Yo: no te gusta que te de besitos y te haga cariños hija?

Daniela: si papi si me gusta mucho, solo que me siento rara, nunca antes me habías dado tantos besitos y esos cariños.

Yo: Hija es que te quiero muchísimo y así es como los adultos demostramos lo mucho que queremos a alguien.

De pronto escuché un ruido

Ale: Qué haces papi?

Me sorprendió mucho ver a mi hija Ale ahí parada viéndonos, inmediatamente dejé de abrazar y tocar a Daniela y me senté tratando de que no se note el bulto que tenía en el short.

Daniela: Mi papi me daba cariño Ale, solo eso, me demostraba cuanto me quiere.

Yo: Si Ale, veíamos una película aquí sentados, y le decía a mi hija cuanto la quiero.

Ale: Aaahhh ya, Daniela, Dulce no puede dormir y quiere que le cuenten un cuento, y a mi no me gusta contar cuentos, mejor ve tú.

Daniela: Si Ale, yo voy. Papi me gustó mucho que me des cariño, te amo

Yo: Si hija yo también te amo

Daniela subió y Ale se quedó ahí de pie mirándome, se le veía una sonrisa, yo sabía que Ale había visto como tocaba a Daniela, y Ale es muy despierta, desde pequeña dejó de creer en cosas de niñas y se comporta como adulta, así que ella seguro sabía bien lo que le hacía a su hermana.

Ale vestía un pijama de short corto y blusa de tirantes, se acercó y se sentó en mis piernas, de lado, y me abrazó por el cuello.

Ale: Papi, a mí no me quieres? (con voz de niñita regañada)

Yo: Si hija por supuesto que te quiero

Ale: Entonces por qué a mí nunca me has hecho esos cariños?

Ale empezó a acariciar mi rostro y a darme besos en la frente, luego bajó a mi nariz y de repente me besó en la boca. Primero me sorprendí y no hice nada, pero ella seguía besándome, entonces respondí a su beso, y la empecé a besar con pasión así como ella me besaba a mí, me besaba con mucha pasión, con mucha lujuria, me comía la boca y me hacía sentir un placer que nunca antes había sentido.

Estaba muy sorprendido de mi pequeña niña de trece años supiera besar de esa manera. Ale se acomodó en mis piernas, ahora estaba sentada en mis piernas pero mirándome, y con sus piernas al lado de las mías. La abracé de su cintura y la atraje hacia mi, seguía besándola, pero ahora podía sentir su vagina encima de mi pene que estaba muy duro, ella se empezó a mover, hacia adelante y atrás, frotando su vagina con mi pene, masturbándose conmigo sobre la ropa. Le agarré de sus nalgas y las apreté, le ayudaba a moverse, ahora lo hacía en círculos y me tenía al borde de la locura, excitado hasta el límite.

Ale: Papi me tienes muy caliente y siento tu verga muy dura y la quiero adentro papi, quiero tu verga adentro de mi.

Yo: Hija estás segura?

Ale: Si papá, estoy segura

Ale bajó su mano y la metió dentro de mi short, sacó mi pene y me empezó a masturbar

Ale: papá, es muy grande, me gusta mucho.

Yo levante su blusa y aparecieron sus senos desnudos, sus senos se veían preciosos, empecé a besarlos y a chuparlos, ella gemía de gusto y seguía masturbándome. Ale se puso de pie, pensé que se estaba arrepintiendo, pero empezó a bajarse el short hasta quitárselo, lo mismo hizo con su blusa, estaba desnuda frente a mi, se acercó y se acomodó encima de mí, mirándome, yo seguía con el pene afuera, lo agarró y lo guió a la entrada de su vagina, y empezó a bajar poco a poco.

Yo: Hija

Ale: Papá, tranquilo, no soy virgen

Me sorprendí pero al mismo tiempo entendí por qué a pesar de solo tener trece años podía ser tan seguro en un momento así. Ale fue bajando hasta tener todo mi pene dentro, que sin querer presumir la naturaleza me favoreció con 21 cm de largo y 4 cm de diámetro, me quedé mirando el rostro de mi hija mientras se iba metiendo mi pene, tenía los ojos cerrados y su rostro era de placer pleno, cuando por fin lo tuvo todo adentro abrió los ojos y me quedó mirando.

Ale: papá lo siento muy adentro, lo siento enorme, me siento muy llena

Yo: hija siento muy rico en tu vagina, me tienes muy caliente

Mi hija empezó a moverse, subiendo y bajando sobre mi pene y yo empecé a besar su cuello y sus hombros, se los mordía y seguía bajando hacia sus senos, empecé a chupárselos, le chupaba los pezones y los mordia despacio. Ale se movía lento, subía y bajaba lento, como queriendo disfrutar cada centímetro de mi pene en su vagina.

Ale: papá, ahhhh? siento muy rico, me llenas toda, siento que me abres mucho, ahhhh? me encanta.

Yo: y a mi me encanta hija, me gusta mucho penetrarte

Ale: Ahhhhhhhhhhh papi siiiii ahhhhhhh me gustaaaaa ahhhhhhh siento toda ahhhh tu verga adentro

Mi hija empezó a moverse rápido, subía y bajaba más rápido y se escuchaba el sonido de nuestros cuerpos al chocar junto con el sonido de su vagina, que por lo que oía y sentía estaba muy mojada.

Ale: papiiii ahhhhhhhhh ayyyyyyyy papaaaa que rico ahhhhhh

Yo: hijaaa si ahhhh que rico mi amor siiiiii hija pero no grites que tus hermanas nos escucharán

Ale: ahhhhhhhh papiii no puedo evitarlo ahhhh me gusta me gusta ahhhhhh

Subía y bajaba más rápido y cada vez más fuerte, subía hasta casi sacrse los 21 cm, se quedaba en la punta y se soltaba dejándose caer con fuerza, ensartándose ella misma todo mi pene y gritando de placer. Tuve que taparle la boca con la mano para evitar que mis otras hijas se despierten y me encuentren follándome a su hermana

Yo: hija no grites ufff hija que rico te mueves

Ale: mmmm ahh ammm (seguía gimiendo aún con mi mano tapándole la boca)

Ale se movía con violencia sobre mi pene como si quisiera que mi pene la traspase aún más, siguió así hasta que empezó a gemir más rápido y sentí su cuerpo temblar. Se estaba corriendo, en ese momento mi excitación fue tanta que no pude contenerme y me empecé a correr dentro de mi hija, fue una sensación única, y sabía que me haría adicto a esta sensación en ese momento de placer solté la boca de mi hija

Ale: papiiiii ahhhhh me corroooooo ahhhhhhhhhhhhh ahhhhhhhhhh papaaaaaaaa

Yo: hijaaaa yo también me corroo ahhhhhh hija ahhhh

Ambos terminamos muy agitados, con la respiración cortada, y al parecer nuestros gritos habían despertado a nuestras hijas, de pronto Yuli nos habló desde el segundo piso

Yuli: papá? Qué fue eso?

Yo: Hija nada, es que se le subió mucho el volumen al televisor

Yuli: ah ya, ya duerme papi es tarde

Yo: si hija ya iré a dormir

Pasado el susto mi hija Ale se vistió y me dio un beso

Ale: gracias papi fue riquísimo

Yo: Ale eres muy caliente, desde cuando no eres virgen?

Ale: desde los once papi

Yo: cómo? Y quién te desvirgó?

Ale: mi tío, tu hermano mayor

Yo: qué?

Ale: tranquilo papi, no me violó ni nada de eso, yo quise hacerlo, otro día te cuento, no arruinemos esta noche, ahora ya iré a dormir pero tenemos que repetirlo muchas veces papi

Yo: si hija, claro que quiero repetirlo

Ale subió a su habitación, yo apagué el televisor y subí a la mía, me acosté y trataba de dormir pero no podía, solo pensaba y pensaba en lo sucedido, Ale no era virgen, y lo había hecho con su tío, pero qué le iba a reclamar a él? Si yo también me la cogí siendo mi hija, qué le iba a decir? Que por qué de me adelantó?, igual tenía que hablar con él después, en ese momento solo pensaba en que había tenido sexo con mi hija y no estaba arrepentido al contrario quería volverlo a hacer, y por otro lado Daniela que me volvía loco y soñaba con poseerla, con hacerla sentir mi pene dentro de ella, con ver su carita de niña buena transformándose en lujuria. Mi vida iba a cambiar, y estaba feliz.

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