No sabes cuento te quiero, amiga mia

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Anoche me sucedió algo extraño… cuando me fui a dormir mi mente no podía parar de pensar en ti, y mi novia dormía al lado mío hacía ya algunas horas.

Me resultó imposible evitar comenzar a verte de muchas formas detrás de mis párpados, veía muchos recuerdos tuyos, mini videos, de cuando me miras con tu coqueta y tierna sonrisa de niña, o cuando me das esos sinceros y cariñosos abrazos después de no vernos por un tiempo y me transmites la energía de tu alegría por el calor de tu piel y ese “te extrañaba, amigo!”… del olor a flores y a felicidad que expeles de tu existencia… del seductor contoneo de tus caderas cuando andas… del movimiento de tu pelo enseñándole al viento como debiera moverse también…

Depronto, sin siquiera darme cuenta, mis manos empezaron a tocar mi cuerpo.. y las imágenes de ti, de tu carita de niña, de tu cuerpo, se hicieron constantes y acechantes, me empezaron a invadir, pero no me rehusé, no era m*****o, muy por el contrario.. empezaron a invadir mi ser al unísono con mis manos que no cesaban… hasta que mi pasión por completo se concentró en mi sexo, y me vi envuelto en que me estaba tocando y pensando en ti… con esas infinitas imágenes de los recuerdos que tengo junto a ti… y la falta de respeto no titubeó en atropellar mi ética propia, y te imaginaba por debajo de tu vestido, el contorno de tu ropa interior adyacente a tu piel, como dibujada sobre ella… cuya mera imágen fantasiosa e irreal creada por mi obscenidad y mi lujuria -en ese momento al control de mi cuerpo- bastaba para satisfacer mi oscuro, prohibido e inocente fetiche, y transformar mi sexo en una piedra rellena de acero, capaz de estallar en el instante mismo en el que tu voz sonara en mi oído, entregándome un gemido susurrado, ese “ahh…” otorgado por mi perversa e inconciente imaginación… cuando el climax se aproximaba como una avalancha sobre mi, me puse a mirar tu foto, una foto tuya, esa donde apareces sonriéndole a la cámara con tu cabecita inclinada y tu manito pequeña con sus uñas pintadas como fresas la sostenía, y mirándote fíja y penetrantemente a los ojos, eyaculé… senti como los latidos de mi pasión se manifestaban en mi mano a través de mi sexo endurecido como ni yo sabía que podía estarlo, mientras el sémen abundaba el doble más con cada latido… el orgasmo fue casi insosteniblemente intenso, y su anormal extensión me hizo aumentar los latidos del corazón a unos diezl mil millones de susurrados “te quiero…” al oído de tu imaginaria presencia junto a mí, como si fuera un esquizofrénico, absolutamente en paz y armonía con sus alucinaciones… y así me dormí.. o quizás me desmayé, desperté tal cuál al día siguiente, no me había movido niun milimetro, y me bañé con el agua fría de ir temprano el sábado a comprar al almacén de la esquina y verte ahí, atendiendo a la gente que buscaba comprar el tardío desayuno con resaca, con tu armonía y belleza de siempre, y tu olor a flores… y yo con mi resaca de haberte tenido en mi poder, en inequidad de condiciones, tan patético como siempre… conformándome con bromear un poco contigo, con que me des tu abrazo sincero de siempre, con despedirme de ti diciendo “te quiero, amiga…”

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