Controversia entre dos amigas

Después de dejar a nuestros hijos en la escuela Elena y yo (Sandra) fuimos a tomar un café a un restaurant que nos quedaba cerca y después de platicar de diferentes temas, salió a relucir el tan sobado tema del sexo.

Y empezamos a hablar del problema que tenemos las madres con los hijos adolescentes, pues no sabemos cómo abordar el tema con ellos y entonces ella me dijo que debería haber quien los encaminara y les enseñara como abordar el tema.

Entonces ella me dijo que, si no existieran tantos tabús, tal vez sería conveniente que nosotras las madres los iniciáramos en ello, y yo estuve de acuerdo, pero que tanto la religión como la sociedad habían puesto trabas para esto.

Después de analizar todos los pros y los contras que se nos ocurrieron, no llegamos a ninguna solución razonable y nos despedimos sin encontrar una respuesta viable.

Así pues me fui a mi casa y me enfrasque en las labores cotidianas, pero como mi hijo mayor un joven de 17 años iba a la escuela a diferentes horarios, todavía se encontraba acostado y yo juguetona como siempre había sido, con él y con el más chico tres años menor, me le subí encima y le empecé a hacer cosquillas y a jugar con él y entonces el me decía:

— Espérate mamá, espérate no, no, deja levantarme que me tengo que bañar y ya se me hace tarde.

Yo lo solté y al tratar de bajarse de la cama, vi el enorme bulto que tenía en el pantalón de la pijama, y una oleada de deseo se apoderó de mí y sin pensarlo se lo agarré y le dije:

— Hay mi vida mira como estas y yo aguantándome, no, no es posible, ¿y dime que vas a hacer con todo esto?.

El sorprendido se puso muy nervioso y no supo que responder.

Y yo sin soltarle la verga, me iba encendiendo más y más y entonces me invadió el deseo de tenerla dentro, de sentirla en mí, entonces lo abracé y lo besé en la boca con pasión y empecé a besar su cuerpo y fui desnudándolo y él ya no se resistió y yo continúe hasta llegar a su inchada verga y se la besé con ansias y jalando el cuero deje al descubierto la cabeza de su verga y se la recorrí con la lengua, procediendo a introducírmela en la boca, y él retorciéndose de placer se vino copiosamente en mi boca, al sentir que su verga se achicaba, empecé a acariciarle los huevos y a besarle las inglés, recorriéndolas con mi lengua.

Como lo esperaba, su miembro reaccionó rápidamente, recobrando su enorme tamaño y entonces me acosté de espaldas y lo fui guiando para que recorriera mi cuerpo poco a poco, primero mis senos uno a uno, besando y chupando mis parados pezones, lengüeteando mis areolas y bajándose por mi cuerpo poco a poco besando y lamiendo, hasta llegar a mi ombligo en donde le indiqué que introdujera su lengua y lo lamiera con movimiento circular.

Después le dije que continuara despacito hacia mis ingles, las cuales debía recorrer con la lengua varias veces y besándome en la vulva separara con los dedos los labios de la vagina y que observara en la parte superior un botoncito (clitoris), el cual debía lengüetear suavemente, e introduciendo dos dedos en mi vagina, buscara el punto “G”, indicándole como se siente y al encontrarlo, masajearlo suave y rítmicamente. En este punto yo alcancé un segundo y delicioso orgasmo que me proporcionó la lujuria y el placer de estar en la cama con mi hijo y por la expectativa de que me metiera su miembro que yo veía punzante y enorme.

Después de venirme lo abracé nuevamente y le dije ahora sí méteme la verga, separa mis  piernas, colócalas en tus hombros y métemela despacito, sin prisas.

Y yo al sentir como se deslizaba ese enorme trozo de carne dentro de mi vagina, empecé a moverme rítmicamente para alcanzar otro orgasmo de proporciones épicas al saber que mi hijo me estaba cogiendo y yo tratando de que él se viniera dentro de mí y al sentir que me la metía hasta el fondo, comprendí que se iba a venir, y así fue se vino en mí con tal fuerza que sentí un chorro fuerte y continuado durante mucho tiempo, lo que me hizo venirme nuevamente.

Al terminar él me besó apasionadamente y me dijo :

— No sabes cuantas veces he soñado contigo, con poder besarte, con tenerte, gracias mamita, ahora no se como le vamos a hacer pero yo quiero seguir teniéndote siempre.

Al volver a vernos Elena y yo, le platiqué mi experiencia con mi hijo José, de como me lo había cogido y de como lo había guiado a través de mi cuerpo, para que aprendiera a hacer el amor, y también de lo que yo había sentido al estar en sus brazos, teniendo aquella relación incestuosa que tantísimo placer me había dado, recomendándole que ella iniciara a su hijo Alfredo, pues era  una experiencia única, porque el placer que se sentía al hacer el amor con un hijo, no se comparaba con nada, ademas de que al venirse en una, lo hacían con tanta fuerza, que se sentía una morir de placer.

— Y Elena contestó, ¿y como puede uno empezar, para no espantarlos?.

Entonces yo le dije :

— Mira yo siempre he jugado con ellos, entonces al notar su erección yo empecé a jugar con él y cuando trató de escabullirse, le agarré la verga y él ya no pudo hacer nada, ¿tu no juegas con tus hijos?.

— Entonces Elena me dijo, sí, así le voy a hacer, después te platico, ¡ay! oye, ya me dejaste bien caliente, bueno ya me voy, a buscar la ocasión.

Unos días después se volvieron a reunir las dos amigas, en la casa de Elena, pues le había dicho que quería platicar con ella, y después de algunos preámbulos, Elena le dijo que había llevado a cabo los concejos y estrategias que Sandra le había dado y que en efecto Alfredo había reaccionado como Sandra le había dicho, pero que al final se lo había llevado a la cama y había disfrutado del sexo con su hijo, y que como le había dicho su amiga la experiencia de cogerse a su hijo no tenía igual, que había sido excepcional y ella estaba encantada, pero que ahora le surgían algunas dudas :

— Dime como le vamos a hacer para que no se enamoren de nosotras, dicho está de paso yo ya estoy enamorada de mi hijo, pero entiendo que él es muy joven y que tiene que hacer su vida con alguna muchacha de su edad.

— Entonces Sandra le dijo, tienes razón, pero tal ves debemos de reunirnos los cuatro y si tú estas dispuesta, yo te dejo acostarte con José y yo me acuesto con Alfredo, y así de esta forma, ellos no se clavaran con su madre.

De esta manera pasaron varios años y las dos amigas no solamente se cogían a sus hijos, sino que se reunieron muchas ocasiones para intercambiarlos entre ellas, para placer de ellos que se prestaban encantados de cogerse tanto a sus mamas como a las amigas.

Cuando Sandra notó que su segundo hijo (Damián),ya se pasaba mucho tiempo en el baño y que sus sabanas amanecían pegajosas, ella resolvió repetir la situación que tenia con José su hijo mayor y también lo sedujo y le empezó a enseñar como hacer el amor y a satisfacer a cualquier mujer.

De esta manera tuvieron varios encuentros la madre y su hijo mas joven, y también cogía con su hijo mayor, pero un día José llegó temprano y ella estaba cogiendo con Damián y no se dio cuenta que su otro hijo los estaba viendo, al verlo ella, que estaba de perrito, le dijo, que se acercara y al tenerlo cerca le saco la verga del pantalón, la que ya tenia bien parada y diciéndole a Damián que continuara, ella le empezó a chupar la verga a José y cuando se vino Damián, le dio un beso a José y también se lo cogió de a palo encebado y aprovechó para mamarle la verga a Damián.

Cuando terminaron, y así desnudos como estaban, se sentó a hablar con sus hijos y les dijo :

— Deben saber que su madre disfruta mucho de practicar el sexo con ambos y también se siente orgullosa de haberlos enseñado a satisfacer a la mujer que se les pare enfrente, pero sobre todo de hacer feliz a la mujer que sea su pareja definitiva, yo quisiera seguir  disfrutándolos a los dos durante el tiempo que nos quede juntos, y si en algún momento después que tengan sus familias, sienten deseos de estar conmigo, aquí estoy, encantada de recibirlos en mis brazos, pero quiero que ambos hagan su vida por su lado, sabiendo que no tienen ningún compromiso conmigo.

De esta manera continuaron disfrutándose, hasta que fueron haciendo sus vidas y Sandra continuó su amistad con Elena, quien también tubo algunos encuentros amorosos con Damián y Sandra con Ernesto, el hijo menor de Elena.

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