Tenía temor ante un novio especial

Un día, vi en Facebook una solicitud de amistad. Decía llamarse Francis, Decía tener veinte  años. De rostro agradable y cabello negro muy corto.
Nos comunicábamos diariamente. Me envió fotos de su torso desnudo y yo le envié fotos mías en bikini.
Demostraba admiración por todos mis mensajes. Nos contábamos sobre gustos. Y otras cosas. Me comentó su estatura de 175 centímetros y su peso de 74 kilos. Se atrevió  a contarme que había estado privado de su libertad desde los 16 años.  Que la comunicación conmigo era la primera con personas del mundo exterior. Dijo que mi perfil lo enloquecía de ganas por conocerme. Que las fotos recibidas de mi cuerpo lo habían dejado duro.
La situación que se daba me llenaba de temor, pero decidí continuar con los mensajes.
Refiriéndome a mi le dije que mi estatura era 168 y mi peso.57 kilos. Que no tengo buenas caderas, ni pechos grandes.
Me respondió que le encantaba que fuese así, menuda. También mencionó que le enloquecía mi piel blanca. La suya es trigueña.
Me latió el corazón cuando me propuso conocernos en persona. Quizás ansiosa por tener novio, acepté sin dudarlo.
Nos encontramos un sábado a la tarde en el parque lineal. Él viajo hasta mi barrio  Luego de saludarnos con un beso, comenzamos a caminar mientras hablábamos.
Me dijo que su casa estaba en una ciudad distante 500 kilómetros.. Que se alojaba en una pensión mientras durase su estadía antes de regresar.
Yo le dije que estudiaba y trabajaba a la mañana.
Nos reímos de cosas tontas y me resultó agradable estar a su lado.
Cuando me tomaba de las manos y me miraba a los ojos, yo sentía confianza en él. Cuando me dijo que era hermosa, que me deseaba con todas sus ganas. No pude evitar entreabrir mis labios. Y me besó por primera vez en un lugar apartado de personas
Al cabo de un tiempo de caminar estábamos transpirados y con sed.
Decidí volver a mi casa y me acompañó hasta la puerta del edificio. Me dio un beso para despedirse y no se aún porque le dije― ¿Francis quieres tomar un poco de jugo o agua?
Aceptó y subió conmigo. Bebió el jugo, elogió lo hermoso de mi monoambiente y la comodidad de tener un buen baño. Me besó apretando mi pecho contra su pecho. Tenía mucha fuerza en sus brazos. Luego lo acompañé nuevamente hasta la puerta de la calle. Y nos despedimos.
Cuando subí, me quité toda la ropa y comencé a ducharme. Me sentía excitada, con los pezones duros y un hormigueo anal que denotaba mi cachondez. Mientras el agua tibia caía sobre mí, llevé mis dedos abajo y me toqué  pensando en Francis.
A la noche nos comunicamos. Hablamos mucho. Me confesó que el roce de mis labios y mi pecho pegado al suyo le había provocado una fuerte erección.
Me sentí halagada por ponerlo así. Y le dije― Mañana caminamos durante una hora y luego te duchas aquí. Quieres ?
Me dijo que era lo más hermoso que oía.
El domingo, a la mañana temprano, estuvo en la puerta del edificio, esperándome para ir al parque. Me vestí con una remera corta ceñida, color verde agua y un pantalón corto de algodón negro ajustado en los glúteos y holgado de piernas.
Creo que realmente se excitó al verme así porque exclamó― ¡Eres hermosa! Verte me provoca sentir mariposas en la panza― Me reí. Lo besé y salimos al parque.
Por momentos trotando, otras veces haciendo flexión de brazos, torso y cintura. Al transcurrir el tiempo y calentar el sol, estuvimos mojados de transpiración. Así regresamos a casa. Me quité la ropa, quedando únicamente con mi tanga e entré al baño. Francis se había quitado la musculosa.
Cuando el agua tibia se deslizaba por mi espalda y pechos, el deseo de sentirlo en mi crecía. En pocos minutos salí de la ducha y cubrí mi pene con una toalla.
Luego le llamé― Francis, quieres entrar?
¡Entró totalmente desnudo y con una erección tremenda!
Me abrazó fuerte dejando caer al piso mi toalla. Sentí su pene apoyado en mi vientre como un hierro caliente. Besándome, literalmente comiendo mi boca, tomándome una mano ingresó a la ducha sin soltarme.
El agua corrió durante un minuto desde su cabeza a los pies. Salió fuera del alcance del agua y tomando mi cabeza con ambas manos la condujo hasta hacer tocar con mis labios su miembro. Abrí mi boca y entró casi con violencia. Entró y salió muchas veces, hasta venirse en mi garganta provocándome ahogó y náuseas.
Me ayudó a ponerme de pie y me abrazó fuertemente. Mis ojos estaban llorosos por el ahogó. Inclinó su cabeza para llegar a morder mis pezones. Me retorcí de placer y dolor a la vez, sus manos aprisionaban mis nalgas. Sus dedos llegaban hasta mi ano  desde atrás. Me sentía totalmente a su merced sin reaccionar y deje seguir su juego para disfrutar.
Giró mi cuerpo poniéndome parada de espaldas a él. Luego me besó la nuca, el cuello, lamió toda mi espalda. Cuando llegó a los glúteos y me los mordió, separó mis nalgas a fin de llegar con su lengua a mi ano. Me sentía morir de vergüenza. Cuando separaba un poco la boca de mi ano― ¡Te va a gustar! Te lo han hecho así ?
No podía verlo y Comencé a tocarme el pene y mojó mi mano. Francis aplicó vaselina sobre mi asterisco. Se calzó un condón y sentí la cabeza de su verga haciendo presión para entrarme por el culo. Me aferré a los grifos del lavatorio. Francis abría mis nalgas con una mano y con la otra dirigía su dura y caliente verga. Hasta que logro meterla  haciéndome gritar. Entraba con fuerza y salía. Varias veces y dándole velocidad a sus movimientos. Cuando ya no sentí dolor bajé una mano y  acaricié  su vientre
Las piernas no me respondían. Mis rodillas se doblaban, pero él me sostenía para continuar con el propósito de venirse en mi culo profundamente. Luego de descargar su semen,  permitió mirarnos a la cara.
Yo sentía que me latía el ano por tanto frotar su pene entrando y saliendo, sentía ardor e inflamación. Tomándome de las axilas me sentó en el lavatorio― ¿Estás bien? ¿Te gusta así?  ―preguntó.
Nos besamos mucho. Sentía su pene apoyado en mi ombligo . Me latía el ano y el contacto con el mármol ligeramente frío del lavatorio, me aliviaba un poco el molesto ardor. Francis introducía su lengua llenando mi boca. Sus fuertes manos me mantenían casi inmovilizada. Me sentía dominada e intentaba disfrutar el momento junto a él.
Se sentó sobre la tapa del inodoro y me pidió que lo montara a horcajadas.
Abrió los brazos para recibirme. También su verga dura y caliente me esperaba erecta despegándose de su vientre y lo monté. Cuando abrí las piernas, su falo quedó en la separación de mis nalgas. Fue hermoso sentirlo así, alcanzado mi ano y entrando. Una vez, dos, tres veces… Sus manos me sostenían por la cintura haciendo que subiera y bajase. Comenzó a gestarse una oleada de orgasmo, nublando mi vista y empecé a temblar.
Francis me giró de esa posición de enfrentados, haciendo que me sentase sobre su regazo dándole la espalda. Y otra vez entró en mi dolorido ano. Lloré mientras él se deleitaba sentándome a fondo sobre su rígido falo. Lo hizo infinitas veces hasta vaciar dentro de mi todo el semen contenido en sus cargados testículos.
Nuevamente en la ducha se lavó prolijamente los genitales antes de despedirnos. Me vestí sin tanga, con un vestido playero y ojotas para bajar con él a la puerta del edificio.
A la noche hablamos mucho tiempo por teléfono y prometimos vernos pronto.
Roberta
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Roberta
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Me llamo Roberto, Tengo 22 años, mi estatura 163. peso 58 kilos. blanco, lampiño natural. Me inicié (pasivo) hace 5 años. Me siento mujer, con la ayuda de mi novio estoy intentando ser totalmente mujer. Gracias por leer mis relatos sobre mis vivencias junto a él.

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